¡No vales la pena!
Por Riqui Ricón*
¡RENUVA TU MENTE!
Entonces
su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le
debía. Así también mi Padre
celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su
hermano sus ofensas (Mat 18.34-35).
Uno de los obstáculos donde más se tropiezan los seres
humanos es en la falta de perdón. El resentimiento es una de las emociones
preferidas por el diablo, con éste logra anular, con bastante eficacia, los
dones y propósitos con los que Dios te ha equipado.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Co 5.17).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente,
dice que tú eres un(a) Hija(o) de Dios nacida(o) de Nuevo, y ésta, tu Nueva
naturaleza, no proviene de una simiente
corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre; dice también que, ahora, las cosas viejas ya
pasaron y TODO en tu vida ha sido hecho Nuevo por el Poder y Amor que Dios siente
por ti.
Sin embargo, cuando dejas de ver y creer quien eres
tú, de acuerdo a la Palabra de Dios, comienzas a escuchar esa voz que te trae a
la memoria todos los recuerdos feos del pasado, donde fuiste lastimado,
humillado o traicionado.
No os acordéis de las cosas
pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas (Isa
43.18).
Si en verdad lo piensas, lo curioso del asunto es
que, la mayor parte del tiempo, esa(s) persona(s) que te ofendió, muy
probablemente ya no se acuerda de ti, ni de lo sucedido, mientras que tú lo
revives como si acabara de pasar, manteniendo el recuerdo fresco y cargándote
de emociones y sentimientos que anulan tu efectividad como Hija(o) del Reino,
pues tú has sido hecha(o) justa(o) por la Sangre de Jesús y el (la) justo(a)
vivirá por fe y la fe obra por el Amor.
En la parábola de la lectura del día de hoy,
Jesucristo te enseña que aquel que se
rehúsa a perdonar a su próximo, es semejante al que es echado al calabozo con
los verdugos hasta que pagué todas sus deudas. Ahora bien, los verdugos (los
demonios), tienen el oficio de atormentarte casi hasta la muerte, pero nunca
deben matarte para así poder continuar indefinidamente con tu tormento y, por
si esto fuera poco, estando en semejante condición, nunca podrás terminar de
pagar lo que debes.
El espíritu de rencor y resentimiento actúa de la
misma forma, metiéndote en una prisión para atormentarte continuamente.
Vosotros, pues, oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación,
mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (Mat
6.9-15).
Así que, ¡No pierdas tu identidad! ¡Recuerda
siempre quién eres! Dios es tu Padre y te desea sólo bien, por eso te pide que
seas libre de la falta de perdón.
Pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo perdonar?
¿Cómo olvidar? Pues recordando y creyendo siempre lo que la Biblia, la Palabra
de Dios, dice de ti: que ya eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de NUEVO, que
las cosas viejas ya pasaron y ahora, en Cristo Jesús, TODO ES NUEVO.
Tú ya no eres esa persona que fue ofendida,
lastimada o ultrajada, ¡no! ¡Nada de eso! Ahora eres un(a) Hija(o) del Rey de
reyes y Señor de señores. Tu vida y destino ahora están resueltos con Él y en
Él. No tienes que intentar perdonar, solamente CREE, al que CREE todo le es
posible. CREE que eres esa (ese) princesa (príncipe) de tu Padre que la Biblia
dice que tú ya eres.
Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).
Esta es una Ley establecida por Dios y esta Ley del
espíritu de Vida en Cristo Jesús YA TE HIZO libre de la ley del pecado y de la
muerte. Por lo tanto, ahora tú estás muy por encima de cualquier verdugo, de
cualquier odio, rencor o resentimiento.
Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no
erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais
alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P
2.9-10).
Solo utiliza las armas de tu milicia, que no son
carnales sino Poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas y dile al
rencor: ¡No vales la pena!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora vengo a Ti
porque yo he creído y recibido Tu Amor. Por lo que Tú, Señor Jesús, hiciste en
la cruz por mí, ahora yo soy esa (ese) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, que
la Biblia, Tu Palabra, dice que ahora yo soy. Por lo tanto, me despojo de todo peso y del pecado que me asedia, y corro con paciencia, con
constancia y persistencia, la carrera que tengo por delante, pongo mis ojos en
Ti, Jesús, el autor y consumador de mi fe, y me determino a perdonar y olvidar,
hoy, toda ofensa y todo agravio que aún mantenga vivo en mi memoria. Toda esa gran
deuda me perdonaste a mí para hacerme Tu Hija(o), justa(o), santa(o) y perfecta(o).
Así que, sé perfectamente que yo también puedo perdonar a mis deudores. Gracias
Señor por tanto y tan grande Amor. Estoy decidida(o) a vivir esa Vida Nueva,
Plena y Abundante, que compraste para mí con Tu Sangre Preciosa. Por esto, creo
y declaro que yo, ______________ (tu nombre aquí), ¡Soy
sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en
Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y
abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud
que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi
prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
19
Mat 18.22-35 / Núm 7-8 / Ecl 6
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
19
Mat 18.22-35 / Núm 7-8 / Ecl 6
San
Mateo 18.22-35
Los dos deudores
23Por lo cual el reino de los
cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24Y
comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil
talentos. 25A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle,
y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
26Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten
paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27El señor de aquel
siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28Pero
saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien
denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
29Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten
paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30Mas él no quiso, sino
fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31Viendo
sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a
su señor todo lo que había pasado. 32Entonces, llamándole su
señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me
rogaste. 33¿No debías tú también tener misericordia de tu
consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34Entonces su señor,
enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de
todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.[1]
Números
7-8
Ofrendas para la dedicación del altar
7
1Aconteció que cuando Moisés hubo
acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado, con todos
sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus
utensilios, 2entonces los príncipes de Israel, los jefes de las
casas de sus padres, los cuales eran los príncipes de las tribus, que estaban
sobre los contados, ofrecieron; 3y trajeron sus ofrendas delante
de Jehová, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes un
carro, y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo. 4Y
Jehová habló a Moisés, diciendo: 5Tómalos de ellos, y serán para
el servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a cada uno
conforme a su ministerio. 6Entonces Moisés recibió los carros y
los bueyes, y los dio a los levitas. 7Dos carros y cuatro bueyes
dio a los hijos de Gersón, conforme a su ministerio, 8y a los
hijos de Merari dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio bajo
la mano de Itamar hijo del sacerdote Aarón. 9Pero a los hijos de
Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del
santuario. 10Y los príncipes trajeron ofrendas para la dedicación
del altar el día en que fue ungido, ofreciendo los príncipes su ofrenda delante
del altar. 11Y Jehová dijo a Moisés: Ofrecerán su ofrenda, un
príncipe un día, y otro príncipe otro día, para la dedicación del altar.
12Y el que ofreció su ofrenda el
primer día fue Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. 13Su
ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de
plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina
amasada con aceite para ofrenda; 14una cuchara de oro de diez
siclos, llena de incienso; 15un becerro, un carnero, un cordero de
un año para holocausto; 16un macho cabrío para expiación; 17y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Naasón hijo de Aminadab.
18El segundo día ofreció Natanael
hijo de Zuar, príncipe de Isacar. 19Ofreció como su ofrenda un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 20una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 21un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 22un macho cabrío para expiación; 23y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Natanael hijo de Zuar.
24El tercer día, Eliab hijo de
Helón, príncipe de los hijos de Zabulón. 25Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 26una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 27un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 28un macho cabrío para expiación; 29y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.
30El cuarto día, Elisur hijo de
Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén. 31Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 32una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 33un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 34un macho cabrío para expiación; 35y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur.
36El quinto día, Selumiel hijo de
Zurisadai, príncipe de los hijos de Simeón. 37Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 38una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 39un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 40un macho cabrío para expiación; 41y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Zurisadai.
42El sexto día, Eliasaf hijo de
Deuel, príncipe de los hijos de Gad. 43Y su ofrenda fue un plato
de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 44una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 45un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 46un macho cabrío para expiación; 47y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.
48El séptimo día, el príncipe de
los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud. 49Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 50una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 51un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 52un macho cabrío para expiación; 53y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud.
54El octavo día, el príncipe de los
hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. 55Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 56una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 57un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 58un macho cabrío para expiación; 59y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur.
60El noveno día, el príncipe de los
hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. 61Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 62una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 63un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 64un macho cabrío para expiación; 65y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni.
66El décimo día, el príncipe de los
hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. 67Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 68una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 69un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 70un macho cabrío para expiación; 71y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahiezer hijo de Amisadai.
72El undécimo día, el príncipe de
los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. 73Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 74una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 75un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto;
76un macho cabrío para expiación; 77y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán.
78El duodécimo día, el príncipe de
los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. 79Su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 80una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 81un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 82un macho cabrío para expiación; 83y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahira hijo de Enán.
84Esta fue la ofrenda que los
príncipes de Israel ofrecieron para la dedicación del altar, el día en que fue
ungido: doce platos de plata, doce jarros de plata, doce cucharas de oro.
85Cada plato de ciento treinta siclos, y cada jarro de setenta; toda la
plata de la vajilla, dos mil cuatrocientos siclos, al siclo del santuario.
86Las doce cucharas de oro llenas de incienso, de diez siclos cada
cuchara, al siclo del santuario; todo el oro de las cucharas, ciento veinte
siclos. 87Todos los bueyes para holocausto, doce becerros; doce
los carneros, doce los corderos de un año, con su ofrenda, y doce los machos
cabríos para expiación. 88Y todos los bueyes de la ofrenda de paz,
veinticuatro novillos, sesenta los carneros, sesenta los machos cabríos, y
sesenta los corderos de un año. Esta fue la ofrenda para la dedicación del
altar, después que fue ungido.
89Y cuando entraba Moisés en el
tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de
encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los
dos querubines; y hablaba con él.
Aarón enciende las lámparas
8
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas
alumbrarán hacia adelante del candelero. 3Y Aarón lo hizo así;
encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo
mandó a Moisés. 4Y esta era la hechura del candelero, de oro
labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo;
conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero.a
Consagración de los levitas
5También Jehová habló a Moisés,
diciendo: 6Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz
expiación por ellos. 7Así harás para expiación por ellos: Rocía
sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su
cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados. 8Luego
tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y
tomarás otro novillo para expiación. 9Y harás que los levitas se
acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación
de los hijos de Israel. 10Y cuando hayas acercado a los levitas
delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas;
11y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos
de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová. 12Y los levitas
pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por
expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los
levitas. 13Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante
de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová.
14Así apartarás a los levitas de
entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas. 15Después de
eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán
purificados, y los ofrecerás en ofrenda. 16Porque enteramente me
son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo
primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los
hijos de Israel.b 17Porque mío es todo primogénito
de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que
yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí.c
18Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los
hijos de Israel. 19Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus
hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos
de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel;
para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel
al santuario.
20Y Moisés y Aarón y toda la
congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas
las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con
ellos los hijos de Israel. 21Y los levitas se purificaron, y
lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo
Aarón expiación por ellos para purificarlos. 22Así vinieron
después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión
delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés
acerca de los levitas, así hicieron con ellos.
23Luego habló Jehová a Moisés,
diciendo: 24Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a
ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión. 25Pero
desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo
ejercerán. 26Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de
reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás
con los levitas en cuanto a su ministerio.[2]
Eclesiastés
6
6
1Hay un mal que he visto debajo del
cielo, y muy común entre los hombres: 2El del hombre a quien Dios
da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea;
pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los
extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso. 3Aunque el hombre engendrare
cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si
su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un
abortivo es mejor que él. 4Porque éste en vano viene, y a las
tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. 5Además, no
ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. 6Porque
si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al
mismo lugar?
7Todo el trabajo del hombre es para
su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. 8Porque ¿qué más
tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los
vivos? 9Más vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto
es vanidad y aflicción de espíritu.
10Respecto de lo que es, ya ha
mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no puede contender con
Aquel que es más poderoso que él. 11Ciertamente las muchas
palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre? 12Porque
¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de
su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre
qué será después de él debajo del sol?[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 18.22-35). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 8.1–4: Ex. 25.31–40; 37.17–24.
b b 8.16: Ex. 32.26–29.
c c 8.17: Ex. 13.2.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Nm 6.27-8.26). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ec 5.20-6.12). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
19
Mat 18.22-35 / Núm 7-8 / Ecl 6
San
Mateo 18.22-35
Los dos deudores
23Por lo cual el reino de los
cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24Y
comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil
talentos. 25A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle,
y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
26Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten
paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27El señor de aquel
siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28Pero
saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien
denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
29Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten
paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30Mas él no quiso, sino
fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31Viendo
sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a
su señor todo lo que había pasado. 32Entonces, llamándole su
señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me
rogaste. 33¿No debías tú también tener misericordia de tu
consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34Entonces su señor,
enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de
todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.[1]
Números
7-8
Ofrendas para la dedicación del altar
7
1Aconteció que cuando Moisés hubo
acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado, con todos
sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus
utensilios, 2entonces los príncipes de Israel, los jefes de las
casas de sus padres, los cuales eran los príncipes de las tribus, que estaban
sobre los contados, ofrecieron; 3y trajeron sus ofrendas delante
de Jehová, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes un
carro, y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo. 4Y
Jehová habló a Moisés, diciendo: 5Tómalos de ellos, y serán para
el servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a cada uno
conforme a su ministerio. 6Entonces Moisés recibió los carros y
los bueyes, y los dio a los levitas. 7Dos carros y cuatro bueyes
dio a los hijos de Gersón, conforme a su ministerio, 8y a los
hijos de Merari dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio bajo
la mano de Itamar hijo del sacerdote Aarón. 9Pero a los hijos de
Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del
santuario. 10Y los príncipes trajeron ofrendas para la dedicación
del altar el día en que fue ungido, ofreciendo los príncipes su ofrenda delante
del altar. 11Y Jehová dijo a Moisés: Ofrecerán su ofrenda, un
príncipe un día, y otro príncipe otro día, para la dedicación del altar.
12Y el que ofreció su ofrenda el
primer día fue Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. 13Su
ofrenda fue un plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de
plata de setenta siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina
amasada con aceite para ofrenda; 14una cuchara de oro de diez
siclos, llena de incienso; 15un becerro, un carnero, un cordero de
un año para holocausto; 16un macho cabrío para expiación; 17y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Naasón hijo de Aminadab.
18El segundo día ofreció Natanael
hijo de Zuar, príncipe de Isacar. 19Ofreció como su ofrenda un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 20una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 21un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 22un macho cabrío para expiación; 23y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Natanael hijo de Zuar.
24El tercer día, Eliab hijo de
Helón, príncipe de los hijos de Zabulón. 25Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 26una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 27un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 28un macho cabrío para expiación; 29y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.
30El cuarto día, Elisur hijo de
Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén. 31Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 32una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 33un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 34un macho cabrío para expiación; 35y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur.
36El quinto día, Selumiel hijo de
Zurisadai, príncipe de los hijos de Simeón. 37Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 38una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 39un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 40un macho cabrío para expiación; 41y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Zurisadai.
42El sexto día, Eliasaf hijo de
Deuel, príncipe de los hijos de Gad. 43Y su ofrenda fue un plato
de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 44una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 45un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 46un macho cabrío para expiación; 47y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.
48El séptimo día, el príncipe de
los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud. 49Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 50una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 51un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 52un macho cabrío para expiación; 53y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud.
54El octavo día, el príncipe de los
hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. 55Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 56una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 57un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 58un macho cabrío para expiación; 59y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur.
60El noveno día, el príncipe de los
hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. 61Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 62una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 63un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 64un macho cabrío para expiación; 65y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni.
66El décimo día, el príncipe de los
hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. 67Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 68una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 69un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 70un macho cabrío para expiación; 71y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahiezer hijo de Amisadai.
72El undécimo día, el príncipe de
los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. 73Y su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 74una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 75un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto;
76un macho cabrío para expiación; 77y para ofrenda de paz,
dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año.
Esta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán.
78El duodécimo día, el príncipe de
los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. 79Su ofrenda fue un
plato de plata de ciento treinta siclos de peso, y un jarro de plata de setenta
siclos, al siclo del santuario, ambos llenos de flor de harina amasada con
aceite para ofrenda; 80una cuchara de oro de diez siclos, llena de
incienso; 81un becerro, un carnero, un cordero de un año para
holocausto; 82un macho cabrío para expiación; 83y
para ofrenda de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco
corderos de un año. Esta fue la ofrenda de Ahira hijo de Enán.
84Esta fue la ofrenda que los
príncipes de Israel ofrecieron para la dedicación del altar, el día en que fue
ungido: doce platos de plata, doce jarros de plata, doce cucharas de oro.
85Cada plato de ciento treinta siclos, y cada jarro de setenta; toda la
plata de la vajilla, dos mil cuatrocientos siclos, al siclo del santuario.
86Las doce cucharas de oro llenas de incienso, de diez siclos cada
cuchara, al siclo del santuario; todo el oro de las cucharas, ciento veinte
siclos. 87Todos los bueyes para holocausto, doce becerros; doce
los carneros, doce los corderos de un año, con su ofrenda, y doce los machos
cabríos para expiación. 88Y todos los bueyes de la ofrenda de paz,
veinticuatro novillos, sesenta los carneros, sesenta los machos cabríos, y
sesenta los corderos de un año. Esta fue la ofrenda para la dedicación del
altar, después que fue ungido.
89Y cuando entraba Moisés en el
tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de
encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los
dos querubines; y hablaba con él.
Aarón enciende las lámparas
8
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas
alumbrarán hacia adelante del candelero. 3Y Aarón lo hizo así;
encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo
mandó a Moisés. 4Y esta era la hechura del candelero, de oro
labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo;
conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero.a
Consagración de los levitas
5También Jehová habló a Moisés,
diciendo: 6Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz
expiación por ellos. 7Así harás para expiación por ellos: Rocía
sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su
cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados. 8Luego
tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y
tomarás otro novillo para expiación. 9Y harás que los levitas se
acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación
de los hijos de Israel. 10Y cuando hayas acercado a los levitas
delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas;
11y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos
de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová. 12Y los levitas
pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por
expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los
levitas. 13Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante
de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová.
14Así apartarás a los levitas de
entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas. 15Después de
eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán
purificados, y los ofrecerás en ofrenda. 16Porque enteramente me
son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo
primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los
hijos de Israel.b 17Porque mío es todo primogénito
de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que
yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí.c
18Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los
hijos de Israel. 19Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus
hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos
de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel;
para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel
al santuario.
20Y Moisés y Aarón y toda la
congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas
las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con
ellos los hijos de Israel. 21Y los levitas se purificaron, y
lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo
Aarón expiación por ellos para purificarlos. 22Así vinieron
después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión
delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés
acerca de los levitas, así hicieron con ellos.
23Luego habló Jehová a Moisés,
diciendo: 24Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a
ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión. 25Pero
desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo
ejercerán. 26Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de
reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás
con los levitas en cuanto a su ministerio.[2]
Eclesiastés
6
6
1Hay un mal que he visto debajo del
cielo, y muy común entre los hombres: 2El del hombre a quien Dios
da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea;
pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los
extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso. 3Aunque el hombre engendrare
cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si
su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un
abortivo es mejor que él. 4Porque éste en vano viene, y a las
tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. 5Además, no
ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. 6Porque
si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al
mismo lugar?
7Todo el trabajo del hombre es para
su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. 8Porque ¿qué más
tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los
vivos? 9Más vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto
es vanidad y aflicción de espíritu.
10Respecto de lo que es, ya ha
mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no puede contender con
Aquel que es más poderoso que él. 11Ciertamente las muchas
palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre? 12Porque
¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de
su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre
qué será después de él debajo del sol?[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 18.22-35). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 8.1–4: Ex. 25.31–40; 37.17–24.
b b 8.16: Ex. 32.26–29.
c c 8.17: Ex. 13.2.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Nm 6.27-8.26). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ec 5.20-6.12). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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