lunes, 7 de diciembre de 2020

¿Qué esperar para el año entrante?

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07 de Diciembre

 

¿Qué esperar para el año entrante?


¡Plenitud!

Por Riqui Ricón*

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef 4.13).

¡Propósito! Esta es la característica en la vida de cualquier Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.

De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, quien no puede mentir, ahora, en Cristo Jesús, tú tienes una naturaleza totalmente nueva y diferente; tú has Nacido de Nuevo no de simiente corruptible, sino de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23). Tu origen, tu inicio en esta Nueva Vida es Cristo Jesús, pues Él es el Verbo, la Palabra, de Dios.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres...  Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Jn 1. 1-4, 14).

Si tu origen es Cristo Jesús, ¿cuál es, entonces, el propósito de ésta tu Nueva Vida? El propósito de ésta tu Nueva Vida es desarrollar esa semilla, esa identidad que ya está dentro de ti, puesta ahí por el Espíritu Santo. Eres embajador(a) en nombre de Cristo y has sido hecho(a) por Dios conforme a la imagen de Su Hijo, Jesucristo.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo Jesús NO es cuestión de intentar desarrollar cualidades que pareciera que careces de ellas o que no las tuvieras en absoluto. ¡No! Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo Jesús SI es cuestión de creer, creer que, por lo que Jesús hizo por ti en la cruz y por haber vencido a la muerte al resucitar de entre los muertos, ahora eres la persona que Dios dice en la Biblia que tú ya eres.

Este trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en la misma fe y en el mismo conocimiento del Hijo de Dios. Debemos seguir creciendo hasta que seamos maduros como Cristo y compartamos su perfección (Efe 4.13 PDT).

Por el otro lado, llegar a la unidad de la fe significa creerle a Él, creerle a Su Palabra y hacer de la Biblia la norma máxima de tu existencia. El primer paso para llegar a la unidad de la fe es comenzar por creer en Su Amor, pues es por Su Amor y sólo por Su Amor que tú, efectivamente, eres el (la) Hijo(a) que Dios ama.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3a. BAD).

¿Sabías que Dios te ama CON EL MISMO AMOR con el que ama a Su Hijo Jesús?

yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí (Jn 17.23 Biblia al Día).

La Biblia te confronta y te hace reflexionar, ¿qué más estatura de la plenitud de Cristo puedes alcanzar que saber que, por el precio que Él ya pagó, Su sacrificio en la cruz, Su muerte y Su resurrección, tú ya eres tal y como Él es?

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.16-17).

Ahora ya lo sabes, pues está escrito en la Palabra de Dios, pero, ¿podrás creerlo? ¿Podrás creer que lo que dice la Biblia es la Verdad ya que es la Palabra de Honor de Dios?

¡Claro que sí! ¡Tú eres un(a) Hijo(a) del Rey! ¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios!

Ser perfeccionado en el Amor significa recibir la identidad de Hijo(a) que Jesús ya pagó por ti. Y eso, mi amado(a), ¡eso es la plenitud de Cristo Jesús!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que grandioso es saber que me amas tal y como amas a Jesús. Entre más estudio y medito Tu Palabra, la Biblia, más conozco de Tu Amor por mí y más me maravillo de lo perfecto y asombroso que es tu Plan de Redención. Me has hecho Nueva creatura, esto es, Nueva creación, esto es, una nueva especie de ser que no existía antes, esto es, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Oh, amado Señor Jesús! Gracias por tanto Amor. Tú Palabra es la Verdad y yo soy la persona totalmente Nueva que Tú dices que ahora soy. No voy a escuchar, ni a creer, las voces de fracaso y derrota que quieren impedir que me manifieste a la estatura del varón perfecto que eres Tú, Jesucristo. Yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción por el cual clamo, ¡Abba, Padre! Tú me has llamado en justicia y me sostienes de la mano. Tú eres el que me guarda y, por lo tanto, el maligno no me toca. Me determino, con tu ayuda, Espíritu Santo, a cumplir el propósito de mi estancia aquí en la tierra: manifestarte a Ti, Jesús, haciendo las cosas que Tu hiciste y aún mayores. Así que, resisto al espíritu de temor y duda. Recibo la Plenitud de Cristo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 7                                      Efesios 4.1-16   /  Ez 10-11  /  Isa 42

 

Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 7                                      Efesios 4.1-16   /  Ez 10-11  /  Isa 42

 

Efesios 4.1-16

La unidad del Espíritu

4

1Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,a 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. 7Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8Por lo cual dice:

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,

Y dio dones a los hombres.b

 9Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor[1]

 

   

Ezequiel 10-11

La gloria de Dios abandona el templo

10

1Miré, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.a 2Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad.b Y entró a vista mía.

3Y los querubines estaban a la mano derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro. 4Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová. 5Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios Omnipotente cuando habla.

6Aconteció, pues, que al mandar al varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los querubines, él entró y se paró entre las ruedas. 7Y un querubín extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos, y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo tomó y salió. 8Y apareció en los querubines la figura de una mano de hombre debajo de sus alas.

9Y miré, y he aquí cuatro ruedas junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las ruedas era como de crisólito. 10En cuanto a su apariencia, las cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra. 11Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni se volvían cuando andaban. 12Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededorc en sus cuatro ruedas. 13A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba: ¡Rueda!d 14Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.e

15Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente que vi en el río Quebar. 16Y cuando andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se apartaban de ellos. 17Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en ellas.

18Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.

20Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines. 21Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas. 22Y la semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.

Reprensión de los príncipes malvados

11

1El Espíritu me elevó, y me llevó por la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y he aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazanías hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaía, principales del pueblo. 2Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; 3los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne. 4Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.

5Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así ha dicho Jehová: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido. 6Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis llenado de muertos sus calles. 7Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella. 8Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el Señor. 9Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros. 10A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová. 11La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré. 12Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho.

13Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo de Benaía murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al remanente de Israel?

Promesa de restauración y renovación

14Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 15Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros es dada la tierra en posesión. 16Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen. 17Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel. 18Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. 19Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, 20para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.a 21Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor.

22Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos. 23Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.b 24Luego me levantó el Espíritu y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión que había visto. 25Y hablé a los cautivos todas las cosas que Jehová me había mostrado.[2]

 

       

Isaías 42

 

El Siervo de Jehová

42

1He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;a he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. 2No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. 3No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. 4No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.b

5Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella,c y espíritu a los que por ella andan: 6Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,d 7para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 9He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.

Alabanza por la liberación poderosa de Jehová

10Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas. 11Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas. 13Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos.

14Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. 15Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.

Israel no aprende de la disciplina

18Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. 19¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, 20que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? 21Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid. 23¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir? 24¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.[3]

 



a a 4.2: Col. 3.12–13.

b b 4.8: Sal. 68.18.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ef 3.21-4.16

a a 10.1: Ez. 1.26; Ap. 4.2.

b b 10.2: Ap. 8.5.

c c 10.12: Ap. 4.8.

d d 10.9–13: Ez. 1.15–21.

e e 10.14: Ez. 1.10; Ap. 4.7.

a a 11.19–20: Ez. 36.26–28.

b b 11.22–23: Ez. 43.2–5.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez 9.11-11.25

a a 42.1: Mt. 3.17; 17.5; Mr. 1.11; Lc. 3.22; 9.35.

b b 42.1–4: Mt. 12.18–21.

c c 42.5: Hch. 17.24–25.

d d 42.6: Is. 49.6; Lc. 2.32; Hch. 13.47; 26.23.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 41.29-42.25


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