¿Qué esperar para el año entrante?
¡Plenitud!
Por Riqui Ricón*
hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef 4.13).
¡Propósito! Esta es la
característica en la vida de cualquier Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
De acuerdo a la Biblia, que es la
Palabra de Dios, quien no puede mentir, ahora, en Cristo Jesús, tú tienes una
naturaleza totalmente nueva y diferente; tú has Nacido de Nuevo no de simiente
corruptible, sino de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre (1 P 1.23). Tu origen, tu inicio en esta Nueva Vida
es Cristo Jesús, pues Él es el Verbo, la Palabra, de Dios.
En el principio era el Verbo,
y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio
con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de
lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida
era la luz de los hombres... Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de gracia y de verdad (Jn 1. 1-4, 14).
Si tu origen es Cristo Jesús,
¿cuál es, entonces, el propósito de ésta tu Nueva Vida? El propósito de ésta tu
Nueva Vida es desarrollar esa semilla, esa identidad que ya está dentro de ti,
puesta ahí por el Espíritu Santo. Eres embajador(a) en nombre de Cristo y has
sido hecho(a) por Dios conforme a la imagen de Su Hijo, Jesucristo.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que
yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).
Llegar a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo Jesús NO es cuestión de intentar desarrollar
cualidades que pareciera que careces de ellas o que no las tuvieras en
absoluto. ¡No! Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo Jesús
SI es cuestión de creer, creer que, por lo que Jesús hizo por ti en la cruz y
por haber vencido a la muerte al resucitar de entre los muertos, ahora eres la
persona que Dios dice en la Biblia que tú ya eres.
Este trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en la misma
fe y en el mismo conocimiento del Hijo de Dios. Debemos seguir creciendo hasta
que seamos maduros como Cristo y compartamos su perfección (Efe 4.13 PDT).
Por el otro lado, llegar a la
unidad de la fe significa creerle a Él, creerle a Su Palabra y hacer de la
Biblia la norma máxima de tu existencia. El primer paso para llegar a la unidad
de la fe es comenzar por creer en Su Amor, pues es por Su Amor y sólo por Su
Amor que tú, efectivamente, eres el (la) Hijo(a) que Dios ama.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3a. BAD).
¿Sabías que Dios te ama
CON EL MISMO AMOR con el que ama a Su Hijo Jesús?
yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad,
y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí (Jn 17.23 Biblia al Día).
La Biblia te confronta y te hace
reflexionar, ¿qué más estatura de la plenitud de Cristo puedes alcanzar que
saber que, por el precio que Él ya pagó, Su sacrificio en la cruz, Su muerte y
Su resurrección, tú ya eres tal y como Él es?
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que
Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el
amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en
este mundo (1 Jn 4.16-17).
Ahora ya lo
sabes, pues está escrito en la Palabra de Dios, pero, ¿podrás creerlo? ¿Podrás
creer que lo que dice la Biblia es la Verdad ya que es la Palabra de Honor de
Dios?
¡Claro que
sí! ¡Tú eres un(a) Hijo(a) del Rey! ¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios!
Ser perfeccionado en el Amor significa
recibir la identidad de Hijo(a) que Jesús ya pagó por ti. Y eso, mi amado(a),
¡eso es la plenitud de Cristo Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que
grandioso es saber que me amas tal y como amas a Jesús. Entre más estudio y
medito Tu Palabra, la Biblia, más conozco de Tu Amor por mí y más me maravillo
de lo perfecto y asombroso que es tu Plan de Redención. Me has hecho Nueva
creatura, esto es, Nueva creación, esto es, una nueva especie de ser que no existía
antes, esto es, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Oh, amado Señor
Jesús! Gracias por tanto Amor. Tú Palabra es la Verdad y yo soy la persona
totalmente Nueva que Tú dices que ahora soy. No voy a escuchar, ni a creer, las
voces de fracaso y derrota que quieren impedir que me manifieste a la estatura
del varón perfecto que eres Tú, Jesucristo. Yo no he recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de
adopción por el cual clamo, ¡Abba, Padre! Tú me has llamado en justicia y me
sostienes de la mano. Tú eres el que me guarda y, por lo tanto, el maligno no
me toca. Me determino, con tu ayuda, Espíritu Santo, a cumplir el propósito de
mi estancia aquí en la tierra: manifestarte a Ti, Jesús, haciendo las cosas que
Tu hiciste y aún mayores. Así que, resisto al espíritu de temor y duda. Recibo
la Plenitud de Cristo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
7 Efesios
4.1-16 / Ez 10-11
/ Isa 42
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
7 Efesios
4.1-16 / Ez 10-11
/ Isa 42
Efesios
4.1-16
La unidad del Espíritu
4
1Yo pues, preso en el Señor, os
ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a
los otros en amor,a 3solícitos en guardar la unidad
del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu,
como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos,
el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. 7Pero a cada uno
de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8Por
lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.b
9Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había
descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10El que
descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para
llenarlo todo. 11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,
profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a
fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no
seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor[1]
Ezequiel
10-11
La gloria de Dios abandona el templo
10
1Miré, y he aquí en la expansión
que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que
parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.a
2Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las
ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de
entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad.b Y entró a
vista mía.
3Y los querubines estaban a la mano
derecha de la casa cuando este varón entró; y la nube llenaba el atrio de adentro.
4Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral
de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del
resplandor de la gloria de Jehová. 5Y el estruendo de las alas de
los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios
Omnipotente cuando habla.
6Aconteció, pues, que al mandar al
varón vestido de lino, diciendo: Toma fuego de entre las ruedas, de entre los
querubines, él entró y se paró entre las ruedas. 7Y un querubín
extendió su mano de en medio de los querubines al fuego que estaba entre ellos,
y tomó de él y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino, el cual lo
tomó y salió. 8Y apareció en los querubines la figura de una mano
de hombre debajo de sus alas.
9Y miré, y he aquí cuatro ruedas
junto a los querubines, junto a cada querubín una rueda; y el aspecto de las
ruedas era como de crisólito. 10En cuanto a su apariencia, las
cuatro eran de una misma forma, como si estuviera una en medio de otra.
11Cuando andaban, hacia los cuatro frentes andaban; no se volvían cuando
andaban, sino que al lugar adonde se volvía la primera, en pos de ella iban; ni
se volvían cuando andaban. 12Y todo su cuerpo, sus espaldas, sus
manos, sus alas y las ruedas estaban llenos de ojos alrededorc
en sus cuatro ruedas. 13A las ruedas, oyéndolo yo, se les gritaba:
¡Rueda!d
14Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín; la
segunda, de hombre; la tercera, cara de león; la cuarta, cara de águila.e
15Y se levantaron los querubines;
este es el ser viviente que vi en el río Quebar. 16Y cuando
andaban los querubines, andaban las ruedas junto con ellos; y cuando los
querubines alzaban sus alas para levantarse de la tierra, las ruedas tampoco se
apartaban de ellos. 17Cuando se paraban ellos, se paraban ellas, y
cuando ellos se alzaban, se alzaban con ellos; porque el espíritu de los seres
vivientes estaba en ellas.
18Entonces la gloria de Jehová se
elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. 19Y
alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis
ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y
se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Jehová, y la gloria
del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos.
20Estos eran los mismos seres
vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que
eran querubines. 21Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro
alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas. 22Y la
semejanza de sus rostros era la de los rostros que vi junto al río Quebar, su
misma apariencia y su ser; cada uno caminaba derecho hacia adelante.
Reprensión de los príncipes malvados
11
1El Espíritu me elevó, y me llevó
por la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y
he aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a
Jaazanías hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaía, principales del pueblo.
2Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan
perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; 3los cuales dicen:
No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne.
4Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre.
5Y vino sobre mí el Espíritu de
Jehová, y me dijo: Di: Así ha dicho Jehová: Así habéis hablado, oh casa de
Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido. 6Habéis
multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis llenado de muertos sus
calles. 7Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos
que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas
yo os sacaré a vosotros de en medio de ella. 8Espada habéis
temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el Señor. 9Y
os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré
juicios entre vosotros. 10A espada caeréis; en los límites de
Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová. 11La ciudad no os
será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de
Israel os juzgaré. 12Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis
andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las
costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho.
13Y aconteció que mientras yo
profetizaba, aquel Pelatías hijo de Benaía murió. Entonces me postré rostro a
tierra y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al
remanente de Israel?
Promesa de restauración y renovación
14Y vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 15Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los
hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a
quienes dijeron los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros es
dada la tierra en posesión. 16Por tanto, di: Así ha dicho Jehová
el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido
por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras
adonde lleguen. 17Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo
os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis
esparcidos, y os daré la tierra de Israel. 18Y volverán allá, y
quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. 19Y
les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el
corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
20para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los
cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.a 21Mas
a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus
abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el
Señor.
22Después alzaron los querubines
sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba
sobre ellos. 23Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la
ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.b
24Luego me levantó el Espíritu y me volvió a llevar en visión del Espíritu
de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión
que había visto. 25Y hablé a los cautivos todas las cosas que
Jehová me había mostrado.[2]
Isaías 42
El Siervo de Jehová
42
1He aquí mi siervo, yo le sostendré;
mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;a he
puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. 2No
gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. 3No
quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la
verdad traerá justicia. 4No se cansará ni desmayará, hasta que
establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.b
5Así dice Jehová Dios, Creador de
los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos;
el que da aliento al pueblo que mora sobre ella,c y
espíritu a los que por ella andan: 6Yo Jehová te he llamado en
justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al
pueblo, por luz de las naciones,d 7para que abras
los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas
de prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová; este es mi
nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 9He
aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que
salgan a luz, yo os las haré notorias.
Alabanza por la liberación poderosa de Jehová
10Cantad a Jehová un nuevo cántico,
su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay
en él, las costas y los moradores de ellas. 11Alcen la voz el
desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de
Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12Den
gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas. 13Jehová
saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará,
se esforzará sobre sus enemigos.
14Desde el siglo he callado, he
guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto;
asolaré y devoraré juntamente. 15Convertiré en soledad montes y
collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los
estanques. 16Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les
haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las
tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los
desampararé. 17Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los
que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois
nuestros dioses.
Israel no aprende de la disciplina
18Sordos, oíd, y vosotros, ciegos,
mirad para ver. 19¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es
sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego
como el siervo de Jehová, 20que ve muchas cosas y no advierte, que
abre los oídos y no oye? 21Jehová se complació por amor de su
justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22Mas este es
pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en
cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay
quien diga: Restituid. 23¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién
atenderá y escuchará respecto al porvenir? 24¿Quién dio a Jacob en
botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos?
No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25Por tanto,
derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por
todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.[3]
a a 4.2: Col. 3.12–13.
b b 4.8: Sal. 68.18.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ef
3.21-4.16
a a 10.1: Ez. 1.26; Ap. 4.2.
b b 10.2: Ap. 8.5.
c c 10.12: Ap. 4.8.
d d 10.9–13: Ez. 1.15–21.
e e 10.14: Ez. 1.10; Ap. 4.7.
a a 11.19–20: Ez. 36.26–28.
b b 11.22–23: Ez. 43.2–5.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez
9.11-11.25
a
a 42.1: Mt. 3.17; 17.5; Mr.
1.11; Lc. 3.22; 9.35.
b
b 42.1–4: Mt. 12.18–21.
c
c 42.5: Hch. 17.24–25.
d
d 42.6: Is. 49.6; Lc. 2.32;
Hch. 13.47; 26.23.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
41.29-42.25
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