¡Qué no debes olvidar jamás!
¡Eres Hijo(a) amado(a) de
Dios!
Por Riqui Ricón*
Aconteció
que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando,
el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma
corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia (Luc 3.21-22).
La Biblia, que es la Palabra
de Dios, y NO PUEDE mentir, te enseña claramente que Jesús es llamado por Dios,
Hijo amado y también te enseña que Jesús llamaba a Dios Su propio Padre.
En aquel día, Jesús el hijo de
José y María descendió al río Jordán para ser bautizado por Juan y entonces el
Espíritu Santo descendió sobre Él y comenzó Su ministerio al ser ungido y al
ser llamado por Dios, Hijo Amado.
Jesús, el Cristo, el Ungido, ahora
lleno con el Espíritu Santo está listo para servir y complacer al todopoderoso
Dios.
¿Te has preguntado alguna vez,
¿qué es lo que Dios ve en ti o qué quiere Dios de ti? La respuesta a esta pregunta
es simple: Dios ve en ti y quiere de ti a un(a) Hijo(a) Amado(a).
Pero
tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú,
oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre (Isa 63.16).
De acuerdo a la Biblia, este
siempre ha sido Su deseo para contigo.
«Un hombre
tenía dos hijos —continuó Jesús—. El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá,
dame lo que me toca de la herencia.” Así que el padre repartió sus bienes entre
los dos. Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país
lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia. »Cuando ya lo
había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a
pasar necesidad. Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país,
quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tanta hambre tenía que hubiera
querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así
nadie le daba nada. Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi
padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! Tengo que volver a
mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco
que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros.” Así que
emprendió el viaje y se fue a su padre. »Todavía estaba lejos cuando su padre
lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo
besó. El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no
merezco que se me llame tu hijo.” Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto!
Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y
sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un
banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida;
se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así que empezaron a hacer
fiesta. »Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se
acercó a la casa, oyó la música del baile. Entonces llamó a uno de los siervos
y le preguntó qué pasaba. “Ha llegado tu hermano —le respondió—, y tu papá ha
matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo.”
Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a
suplicarle que lo hiciera. Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he
servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para
celebrar una fiesta con mis amigos! ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha
despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el
ternero más gordo!” »“Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y
todo lo que tengo es tuyo. Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque
este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había
perdido, pero ya lo hemos encontrado.” » (Luc 15.11-32 NVI).
Al leer la parábola del hijo
prodigo te puedes dar cuenta que ambos hijos quieren servir a su padre; uno le
pretende decir “ya nos soy digno de ser
llamado tu hijo, hazme como uno de tus siervos”; y el otro le recriminó “tantos años te he servido”. Ninguno de
los dos se dio cuenta que el Padre ya tiene muchos siervos. Lo único que el
Padre desea es gozarse con sus hijos.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Así es, mi amado(a), Dios no
está tan pendiente de tus pecados, fracasos y derrotas como de que recapacites
y vuelvas a Él. Él sólo quiere que sepas, y creas, que te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque convenía a aquel por
cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la
gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (He 2.10).
Al morir en la cruz y pagar
por tus pecados, Cristo Jesús, sólo estaba cubriendo el requisito para cumplir
el propósito principal del Plan de Salvación: ¡llevar muchos hijos a la gloria!
Hijos de Dios por medio de la fe en Jesucristo. ¡Hijos de Dios Nacidos de Nuevo!
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1,4.5).
Ser Hijo(a) de Dios y hacerse
llamar Hijo(a) de Dios es cosa seria, pues EN VERDAD tienes todo el poder y la
autoridad para vencer al mundo por medio de la fe al creer lo que dice la
Biblia, la Palabra de Honor de Dios, que Jesús es el Hijo de Dios y tú también.
Este día, sin importar los
problemas, enfermedades o aflicciones que estés enfrentando, tú tienes todo el
Poder y la Autoridad dados por la Palabra de Dios para salir más que
vencedor(a) de cualquier circunstancia.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn
3.1 BAD).
Ahora, por lo que Él hizo en
la cruz y por creer la Palabra de Dios, ¡Jesús es tu hermano mayor!
Porque
Dios los conoció desde el principio, y de antemano los destinó a ser semejantes
a su Hijo Jesucristo, a fin de que él sea el mayor entre todos los hermanos (Ro
8.29 CST).
Además de ser tu hermano
mayor, no existe otra diferencia entre Jesús y tú pues así como Él es, así eres
tú en este mundo. Esto es lo que dice la Palabra de Dios:
En
esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el
día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
¡Escrito está! Puedes decirlo
pero sobre todo tienes que creerlo: ¡Eres Hijo(a) amado(a) de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
día quiero, una vez más, decirte cuanto te amo y cuan agradecido estoy por el
gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados
eso no te importó sino que me diste Vida juntamente con Tu Hijo Jesús. Señor
Jesús, muchas gracias porque Satanás solo vino a hurtarme, matarme y destruirme
pero Tú has venido para darme Vida y Vida abundante. En Ti y por Ti, Señor
Jesús, tengo todo el derecho a la Vida Eterna pues ahora, en Ti y por Ti, al
igual que Tú, soy un(a) Hijo(a) de Dios. ¡He Nacido de Nuevo! En esta identidad
y en esta plenitud de ser quien ahora soy, gracias a Ti, mi Rey, Señor y
Salvador, estoy seguro(a) que nada ni nadie me puede separar de Tu Amor, pues
si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que la entregaste por Amor a mí,
¿cómo no me darás juntamente con El todas las cosas? Y de mi vida pasada y
presente, ¿quién me acusará si soy
escogido(a) de Dios? ¡Dios, Tú eres el que me justifica! ¿Quién me condenará?
¡Jesús, Tú eres el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además
está a la diestra de Dios, el que también intercede por mí! ¿Quién me separará
del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o
desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy
muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja de matadero. Antes, en
todas estas cosas yo, _________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por
medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por lo
tanto, resisto todo espíritu de incredulidad, temor, enfermedad, pobreza y
fracaso que quiera engañarme haciéndome creer que soy otra persona diferente a
la que Dios dice en Su Palabra que ahora soy yo. Declaro con la misma autoridad
de Jesucristo que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)!
¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
28 Luc
3.21-38 / Ez 42-43
/ Isa 63
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
28 Luc
3.21-38 / Ez 42-43
/ Isa 63
San
Lucas 3.21-38
El bautismo de Jesús
(Mt. 3.13–17; Mr. 1.9–11)
21Aconteció que cuando todo el pueblo
se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
22y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma,
y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo
complacencia.g
Genealogía de Jesús
(Mt. 1.1–17)
23Jesús mismo al comenzar su
ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de
Elí, 24hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melqui, hijo de Jana,
hijo de José, 25hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahum,
hijo de Esli, hijo de Nagai, 26hijo de Maat, hijo de Matatías,
hijo de Semei, hijo de José, hijo de Judá, 27hijo de Joana, hijo
de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, 28hijo
de Melqui, hijo de Adi, hijo de Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er, 29hijo
de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, 30hijo de
Leví, hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de
Eliaquim, 31hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de Matata, hijo de
Natán, 32hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz,
hijo de Salmón, hijo de Naasón, 33hijo de Aminadab, hijo de Aram,
hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, 34hijo de Jacob, hijo
de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, 35hijo de
Serug, hijo de Ragau, hijo de Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala, 36hijo
de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, 37hijo
de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán,
38hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.[1]
Ezequiel
42-43
42
1Me trajo luego al atrio exterior
hacia el norte, y me llevó a la cámara que estaba delante del espacio abierto
que quedaba enfrente del edificio, hacia el norte. 2Por delante de
la puerta del norte su longitud era de cien codos, y el ancho de cincuenta
codos. 3Frente a los veinte codos que había en el atrio interior,
y enfrente del enlosado que había en el atrio exterior, estaban las cámaras,
las unas enfrente de las otras en tres pisos. 4Y delante de las
cámaras había un corredor de diez codos de ancho hacia adentro, con una vía de
un codo; y sus puertas daban al norte. 5Y las cámaras más altas
eran más estrechas; porque las galerías quitaban de ellas más que de las bajas
y de las de en medio del edificio. 6Porque estaban en tres pisos,
y no tenían columnas como las columnas de los atrios; por tanto, eran más
estrechas que las de abajo y las de en medio, desde el suelo. 7Y
el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior
delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo. 8Porque la
longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos; y delante
de la fachada del templo había cien codos. 9Y debajo de las
cámaras estaba la entrada al lado oriental, para entrar en él desde el atrio
exterior.
10A lo largo del muro del atrio,
hacia el oriente, enfrente del espacio abierto, y delante del edificio, había
cámaras. 11Y el corredor que había delante de ellas era semejante
al de las cámaras que estaban hacia el norte; tanto su longitud como su ancho
eran lo mismo, y todas sus salidas, conforme a sus puertas y conforme a sus
entradas. 12Así también eran las puertas de las cámaras que
estaban hacia el sur; había una puerta al comienzo del corredor que había
enfrente del muro al lado oriental, para quien entraba en las cámaras.
13Y me dijo: Las cámaras del norte
y las del sur, que están delante del espacio abierto, son cámaras santas en las
cuales los sacerdotes que se acercan a Jehová comerán las santas ofrendas; allí
pondrán las ofrendas santas, la ofrenda y la expiación y el sacrifico por el
pecado, porque el lugar es santo. 14Cuando los sacerdotes entren,
no saldrán del lugar santo al atrio exterior, sino que allí dejarán sus
vestiduras con que ministran, porque son santas; y se vestirán otros vestidos,
y así se acercarán a lo que es del pueblo.
15Y luego que acabó las medidas de
la casa de adentro, me sacó por el camino de la puerta que miraba hacia el
oriente, y lo midió todo alrededor. 16Midió el lado oriental con
la caña de medir, quinientas cañas de la caña de medir alrededor. 17Midió
al lado del norte, quinientas cañas de la caña de medir alrededor. 18Midió
al lado del sur, quinientas cañas de la caña de medir. 19Rodeó al
lado del occidente, y midió quinientas cañas de la caña de medir. 20A
los cuatro lados lo midió; tenía un muro todo alrededor, de quinientas cañas de
longitud y quinientas cañas de ancho, para hacer separación entre el santuario
y el lugar profano.
La gloria de Jehová llena el templo
43
1Me llevó luego a la puerta, a la
puerta que mira hacia el oriente; 2y he aquí la gloria del Dios de
Israel, que venía del oriente;a y su sonido era como el
sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. 3Y
el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando
vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto
al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. 4Y la gloria de Jehová
entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente. 5Y
me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de
Jehová llenó la casa.
Leyes del templo
6Y oí uno que me hablaba desde la
casa; y un varón estaba junto a mí, 7y me dijo: Hijo de hombre,
este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en
el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará
la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus
fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.
8Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte
junto a mi contrafuerte, mediando sólo una pared entre mí y ellos, han
contaminado mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron; por tanto, los
consumí en mi furor. 9Ahora arrojarán lejos de mí sus
fornicaciones, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos
para siempre.
10Tú, hijo de hombre, muestra a la
casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de
ella. 11Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles
entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y
todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y
todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su
forma y todas sus reglas, y las pongan por obra. 12Esta es la ley
de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor,
será santísimo. He aquí que esta es la ley de la casa.
13Estas son las medidas del altar
por codos (el codo de a codo y palmo menor). La base, de un codo, y de un codo
el ancho; y su remate por su borde alrededor, de un palmo. Este será el zócalo
del altar. 14Y desde la base, sobre el suelo, hasta el lugar de
abajo, dos codos, y la anchura de un codo; y desde la cornisa menor hasta la
cornisa mayor, cuatro codos, y el ancho de un codo. 15El altar era
de cuatro codos, y encima del altar había cuatro cuernos. 16Y el
altar tenía doce codos de largo, y doce de ancho, cuadrado a sus cuatro lados.
17El descanso era de catorce codos de longitud y catorce de anchura en
sus cuatro lados, y de medio codo el borde alrededor; y la base de un codo por
todos lados; y sus gradas estaban al oriente.b
18Y me dijo: Hijo de hombre, así ha
dicho Jehová el Señor: Estas son las ordenanzas del altar el día en que sea
hecho, para ofrecer holocausto sobre él y para esparcir sobre él sangre.
19A los sacerdotes levitas que son del linaje de Sadoc, que se acerquen
a mí, dice Jehová el Señor, para ministrar ante mí, darás un becerro de la
vacada para expiación. 20Y tomarás de su sangre, y pondrás en los
cuatro cuernos del altar, y en las cuatro esquinas del descanso, y en el borde
alrededor; así lo limpiarás y purificarás. 21Tomarás luego el
becerro de la expiación, y lo quemarás conforme a la ley de la casa, fuera del
santuario. 22Al segundo día ofrecerás un macho cabrío sin defecto,
para expiación; y purificarán el altar como lo purificaron con el becerro.
23Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin
defecto, y un carnero sin tacha de la manada; 24y los ofrecerás
delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en
holocausto a Jehová. 25Por siete días sacrificarán un macho cabrío
cada día en expiación; asimismo sacrificarán el becerro de la vacada y un
carnero sin tacha del rebaño. 26Por siete días harán expiación por
el altar, y lo limpiarán, y así lo consagrarán. 27Y acabados estos
días, del octavo día en adelante, los sacerdotes sacrificarán sobre el altar
vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice
Jehová el Señor.c[2]
Isaías 63
El día de la venganza de Jehová
63
1¿Quién es éste que viene de Edom,a
de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la
grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. 2¿Por
qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He
pisado yo solo el lagar,b y de los pueblos nadie había
conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis
vestidos, y manché todas mis ropas.c 4Porque
el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha
llegado. 5Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no
hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira.d
6Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé
en tierra su sangre.
Bondad de Jehová hacia Israel
7De las misericordias de Jehová
haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha
dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha
hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. 8Porque
dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador.
9En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los
salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó
todos los días de la antigüedad.
10Mas ellos fueron rebeldes, e
hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él
mismo peleó contra ellos. 11Pero se acordó de los días antiguos,
de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar
con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo
espíritu, 12el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo
de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos,e
haciéndose así nombre perpetuo, 13el que los condujo por los
abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? 14El
Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así
pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Plegaria pidiendo misericordia y ayuda
15Mira desde el cielo, y contempla
desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción
de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? 16Pero
tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú,
oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. 17¿Por
qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro
corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu
heredad. 18Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros
enemigos han hollado tu santuario. 19Hemos venido a ser como
aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado
tu nombre.[3]
g g 3.22: Is. 42.1; Mt. 12.18; 17.5; Mr.
9.7; Lc. 9.35.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
3.20-38
a a 43.2: Ez. 10.3–4, 18–19; 11.22–23.
b b 43.13–17: Ex. 27.1–2; 2 Cr. 4.1.
c c 43.18–27: Ex. 29.35–37.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez
41.26-43.27
a a 63.1–6: Is. 34.5–17; Jer. 49.7–22; Ez.
25.12–14; 35.1–15; Am. 1.11–12; Abd. 1–14; Mal. 1.2–5.
b b 63.3: Ap. 14.20; 19.15.
c c 63.3: Ap. 19.13.
d
d 63.5: Is. 59.16.
e e 63.12: Ex. 14.21.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
62.12-63.19
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