viernes, 18 de diciembre de 2020

¡Cómo recibir tu Sanidad!

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18 de Diciembre

¡Cómo recibir tu Sanidad!


¡Por medio de la Plenitud de Dios!

Por Riqui Ricón*

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?... Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros… Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos (Isa 53.1, 6, 10-11).

La grandeza del Amor que Dios siente por ti está magníficamente expresado mediante la muerte y resurrección de Jesucristo como el justo precio que se pagó por todos tus pecados, para que así tú no sufras la muerte eterna y no seas apartado de tu Padre.

Este Amor sólo lo puedes experimentar por medio de la fe, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. O crees, o no crees que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

La fe es esa fuerza espiritual que te hace tener la certeza que Dios te ama y, aunque no lo veas, estás convencido(a) que es así. Tú puedes tener esa certeza de lo que esperas y esa convicción de cosas que aún no ves porque están escritas en la Biblia y la Biblia es la Palabra de Dios, y sabes que Él no miente ni se arrepiente; sabes que lo que Él dijo lo va hacer, lo que Él habló lo va a ejecutar.

En pocas palabras, ¡Sabes que Dios tiene Palabra de Honor!

Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias (Mat 8.16-17).

El maravilloso plan de redención que Dios ideó para los seres humanos tiene como propósito hacerte partícipe de la Vida del Padre, hacerte partícipe a ti de la Vida Eterna.

Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 8.6).

El Nuevo Pacto, en la Sangre de Jesús va mucho más allá del simple perdón de pecados, incluye la salud física, el bienestar material y una vida emocional llena de amor, gozo y paz.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad (3 Jn 2-4).

Andar en la Verdad es creer el mensaje del Evangelio, las Buenas Nuevas de Jesucristo: por Su Sangre y por Su resurrección, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y tienes todo el derecho a vivir esa Vida Eterna, vida plena y abundante, que Él adquirió para ti.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa 53.4-5).

Así que, la salvación que Dios te ofrece a través de Jesucristo contempla, además del perdón de pecados y la Vida Eterna como un Hijo(a) de Dios, la prosperidad, la salud, el gozo y la paz, en pocas palabras, PLENITUD.

¡Por medio de la fe en Su Nombre, en Su Sangre y en Su Palabra tienes derecho y acceso a toda Su Plenitud!

De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia (Jn 1.16 NVI)

Si el día de hoy tú estás enfermo(a) o en angustia, solo recuerda que Él ciertamente llevó tus enfermedades y sufrió tus dolores. Fue en esa cruz que Jesús PAGÓ, de una vez por todas, las consecuencias de tus pecados, te hizo libre de toda maldición y hoy puedes, con toda seguridad, recibir tu sanidad.

Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios (Efe 3.17b-19 NVI).

¿Qué necesitas para recibirla? ¡Creer! Creerle a Dios, creyendo Su Palabra, pues Él no miente; recuerda que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.

Así que, levántate en fe y ora conmigo en voz audible:

Señor Jesús, por lo que Tu hiciste en la cruz por mí, hoy puedo declarar con toda certeza que, ¡Soy sano(a) en el nombre de Jesús! Amado Padre celestial, en esta hora yo me someto a la Verdad de Tu Palabra y con ella, resisto al diablo. Por lo tanto, Satanás y todo espíritu de temor, duda, enfermedad y muerte, les ordeno salir de mi vida. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, por la fe en Jesucristo, por lo que Él pagó por mí, ahora todos ustedes, demonios, están debajo de mis pies. ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz que sólo yo, un(a) Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en la Plenitud de Dios, mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de mí. Por todo esto, por esta indiscutible Victoria, Tú, Jesucristo, mi Rey, Señor y Salvador, me has hecho más que vencedor(a). ¡Gracias, Señor Jesús! Amado Padre celestial, por éste, Tu gran Amor por mí, ahora soy apto(a) para participar de la herencia de los santos en luz. ¡Me has librado de la potestad de las tinieblas! ¡Me has trasladado al reino  de Tu amado Hijo! ¡Soy dichoso(a) pues en Ti confío! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 18                                   Col 1.1-23   /  Ez 25-26  /  Isa 53

   

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Diciembre 18                                   Col 1.1-23   /  Ez 25-26  /  Isa 53

 

Colosenses 1.1-23

Salutación

1

1Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 2a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Pablo pide que Dios les conceda sabiduría espiritual

3Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 5a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, 6que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, 7como lo habéis aprendido de Epafras,a nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, 8quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.

9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.b

Reconciliación por medio de la muerte de Cristo

15El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,c él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.d

21Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.[1]

 

   

Ezequiel 25-26

Profecía contra Amón

25

1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los hijos de Amón,a y profetiza contra ellos. 3Y dirás a los hijos de Amón: Oíd palabra de Jehová el Señor. Así dice Jehová el Señor: Por cuanto dijiste: ¡Ea, bien!, cuando mi santuario era profanado, y la tierra de Israel era asolada, y llevada en cautiverio la casa de Judá; 4por tanto, he aquí yo te entrego por heredad a los orientales, y pondrán en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche. 5Y pondré a Rabá por habitación de camellos, y a los hijos de Amón por majada de ovejas; y sabréis que yo soy Jehová. 6Porque así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto batiste tus manos, y golpeaste con tu pie, y te gozaste en el alma con todo tu menosprecio para la tierra de Israel, 7por tanto, he aquí yo extenderé mi mano contra ti, y te entregaré a las naciones para ser saqueada; te cortaré de entre los pueblos, y te destruiré de entre las tierras; te exterminaré, y sabrás que yo soy Jehová.

Profecía contra Moab

8Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto dijo Moabb y Seir: He aquí la casa de Judá es como todas las naciones; 9por tanto, he aquí yo abro el lado de Moab desde las ciudades, desde sus ciudades que están en su confín, las tierras deseables de Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim, 10a los hijos del oriente contra los hijos de Amón; y la entregaré por heredad, para que no haya más memoria de los hijos de Amón entre las naciones. 11También en Moab haré juicios, y sabrán que yo soy Jehová.

Profecía contra Edom

12Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hizo Edom,c tomando venganza de la casa de Judá, pues delinquieron en extremo, y se vengaron de ellos; 13por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Yo también extenderé mi mano sobre Edom, y cortaré de ella hombres y bestias, y la asolaré; desde Temán hasta Dedán caerán a espada. 14Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.

Profecía contra los filisteos

15Así ha dicho Jehová el Señor: Por lo que hicieron los filisteosd con venganza, cuando se vengaron con despecho de ánimo, destruyendo por antiguas enemistades; 16por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo extiendo mi mano contra los filisteos, y cortaré a los cereteos, y destruiré el resto que queda en la costa del mar. 17Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.

Profecía contra Tiro

26

1Aconteció en el undécimo año, en el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiroa contra Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella desierta; 3por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas. 4Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa. 5Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones. 6Y sus hijas que están en el campo serán muertas a espada; y sabrán que yo soy Jehová.

7Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo. 8Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti. 9Y pondrá contra ti arietes, contra tus muros, y tus torres destruirá con hachas. 10Por la multitud de sus caballos te cubrirá el polvo de ellos; con el estruendo de su caballería y de las ruedas y de los carros, temblarán tus muros, cuando entre por tus puertas como por portillos de ciudad destruida. 11Con los cascos de sus caballos hollará todas tus calles; a tu pueblo matará a filo de espada, y tus fuertes columnas caerán a tierra. 12Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas. 13Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras.b 14Y te pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor.

15Así ha dicho Jehová el Señor a Tiro: ¿No se estremecerán las costas al estruendo de tu caída, cuando griten los heridos, cuando se haga la matanza en medio de ti? 16Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus ropas bordadas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos sobre ti. 17Y levantarán sobre ti endechas, y te dirán: ¿Cómo pereciste tú, poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el mar, ella y sus habitantes, que infundían terror a todos los que la rodeaban? 18Ahora se estremecerán las islas en el día de tu caída; sí, las islas que están en el mar se espantarán a causa de tu fin.c

19Porque así ha dicho Jehová el Señor: Yo te convertiré en ciudad asolada, como las ciudades que no se habitan; haré subir sobre ti el abismo, y las muchas aguas te cubrirán. 20Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con los pueblos de otros siglos, y te pondré en las profundidades de la tierra, como los desiertos antiguos, con los que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y daré gloria en la tierra de los vivientes. 21Te convertiré en espanto, y dejarás de ser; serás buscada, y nunca más serás hallada,d dice Jehová el Señor.[2]

 

       

Isaías 53

 

53

1¿Quién ha creído a nuestro anuncio?a ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?b 2Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores;c y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.d 6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,e cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero;f y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes,g y por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.h

10Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,i habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.[3]

 



a a 1.7: Col. 4.12; Flm. 23.

b b 1.14: Ef. 1.7.

c c 1.18: Ef. 1.22–23.

d d 1.20: Ef. 2.16.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Flp 4.23-Col 1.23

a a 25.1–7: Jer. 49.1–6; Ez. 21.28–32; Am. 1.13–15; Sof. 2.8–11.

b b 25.8–11: Is. 15.1—16.14; 25.10–12; Jer. 48.1–47; Am. 2.1–3; Sof. 2.8–11.

c c 25.12–14: Is. 34.5–17; 63.1–6; Jer. 49.7–22; Ez. 35.1–15; Am. 1.11–12; Abd. 1–14; Mal. 1.2–5.

d d 25.15–17: Is. 14.29–31; Jer. 47.1–7; Jl. 3.4–8; Am. 1.6–8; Sof. 2.4–7; Zac. 9.5–7.

a a 26 .1—28.19: Is. 23.1–18; Jl. 3.4–8; Am. 1.9–10; Zac. 9.1–4; Mt. 11.21–22; Lc. 10.13–14.

b b 26.13: Ap. 18.22.

c c 26.16–18: Ap. 18.9–10.

d d 26.21: Ap. 18.21.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez 24.27-26.21

a a 53.1: Ro. 10.16.

b b 53.1: Jn. 12.38.

c c 53.4: Mt. 8.17.

d d 53.5: 1 P. 2.24.

e e 53.6: 1 P. 2.25.

f f 53.7: Ap. 5.6.

g g 53.7–8: Hch. 8.32–33.

h h 53.9: 1 P. 2.22.

i i 53.12: Mr. 15.28; Lc. 22.37.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 52.15-53.12


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