¿Quién te puede desarraigar?
¡Nunca desarraigado(a)!
Por Riqui Ricón*
Pero
respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será
desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare
al ciego, ambos caerán en el hoyo (Mat
15.13-14).
Toda planta nace de una semilla y toda planta
cultivada que da fruto fue sembrada por alguien. En tu caso, la semilla que fue
plantada es la Palabra de Dios y al creer que Jesús es el Cristo, el Mesías
Salvador de todos los hombres, esta semilla te dio Vida Eterna haciéndote Nacer
de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios.
porque en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una simiente corruptible,
sino a la incorruptible y permanente
palabra de Dios (1 Ped
1.23 CST).
Así que tú has Nacido de Nuevo por la Palabra de
Dios y por lo tanto, ahora Dios es tu Padre.
Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.
1a).
Tu Padre te plantó y no te desarraiga sino que te
cultiva y te cuida.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.10).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente,
establece claramente que ahora tú eres hechura Suya, un(a) Hijo(a) Nacido(a) de
Nuevo; amado(a) del Padre; creado(a) de Nuevo en Cristo Jesús con el propósito
de manifestar las buenas obras de Dios.
Respondió
entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo
hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el
Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre
ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que
estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis (Jn 5.19-20).
Al aceptar lo que Jesús hizo
al morir y resucitar por Amor a ti, recibiste la Vida Eterna de un(a) Hijo(a)
de Dios y la única diferencia que existe entre Jesucristo y tú es que Él es tu
hermano mayor.
Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos (Rom 8.29).
Sin lugar a dudas que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su único Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
La Biblia, que es la Palabra
de Dios y no puede mentir, es muy clara y determinante para enseñarte que Dios
Padre y Cristo Jesús hicieron todo esto con el propósito de rescatarte de la
muerte eterna a la que te dirigías para hacer de ti un(a) legítimo Hijo(a) de
Dios. ¡Exactamente igual a Jesús!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1
BAD).
Así que, caer en el hoyo no es para nada tu destino.
Tu destino es ser arraigado(a) y cimentado(a) en Su amor hasta que seas lleno(a)
del propósito y de la plenitud de Dios.
para que habite Cristo
por la fe en vuestros corazones, a
fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de
Cristo, que excede a todo conocimiento, para
que seáis llenos de toda la plenitud de Dios (Efe
3.17-19).
Es por la fe [por creerle a Dios creyendo Su
Palabra], que Cristo Jesús habita en tu corazón. Es por fe, porque Dios lo dice
así en Su Palabra, que ahora, en Cristo, tú has sido arraigado(a) [no
desarraigado(a)] y cimentado(a) en amor para que puedas experimentar toda la
plenitud de Dios.
Asimismo
tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo
pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria
de mí (1 Cor 11.25).
¿Qué significa realmente todo esto? Significa que
creyéndole a Dios, creyendo lo que dice Su Palabra, creyendo a la semilla que
te hizo Nacer de Nuevo, has entrado al Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús.
Esparciré
sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré (Eze 36.25).
¡Haz sido lavado y limpiado por
la Sangre de Jesús y por la Palabra de Dios!
Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne (Eze 36.26).
¡Eres espíritu nuevo con un nuevo
corazón!
Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.27).
Y, por si fuera poco, ¡tienes
al Espíritu Santo, Dios mismo, viviendo y morando en ti y contigo!
Y todo esto por Amor, pues es por amor que Dios
prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti. Es en Su amor que estás y permaneces arraigado(a) y cimentado(a) para ser lleno(a) de toda la plenitud de
Dios.
¡Nunca desarraigado(a)!
Al fin y al cabo, ahora eres Su Hijo(a) Amado(a).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
día, una vez más, quiero agradecerte por todo lo que hiciste por Amor a mí.
Gracias por no haber escatimado a Tu propio Hijo Jesús, sino que lo entregaste
por Amor a mí. Señor Jesús, muchas gracias porque Tú, siendo en
forma de Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte,
sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te
humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Gracias porque con Tu muerte y resurrección, destruiste por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así,
me has hecho totalmente libre, pues yo, por el temor de la muerte estaba
durante toda mi vida sujeto(a) a servidumbre. ¡Porque Tú moriste, mi vieja
naturaleza, mi viejo(a) yo, murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo!
¡La Vida Eterna que Tú tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar
de temerle a la muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias!
¡Muchas gracias, Señor Jesús! Ahora sé que estoy arraigado(a) y cimentado(a) en Tu Amor y puedo, con
toda certeza declarar que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que
vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy
dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús.
Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi
sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor,
la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias por mi Victoria sobre la muerte!
En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
14 Mat
15-1-20 / Lev 24-25 / Ecl 1.1-11
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
14 Mat
15-1-20 / Lev 24-25 / Ecl 1.1-11
San
Mateo 15.1-20
Lo que contamina al hombre
(Mr. 7.1–23)
15
1Entonces se acercaron a Jesús
ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: 2¿Por qué tus
discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las
manos cuando comen pan. 3Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué
también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
4Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre;a
y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.b
5Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi
ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6ya no ha de
honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios
por vuestra tradición. 7Hipócritas, bien profetizó de vosotros
Isaías, cuando dijo:
8 Este pueblo
de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
9 Pues en
vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de
hombres.c
10Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y
entended: 11No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo
que sale de la boca, esto contamina al hombre. 12Entonces
acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron
cuando oyeron esta palabra? 13Pero respondiendo él, dijo: Toda
planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. 14Dejadlos;
son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el
hoyo.d
15Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola. 16Jesús
dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? 17¿No
entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la
letrina? 18Pero lo que sale de la boca, del corazón sale;e
y esto contamina al hombre. 19Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios, las blasfemias. 20Estas cosas son las que contaminan
al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.[1]
Levítico
24-25
Aceite para las lámparas
(Ex. 27.20–21)
24
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite
puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. 3Fuera
del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón
desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová; es estatuto perpetuo por
vuestras generaciones. 4Sobre el candelero limpio pondrá siempre
en orden las lámparas delante de Jehová.
El pan de la proposición
5Y tomarás flor de harina, y
cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. 6Y
las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante
de Jehová.a 7Pondrás también sobre cada
hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a
Jehová. 8Cada día de reposo* lo pondrá continuamente en orden
delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo.
9Y será de Aarón y de sus hijos,b los cuales lo
comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas
encendidas a Jehová, por derecho perpetuo.
Castigo del blasfemo
10En aquel tiempo el hijo de una
mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los hijos de
Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el
campamento. 11Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre,
y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija
de Dibri, de la tribu de Dan. 12Y lo pusieron en la cárcel, hasta
que les fuese declarado por palabra de Jehová.
13Y Jehová habló a Moisés,
diciendo: 14Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que
le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la
congregación. 15Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo:
Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad. 16Y el
que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo
apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que
muera. 17Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera
persona, que sufra la muerte.c 18El que hiere
a algún animal ha de restituirlo, animal por animal. 19Y el que
causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: 20rotura
por rotura, ojo por ojo, diente por diente;d según la
lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. 21El que hiere
algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que
muera. 22Un mismo estatuto tendréis para el extranjero, como para
el natural;e porque yo soy Jehová vuestro Dios. 23Y
habló Moisés a los hijos de Israel, y ellos sacaron del campamento al blasfemo
y lo apedrearon. Y los hijos de Israel hicieron según Jehová había mandado a
Moisés.
El año de reposo de la tierra y el año del jubileo
25
1Jehová habló a Moisés en el monte
de Sinaí, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando
hayáis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para
Jehová. 3Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu
viña y recogerás sus frutos. 4Pero el séptimo año la tierra tendrá
descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña.
5Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas
de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. 6Mas
el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a
tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; 7y a tu animal, y
a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer.a
8Y contarás siete semanas de años,
siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años
vendrán a serte cuarenta y nueve años. 9Entonces harás tocar
fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la
expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. 10Y
santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus
moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión,
y cada cual volverá a su familia. 11El año cincuenta os será
jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni
vendimiaréis sus viñedos, 12porque es jubileo; santo será a
vosotros; el producto de la tierra comeréis.
13En este año de jubileo volveréis
cada uno a vuestra posesión. 14Y cuando vendiereis algo a vuestro
prójimo, o comprareis de mano de vuestro prójimo, no engañe ninguno a su
hermano. 15Conforme al número de los años después del jubileo
comprarás de tu prójimo; conforme al número de los años de los frutos te
venderá él a ti. 16Cuanto mayor fuere el número de los años,
aumentarás el precio, y cuanto menor fuere el número, disminuirás el precio;
porque según el número de las cosechas te venderá él. 17Y no
engañe ninguno a su prójimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy Jehová
vuestro Dios.
18Ejecutad, pues, mis estatutos y
guardad mis ordenanzas, y ponedlos por obra, y habitaréis en la tierra
seguros; 19y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros, y
habitaréis en ella con seguridad. 20Y si dijereis: ¿Qué comeremos
el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros
frutos; 21entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella
hará que haya fruto por tres años. 22Y sembraréis el año octavo, y
comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto,
comeréis del añejo. 23La tierra no se venderá a perpetuidad,
porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para
conmigo. 24Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión
otorgaréis rescate a la tierra.
25Cuando tu hermano empobreciere, y
vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y
rescatará lo que su hermano hubiere vendido. 26Y cuando el hombre
no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, 27entonces
contará los años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien
vendió, y volverá a su posesión. 28Mas si no consiguiere lo
suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo
compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su
posesión.
29El varón que vendiere casa de
habitación en ciudad amurallada, tendrá facultad de redimirla hasta el término
de un año desde la venta; un año será el término de poderse redimir. 30Y
si no fuere rescatada dentro de un año entero, la casa que estuviere en la
ciudad amurallada quedará para siempre en poder de aquel que la compró, y para
sus descendientes; no saldrá en el jubileo. 31Mas las casas de las
aldeas que no tienen muro alrededor serán estimadas como los terrenos del
campo; podrán ser rescatadas, y saldrán en el jubileo. 32Pero en
cuanto a las ciudades de los levitas, éstos podrán rescatar en cualquier tiempo
las casas en las ciudades de su posesión. 33Y el que comprare de
los levitas saldrá de la casa vendida, o de la ciudad de su posesión, en el
jubileo, por cuanto las casas de las ciudades de los levitas son la posesión de
ellos entre los hijos de Israel. 34Mas la tierra del ejido de sus
ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.
35Y cuando tu hermano empobreciere
y se acogiere a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá
contigo.b 36No tomarás de él usura ni
ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. 37No
le darás tu dinero a usura,c ni tus víveres a ganancia.
38Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para
daros la tierra de Canaán, para ser vuestro Dios.
39Y cuando tu hermano empobreciere,
estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo. 40Como
criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá.
41Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a
su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá. 42Porque
son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos
a manera de esclavos. 43No te enseñorearás de él con dureza, sino
tendrás temor de tu Dios. 44Así tu esclavo como tu esclava que
tuvieres, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis
comprar esclavos y esclavas. 45También podréis comprar de los
hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos
nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por
posesión. 46Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos
después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de
ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada
uno sobre su hermano con dureza.d
47Si el forastero o el extranjero
que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él
empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a
alguno de la familia del extranjero; 48después que se hubiere
vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará. 49O
su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo
rescatará; o si sus medios alcanzaren, él mismo se rescatará. 50Hará
la cuenta con el que lo compró, desde el año que se vendió a él hasta el año
del jubileo; y ha de apreciarse el precio de su venta conforme al número de los
años, y se contará el tiempo que estuvo con él conforme al tiempo de un criado
asalariado. 51Si aún fueren muchos años, conforme a ellos
devolverá para su rescate, del dinero por el cual se vendió. 52Y
si quedare poco tiempo hasta el año del jubileo, entonces hará un cálculo con
él, y devolverá su rescate conforme a sus años. 53Como con el
tomado a salario anualmente hará con él; no se enseñoreará en él con rigor
delante de tus ojos. 54Y si no se rescatare en esos años, en el
año del jubileo saldrá, él y sus hijos con él. 55Porque mis
siervos son los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saqué de la
tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.[2]
Eclesiastés
1. 1-11
Todo es vanidad
1
1Palabras del Predicador, hijo de
David, rey en Jerusalén.
2Vanidad de vanidades, dijo el
Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3¿Qué provecho
tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4Generación
va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5Sale el
sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo,
y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7Los ríos todos van al
mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven
para correr de nuevo. 8Todas las cosas son fatigosas más de lo que
el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
9¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo
mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10¿Hay algo de
que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han
precedido. 11No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo
que sucederá habrá memoria en los que serán después.[3]
a a 15.4: Ex. 20.12; Dt. 5.16.
b b 15.4: Ex. 21.17; Lv. 20.9.
c c 15.8–9: Is. 29.13.
d d 15.14: Lc. 6.39.
e e 15.18: Mt. 12.34.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 14.36-15.20). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 24.5–6: Ex. 25.30.
* Aquí equivale a sábado.
b b 24.9: Mt. 12.4; Mr. 2.26; Lc. 6.4.
c
c 24.17: Ex. 21.12.
d d 24.20: Ex. 21.23–25; Dt. 19.21; Mt. 5.38.
e e 24.22: Nm. 15.16.
a a 25.1–7: Ex. 23.10–11.
b b 25.35: Dt. 15.7–8.
c c 25.37: Ex. 22.25; Dt. 23.19–20.
d d 25.39–46: Ex. 21.2–6; Dt. 15.12–18.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 23.44-25.55). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 31.31-Ec 1.11). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
14 Mat
15-1-20 / Lev 24-25 / Ecl 1.1-11
San
Mateo 15.1-20
Lo que contamina al hombre
(Mr. 7.1–23)
15
1Entonces se acercaron a Jesús
ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: 2¿Por qué tus
discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las
manos cuando comen pan. 3Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué
también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
4Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre;a
y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.b
5Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi
ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6ya no ha de
honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios
por vuestra tradición. 7Hipócritas, bien profetizó de vosotros
Isaías, cuando dijo:
8 Este pueblo
de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
9 Pues en
vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de
hombres.c
10Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y
entended: 11No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo
que sale de la boca, esto contamina al hombre. 12Entonces
acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron
cuando oyeron esta palabra? 13Pero respondiendo él, dijo: Toda
planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. 14Dejadlos;
son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el
hoyo.d
15Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola. 16Jesús
dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? 17¿No
entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la
letrina? 18Pero lo que sale de la boca, del corazón sale;e
y esto contamina al hombre. 19Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios, las blasfemias. 20Estas cosas son las que contaminan
al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.[1]
Levítico
24-25
Aceite para las lámparas
(Ex. 27.20–21)
24
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite
puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. 3Fuera
del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón
desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová; es estatuto perpetuo por
vuestras generaciones. 4Sobre el candelero limpio pondrá siempre
en orden las lámparas delante de Jehová.
El pan de la proposición
5Y tomarás flor de harina, y
cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. 6Y
las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante
de Jehová.a 7Pondrás también sobre cada
hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a
Jehová. 8Cada día de reposo* lo pondrá continuamente en orden
delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo.
9Y será de Aarón y de sus hijos,b los cuales lo
comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas
encendidas a Jehová, por derecho perpetuo.
Castigo del blasfemo
10En aquel tiempo el hijo de una
mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los hijos de
Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el
campamento. 11Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre,
y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija
de Dibri, de la tribu de Dan. 12Y lo pusieron en la cárcel, hasta
que les fuese declarado por palabra de Jehová.
13Y Jehová habló a Moisés,
diciendo: 14Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que
le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la
congregación. 15Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo:
Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad. 16Y el
que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo
apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que
muera. 17Asimismo el hombre que hiere de muerte a cualquiera
persona, que sufra la muerte.c 18El que hiere
a algún animal ha de restituirlo, animal por animal. 19Y el que
causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: 20rotura
por rotura, ojo por ojo, diente por diente;d según la
lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. 21El que hiere
algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que
muera. 22Un mismo estatuto tendréis para el extranjero, como para
el natural;e porque yo soy Jehová vuestro Dios. 23Y
habló Moisés a los hijos de Israel, y ellos sacaron del campamento al blasfemo
y lo apedrearon. Y los hijos de Israel hicieron según Jehová había mandado a
Moisés.
El año de reposo de la tierra y el año del jubileo
25
1Jehová habló a Moisés en el monte
de Sinaí, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando
hayáis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para
Jehová. 3Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu
viña y recogerás sus frutos. 4Pero el séptimo año la tierra tendrá
descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña.
5Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas
de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. 6Mas
el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a
tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; 7y a tu animal, y
a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer.a
8Y contarás siete semanas de años,
siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años
vendrán a serte cuarenta y nueve años. 9Entonces harás tocar
fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la
expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. 10Y
santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus
moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión,
y cada cual volverá a su familia. 11El año cincuenta os será
jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni
vendimiaréis sus viñedos, 12porque es jubileo; santo será a
vosotros; el producto de la tierra comeréis.
13En este año de jubileo volveréis
cada uno a vuestra posesión. 14Y cuando vendiereis algo a vuestro
prójimo, o comprareis de mano de vuestro prójimo, no engañe ninguno a su
hermano. 15Conforme al número de los años después del jubileo
comprarás de tu prójimo; conforme al número de los años de los frutos te
venderá él a ti. 16Cuanto mayor fuere el número de los años,
aumentarás el precio, y cuanto menor fuere el número, disminuirás el precio;
porque según el número de las cosechas te venderá él. 17Y no
engañe ninguno a su prójimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy Jehová
vuestro Dios.
18Ejecutad, pues, mis estatutos y
guardad mis ordenanzas, y ponedlos por obra, y habitaréis en la tierra
seguros; 19y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros, y
habitaréis en ella con seguridad. 20Y si dijereis: ¿Qué comeremos
el séptimo año? He aquí no hemos de sembrar, ni hemos de recoger nuestros
frutos; 21entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella
hará que haya fruto por tres años. 22Y sembraréis el año octavo, y
comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto,
comeréis del añejo. 23La tierra no se venderá a perpetuidad,
porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para
conmigo. 24Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión
otorgaréis rescate a la tierra.
25Cuando tu hermano empobreciere, y
vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y
rescatará lo que su hermano hubiere vendido. 26Y cuando el hombre
no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, 27entonces
contará los años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien
vendió, y volverá a su posesión. 28Mas si no consiguiere lo
suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo
compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su
posesión.
29El varón que vendiere casa de
habitación en ciudad amurallada, tendrá facultad de redimirla hasta el término
de un año desde la venta; un año será el término de poderse redimir. 30Y
si no fuere rescatada dentro de un año entero, la casa que estuviere en la
ciudad amurallada quedará para siempre en poder de aquel que la compró, y para
sus descendientes; no saldrá en el jubileo. 31Mas las casas de las
aldeas que no tienen muro alrededor serán estimadas como los terrenos del
campo; podrán ser rescatadas, y saldrán en el jubileo. 32Pero en
cuanto a las ciudades de los levitas, éstos podrán rescatar en cualquier tiempo
las casas en las ciudades de su posesión. 33Y el que comprare de
los levitas saldrá de la casa vendida, o de la ciudad de su posesión, en el
jubileo, por cuanto las casas de las ciudades de los levitas son la posesión de
ellos entre los hijos de Israel. 34Mas la tierra del ejido de sus
ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.
35Y cuando tu hermano empobreciere
y se acogiere a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá
contigo.b 36No tomarás de él usura ni
ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. 37No
le darás tu dinero a usura,c ni tus víveres a ganancia.
38Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para
daros la tierra de Canaán, para ser vuestro Dios.
39Y cuando tu hermano empobreciere,
estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo. 40Como
criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá.
41Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a
su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá. 42Porque
son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos
a manera de esclavos. 43No te enseñorearás de él con dureza, sino
tendrás temor de tu Dios. 44Así tu esclavo como tu esclava que
tuvieres, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis
comprar esclavos y esclavas. 45También podréis comprar de los
hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos
nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por
posesión. 46Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos
después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de
ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada
uno sobre su hermano con dureza.d
47Si el forastero o el extranjero
que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él
empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a
alguno de la familia del extranjero; 48después que se hubiere
vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará. 49O
su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo
rescatará; o si sus medios alcanzaren, él mismo se rescatará. 50Hará
la cuenta con el que lo compró, desde el año que se vendió a él hasta el año
del jubileo; y ha de apreciarse el precio de su venta conforme al número de los
años, y se contará el tiempo que estuvo con él conforme al tiempo de un criado
asalariado. 51Si aún fueren muchos años, conforme a ellos
devolverá para su rescate, del dinero por el cual se vendió. 52Y
si quedare poco tiempo hasta el año del jubileo, entonces hará un cálculo con
él, y devolverá su rescate conforme a sus años. 53Como con el
tomado a salario anualmente hará con él; no se enseñoreará en él con rigor
delante de tus ojos. 54Y si no se rescatare en esos años, en el
año del jubileo saldrá, él y sus hijos con él. 55Porque mis
siervos son los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saqué de la
tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.[2]
Eclesiastés
1. 1-11
Todo es vanidad
1
1Palabras del Predicador, hijo de
David, rey en Jerusalén.
2Vanidad de vanidades, dijo el
Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3¿Qué provecho
tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4Generación
va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5Sale el
sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo,
y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7Los ríos todos van al
mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven
para correr de nuevo. 8Todas las cosas son fatigosas más de lo que
el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
9¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo
mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 10¿Hay algo de
que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han
precedido. 11No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo
que sucederá habrá memoria en los que serán después.[3]
a a 15.4: Ex. 20.12; Dt. 5.16.
b b 15.4: Ex. 21.17; Lv. 20.9.
c c 15.8–9: Is. 29.13.
d d 15.14: Lc. 6.39.
e e 15.18: Mt. 12.34.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 14.36-15.20). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 24.5–6: Ex. 25.30.
* Aquí equivale a sábado.
b b 24.9: Mt. 12.4; Mr. 2.26; Lc. 6.4.
c
c 24.17: Ex. 21.12.
d d 24.20: Ex. 21.23–25; Dt. 19.21; Mt. 5.38.
e e 24.22: Nm. 15.16.
a a 25.1–7: Ex. 23.10–11.
b b 25.35: Dt. 15.7–8.
c c 25.37: Ex. 22.25; Dt. 23.19–20.
d d 25.39–46: Ex. 21.2–6; Dt. 15.12–18.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 23.44-25.55). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 31.31-Ec 1.11). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
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