¡Cómo obtener fuerza ante cualquier circunstancia!
¡Tú tienes a tu alcance el poder
y la fuerza de Dios!
Por Riqui Ricón*
Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6.10).
Siempre que
leía este pasaje de la Biblia me sonaba bonito y muy esperanzador, pero nunca
me había detenido a pensar cómo me podía fortalecer en el Señor y en el poder
de Su fuerza.
¿Será que el
poder de la fuerza del Dios Todopoderoso está a tu alcance? Primero habrá que
responder, ¿cuál es el poder de la fuerza de Dios? ¿Sus músculos? ¿Sus ángeles?
¿Sus truenos y relámpagos? No se necesita mucha sabiduría para darse cuenta que
el poder de la fuerza de Dios radica en Su Palabra, puesto que Él es Dios, sólo
necesita decir la Palabra y ésta se cumple inmediatamente.
Por la fe hemos podido entender que el universo entero surgió por la
palabra de Dios, quien de lo que no se veía hizo todo lo que ahora vemos (He 11.3
CST).
¡El Poder de
Dios radica en la Palabra de Dios! Esto es algo que sabía muy bien aquel
centurión que fue al encuentro de Jesús,
Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado
está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús
le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado
sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo
mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi
siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo
a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta
fe (Mat 8.5-10).
Así que,
para que tú puedas resistir en el día malo y estar firme habiéndolo acabado
todo necesitas hacerte fuerte en la Palabra de Dios.
Pero sin fe
[sin creerle a Dios, creyendo Su Palabra]
es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así que la fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la
palabra de Cristo
(Ro 10.17 BAD).
La Biblia,
la Palabra de Dios, que no miente, es la Verdad; es la fortaleza de los siglos
en la cual tú puedes confiar perpetuamente. Sea cual sea tu situación o
condición actual, ésta es temporal y circunstancial; aunque a ti te parezca
determinante o definitiva, no lo es. Lo único determinante y definitivo es la
Verdad, y la Verdad es lo que Dios ha hablado acerca de ti:
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
La Verdad es
que ¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, para
pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti!
Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17).
¡Jesús no vino a condenarte sino
a darte, a otorgarte, la Vida Eterna que solamente un(a) Hijo(a) de Dios puede
tener!
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
¡La Vida que Jesús YA te ha dado
es una Vida Plena y Abundante! Es el ladrón, Satanás, el que te quiere hurtar,
matar y destruir con sus engaños y mentiras; metiendo miedo en tu corazón para
que así pongas tus ojos en las circunstancias y dejes de ver a Jesús y dejes de
atender a Sus Palabras.
quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).
La Verdad es que por lo que Él hizo
en la cruz, ¡tú has sido declarado(a) justo(a) y, por lo tanto, tienes derecho
a ser sano(a) de toda enfermedad!
Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece (Fil 4.13).
¡Tú puedes hacerle frente a cualquier
problema, reto o aflicción, con la certeza que saldrás más que vencedor(a)!
Mi Dios, pues, suplirá todo lo
que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).
¡Puedes estar cien por ciento seguro(a)
que ante cualquier necesidad tu Padre suplirá TODO lo que te falte!
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Fortalecerte en el Señor y en el
Poder de Su fuerza significa que, en Verdad puedes dejar de preocuparte y
angustiarte por tratar de ser feliz y vivir una Vida Plena y Abundante: déjalo
todo en manos de Dios, ¡Dios es digno de confianza!
Así que, ¡Fortalécete en el Señor
y en el Poder de Su Fuerza! Haz de la Biblia, la Palabra de Dios, la norma y
pauta de tu vida, ponla en tu mente, boca y corazón.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Recuerda que
la palabra entonces significa,
ni antes, ni después, ni de ninguna otra forma.
¡Dios mismo te indica el secreto
para que hagas prosperar tu camino y que todo te salga bien! ¡Lee la Biblia!
¡Medita en ella de día y de noche! ¡Dios no puede mentir! ¡Jamás serás avergonzado(a)
de haber creído la Palabra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy puedo
con toda certeza declarar que, a pesar de mis circunstancias, soy un(a) hombre (mujer)
feliz porque confío en Ti. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y que el conocimiento de la Verdad
me hace libre. ¡Soy libre! Soy libre de todo temor y ansiedad; el mismísimo
Señor Jesús, que fue engendrado por Dios, me guarda y el maligno no me toca.
Tú, oh Dios, estás conmigo y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? Tú todo lo
puedes. No hay problema, angustia o enfermedad que pueda hacer valer ningún
derecho sobre mi vida, que es la Vida Eterna que Tú, Jesucristo, compraste para
mí al pagar todos mis pecados en la cruz. En Tu muerte yo morí y esa vieja
naturaleza quedó ahí, en la cruz. Con tu resurrección tengo Vida Eterna, la vida
plena y abundante que sólo puede tener un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo. ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Por lo tanto, me fortalezco en el poder de
Tu fuerza, que es Tu Palabra, y resisto a la enfermedad, pobreza, tristeza,
angustia y depresión. Yo soy lo que está escrito en Tu Palabra que soy. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del
Rey! Por tanto, con toda autoridad y plena certeza, yo le llamo al Amor, al
gozo y a la paz, que son mi derecho, para vivir mi Vida en Plenitud y
Abundancia. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
11 Efe 6 / Ez 17 / Isa
46
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
11 Efe 6 / Ez 17 / Isa
46
Efesios
6
6
1Hijos, obedeced en el Señor a
vuestros padres, porque esto es justo.a 2Honra
a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para
que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.b 4Y
vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,c sino
criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
5Siervos, obedeced a vuestros amos
terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a
Cristo; 6no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
7sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8sabiendo
que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea
libre.d
9Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas,
sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos,e
y que para él no hay acepción de personas.f
La armadura de Dios
10Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en
el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14Estad, pues,
firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,g y vestidos con
la coraza de justicia,h 15y calzados los
pies con el apresto del evangelio de la paz.i 16Sobre
todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego
del maligno. 17Y tomad el yelmo de la salvación,j
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18orando en
todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19y por mí, a
fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo
el misterio del evangelio, 20por el cual soy embajador en cadenas;
que con denuedo hable de él, como debo hablar.
Salutaciones finales
21Para que también vosotros sepáis
mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico,k
hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22el cual envié a
vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele
vuestros corazones.l
23Paz sea a los hermanos, y amor
con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24La gracia sea con
todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.[1]
Ezequiel
17
Parábola de las águilas y la vid
17
1Vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 2Hijo de hombre, propón una figura, y compón una
parábola a la casa de Israel. 3Y dirás: Así ha dicho Jehová el
Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas
de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro. 4Arrancó
el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en
una ciudad de comerciantes. 5Tomó también de la simiente de la
tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas
abundantes, la puso como un sauce. 6Y brotó, y se hizo una vid de
mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces
estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó
mugrones.
7Había también otra gran águila, de
grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus
raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los
surcos de su plantío. 8En un buen campo, junto a muchas aguas, fue
plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta.
9Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará
sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se
secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces.
10Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo
cuando el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se secará.
11Y vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 12Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué
significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a
Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia.
13Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le
hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra,
14para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que
guardando el pacto, permaneciese en pie. 15Pero se rebeló contra él,a
enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será
prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá
escapar? 16Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de
Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento
menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió. 17Y ni con gran
ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se
levanten vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas. 18Por
cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había
dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará. 19Por
tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que el juramento mío que
menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma cabeza.
20Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a
Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su prevaricación con que contra
mí se ha rebelado. 21Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas,
caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y
sabréis que yo Jehová he hablado.
22Así ha dicho Jehová el Señor:
Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus
renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime.
23En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto,
y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda
especie; a la sombra de sus ramas habitarán. 24Y sabrán todos los
árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo,
hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he
dicho, y lo haré.[2]
Isaías 46
46
1Se postró Bel, se abatió Nebo; sus
imágenes fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas que
vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre las bestias cansadas.
2Fueron humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de
la carga, sino que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio.
3Oídme, oh casa de Jacob, y todo el
resto de la casa de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre, los
que sois llevados desde la matriz. 4Y hasta la vejez yo mismo, y hasta
las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.
5¿A quién me asemejáis, y me
igualáis, y me comparáis, para que seamos semejantes? 6Sacan oro
de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios
de ello; se postran y adoran. 7Se lo echan sobre los hombros, lo
llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le
gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
8Acordaos de esto, y tened
vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. 9Acordaos de las
cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro
Dios, y nada hay semejante a mí, 10que anuncio lo por venir desde
el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; 11que llamo desde
el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo
haré venir; lo he pensado, y también lo haré.
12Oídme, duros de corazón, que
estáis lejos de la justicia: 13Haré que se acerque mi justicia; no
se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi
gloria en Israel.[3]
a a 6.1: Col. 3.20.
b b 6.2–3: Ex. 20.12; Dt. 5.16.
c c 6.4: Col. 3.21.
d d 6.5–8: Col. 3.22–25.
e e 6.9: Col. 4.1.
f f 6.9: Dt. 10.17; Col. 3.25.
g g 6.14: Is. 11.5.
h h 6.14: Is. 59.17.
i i 6.15: Is. 52.7.
j
j 6.17: Is. 59.17.
k
k 6.21: Hch. 20.4; 2 Ti. 4.12.
l
l 6.21–22: Col. 4.7–8.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ef
5.33-6.24
a a 17.12–15: 2 R. 24.15–20; 2 Cr. 36.10–13.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez
16.63-17.24
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
45.25-46.13
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