¿Cómo puedes tener la garantía de aquello que estas
esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo contrario?
¡Al que cree TODO le es
posible!
Por Riqui Ricón*
Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró
ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y
vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos (Mat 9.18).
¡Qué declaración más asombrosa y
llena de fe le hizo Jairo a Jesús: ¡Mi
hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá! Por esta
declaración, Jesús se levantó y le siguió para hacer conforme a lo que él había
dicho.
Pasando Jesús de allí, le
siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros,
Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y
Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces
les tocó los ojos, diciendo: Conforme
a vuestra fe os sea hecho (Mat 9.27-29).
Si tú, al igual que Jairo y estos
dos ciegos, tienes necesidad de un milagro el día de hoy, sólo necesitas
recordar el secreto que Jesús nos reveló: ¡Conforme a tu fe te será hecho!
La Buena Noticia es que ahora, en
Cristo Jesús, tú tienes fe para salir delante de cualquier problema, enfermedad
o aflicción y mucho más. Veamos:
Ahora bien, la fe es la
garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve (Heb 11.1 NVI).
¿Cómo puedes tener la garantía de
aquello que estas esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo
contrario? ¿Cómo estar completamente seguro(a) de cosas que todavía no ves
cuando lo que si ves es tan desalentador? ¿Cómo tener la certeza que estás
sano(a) cuando los análisis y los médicos dicen lo opuesto? ¿Cómo estar
realmente convencido(a) que saldrás adelante cuando te acaban de despedir o los
ingresos no parecen suficientes?
La respuesta para estas y todas
las dudas acerca de tu fe es muy sencilla: puedes tener la garantía de lo que
esperas y la certeza de lo que no ves solamente si Dios lo ha dicho. Esto es,
si Dios ha hablado algo respecto a tus necesidades, entonces puedes estar cien
por ciento seguro(a) que Él cumplirá Su Palabra.
Dios no es un simple mortal
para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a
cabo lo que dice? (Num 23.19 NVI).
Basta una Palabra del Señor y un
milagro te ocurrirá.
Entrando Jesús en Capernaum, vino
a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está
postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le
dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no
soy digno de que entres bajo mi techo; solamente
di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy
hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y
va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al
oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que
ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).
La fe es
sencilla y simple como un granito de mostaza. Fe es creerle a Dios creyendo a
Su Palabra. Fe es estar seguro(a) que Dios es digno de confianza. Fe es estar
convencido(a) que Dios es honorable y que Su honra y Honor están depositados en
Su Palabra.
¡Fe es saber
que todo poder y autoridad están contenidos en la Palabra de Dios!
Cuando
adquieras esta certeza y seguridad rotunda en la Palabra de Dios entonces tus
declaraciones estarán cargadas del Poder y la Autoridad de Dios que sólo tu fe
puede activar.
Jesús le preguntó al padre:
-¿Cuánto tiempo ha estado así? El hombre le respondió. -Ha estado así desde que
era niño. Varias veces lo ha tirado al fuego o al agua para matarlo. Por favor,
si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: -No
digas: 'Si puedes hacer algo', todo es posible para el que cree. Entonces, el
padre del muchacho gritó muy fuerte: -¡Creo, ayúdame a creer aun más! (Mar 9.21-24
PDT).
¡Al que cree
TODO le es posible!
Al igual que Jairo, sin importar
las circunstancias, el primer y más importante fruto de tu fe debe ser una
declaración firme y consistente con aquello que estás creyendo (con aquello que
estás esperando).
Reflexionando en la condición de
este padre de familia, pienso que tú me podrías objetar que estás demasiado
angustiado(a) por la gravedad de tus circunstancias y que quisieras creer, pero
eso no basta, no es suficiente, pues tienes que actuar en fe y comenzar a
declarar que SÍ crees que sea posible.
Si es necesario tienes que apelar
al Amor que Dios siente por ti y pedirle que te ayude a creer.
Para esto puedes comenzar
creyendo que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que
perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Puedes creer
que a pesar de tus delitos y pecados, por ese gran Amor con que Dios te ama,
ahora, en Cristo Jesús, has sido hecho(a) un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1).
Si ya crees esto, entonces pon
mucha atención pues esta especial relación que ahora disfrutas con Dios (de
Padre a Hijo(a) y de Hijo(a) a Padre), te garantiza que Él siempre responderá a
tu favor.
Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué
hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O
si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.7-11).
Sin lugar a dudas, por lo que
Jesús hizo en la cruz por Amor a ti, tú tienes una mayor certeza (y una mejor
posición), para activar el Poder y la Autoridad de Dios a tu favor que la que
tenían Jairo, el centurión y los dos ciegos.
Jesús le dijo: Si puedes creer,
al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
¡Atrévete a
creer! Creer es sencillo. ¡Créele a Dios! ¡Créele a Su Palabra!
Oremos en voz audible:
¡Abba, Padre! Amado Dios, hoy puedo, con plena certeza y absoluta
confianza, llamarte Padre mío. Gracias, Señor, por tanto y tan grande amor, que
yo, estando muerto(a) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo
Jesús. ¡Por Gracia soy salvo(a)! Señor Jesús, Tu Sangre preciosa fue derramada
en esa cruz para que yo fuese justificado(a); Tu resurrección me abrió el
camino a la Vida Eterna para que yo fuese adoptado(a) Hijo(a) de Dios, según el
puro afecto de Tu Voluntad. ¡Mil gracias, Señor Jesús! ¡Soy heredero(a) de Dios
y coheredero(a) con Cristo! He sido predestinado(a) para ser hecho(a) conforme
a Tu imagen, mi Señor Jesucristo, para que ahora Tú seas mi hermano mayor.
Gracias, muchas gracias Señor. Por esto, por tu Amor por mí, creo y declaro con
toda certeza de fe que yo, _____________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! ¡Soy feliz! ¡Gracias Padre!
Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya comenzó. ¡En TODAS las
cosas soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Mayor es el que está
en mí, que el que está en el mundo! En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y
corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo
de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a).
Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la
cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a
mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que
desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi
Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y
profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las
tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu
Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré
derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 3 Mat 9.18-38
/
Lev 5-6 / Pro 21
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 3 Mat 9.18-38
/
Lev 5-6 / Pro 21
San
Mateo 9.18-38
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
(Mr. 5.21–43; Lc. 8.40–56)
18Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal
y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano
sobre ella, y vivirá. 19Y se levantó Jesús, y le siguió con sus
discípulos. 20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde
hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21porque
decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. 22Pero
Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y
la mujer fue salva desde aquella hora. 23Al entrar Jesús en la
casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía
alboroto, 24les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta,
sino duerme. Y se burlaban de él. 25Pero cuando la gente había
sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
26Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Dos ciegos reciben la vista
27Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces
y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28Y
llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que
puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29Entonces les tocó
los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30Y los
ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo:
Mirad que nadie lo sepa. 31Pero salidos ellos, divulgaron la fama
de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla
32Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo,
endemoniado. 33Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la
gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
34Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera
los demonios.d
La mies es mucha
35Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo.e 36Y
al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y
dispersas como ovejas que no tienen pastor.f 37Entonces
dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.g
[1]
Levítico
5-6
Ofrendas de paz
5
1Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere
testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado. 2Asimismo
la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia
inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no
lo supiere, será inmunda y habrá delinquido. 3O si tocare
inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo
echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable. 4O si
alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera
cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo
entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas. 5Cuando
pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, 6y
para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los
rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le
hará expiación por su pecado.
7Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a
Jehová en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el
uno para expiación, y el otro para holocausto. 8Y los traerá al
sacerdote, el cual ofrecerá primero el que es para expiación; y le arrancará de
su cuello la cabeza, mas no la separará por completo. 9Y rociará
de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que sobrare de la
sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación. 10Y del otro
hará holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado
de aquel que lo cometió, y será perdonado.
11Mas si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos
palominos, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de
harina para expiación. No pondrá sobre ella aceite, ni sobre ella pondrá
incienso, porque es expiación. 12La traerá, pues, al sacerdote, y
el sacerdote tomará de ella su puño lleno, para memoria de él, y la hará arder
en el altar sobre las ofrendas encendidas a Jehová; es expiación. 13Y
hará el sacerdote expiación por él en cuanto al pecado que cometió en alguna de
estas cosas, y será perdonado; y el sobrante será del sacerdote, como la
ofrenda de vianda.
Ofrendas expiatorias
14Habló más Jehová a Moisés, diciendo: 15Cuando
alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas de
Jehová, traerá por su culpa a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños,
conforme a tu estimación en siclos de plata del siclo del santuario, en ofrenda
por el pecado. 16Y pagará lo que hubiere defraudado de las cosas
santas, y añadirá a ello la quinta parte, y lo dará al sacerdote; y el
sacerdote hará expiación por él con el carnero del sacrificio por el pecado, y
será perdonado.
17Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas
aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin
hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado. 18Traerá,
pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto
de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por
ignorancia, y será perdonado. 19Es infracción, y ciertamente
delinquió contra Jehová.
6
1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Cuando una
persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo
encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo,
3o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en
alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, 4entonces,
habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la
calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, 5o
todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a
aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su
expiación. 6Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un
carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al
sacerdote para la expiación. 7Y el sacerdote hará expiación por él
delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que
suele ofender.a
Leyes de los sacrificios
8Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: 9Manda a
Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto
estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana;
el fuego del altar arderá en él. 10Y el sacerdote se pondrá su
vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el
fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el
altar, y las pondrá junto al altar. 11Después se quitará sus
vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a
un lugar limpio. 12Y el fuego encendido sobre el altar no se
apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el
holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de
paz. 13El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
14Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de
Aarón delante de Jehová ante el altar. 15Y tomará de ella un
puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso
que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor
grato a Jehová. 16Y el sobrante de ella lo comerán Aarón y sus
hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de
reunión lo comerán. 17No se cocerá con levadura; la he dado a
ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, como el
sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa. 18Todos
los varones de los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para
vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para Jehová; toda cosa
que tocare en ellas será santificada.
19Habló también Jehová a Moisés, diciendo: 20Esta
es la ofrenda de Aarón y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día que fueren
ungidos: la décima parte de un efa de flor de harina, ofrenda perpetua, la
mitad a la mañana y la mitad a la tarde. 21En sartén se preparará
con aceite; frita la traerás, y los pedazos cocidos de la ofrenda ofrecerás en
olor grato a Jehová. 22Y el sacerdote que en lugar de Aarón fuere
ungido de entre sus hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto perpetuo de Jehová;
toda ella será quemada. 23Toda ofrenda de sacerdote será
enteramente quemada; no se comerá.
24Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 25Habla a
Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el
lugar donde se degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado
delante de Jehová; es cosa santísima. 26El sacerdote que la
ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del
tabernáculo de reunión. 27Todo lo que tocare su carne, será
santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre
que cayere, en lugar santo. 28Y la vasija de barro en que fuere
cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y
lavada con agua. 29Todo varón de entre los sacerdotes la comerá;
es cosa santísima. 30Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya
sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el
santuario; al fuego será quemada. [2]
Proverbios 21
21
1 Como
los repartimientos de las aguas,
Así está el corazón del rey en la mano de Jehová;
A todo lo que quiere lo inclina.
2 Todo
camino del hombre es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los corazones.
3 Hacer
justicia y juicio es a Jehová
Más agradable que sacrificio.
4 Altivez
de ojos, y orgullo de corazón,
Y pensamiento de impíos, son pecado.
5 Los
pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;
Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
6 Amontonar
tesoros con lengua mentirosa
Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
7 La
rapiña de los impíos los destruirá,
Por cuanto no quisieron hacer juicio.
8 El
camino del hombre perverso es torcido y extraño;
Mas los hechos del limpio son rectos.
9 Mejor
es vivir en un rincón del terrado
Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
10 El
alma del impío desea el mal;
Su prójimo no halla favor en sus ojos.
11 Cuando
el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;
Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.
12 Considera
el justo la casa del impío,
Cómo los impíos son trastornados por el mal.
13 El
que cierra su oído al clamor del pobre,
También él clamará, y no será oído.
14 La
dádiva en secreto calma el furor,
Y el don en el seno, la fuerte ira.
15 Alegría
es para el justo el hacer juicio;
Mas destrucción a los que hacen iniquidad.
16 El
hombre que se aparta del camino de la sabiduría
Vendrá a parar en la compañía de los muertos.
17 Hombre
necesitado será el que ama el deleite,
Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.
18 Rescate
del justo es el impío,
Y por los rectos, el prevaricador.
19 Mejor
es morar en tierra desierta
Que con la mujer rencillosa e iracunda.
20 Tesoro
precioso y aceite hay en la casa del sabio;
Mas el hombre insensato todo lo disipa.
21 El
que sigue la justicia y la misericordia
Hallará la vida, la justicia y la honra.
22 Tomó
el sabio la ciudad de los fuertes,
Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
23 El
que guarda su boca y su lengua,
Su alma guarda de angustias.
24 Escarnecedor
es el nombre del soberbio y presuntuoso
Que obra en la insolencia de su presunción.
25 El
deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.
26 Hay
quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano.
27 El
sacrificio de los impíos es abominación;
¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
28 El
testigo mentiroso perecerá;
Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
29 El
hombre impío endurece su rostro;
Mas el recto ordena sus caminos.
30 No
hay sabiduría, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.
31 El
caballo se alista para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la victoria. [3]
d d 9.34: Mt. 10.25; 12.24; Mr. 3.22; Lc.
11.15.
e e 9.35: Mt. 4.23; Mr. 1.39; Lc. 4.44.
f f 9.36: 1 R. 22.17; 2 Cr. 18.16; Zac.
10.2; Mr. 6.34.
g g 9.37–38: Lc. 10.2.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Mt
9.17-38
a a 6.1–7: Nm. 5.5–8.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lv
4.35-6.30
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Pr
20.30-21.31
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 3 Mat 9.18-38
/
Lev 5-6 / Pro 21
San
Mateo 9.18-38
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
(Mr. 5.21–43; Lc. 8.40–56)
18Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal
y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano
sobre ella, y vivirá. 19Y se levantó Jesús, y le siguió con sus
discípulos. 20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde
hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21porque
decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. 22Pero
Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y
la mujer fue salva desde aquella hora. 23Al entrar Jesús en la
casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía
alboroto, 24les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta,
sino duerme. Y se burlaban de él. 25Pero cuando la gente había
sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
26Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Dos ciegos reciben la vista
27Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces
y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28Y
llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que
puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29Entonces les tocó
los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30Y los
ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo:
Mirad que nadie lo sepa. 31Pero salidos ellos, divulgaron la fama
de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla
32Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo,
endemoniado. 33Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la
gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
34Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera
los demonios.d
La mies es mucha
35Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo.e 36Y
al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y
dispersas como ovejas que no tienen pastor.f 37Entonces
dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.g
[1]
Levítico
5-6
Ofrendas de paz
5
1Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere
testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado. 2Asimismo
la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia
inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no
lo supiere, será inmunda y habrá delinquido. 3O si tocare
inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo
echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable. 4O si
alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera
cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo
entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas. 5Cuando
pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, 6y
para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los
rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le
hará expiación por su pecado.
7Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a
Jehová en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el
uno para expiación, y el otro para holocausto. 8Y los traerá al
sacerdote, el cual ofrecerá primero el que es para expiación; y le arrancará de
su cuello la cabeza, mas no la separará por completo. 9Y rociará
de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que sobrare de la
sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación. 10Y del otro
hará holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado
de aquel que lo cometió, y será perdonado.
11Mas si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos
palominos, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de
harina para expiación. No pondrá sobre ella aceite, ni sobre ella pondrá
incienso, porque es expiación. 12La traerá, pues, al sacerdote, y
el sacerdote tomará de ella su puño lleno, para memoria de él, y la hará arder
en el altar sobre las ofrendas encendidas a Jehová; es expiación. 13Y
hará el sacerdote expiación por él en cuanto al pecado que cometió en alguna de
estas cosas, y será perdonado; y el sobrante será del sacerdote, como la
ofrenda de vianda.
Ofrendas expiatorias
14Habló más Jehová a Moisés, diciendo: 15Cuando
alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas de
Jehová, traerá por su culpa a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños,
conforme a tu estimación en siclos de plata del siclo del santuario, en ofrenda
por el pecado. 16Y pagará lo que hubiere defraudado de las cosas
santas, y añadirá a ello la quinta parte, y lo dará al sacerdote; y el
sacerdote hará expiación por él con el carnero del sacrificio por el pecado, y
será perdonado.
17Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas
aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin
hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado. 18Traerá,
pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto
de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por
ignorancia, y será perdonado. 19Es infracción, y ciertamente
delinquió contra Jehová.
6
1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Cuando una
persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo
encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo,
3o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en
alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, 4entonces,
habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la
calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, 5o
todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a
aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su
expiación. 6Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un
carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al
sacerdote para la expiación. 7Y el sacerdote hará expiación por él
delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que
suele ofender.a
Leyes de los sacrificios
8Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: 9Manda a
Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto
estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche, hasta la mañana;
el fuego del altar arderá en él. 10Y el sacerdote se pondrá su
vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el
fuego hubiere consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el
altar, y las pondrá junto al altar. 11Después se quitará sus
vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del campamento a
un lugar limpio. 12Y el fuego encendido sobre el altar no se
apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el
holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de
paz. 13El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.
14Esta es la ley de la ofrenda: La ofrecerán los hijos de
Aarón delante de Jehová ante el altar. 15Y tomará de ella un
puñado de la flor de harina de la ofrenda, y de su aceite, y todo el incienso
que está sobre la ofrenda, y lo hará arder sobre el altar por memorial en olor
grato a Jehová. 16Y el sobrante de ella lo comerán Aarón y sus
hijos; sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio del tabernáculo de
reunión lo comerán. 17No se cocerá con levadura; la he dado a
ellos por su porción de mis ofrendas encendidas; es cosa santísima, como el
sacrificio por el pecado, y como el sacrificio por la culpa. 18Todos
los varones de los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para
vuestras generaciones tocante a las ofrendas encendidas para Jehová; toda cosa
que tocare en ellas será santificada.
19Habló también Jehová a Moisés, diciendo: 20Esta
es la ofrenda de Aarón y de sus hijos, que ofrecerán a Jehová el día que fueren
ungidos: la décima parte de un efa de flor de harina, ofrenda perpetua, la
mitad a la mañana y la mitad a la tarde. 21En sartén se preparará
con aceite; frita la traerás, y los pedazos cocidos de la ofrenda ofrecerás en
olor grato a Jehová. 22Y el sacerdote que en lugar de Aarón fuere
ungido de entre sus hijos, hará igual ofrenda. Es estatuto perpetuo de Jehová;
toda ella será quemada. 23Toda ofrenda de sacerdote será
enteramente quemada; no se comerá.
24Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 25Habla a
Aarón y a sus hijos, y diles: Esta es la ley del sacrificio expiatorio: en el
lugar donde se degüella el holocausto, será degollada la ofrenda por el pecado
delante de Jehová; es cosa santísima. 26El sacerdote que la
ofreciere por el pecado, la comerá; en lugar santo será comida, en el atrio del
tabernáculo de reunión. 27Todo lo que tocare su carne, será
santificado; y si salpicare su sangre sobre el vestido, lavarás aquello sobre
que cayere, en lugar santo. 28Y la vasija de barro en que fuere
cocida, será quebrada; y si fuere cocida en vasija de bronce, será fregada y
lavada con agua. 29Todo varón de entre los sacerdotes la comerá;
es cosa santísima. 30Mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya
sangre se metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el
santuario; al fuego será quemada. [2]
Proverbios 21
21
1 Como
los repartimientos de las aguas,
Así está el corazón del rey en la mano de Jehová;
A todo lo que quiere lo inclina.
2 Todo
camino del hombre es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los corazones.
3 Hacer
justicia y juicio es a Jehová
Más agradable que sacrificio.
4 Altivez
de ojos, y orgullo de corazón,
Y pensamiento de impíos, son pecado.
5 Los
pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;
Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
6 Amontonar
tesoros con lengua mentirosa
Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
7 La
rapiña de los impíos los destruirá,
Por cuanto no quisieron hacer juicio.
8 El
camino del hombre perverso es torcido y extraño;
Mas los hechos del limpio son rectos.
9 Mejor
es vivir en un rincón del terrado
Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
10 El
alma del impío desea el mal;
Su prójimo no halla favor en sus ojos.
11 Cuando
el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;
Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia.
12 Considera
el justo la casa del impío,
Cómo los impíos son trastornados por el mal.
13 El
que cierra su oído al clamor del pobre,
También él clamará, y no será oído.
14 La
dádiva en secreto calma el furor,
Y el don en el seno, la fuerte ira.
15 Alegría
es para el justo el hacer juicio;
Mas destrucción a los que hacen iniquidad.
16 El
hombre que se aparta del camino de la sabiduría
Vendrá a parar en la compañía de los muertos.
17 Hombre
necesitado será el que ama el deleite,
Y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá.
18 Rescate
del justo es el impío,
Y por los rectos, el prevaricador.
19 Mejor
es morar en tierra desierta
Que con la mujer rencillosa e iracunda.
20 Tesoro
precioso y aceite hay en la casa del sabio;
Mas el hombre insensato todo lo disipa.
21 El
que sigue la justicia y la misericordia
Hallará la vida, la justicia y la honra.
22 Tomó
el sabio la ciudad de los fuertes,
Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
23 El
que guarda su boca y su lengua,
Su alma guarda de angustias.
24 Escarnecedor
es el nombre del soberbio y presuntuoso
Que obra en la insolencia de su presunción.
25 El
deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.
26 Hay
quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano.
27 El
sacrificio de los impíos es abominación;
¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
28 El
testigo mentiroso perecerá;
Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
29 El
hombre impío endurece su rostro;
Mas el recto ordena sus caminos.
30 No
hay sabiduría, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.
31 El
caballo se alista para el día de la batalla;
Mas Jehová es el que da la victoria. [3]
d d 9.34: Mt. 10.25; 12.24; Mr. 3.22; Lc.
11.15.
e e 9.35: Mt. 4.23; Mr. 1.39; Lc. 4.44.
f f 9.36: 1 R. 22.17; 2 Cr. 18.16; Zac.
10.2; Mr. 6.34.
g g 9.37–38: Lc. 10.2.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Mt
9.17-38
a a 6.1–7: Nm. 5.5–8.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lv
4.35-6.30
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Pr
20.30-21.31
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