¡Cómo vivir una Vida con Propósito!
¡Tu propósito al máximo!
Por Riqui Ricón*
Así ha dicho Jehová, Redentor
de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las
naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y
adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió (Isa 49.7).
Al leer y
meditar la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, encontrarás, una y
otra vez, que Dios te ha escogido y que lo ha hecho por Amor a ti. De alguna
manera, incomprensible para nosotros pero posible para Aquel que todo lo puede,
Él te conoció desde antes de la fundación del mundo, te amó y te escogió con
propósito.
Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio
de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe
1.3-5).
Dios te ama tanto que mandó a Su
Hijo Jesucristo a pagar, con Su propia Vida, el precio de todos tus pecados
para que tú seas ahora santo(a) y sin mancha delante de Él; todo esto con el
propósito de que seas adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a) por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad hacia tu
persona.
Así que, ¡tú
has sido escogido(a) por Dios con el propósito expreso de ser hecho(a) un(a)
auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Hacerte un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo por medio de Jesucristo es el verdadero y único propósito de
la Redención. Ciertamente que Jesús murió en la cruz pagando todos tus pecados,
sin embargo, justificarte con Su muerte
fue tan sólo un requisito para un propósito mucho mayor. De nuevo, ciertamente,
una vez justificado(a), el Padre te perdonó todas tus ofensas apartándote para
Él, pero ésta, tu santificación, es también otro requisito hacia ese propósito
mayor.
Pon atención a cómo lo expresa la
Escritura:
Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
Una vez justificado(a), perdonado(a)
y santificado(a) sólo Dios te puede hacer perfecto(a) a través del Nuevo
Nacimiento, declarando con Su Palabra, eterna e infalible, que ahora tú eres Su
Hijo(a); exactamente igual que Jesús.
La única diferencia entre Jesús y
tú es que Él es el primogénito, el primero, y tú eres uno(a) más entre muchos
hermanos. ¡Jesús es tu hermano mayor!
Así que, al leer y meditar la
Biblia te das cuenta que Dios te ama, que nunca te ha dejado, ni te dejará, que
pagó el precio más alto para hacerte Suyo(a) y que, sin importar la situación o
condición en la que hoy te encuentres, Él siempre estará contigo.
¿Se olvidará la mujer de lo
que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide
ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Dios no
miente, ni se arrepiente. Lo que Él ha dicho, Él lo hará; lo que Él ha hablado,
lo ejecutará. ¡Esta es la Verdad! Ahora, por medio de la Sangre de Jesús, tú
eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios. Tu vieja naturaleza, ese(a) hombre (mujer)
con tendencia al pecado y al fracaso, ya no existe más, murió en esa cruz.
Porque el amor de Cristo nos
constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino
para aquel que murió y resucitó por ellos… De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Co 5.14-15, 17).
Esto es lo
que significa el Nuevo Nacimiento. Esta es la identidad que te otorga el Nacer
de Nuevo por la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Por lo
tanto, a pocos días de terminar este año y comenzar uno nuevo, es necesario que
te preguntes, ¿a qué le temes? Dios, tu Padre, está contigo, y si Dios está
contigo, ¿quién contra ti? ¿Por qué te angustias? ¿No sabes que a los que aman
a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados? (Ro 8.28).
En lugar de darle lugar al temor
y a la duda, mejor créele a Dios, cree a Su Palabra la Biblia y toma tu Identidad
de Hijo(a) amado(a) para que cumplas el propósito por el cual fuiste escogido(a):
SER un(a) Hijo(a) del Rey y ejercer dominio.
Pues si por la transgresión de
uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo,
los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Ro 5.17).
¡Has sido
redimido(a) por Dios para reinar y ejercer dominio en esta tierra!
y cantaban un nuevo cántico,
diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y
pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,
y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).
Así que, no
te desanimes por nada. No pongas tus ojos en lo difícil o malo que está tu
situación en este momento. Pon tus ojos en Jesús el autor y consumador de tu fe
y no te dejes amedrentar por tus problemas y sujétalos bajo la autoridad que
tienes como Hijo(a) de Dios.
Recuerda,
escrito está que de TODO problema, enfermedad o aflicción, tú saldrás más que
vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, que hermoso es saberse tan amado(a) por Ti. Señor Jesús, no puedo
dejar de agradecerte lo que hiciste por mí en la cruz, por Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota como el precio de Tu Amor, que pagaste por mí.
Es por Tu Sangre que he obtenido esta Nueva Naturaleza que me permite ser
llamado(a) Hijo(a) de Dios. Gracias porque ahora todas y cada una de las
preciosas y grandísimas promesas que has hablado en Tu Palabra me permiten
participar de ésta, mi Nueva Naturaleza que he recibido mediante Tu muerte y
resurrección. Padre, de todos mis pecados me arrepiento y te pido Tu Perdón;
sobre todo de la incredulidad a Tu Palabra. Creo y recibo mi Nueva identidad,
quien Tú dices que soy: Tu Hijo(a) amado(a). Por tanto, estoy convencido(a) que
TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que
vives en mí y conmigo, que aquel que está en el mundo. De todo problema,
enfermedad o angustia soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó,
Cristo Jesús. Por todo esto, declaro que caerán a mi lado mil y diez mil a mi
diestra mas a mí no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte
NO TEMERÉ mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Tú eres el que me guarda
y el maligno no me toca. Someto todo problema, angustia o enfermedad a la
autoridad de la Palabra de Dios y los pongo bajo mis pies. ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
14 Fil
2.1-11 / Ez 20
/ Isa 49
RV60
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y Meditación de la Palabra de Dios
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Diciembre
14 Fil
2.1-11 / Ez 20
/ Isa 49
Filipenses
2.1-11
Humillación y exaltación de Cristo
2
1Por tanto, si hay alguna consolación
en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún
afecto entrañable, si alguna misericordia, 2completad mi gozo,
sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma
cosa. 3Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con
humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros. 5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le
exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiesea
que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.[1]
Ezequiel
20
Modo de proceder de Dios con Israel
20
1Aconteció en el año séptimo, en el
mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de
Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí. 2Y vino
a mí palabra de Jehová, diciendo: 3Hijo de hombre, habla a los
ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís
vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor. 4¿Quieres
tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las
abominaciones de sus padres, 5y diles: Así ha dicho Jehová el
Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la
descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra
de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Jehová vuestro
Dios; 6aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría
de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y
miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;a 7entonces
les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os
contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.
8Mas ellos se rebelaron contra mí,
y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante
de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira
sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.
9Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos
de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido,
actué para sacarlos de la tierra de Egipto. 10Los saqué de la tierra
de Egipto, y los traje al desierto, 11y les di mis estatutos, y
les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere
vivirá. 12Y les di también mis días de reposo,* para que
fuesen por señal entre mí y ellos,b para que
supiesen que yo soy Jehová que los santifico. 13Mas se rebeló
contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y
desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá;c
y mis días de reposo* profanaron en gran manera; dije, por tanto, que
derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos. 14Pero
actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones
ante cuyos ojos los había sacado.
15También yo les alcé mi mano en el
desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye
leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;d
16porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y
mis días de reposo* profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón. 17Con
todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el desierto;
18antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de
vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos.
19Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis
preceptos, y ponedlos por obra; 20y santificad mis días de
reposo,* y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo
soy Jehová vuestro Dios. 21Mas los hijos se rebelaron contra mí;
no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por
obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de
reposo.*
Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos,
para cumplir mi enojo en ellos en el desierto. 22Mas retraje mi
mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones
ante cuyos ojos los había sacado. 23También les alcé yo mi mano en
el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los
dispersaría por las tierras,e 24porque no
pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron
mis días de reposo,* y tras los ídolos de sus padres se les fueron
los ojos. 25Por eso yo también les di estatutos que no eran
buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir. 26Y los
contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito,
para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.
27Por tanto, hijo de hombre, habla
a la casa de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me
afrentaron vuestros padres cuando cometieron rebelión contra mí. 28Porque
yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había
de dársela, y miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí
sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí
pusieron también su incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.
29Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue
llamado su nombre Bama1 hasta el día de hoy.
30Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os
contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus
abominaciones? 31Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo
pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros
ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová
el Señor, que no os responderé.
32Y no ha de ser lo que habéis
pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las demás
familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.
33Vivo yo, dice Jehová el Señor,
que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre
vosotros; 34y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las
tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo
derramado; 35y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré
con vosotros cara a cara. 36Como litigué con vuestros padres en el
desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el
Señor. 37Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los
vínculos del pacto; 38y apartaré de entre vosotros a los rebeldes,
y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los
sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.
39Y a vosotros, oh casa de Israel,
así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si
es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras
ofrendas y con vuestros ídolos.
40Pero en mi santo monte, en el
alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de
Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras
ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas
consagradas. 41Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya
sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que
estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.
42Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de
Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros
padres. 43Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos
vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a
causa de todos vuestros pecados que cometisteis. 44Y sabréis que
yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según
vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel,
dice Jehová el Señor.
Profecía contra el Neguev
45Vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 46Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu
palabra hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev. 47Y
dirás al bosque del Neguev: Oye la palabra de Jehová: Así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol
verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego; y serán quemados en
ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte. 48Y verá toda
carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará. 49Y dije: ¡Ah,
Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?[2]
Isaías 49
Israel, siervo de Jehová
49
1Oídme, costas, y escuchad, pueblos
lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo
mi nombre en memoria. 2Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió
con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba;
3y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré. 4Pero
yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis
fuerzas; pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.
5Ahora pues, dice Jehová, el que me
formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob y
para congregarle a Israel (porque estimado seré en los ojos de Jehová, y el
Dios mío será mi fuerza); 6dice: Poco es para mí que tú seas mi
siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de
Israel; también te di por luz de las naciones,a para que seas
mi salvación hasta lo postrero de la tierra.b
7Así ha dicho Jehová, Redentor de
Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones,
al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán
por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.
Dios promete restaurar a Sion
8Así dijo Jehová: En tiempo
aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé;c y te
guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que
heredes asoladas heredades; 9para que digas a los presos: Salid; y
a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en
todas las alturas tendrán sus pastos. 10No tendrán hambre ni sed,
ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia
los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.d
11Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán
levantadas. 12He aquí éstos vendrán de lejos; y he aquí éstos del
norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim.
13Cantad alabanzas, oh cielos, y
alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha
consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia. 14Pero
Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15¿Se
olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de
su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. 16He
aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están
siempre tus muros. 17Tus edificadores vendrán aprisa; tus
destruidores y tus asoladores saldrán de ti. 18Alza tus ojos
alrededor, y mira: todos éstos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice
Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos
serás ceñida como novia.
19Porque tu tierra devastada,
arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y
tus destruidores serán apartados lejos. 20Aun los hijos de tu
orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que
yo more. 21Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque
yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién,
pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos?
22Así dijo Jehová el Señor: He
aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera;
y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. 23Reyes
serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te
adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no
se avergonzarán los que esperan en mí.
24¿Será quitado el botín al
valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? 25Pero así dice
Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será
arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.
26Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su
sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová
soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.[3]
a a 2.10–11: Is. 45.23.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Flp
1.30-2.11
a a 20.5–6: Ex. 6.2–8.
* Aquí equivale a sábado.
b b 20.12: Ex. 31.13–17.
c c 20 .11, 13: Lv. 18.5.
* Aquí equivale a sábado.
d d 20.15: Nm. 14.26–35.
* Aquí equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
e e 20.23: Lv. 26.33.
* Aquí
equivale a sábado.
1 Esto es, lugar alto.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez
19.14-20.49
a
a 49.6: Is. 42.6; Lc. 2.32;
Hch. 26.23.
b
b 49.6: Hch. 13.47.
c c 49.8: 2 Co. 6.2.
d d 49.10: Ap. 7.16–17.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
48.22-49.26
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