¡Cómo resolver tu Vida antes de Navidad!
¡Hecho totalmente nuevo por
Dios!
Por Riqui Ricón*
para que estéis firmes,
perfectos y completos en todo lo que Dios quiere (Col
4.12b).
La oración que
Epafras hizo para que los colosenses estuvieran firmes, perfectos y completos
en todo lo que Dios quería para sus vidas, no fue en términos de lo que ellos
deberían hacer o conseguir sino en virtud de lo que Jesús hizo en la cruz y
que, por tanto, ellos ya debían manifestar en sus vidas.
Recuerda
siempre que no se trata de lo que tú tienes que hacer, como una obligación,
para cumplir la Voluntad de Dios en tu vida, sino de lo que tú tienes que hacer
como la consecuencia lógica a quién ahora eres tú: firme, perfecto(a) y
completo(a) en Cristo Jesús.
¡Tú eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! ¡Dios
así lo dice! ¡Está establecido en la Palabra de Dios!
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados,
antes que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1).
El Amor que
Dios siente por ti es tan grande que el perdón de pecados sólo fue el
prerrequisito para algo muchísimo más hermoso y excelente: hacerte,
legítimamente, Su propio(a) Hijo(a).
yo les daré lugar en mi casa y
dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo
les daré, que nunca perecerá… yo los llevaré a mi santo monte, y
los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán
aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos
los pueblos (Isa 56.5, 7).
Dado que
un(a) Hijo(a) del Dios Altísimo no puede, en forma alguna, no ser santo(a), o no
ser justo(a), o no ser perfecto(a), entonces, para ser un(a) Hijo(a) del Dios
Altísimo es necesario ser recreado(a), esto es, creado(a) de nuevo por Dios.
Respondió Jesús y le dijo: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le
dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo
viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda
vez en el vientre de su madre, y nacer?
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de
Dios. Lo que es nacido de la carne,
carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es (Jn 3.3-6).
Es decir, el
Nuevo Nacimiento es la condición indispensable para ser hecho(a) Hijo(a) de
Dios.
Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito
todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).
Así es, mi amado(a), tú has sido
redimido(a) de la maldición y ahora la bendición de Dios está sobre de ti. Tus
pecados han sido purificados y has sido limpiado(a) por la Palabra de Dios para
ser hecho(a) Nueva Creatura y, así, el Espíritu Santo puede vivir en ti y
contigo para nunca más dejarte.
¡Tú has nacido del Espíritu!
Entonces le respondió Pedro, y
dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo
Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo;
y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando
ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que
estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios (Mat
14.28-33).
Como en el caso del fuerte
viento, cualquier problema, enfermedad o angustia que el día de hoy llegue a tu
vida tendrá por objetivo primordial el infundirte temor y duda para alejarte de
tu identidad como Hijo(a) de Dios, pues sembrando miedo en tu corazón logra
apartar tu mirada de Jesús. Anulando tu fe al hacerte dudar de Su Palabra.
Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de
Cristo
(Ro 10.17 NIV).
Así que, por más
difícil y obscura que sean las circunstancias de tu vida, si tú has hecho a
Jesucristo el Señor de tu vida, aceptando Su sacrificio como el justo precio de
tu redención y libertad, entonces, tú eres, efectivamente, un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. ¡Tú eres, exactamente, quién Dios dice en Su Palabra que
eres: firme, completo(a) y perfecto(a)!
Por esto, ¡Te garantizo
que saldrás más que vencedor(a) en todas las cosas!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
que maravilloso es saber quién soy. ¡Tu Hijo(a) amado(a)! ¡Gracias, Señor
Jesús! No tengo forma de agradecer suficientemente lo que hiciste por mí en la
cruz. Sé que en los albores de comenzar un año nuevo, una nueva etapa, lo mejor
de mi vida se abre delante de mis pies. Por eso, no voy a temer a las circunstancias
que me angustien sino a creer y declarar lo que está establecido por Tu Palabra
para mi vida: ¡En todas las cosas, yo _________ (tu nombre aquí), Soy más que
vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor es el que está
en mí, que el que está en el mundo! ¡Aunque ande en valle de sombra y de muerte
no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo! ¡Resisto al espíritu de
enfermedad y muerte en mi vida y en mi cuerpo! ¡Resisto al espíritu de escasez
y de pobreza! ¡Resisto la amargura y el resentimiento! ¡Rechazo a la soledad y
a la depresión y las arrojo fuera de mi vida! Padre celestial, yo soy ese(a)
Hijo(a) amado(a) que Tú dices en la Biblia que yo soy: sano(a), próspero(a) y
libre. Creo y recibo Tu Amor, gozo y paz para vivir la Vida Plena y Abundante
de un(a) Hijo(a) del Rey. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención
y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
21 Col 3.18-4.18
/ Ez 31-32
/ Isa 56
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
21 Col 3.18-4.18
/ Ez 31-32
/ Isa 56
Colosenses
3.18-4.18
Deberes sociales de la nueva vida
18Casadas, estad sujetas a vuestros
maridos,h
como conviene en el Señor. 19Maridos, amad a vuestras mujeres,i
y no seáis ásperos con ellas. 20Hijos, obedeced a vuestros padres
en todo, porque esto agrada al Señor.j 21Padres,
no exasperéis a vuestros hijos,k para que no se desalienten.
22Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al
ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero,
temiendo a Dios. 23Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como
para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor
recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
25Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere,l
porque no hay acepción de personas.m
4
1Amos, haced lo que es justo y
recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los
cielos.a
2Perseverad en la oración, velando
en ella con acción de gracias; 3orando también al mismo tiempo por
nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a
conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, 4para
que lo manifieste como debo hablar.
5Andad sabiamente para con los de
afuera, redimiendo el tiempo.b 6Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis
responder a cada uno.
Salutaciones finales
7Todo lo que a mí se refiere, os lo
hará saber Tíquico,c amado hermano y fiel ministro
y consiervo en el Señor, 8el cual he enviado a vosotros para esto
mismo, para que conozca lo que a vosotros se refiere, y conforte vuestros
corazones,d 9con Onésimo,e
amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán
saber.
10Aristarco,f mi
compañero de prisiones, os saluda, y Marcosg el sobrino de
Bernabé, acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros,
recibidle; 11y Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la
circuncisión que me ayudan en el reino de Dios, y han sido para mí un
consuelo. 12Os saluda Epafras,h el cual es
uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros
en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que
Dios quiere. 13Porque de él doy testimonio de que tiene gran
solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en
Hierápolis. 14Os saluda Lucasi el médico
amado, y Demas.j 15Saludad a los hermanos que
están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa. 16Cuando
esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la
iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros.
17Decid a Arquipo:k Mira que cumplas el
ministerio que recibiste en el Señor.
18La salutación de mi propia mano,
de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.[1]
Ezequiel
31-32
31
1Aconteció en el año undécimo, en
el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 2Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su
pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza? 3He aquí era el
asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande
altura, y su copa estaba entre densas ramas. 4Las aguas lo
hicieron crecer, lo encumbró el abismo; sus ríos corrían alrededor de su pie, y
a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes. 5Por tanto, se
encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y se multiplicaron sus
ramas, y a causa de las muchas aguas se alargó su ramaje que había echado.
6En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su
ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban muchas
naciones. 7Se hizo, pues, hermoso en su grandeza con la extensión
de sus ramas; porque su raíz estaba junto a muchas aguas. 8Los
cedros no lo cubrieron en el huerto de Dios;a las hayas no
fueron semejantes a sus ramas, ni los castaños fueron semejantes a su ramaje;
ningún árbol en el huerto de Dios fue semejante a él en su hermosura. 9Lo
hice hermoso con la multitud de sus ramas; y todos los árboles del Edén, que
estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.
10Por tanto, así dijo Jehová el
Señor: Ya que por ser encumbrado en altura, y haber levantado su cumbre entre
densas ramas, su corazón se elevó con su altura, 11yo lo entregaré
en manos del poderoso de las naciones, que de cierto le tratará según su
maldad. Yo lo he desechado. 12Y lo destruirán extranjeros, los
poderosos de las naciones, y lo derribarán; sus ramas caerán sobre los montes y
por todos los valles, y por todos los arroyos de la tierra será quebrado su
ramaje; y se irán de su sombra todos los pueblos de la tierra, y lo dejarán.
13Sobre su ruina habitarán todas las aves del cielo, y sobre sus ramas
estarán todas las bestias del campo, 14para que no se exalten en
su altura todos los árboles que crecen junto a las aguas, ni levanten su copa
entre la espesura, ni confíen en su altura todos los que beben aguas; porque
todos están destinados a muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de
los hombres, con los que descienden a la fosa.
15Así ha dicho Jehová el Señor: El
día que descendió al Seol, hice hacer luto, hice cubrir por él el abismo, y
detuve sus ríos, y las muchas aguas fueron detenidas; al Líbano cubrí de
tinieblas por él, y todos los árboles del campo se desmayaron. 16Del
estruendo de su caída hice temblar a las naciones, cuando las hice descender al
Seol con todos los que descienden a la sepultura; y todos los árboles escogidos
del Edén, y los mejores del Líbano, todos los que beben aguas, fueron
consolados en lo profundo de la tierra. 17También ellos descendieron
con él al Seol, con los muertos a espada, los que fueron su brazo, los que
estuvieron a su sombra en medio de las naciones. 18¿A quién te has
comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles del Edén? Pues
derribado serás con los árboles del Edén en lo profundo de la tierra; entre los
incircuncisos yacerás, con los muertos a espada.
Este es Faraón y todo su pueblo, dice Jehová el
Señor.
32
1Aconteció en el año duodécimo, en
el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 2Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de
Egipto, y dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón
en los mares; pues secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y
hollabas sus riberas. 3Así ha dicho Jehová el Señor: Yo extenderé
sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi red.
4Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la faz del campo, y haré posar
sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la
tierra. 5Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré los valles
de tus cadáveres. 6Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas,
hasta los montes; y los arroyos se llenarán de ti. 7Y cuando te
haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol
cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz.a
8Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y
pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor.
9Y entristeceré el corazón de muchos
pueblos, cuando lleve al cautiverio a los tuyos entre las naciones, por las
tierras que no conociste. 10Y dejaré atónitos por ti a muchos
pueblos, y sus reyes tendrán horror grande a causa de ti, cuando haga
resplandecer mi espada delante de sus rostros; y todos se sobresaltarán en sus
ánimos a cada momento en el día de tu caída. 11Porque así ha dicho
Jehová el Señor: La espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti. 12Con
espadas de fuertes haré caer tu pueblo; todos ellos serán los poderosos de las
naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será
deshecha. 13Todas sus bestias destruiré de sobre las muchas aguas;
ni más las enturbiará pie de hombre, ni pezuña de bestia las enturbiará.
14Entonces haré asentarse sus aguas, y haré correr sus ríos como aceite,
dice Jehová el Señor. 15Cuando asuele la tierra de Egipto, y la
tierra quede despojada de todo cuanto en ella hay, cuando mate a todos los que
en ella moran, sabrán que yo soy Jehová. 16Esta es la endecha, y
la cantarán; las hijas de las naciones la cantarán; endecharán sobre Egipto y
sobre toda su multitud, dice Jehová el Señor.
17Aconteció en el año duodécimo, a
los quince días del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 18Hijo
de hombre, endecha sobre la multitud de Egipto, y despéñalo a él, y a las hijas
de las naciones poderosas, a lo profundo de la tierra, con los que descienden a
la sepultura. 19Porque eres tan hermoso, desciende, y yace con los
incircuncisos. 20Entre los muertos a espada caerá; a la espada es
entregado; traedlo a él y a todos sus pueblos. 21De en medio del
Seol hablarán a él los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que
descendieron y yacen con los incircuncisos muertos a espada.
22Allí está Asiria con toda su multitud;
en derredor de él están sus sepulcros; todos ellos cayeron muertos a espada.
23Sus sepulcros fueron puestos a los lados de la fosa, y su gente está
por los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los
cuales sembraron el terror en la tierra de los vivientes.
24Allí Elam, y toda su multitud por
los alrededores de su sepulcro; todos ellos cayeron muertos a espada, los
cuales descendieron incircuncisos a lo más profundo de la tierra, porque
sembraron su terror en la tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión
con los que descienden al sepulcro. 25En medio de los muertos le
pusieron lecho con toda su multitud; a sus alrededores están sus sepulcros;
todos ellos incircuncisos, muertos a espada, porque fue puesto su espanto en la
tierra de los vivientes, mas llevaron su confusión con los que descienden al
sepulcro; él fue puesto en medio de los muertos.
26Allí Mesec y Tubal, y toda su
multitud; sus sepulcros en sus alrededores; todos ellos incircuncisos, muertos
a espada, porque habían sembrado su terror en la tierra de los vivientes.
27Y no yacerán con los fuertes de los incircuncisos que cayeron, los
cuales descendieron al Seol con sus armas de guerra, y sus espadas puestas
debajo de sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre sus huesos, por cuanto
fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes. 28Tú,
pues, serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a
espada.
29Allí Edom, sus reyes y todos sus
príncipes, los cuales con su poderío fueron puestos con los muertos a espada;
ellos yacerán con los incircuncisos, y con los que descienden al sepulcro.
30Allí los príncipes del norte,
todos ellos, y todos los sidonios, que con su terror descendieron con los
muertos, avergonzados de su poderío, yacen también incircuncisos con los
muertos a espada, y comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.
31A éstos verá Faraón, y se
consolará sobre toda su multitud; Faraón muerto a espada, y todo su ejército,
dice Jehová el Señor. 32Porque puse mi terror en la tierra de los
vivientes, también Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos
con los muertos a espada, dice Jehová el Señor.[2]
Isaías 56
Recompensa de los que guardan el pacto de Dios
56
1Así dijo Jehová: Guardad derecho,
y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia
para manifestarse. 2Bienaventurado el hombre que hace esto, y el
hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo* para no profanarlo, y
que guarda su mano de hacer todo mal.
3Y el extranjero que sigue a Jehová
no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el
eunuco: He aquí yo soy árbol seco. 4Porque así dijo Jehová: A los
eunucos que guarden mis días de reposo,* y escojan lo que yo quiero, y
abracen mi pacto, 5yo les daré lugar en mi casa y dentro de
mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré,
que nunca perecerá. 6Y a los hijos de los extranjeros que sigan a
Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a
todos los que guarden el día de reposo* para no profanarlo, y abracen mi
pacto, 7yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi
casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi
altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.a
8Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún
juntaré sobre él a sus congregados.
9Todas las bestias del campo, todas
las fieras del bosque, venid a devorar. 10Sus atalayas son ciegos,
todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar;
soñolientos, echados, aman el dormir. 11Y esos perros comilones
son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen
sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
12Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de
mañana como este, o mucho más excelente.[3]
h h 3.18: Ef. 5.22; 1 P. 3.1.
i i 3.19: Ef. 5.25; 1 P. 3.7.
j j 3.20: Ef. 6.1.
k k 3.21: Ef. 6.4.
l l 3.22–25: Ef. 6.5–8.
m m 3.25: Dt. 10.17; Ef. 6.9.
a a 4.1: Ef. 6.9.
b b 4.5: Ef. 5.16.
c c 4.7: Hch. 20.4; 2 Ti. 4.12.
d d 4.7–8: Ef. 6.21–22.
e e 4.9: Flm. 10–12.
f f 4.10: Hch. 19.29; 27.2; Flm. 24.
g
g 4.10: Hch. 12.12, 25; 13.13;
15.37–39.
h
h 4.12: Col. 1.7; Flm. 23.
i
i 4.14: 2 Ti. 4.11; Flm. 24.
j
j 4.14: 2 Ti. 4.10; Flm. 24.
k k 4.17: Flm. 2.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Col
3.17-4.18
a
a 31.8: Gn. 2.9.
a
a 32.7: Mt. 24.29; Mr.
13.24–25; Lc. 21.25; Ap. 6.12–13; 8.12.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez
30.26-32.32
* Aquí
equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
a a 56.7: Mt. 21.13; Mr. 11.17; Lc. 19.46.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
55.13-56.12
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