martes, 29 de diciembre de 2020

¡Cómo encarar el año que comienza!

                                                                            <ENGLISH>




29 de Diciembre

¡Cómo encarar el año que comienza!


¡En el Poder del Espíritu Santo!

Por Riqui Ricón*

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán… Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea (Luc 4.1a, 14a).

Lleno del Espíritu y en el poder del Espíritu, son dos frases que definen claramente la vida que Cristo Jesús vivió en este mundo. Definen también el estilo de vida que Dios ha preparado para ti.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré (Jn 14.12-14).

Estas son las Palabras de Jesús y es la Palabra de Dios, por lo tanto, no hay lugar para equivocaciones ni dudas, si crees en Jesús puedes, y debes, llevar el nivel de vida que Él llevó y hacer las cosas que Él hizo y aún mayores.

Pero, ¿cómo podrás hacer eso? De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, Dios diseño un Plan divino mediante el cual hacer de ti esa persona apta y capaz de hacer las obras que Jesús hizo y aún mayores. Un plan que no depende de ti, ni de tus limitaciones, sino que depende total y exclusivamente de Dios y de Su Poder.

con gozo den gracias al Padre, quien nos ha capacitado para participar de las maravillas que pertenecen a los que viven en el reino de la luz (Col 1.12 BAD).

Es Dios, y no tú, quien mediante este Plan te ha hecho(a) apto(a) para participar de la herencia de los santos en luz.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Eze 36.26-28).

Pon mucha atención porque en el Antiguo Pacto, ante los constantes y continuos fracasos de los seres humanos en su relación con Dios, se te prometió que Él establecería un mejor pacto. Un Nuevo Pacto donde ahora todo dependería de Dios y no más de tus esfuerzos por agradarlo y complacerlo. Él te daría un corazón nuevo, un espíritu nuevo y pondría Su Santo Espíritu en ti, todo esto, con el propósito de que Su Palabra quedara, de una vez por todas, grabada en tu mente y corazón.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;  y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).

Amado(a), todo esto ya se ha cumplido en ti gracias a Jesucristo. Por Su sacrificio en la cruz, por Su muerte y por Su resurrección, ahora has sido justificado(a) en Su Sangre, perdonado(a) por Dios, santificado y perfeccionado por el Espíritu Santo prometido, quien ahora está en ti y  contigo. Eres una Nueva creación, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes encarar el inicio del Año Nuevo con la confianza y garantía que la palabra del Dios Vivo y Verdadero te da; sabiendo que tú ERES  exactamente igual a Jesús, lleno de la Presencia y del Poder del Espíritu de Dios.

Sales al encuentro de los que, alegres, practican la justicia y recuerdan tus caminos. Pero te enojas si persistimos en desviarnos de ellos ¿Cómo podremos ser salvos? (Isa 64.5).

¿Cómo una persona como tú podría, en verdad, hacer las obras que Jesús hizo y aún mayores? ¿Cómo una persona como tú podría ser salva? Solo por el Gran Amor de Dios y por Su Gracia abundante sobre tu vida.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

¡Dios te ama tanto que ha declarado, mediante Su Poderosísima Palabra, que ahora tú eres Su Hijo(a) Amado(a)!

Así que, hoy tú puedes recibir el Año Nuevo lleno(a) del Espíritu de Dios y con el Poder del Espíritu Santo en ti y contigo.

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).

¡Así como Jesús es, así eres tú en este mundo!  ¡No habrá forma en que puedas perder en este año que está a punto de comenzar!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, cada día me asombro más y más de Tu Amor por mí. Saber que el Espíritu santo está en mí, y conmigo, de la misma forma, autoridad y poder que estuvo con Jesús es algo que me maravilla y llena de gratitud contigo. ¡Oh, cuánto me amas Dios! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Muchísimas gracias! Ahora sé que no hay forma que pueda perder en este mundo. Señor Jesús, te amo con todo mi corazón. Gracias por morir en esa cruz y pagar por mí todos mis pecados. Gracias por resucitar y darme una Vida Nueva. Gracias por el Nuevo Pacto en Tu Sangre que me da la vida plena y abundante que compraste para mí. ¡Gracias por la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios! Espíritu Santo, Tú eres mi Dios y mi mejor amigo. Gracias por cumplir Tu Promesa y estar aquí, en mí y conmigo. Sé que todo Tu Amor y Poder, los cuales pusiste a disposición de Cristo Jesús, ahora están a mi disposición. ¡Tú me hiciste Nacer de Nuevo no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! Por esto, por Tu Gran Amor para conmigo, creo y declaro que TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Yo soy Tuyo(a) y he vencido al mundo pues mayor eres Tú que estás en mí y conmigo que el que está en el mundo. De todo problema, enfermedad o aflicción yo, ________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó hasta la muerte, Cristo Jesús. Así que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡Voy hacer del año que comienza el mejor año de mi vida! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 29                                   Luc 4.1-30   /  Ez 44-45  /  Isa 64

    

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 





Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 29                                   Luc 4.1-30   /  Ez 44-45  /  Isa 64

 

San Lucas 4.1-30

Tentación de Jesús

(Mt. 4.1–11; Mr. 1.12–13)

4

1Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre,a sino de toda palabra de Dios. 5Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.b 9Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10porque escrito está:

A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;c

 11y,

En las manos te sostendrán,

Para que no tropieces con tu pie en piedra.d

 12Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.e 13Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.

Jesús principia su ministerio

(Mt. 4.12–17; Mr. 1.14–15)

14Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. 15Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.

Jesús en Nazaret

(Mt. 13.53–58; Mr. 6.1–6)

16Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo* entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

     18     El Espíritu del Señor está sobre mí,

Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

     19     A predicar el año agradable del Señor.f

 20Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 22Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? 23Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.g 25Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;h 26pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.i 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.j 28Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.[1]

 

 

Ezequiel 44-45

44

1Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada. 2Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada. 3En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí para comer pan delante de Jehová; por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino saldrá.

4Y me llevó hacia la puerta del norte por delante de la casa; y miré, y he aquí la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová; y me postré sobre mi rostro. 5Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, pon atención, y mira con tus ojos, y oye con tus oídos todo lo que yo hablo contigo sobre todas las ordenanzas de la casa de Jehová, y todas sus leyes; y pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario. 6Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel; 7de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa; de ofrecer mi pan, la grosura y la sangre, y de invalidar mi pacto con todas vuestras abominaciones. 8Pues no habéis guardado lo establecido acerca de mis cosas santas, sino que habéis puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas en mi santuario.

9Así ha dicho Jehová el Señor: Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los hijos de Israel. 10Y los levitas que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad. 11Y servirán en mi santuario como porteros a las puertas de la casa y sirvientes en la casa; ellos matarán el holocausto y la víctima para el pueblo, y estarán ante él para servirle. 12Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad; por tanto, he alzado mi mano y jurado, dice Jehová el Señor, que ellos llevarán su iniquidad. 13No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas, sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que hicieron. 14Les pondré, pues, por guardas encargados de la custodia de la casa, para todo el servicio de ella, y para todo lo que en ella haya de hacerse.

15Mas los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor. 16Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas. 17Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa. 18Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos;a no se ceñirán cosa que los haga sudar. 19Cuando salgan al atrio exterior, al atrio de afuera, al pueblo, se quitarán las vestiduras con que ministraron, y las dejarán en las cámaras del santuario,b y se vestirán de otros vestidos, para no santificar al pueblo con sus vestiduras. 20Y no se raparán su cabeza, ni dejarán crecer su cabello,c sino que lo recortarán solamente. 21Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior.d 22Ni viuda ni repudiada tomará por mujer, sino que tomará virgen del linaje de la casa de Israel, o viuda que fuere viuda de sacerdote.e 23Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.f 24En los casos de pleito ellos estarán para juzgar; conforme a mis juicios juzgarán; y mis leyes y mis decretos guardarán en todas mis fiestas solemnes, y santificarán mis días de reposo.* 25No se acercarán a hombre muerto para contaminarse;g pero por padre o madre, hijo o hija, hermano, o hermana que no haya tenido marido, sí podrán contaminarse. 26Y después de su purificación, le contarán siete días. 27Y el día que entre al santuario, al atrio interior, para ministrar en el santuario, ofrecerá su expiación, dice Jehová el Señor.

28Y habrá para ellos heredad; yo seré su heredad,h pero no les daréis posesión en Israel; yo soy su posesión. 29La ofrenda y la expiación y el sacrificio por el pecado comerán, y toda cosa consagrada en Israel será de ellos. 30Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes; asimismo daréis al sacerdote las primicias de todas vuestras masas, para que repose la bendición en vuestras casas.i 31Ninguna cosa mortecina ni desgarrada, así de aves como de animales, comerán los sacerdotes.j

45

1Cuando repartáis por suertes la tierra en heredad, apartaréis una porción para Jehová, que le consagraréis en la tierra, de longitud de veinticinco mil cañas y diez mil de ancho; esto será santificado en todo su territorio alrededor. 2De esto será para el santuario quinientas cañas de longitud y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos. 3Y de esta medida medirás en longitud veinticinco mil cañas, y en ancho diez mil, en lo cual estará el santuario y el lugar santísimo. 4Lo consagrado de esta tierra será para los sacerdotes, ministros del santuario, que se acercan para ministrar a Jehová; y servirá de lugar para sus casas, y como recinto sagrado para el santuario. 5Asimismo veinticinco mil cañas de longitud y diez mil de ancho, lo cual será para los levitas ministros de la casa, como posesión para sí, con veinte cámaras.

6Para propiedad de la ciudad señalaréis cinco mil de anchura y veinticinco mil de longitud, delante de lo que se apartó para el santuario; será para toda la casa de Israel.

7Y la parte del príncipe estará junto a lo que se apartó para el santuario, de uno y otro lado, y junto a la posesión de la ciudad, delante de lo que se apartó para el santuario, y delante de la posesión de la ciudad, desde el extremo occidental hasta el extremo oriental, y la longitud será desde el límite occidental hasta el límite oriental. 8Esta tierra tendrá por posesión en Israel, y nunca más mis príncipes oprimirán a mi pueblo; y darán la tierra a la casa de Israel conforme a sus tribus.

9Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Basta ya, oh príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña. Haced juicio y justicia; quitad vuestras imposiciones de sobre mi pueblo, dice Jehová el Señor.

10Balanzas justas, efa justo, y bato justo tendréis.a 11El efa y el bato serán de una misma medida: que el bato tenga la décima parte del homer, y la décima parte del homer el efa; la medida de ellos será según el homer. 12Y el siclo será de veinte geras. Veinte siclos, veinticinco siclos, quince siclos, os serán una mina.

13Esta será la ofrenda que ofreceréis: la sexta parte de un efa por cada homer del trigo, y la sexta parte de un efa por cada homer de la cebada. 14La ordenanza para el aceite será que ofreceréis un bato de aceite, que es la décima parte de un coro; diez batos harán un homer; porque diez batos son un homer. 15Y una cordera del rebaño de doscientas, de las engordadas de Israel, para sacrificio, y para holocausto y para ofrendas de paz, para expiación por ellos, dice Jehová el Señor. 16Todo el pueblo de la tierra estará obligado a dar esta ofrenda para el príncipe de Israel. 17Mas al príncipe corresponderá el dar el holocausto y el sacrificio y la libación en las fiestas solemnes, en las lunas nuevas, en los días de reposo* y en todas las fiestas de la casa de Israel; él dispondrá la expiación, la ofrenda, el holocausto y las ofrendas de paz, para hacer expiación por la casa de Israel.

18Así ha dicho Jehová el Señor: El mes primero, el día primero del mes, tomarás de la vacada un becerro sin defecto, y purificarás el santuario. 19Y el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos del descanso del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior. 20Así harás el séptimo día del mes para los que pecaron por error y por engaño, y harás expiación por la casa.

21El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días; se comerá pan sin levadura.b 22Aquel día el príncipe sacrificará por sí mismo y por todo el pueblo de la tierra, un becerro por el pecado. 23Y en los siete días de la fiesta solemne ofrecerá holocausto a Jehová, siete becerros y siete carneros sin defecto, cada día de los siete días; y por el pecado un macho cabrío cada día. 24Y con cada becerro ofrecerá ofrenda de un efa, y con cada carnero un efa; y por cada efa un hin de aceite. 25En el mes séptimo, a los quince días del mes, en la fiesta, hará como en estos siete díasc en cuanto a la expiación, en cuanto al holocausto, en cuanto al presente y en cuanto al aceite.[2]

       

Isaías 64

 

64

1¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, 2como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! 3Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. 4Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.a 5Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. 7Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

8Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. 9No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. 10Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. 11La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?[3]



a a 4.4: Dt. 8.3.

b b 4.8: Dt. 6.13.

c c 4.10: Sal. 91.11.

d d 4.11: Sal. 91.12.

e e 4.12: Dt. 6.16.

f f 4.18–19: Is. 61.1–2.

g g 4.24: Jn. 4.44.

h h 4.25: 1 R. 17.1.

i i 4.26: 1 R. 17.8–16.

j j 4.27: 2 R. 5.1–14.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc 3.38-4.30

a a 44.17–18: Ex. 28.39–43; Lv. 16.4.

b b 44.19: Lv. 16.23.

c c 44.20: Lv. 21.5.

d d 44.21: Lv. 10.9.

e e 44.22: Lv. 21.7, 13–14.

f f 44.23: Lv. 10.10.

g g 44.25: Lv. 21.1–4.

h h 44.28: Nm. 18.20.

i i 44.29–30: Nm. 18.8–19.

j j 44.31: Lv. 22.8.

a a 45.10: Lv. 19.36.

b b 45.21: Ex. 12.1–20; Nm. 28.16–25.

c c 45.25: Lv. 23.33–36; Nm. 29.12–38.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez 43.27-45.25

a a 64.4: 1 Co. 2.9.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 63.19-64.12


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