¿Por qué es tan importante comprender y CREER que eres
Nacido(a) de Nuevo?
¡Algo totalmente Nuevo y
asombroso!
Por Riqui Ricón*
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas
antiguas. He aquí que yo hago cosa
nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el
desierto, y ríos en la soledad… Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor
de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados (Isa 43.18-19, 25).
Estamos viviendo los tiempos
más emocionantes en la historia de la humanidad. En Verdad que es maravilloso vivir
esta vida tomados de la mano y de la Palabra de Dios.
700 años antes de Cristo, hace
aproximadamente 2700 años, Dios prometió que haría algo Nuevo, algo totalmente
diferente: Esas vidas secas y solitarias, llenas de rebelión y de pecado, que
no pueden, ni podrán nunca agradar a Dios, serían transformadas por Su Amor;
serían renovadas de tal forma que Dios ya no podrá acordarse jamás de sus
pecados. ¡Asombroso!
… porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se
rebela contra Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla (Ro
8.7 BAD).
¿Cómo es posible que Él esté
dispuesto a perdonar y olvidar todo lo que tú hiciste con tu vida? Sólo por Amor.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
A punto de terminar un año
más, te animo a que no dudes más y lo tengas por cierto, que Dios te ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti.
Y no solamente Dios te amó
para pagar y perdonarte tus pecados, sino que ahora Él mismo te llama Hijo(a)
Suyo(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Y eso no es todo, sino que,
además, diseño un Plan perfecto para asegurarse que Él disfrutaría de tu
presencia y compañía por toda la eternidad.
¿Cómo se aseguró Dios que tú
ya no vuelvas atrás? Haciendo algo totalmente Nuevo, llevando a cabo Su Plan de
Redención con el cual te liberó total y permanentemente del pecado y de la
muerte.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).
Esto lo logró a través de la
muerte y resurrección de Jesucristo con la cual te dio una Nueva Vida y te dotó
de una naturaleza totalmente Nueva y diferente.
¿Qué otra cosa podemos decir? ¿Seguiremos pecando, para que Dios pueda
manifestar más ampliamente su gracia salvadora? ¡De ninguna manera! No podemos
seguir viviendo bajo el dominio del pecado después de haber muerto en lo que al
pecado respecta. Entended esto: todos los que hemos sido bautizados en el
nombre de Cristo Jesús, por el hecho mismo del bautismo estamos unidos a él en
su muerte. Simbólicamente, nuestra vieja naturaleza amante del pecado quedó
muerta y sepultada con Cristo en el bautismo, para que podamos andar en una
maravillosa vida nueva, de acuerdo con la nueva vida que él recibió al ser
resucitado de entre los muertos por el glorioso poder de Dios Padre. De este
modo pasamos a formar parte de él mismo. Por así decirlo, cuando él murió,
nosotros morimos con él, pero ahora compartimos su nueva vida porque también
resucitamos con él en su resurrección (Ro 6.1-5 CST).
Tú no eres más la misma
persona que antes eras. Tú no eres más ese(a) viejo(a) pecador(a) sujeto(a) a
la ley del pecado y de la muerte. ¡No! ¡Nunca más! Es Satanás el único
interesado en que sigas viviendo bajo el dominio del pecado después de haber
muerto en lo que al pecado respecta.
Tu vieja naturaleza amante del
pecado quedó muerta y sepultada con Cristo, para que puedas andar en una
maravillosa Vida Nueva, de acuerdo con la Nueva Vida que Él recibió al ser
resucitado de entre los muertos por el glorioso poder de Dios Padre. De este
modo pasaste a formar parte de Él mismo. Pues, cuando Jesús murió, tú moriste
con Él, y ahora compartes su Nueva Vida porque también resucitaste con Él en Su
resurrección.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Por medio de tu fe en Jesús
[por medio de creerle a Dios, creyendo Su Palabra], Dios te ha hecho una nueva
especie de ser que no existía antes: Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Justificado(a), perdonado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) para recibir la
Vida Eterna, la Vida Plena y Abundante que sólo pueden vivir los legítimos
Hijos de Dios.
Por esto, por la Palabra de
Dios, tú estás habilitado(a) y capacitado(a) para despojarte del (la) viejo(a)
hombre (mujer), que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos, y puedes
renovarte en el espíritu de tu mente para vestirte del (la) Nuevo(a) hombre
(mujer), creado(a) según Dios en la justicia y santidad de la Verdad.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Satanás
siempre tratará de mentirte hasta que le creas y así matarte y destruirte; pero
Jesús te ha dado Su Palabra, la Biblia, para que creyéndole a Dios, creyendo Su
Palabra, tú tengas Vida y la tengas en abundancia.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Estas son las buenas noticias,
el Evangelio de Jesucristo, que, por Su muerte y resurrección, ahora ya eres
un(a) Nuevo(a) hombre (mujer) creado(a) según Dios en la justicia y santidad de
la verdad.
Pero ahora, así dice el SEÑOR, el que te creó, Jacob, el que te formó,
Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres
mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te
cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán
las llamas. Yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador; yo he
entregado a Egipto como precio por tu rescate, a Cus y a Seba en tu lugar. A
cambio de ti entregaré hombres; ¡a cambio de tu vida entregaré pueblos! Porque
te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra. No temas, porque yo
estoy contigo; desde el oriente traeré a tu descendencia, desde el occidente te
reuniré. Al norte le diré: “¡Entrégalos!” y al sur: “¡No los retengas! Trae a
mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la tierra. Trae a
todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al
que yo hice y formé.” » (Isa 43.1-7 NVI).
Ahora bien, la pregunta que
hay que responder es, ¿por qué no vives o te sientes así? Simple, porque todo
esto se recibe por medio de la fe, es decir, sabiendo que si Dios lo dice en Su
Palabra, entonces, esta es la Verdad, sin importar cómo te sientas o te veas a
ti mismo(a).
Lo crees y lo recibes porque
está en la Biblia y así Dios lo dice. Lo crees y lo recibes despojándote
(quitándote de encima) esa vieja naturaleza.
Lo crees y lo recibes al renovarte
en el espíritu de tu mente con la Palabra de Dios, quien claramente establece
que, por medio de Jesucristo, tú ya no eres más esa vieja persona, pues la ley
del Espíritu de Vida en Cristo Jesús, te ha hecho libre de la ley del pecado y
de la muerte.
Lo crees y lo recibes al aceptar que ahora tú eres ese(a) Nuevo(a)
hombre (mujer) creado(a) según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Tú
ahora eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, por lo tanto, eres
totalmente capaz de vivir la vida justa y santa que se compró para ti a precio
de la Sangre de Cristo Jesús.
No se trata que intentes ser
algo o alguien que difícilmente podrías ser, sino que creas que, por el Poder y
el Amor de Dios para contigo, ahora eres esa persona que Dios dice en Su
Palabra que tú ya eres.
Porque yo, el SEÑOR, hablaré, y lo que diga se cumplirá sin retraso.
Pueblo rebelde, mientras ustedes aún tengan vida, yo cumpliré mi palabra. Lo
afirma el SEÑOR omnipotente.” » El SEÑOR me dirigió la palabra: «Hijo de
hombre, el pueblo de Israel anda diciendo que tus visiones son para un futuro
distante, y que tus profecías son a largo plazo. Por lo tanto, adviérteles que
así dice el SEÑOR omnipotente: “Mis palabras se cumplirán sin retraso: yo
cumpliré con lo que digo. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.” » (Ez
12.25, 28 NVI).
¡Dios no puede mentir!
Así que, ¡Jamás serás
avergonzado(a) por haber creído la Palabra de Dios!
Esto, mi amado(a) amigo(a), es
algo totalmente Nuevo y diferente. Esto es lo que significa ser Nacido(a) de
Nuevo. No es algo que tu tengas o debas conseguir, sino que es algo que tú ya eres;
es lo que Jesús hizo por Amor a ti al morir
en esa cruz y luego resucitar de entre los muertos venciendo a la muerte por ti.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no
morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído
que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo (Jn 11.25-27).
Si puedes
creer, ¡al que cree todo le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo he
decidido creerte a Ti, creer Tu Palabra, por lo tanto, creo y recibo esa Nueva
Naturaleza que adquiriste para mí al precio de la muerte y resurrección de Tu
Hijo, Jesús. Me despojo del engaño y la mentira que me quieren convencer que
sigo siendo la misma persona fracasada y pecadora y que nada o poco ha cambiado
en mi vida. No recibo esa vieja naturaleza. ¡Mi Vida ha cambiado por completo!
¡Yo, _____________ (tu nombre aquí), he sido justificado(a) en la Sangre
Preciosa de Cristo Jesús! ¡Yo, _____________ (tu nombre aquí), he sido perdonado(a)
por el infinito Amor de mi Padre celestial! Gracias, Señor Jesús. Hoy renuevo
mi mente y mi entendimiento con Tu Palabra. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de
Dios que vive y permanece para siempre. He sido regenerado(a) conforme a Dios
en la justicia y santidad de la Verdad. Creo y recibo este Tu gran Amor, mi
Dios. Por tanto declaro que soy sano(a), soy libre, soy próspero(a). Espíritu
Santo, recibo Tu Amor, gozo y paz para vivir esa Vida Plena y abundante,
siempre en victoria, que Tú planeaste para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
8 Efesios
4.17-32 / Ez 12-13
/ Isa 43
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
8 Efesios
4.17-32 / Ez 12-13
/ Isa 43
Efesios
4.17-32
La nueva vida en Cristo
17Esto, pues, digo y requiero en el
Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su
mente, 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la
vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
19los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la
lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20Mas
vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21si en verdad le
habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en
Jesús. 22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del
viejo hombre,d que está viciado conforme a los deseos
engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y
vestíos del nuevo hombre,e creado según Diosf
en la justicia y santidad de la verdad.
25Por lo cual, desechando la
mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo;g porque somos
miembros los unos de los otros. 26Airaos, pero no pequéis;h
no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al
diablo. 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con
sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece
necesidad. 29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los
oyentes. 30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de
vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos
a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.i[1]
Ezequiel
12-13
Salida de Ezequiel en señal de la cautividad
12
1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo
de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver
y no ven, tienen oídos para oír y no oyen,a porque son casa
rebelde. 3Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de
marcha, y parte de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro
lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde.
4Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos, como enseres de
cautiverio; mas tú saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien sale en
cautiverio. 5Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la
pared, y saldrás por ella. 6Delante de sus ojos los llevarás sobre
tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra;
porque por señal te he dado a la casa de Israel.
7Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis enseres de
día, como enseres de cautiverio, y a la tarde me abrí paso por entre la pared
con mi propia mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de
ellos.
8Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana, diciendo:
9Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa
rebelde: ¿Qué haces? 10Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Esta
profecía se refiere al príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que
está en medio de ella. 11Diles: Yo soy vuestra señal; como yo
hice, así se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad. 12Y
al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán;
por la pared abrirán paso para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver
con sus ojos la tierra. 13Mas yo extenderé mi red sobre él, y
caerá preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos,
pero no la verá,b y allá morirá. 14Y a todos los
que estuvieren alrededor de él para ayudarle, y a todas sus tropas, esparciré a
todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos. 15Y
sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciere entre las naciones, y los
dispersare por la tierra. 16Y haré que unos pocos de ellos escapen
de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas sus
abominaciones entre las naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy Jehová.
17Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 18Hijo
de hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con
ansiedad. 19Y di al pueblo de la tierra: Así ha dicho Jehová el
Señor sobre los moradores de Jerusalén y sobre la tierra de Israel: Su pan
comerán con temor, y con espanto beberán su agua; porque su tierra será
despojada de su plenitud, por la maldad de todos los que en ella moran.
20Y las ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada;
y sabréis que yo soy Jehová.
21Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 22Hijo
de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que
dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión? 23Diles,
por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y no repetirán
más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días, y el
cumplimiento de toda visión. 24Porque no habrá más visión vana, ni
habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. 25Porque
yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más,
sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice
Jehová el Señor.
26Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 27Hijo
de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es
para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste. 28Diles,
por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más ninguna de mis
palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor.
Condenación de los falsos profetas
13
1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2Hijo
de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los
que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová. 3Así
ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de
su propio espíritu, y nada han visto! 4Como zorras en los
desiertos fueron tus profetas, oh Israel. 5No habéis subido a las
brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que
resista firme en la batalla en el día de Jehová. 6Vieron vanidad y
adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió; con todo,
esperan que él confirme la palabra de ellos. 7¿No habéis visto
visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dijo
Jehová, no habiendo yo hablado?
8Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto
vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo
estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor. 9Estará mi mano
contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la
congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel,
ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.
10Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz;a
y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo
suelto, 11di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá
lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento
tempestuoso la romperá. 12Y he aquí cuando la pared haya caído,
¿no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que la recubristeis? 13Por
tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Haré que la rompa viento tempestuoso con
mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo
para consumir. 14Así desbarataré la pared que vosotros
recubristeis con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto su
cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy
Jehová. 15Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la
recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la
recubrieron, 16los profetas de Israel que profetizan acerca de
Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová el
Señor.
17Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de
tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,
18y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas
mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda
edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para
mantener así vuestra propia vida? 19¿Y habéis de profanarme entre
mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas
que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a
mi pueblo que escucha la mentira?
20Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy
contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las
libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que
vosotras cazáis volando. 21Romperé asimismo vuestros velos
mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en
vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová. 22Por cuanto
entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y
fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino,
infundiéndole ánimo, 23por tanto, no veréis más visión vana, ni
practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis
que yo soy Jehová.[2]
Isaías 43
Jehová es el único Redentor
43
1Ahora, así dice Jehová, Creador
tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te
puse nombre, mío eres tú. 2Cuando pases por las aguas, yo estaré
contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te
quemarás, ni la llama arderá en ti. 3Porque yo Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía
y a Seba por ti. 4Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste
honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
5No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y
del occidente te recogeré. 6Diré al norte: Da acá; y al sur: No
detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
7todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los
formé y los hice.
8Sacad al pueblo ciego que tiene
ojos, y a los sordos que tienen oídos. 9Congréguense a una todas
las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé
nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos,
y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es. 10Vosotros sois mis testigos,
dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y
entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después
de mí. 11Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 12Yo
anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros,
pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. 13Aun antes
que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo,
¿quién lo estorbará?
14Así dice Jehová, Redentor
vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender
como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en las naves de que se
gloriaban. 15Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro
Rey. 16Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en
las aguas impetuosas; 17el que saca carro y caballo, ejército y
fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan
apagados. 18No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a
memoria las cosas antiguas. 19He aquí que yo hago cosa nueva;
pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto,
y ríos en la soledad. 20Las fieras del campo me honrarán, los
chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en
la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido. 21Este pueblo he
creado para mí; mis alabanzas publicará.
22Y no me invocaste a mí, oh Jacob,
sino que de mí te cansaste, oh Israel. 23No me trajiste a mí los
animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te
hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. 24No
compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de
tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste
con tus maldades.
25Yo, yo soy el que borro tus
rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. 26Hazme
recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú para justificarte. 27Tu
primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí. 28Por
tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por
oprobio a Israel.[3]
d d 4.22: Col. 3.9.
e e 4.24: Col. 3.10.
f f 4.24: Gn. 1.26.
g g 4.25: Zac. 8.16.
h h 4.26: Sal. 4.4.
i i 4.32: Col. 3.13.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ef
4.16-32
a a 12.2: Is. 6.9–10; Jer. 5.21; Mr. 8.18.
b b 12.13: 2 R. 25.7; Jer. 52.11.
a a 13.10: Jer. 6.14; 8.11.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ez
11.25-13.23
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
42.25-43.28
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?