¡La mejor tierra!
Por Riqui Ricón*
Oíd, pues, vosotros la
parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y
no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado
en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir
la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de
este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el
que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno (Mat 13.18-23).
Jesucristo dijo que aquel que
entiende la parábola del sembrador puede entender las demás parábolas (Mar
4.13). Es de vital importancia en nuestras vidas comprender esta parábola pues
es la base y fundamento de la vida en el reino de Dios.
¡La semilla es la Palabra de
Dios! Uno de los obstáculos que nos impiden vivir vidas victoriosas como
Hijas/Hijos de Dios Nacidas/Nacidos de Nuevo es que continuamente estamos
esforzándonos por dar fruto olvidando que nosotros no somos la semilla y, por
lo tanto, no podemos dar fruto. ¡La semilla es la Palabra de Dios! Así que, no
es nuestro fruto sino el de la Palabra, la Biblia.
La semilla sólo necesita buena
tierra y las condiciones adecuadas de temperatura y humedad para germinar y
comenzar a dar fruto. Tú y yo, somos esa buena tierra, de hecho, es en nuestra
mente y corazón donde se siembra la Palabra de Dios.
Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo,
y arrebata lo que fue sembrado en su corazón… Mas el que fue sembrado en buena
tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a
ciento, a sesenta, y a treinta por uno (Mat 13. 19, 23).
¡Evangelio! ¡Buenas Noticias! No
importa la situación que estés viviendo hoy, ni cómo te veas a ti misma/mismo o
cómo te sientas en este momento, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no
puede mentir, establece claramente que tú, sí, tú eres esa buena tierra donde ya
ha sido sembrada la semilla y está comenzando la cosecha del ciento por uno.
Dios te hizo así. Él lo prometió y lo estableció en el Nuevo Pacto en la Sangre
de Jesús.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en su
mente, y la escribiré en su corazón;
y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo (Jer
31.33).
Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez
36.26-27).
Piénsalo muy bien, tú eres
esa/ese Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24),
con un corazón nuevo donde Dios ya ha escrito Su ley para ser establecidos en
esta tierra llevando fruto al ciento por uno. Si puedes creer, al que cree todo
le es posible.
Así que, hoy es un buen día para
someterte a Dios y resistir al diablo para que este huya de ti. Deja de recibir
esos pensamientos de fracaso, condenación y rechazo, y comienza a declarar lo
que Dios dice acerca de ti:
¡Soy buena tierra,
establecida/establecido en Cristo Jesús para dar mucho fruto! ¡Soy más que
vencedora/vencedor por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Soy
amada/amado de Dios y llamada/llamado Su Hija/Hijo! ¡Soy una/un Hija/Hijo de
Dios Nacida/Nacido de Nuevo no de una semilla corruptible, sino de una
incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! ¡Por
Cristo Jesús soy espíritu nuevo creado por Dios en la justicia y santidad de la
verdad! ¡Mayor es Él, que está en mí y conmigo, que el que está en el mundo!
¿Qué pues diré a todo esto? Si
Dios es conmigo ¿quién contra mí?
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 10 Mat 13.1-23 / Lev 17-18 / Pro 28
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 10 Mat 13.1-23 / Lev 17-18 / Pro 28
San
Mateo 13.1-23
Parábola del sembrador
(Mr. 4.1–9; Lc. 8.4–8)
13
1Aquel día salió Jesús de la casa y
se sentó junto al mar. 2Y se le juntó mucha gente; y entrando él
en la barca, se sentó,a y toda la gente estaba en la
playa. 3Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí,
el sembrador salió a sembrar. 4Y mientras sembraba, parte de la
semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5Parte
cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no
tenía profundidad de tierra; 6pero salido el sol, se quemó; y
porque no tenía raíz, se secó. 7Y parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron, y la ahogaron. 8Pero parte cayó en buena
tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
9El que tiene oídos para oír, oiga.
Propósito de las parábolas
(Mr. 4.10–12; Lc. 8.9–10)
10Entonces, acercándose los
discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11El
respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del
reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 12Porque a
cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado.b 13Por eso les
hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
14De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
15 Porque el
corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.c
16Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y
vuestros oídos, porque oyen. 17Porque de cierto os digo, que
muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que
oís, y no lo oyeron.d
Jesús explica la parábola del sembrador
(Mr. 4.13–20; Lc. 8.11–15)
18Oíd, pues, vosotros la parábola
del sembrador: 19Cuando alguno oye la palabra del reino y no la
entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es
el que fue sembrado junto al camino. 20Y el que fue sembrado en
pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
21pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir
la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de
este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa. 23Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el
que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno.[1]
Levítico
17-18
El santuario único
17
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles:
Esto es lo que ha mandado Jehová: 3Cualquier varón de la casa de
Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él,
4y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer
ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el
tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo,
5a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que
sacrifican en medio del campo, para que los traigan a Jehová a la puerta del
tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a
Jehová. 6Y el sacerdote esparcirá la sangre sobre el altar de
Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y quemará la grosura en olor
grato a Jehová. 7Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los
demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo
por sus edades.
8Les dirás también: Cualquier varón
de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre vosotros, que
ofreciere holocausto o sacrificio, 9y no lo trajere a la puerta
del tabernáculo de reunión para hacerlo a Jehová, el tal varón será igualmente
cortado de su pueblo.
Prohibición de comer la sangre
10Si cualquier varón de la casa de
Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo
pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su
pueblo.a
11Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para
hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará
expiaciónb
de la persona. 12Por tanto, he dicho a los hijos de Israel:
Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros
comerá sangre. 13Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de
los extranjeros que moran entre ellos, que cazare animal o ave que sea de
comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.
14Porque la vida de toda carne es
su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de
ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la
comiere será cortado. 15Y cualquier persona, así de los naturales
como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o despedazado por fiera,
lavará sus vestidos y a sí misma se lavará con agua, y será inmunda hasta la
noche; entonces será limpia. 16Y si no los lavare, ni lavare su
cuerpo, llevará su iniquidad.
Actos de inmoralidad prohibidos
18
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Habla a los hijos de Israel, y diles: Yo soy Jehová vuestro Dios.
3No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni
haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis
en sus estatutos. 4Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis
estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. 5Por
tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el
hombre, viviráa en ellos. Yo Jehová.
6Ningún varón se llegue a parienta
próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová. 7La
desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es,
no descubrirás su desnudez. 8La desnudez de la mujer de tu padre
no descubrirás; es la desnudez de tu padre.b 9La
desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o
nacida fuera, su desnudez no descubrirás.c 10La
desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no
descubrirás, porque es la desnudez tuya. 11La desnudez de la hija
de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no
descubrirás. 12La desnudez de la hermana de tu padre no
descubrirás; es parienta de tu padre. 13La desnudez de la hermana
de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es. 14La
desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es
mujer del hermano de tu padre.d 15La desnudez
de tu nuera no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez.e
16La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás; es la desnudez
de tu hermano.f 17La desnudez de la mujer y de
su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su hija,
para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad.g
18No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival,
descubriendo su desnudez delante de ella en su vida.
19Y no llegarás a la mujer para
descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual.h
20Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo,
contaminándote con ella.i 21Y no des hijo
tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios.j
Yo Jehová. 22No te echarás con varón como con mujer; es
abominación.k 23Ni con ningún animal tendrás
ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal
para ayuntarse con él; es perversión.l
24En ninguna de estas cosas os
amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo
echo de delante de vosotros, 25y la tierra fue contaminada; y yo
visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. 26Guardad,
pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas
abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros 27(porque
todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron
antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); 28no sea que la
tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó
antes de vosotros. 29Porque cualquiera que hiciere alguna de todas
estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su
pueblo. 30Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres
abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo
Jehová vuestro Dios.[2]
Proverbios
28
Proverbios antitéticos
28
1 Huye el
impío sin que nadie lo persiga;
Mas el justo está confiado
como un león.
2 Por la rebelión
de la tierra sus príncipes son muchos;
Mas por el hombre entendido y
sabio permanece estable.
3 El hombre
pobre y robador de los pobres
Es como lluvia torrencial que
deja sin pan.
4 Los que
dejan la ley alaban a los impíos;
Mas los que la guardan
contenderán con ellos.
5 Los hombres
malos no entienden el juicio;
Mas los que buscan a Jehová
entienden todas las cosas.
6 Mejor es el
pobre que camina en su integridad,
Que el de perversos caminos y
rico.
7 El que
guarda la ley es hijo prudente;
Mas el que es compañero de
glotones avergüenza a su padre.
8 El que
aumenta sus riquezas con usura y crecido interés,
Para aquel que se compadece de
los pobres las aumenta.
9 El que aparta
su oído para no oír la ley,
Su oración también es
abominable.
10 El que hace
errar a los rectos por el mal camino,
El caerá en su misma fosa;
Mas los perfectos heredarán el
bien.
11 El hombre
rico es sabio en su propia opinión;
Mas el pobre entendido lo
escudriña.
12 Cuando los
justos se alegran, grande es la gloria;
Mas cuando se levantan los
impíos, tienen que esconderse los hombres.
13 El que
encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia.
14 Bienaventurado
el hombre que siempre teme a Dios;
Mas el que endurece su corazón
caerá en el mal.
15 León
rugiente y oso hambriento
Es el príncipe impío sobre el
pueblo pobre.
16 El príncipe
falto de entendimiento multiplicará la extorsión;
Mas el que aborrece la
avaricia prolongará sus días.
17 El hombre
cargado de la sangre de alguno
Huirá hasta el sepulcro, y
nadie le detendrá.
18 El que en
integridad camina será salvo;
Mas el de perversos caminos
caerá en alguno.
19 El que
labra su tierra se saciará de pan;
Mas el que sigue a los ociosos
se llenará de pobreza.
20 El hombre
de verdad tendrá muchas bendiciones;
Mas el que se apresura a
enriquecerse no será sin culpa.
21 Hacer
acepción de personas no es bueno;
Hasta por un bocado de pan
prevaricará el hombre.
22 Se apresura
a ser rico el avaro,
Y no sabe que le ha de venir
pobreza.
23 El que
reprende al hombre, hallará después mayor gracia
Que el que lisonjea con la
lengua.
24 El que roba
a su padre o a su madre, y dice que no es maldad,
Compañero es del hombre
destruidor.
25 El altivo
de ánimo suscita contiendas;
Mas el que confía en Jehová
prosperará.
26 El que
confía en su propio corazón es necio;
Mas el que camina en sabiduría
será librado.
27 El que da
al pobre no tendrá pobreza;
Mas el que aparta sus ojos
tendrá muchas maldiciones.
28 Cuando los
impíos son levantados se esconde el hombre;
Mas cuando perecen, los justos
se multiplican.[3]
a a 13.2: Lc. 5.1–3.
b b 13.12: Mt. 25.29; Mr. 4.25; Lc. 8.18;
19.26.
c c 13.14–15: Is. 6.9–10.
d d 13.16–17: Lc. 10.23–24.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 12.50-13.23). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 17.10: Gn. 9.4; Lv. 7.26–27; 19.26; Dt.
12.16, 23; 15.23.
b b 17.11: He. 9.22.
a a 18.5: Neh. 9.29; Ez. 18.9; 20.11–13; Lc.
10.28; Ro. 10.5; Gá. 3.12.
b b 18.8: Lv. 20.11; Dt. 22.30; 27.20.
c
c 18.9: Lv. 20.17; Dt. 27.22.
d d 18.12–14: Lv. 20.19–20.
e e 18.15: Lv. 20.12.
f f 18.16: Lv. 20.21.
g
g 18.17: Lv. 20.14; Dt. 27.23.
h
h 18.19: Lv. 20.18.
i
i 18.20: Lv. 20.10.
j
j 18.21: Lv. 20.1–5.
k
k 18.22: Lv. 20.13.
l l 18.23: Ex. 22.19; Lv. 20.15–16; Dt. 27.21.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 16.34-18.30). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 27.27-28.28). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 10 Mat 13.1-23 / Lev 17-18 / Pro 28
San
Mateo 13.1-23
Parábola del sembrador
(Mr. 4.1–9; Lc. 8.4–8)
13
1Aquel día salió Jesús de la casa y
se sentó junto al mar. 2Y se le juntó mucha gente; y entrando él
en la barca, se sentó,a y toda la gente estaba en la
playa. 3Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí,
el sembrador salió a sembrar. 4Y mientras sembraba, parte de la
semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5Parte
cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no
tenía profundidad de tierra; 6pero salido el sol, se quemó; y
porque no tenía raíz, se secó. 7Y parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron, y la ahogaron. 8Pero parte cayó en buena
tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
9El que tiene oídos para oír, oiga.
Propósito de las parábolas
(Mr. 4.10–12; Lc. 8.9–10)
10Entonces, acercándose los
discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11El
respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del
reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 12Porque a
cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado.b 13Por eso les
hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
14De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
15 Porque el
corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.c
16Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y
vuestros oídos, porque oyen. 17Porque de cierto os digo, que
muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que
oís, y no lo oyeron.d
Jesús explica la parábola del sembrador
(Mr. 4.13–20; Lc. 8.11–15)
18Oíd, pues, vosotros la parábola
del sembrador: 19Cuando alguno oye la palabra del reino y no la
entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es
el que fue sembrado junto al camino. 20Y el que fue sembrado en
pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
21pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir
la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de
este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa. 23Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el
que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno.[1]
Levítico
17-18
El santuario único
17
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles:
Esto es lo que ha mandado Jehová: 3Cualquier varón de la casa de
Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él,
4y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer
ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el
tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo,
5a fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que
sacrifican en medio del campo, para que los traigan a Jehová a la puerta del
tabernáculo de reunión al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz a
Jehová. 6Y el sacerdote esparcirá la sangre sobre el altar de
Jehová a la puerta del tabernáculo de reunión, y quemará la grosura en olor
grato a Jehová. 7Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los
demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo
por sus edades.
8Les dirás también: Cualquier varón
de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre vosotros, que
ofreciere holocausto o sacrificio, 9y no lo trajere a la puerta
del tabernáculo de reunión para hacerlo a Jehová, el tal varón será igualmente
cortado de su pueblo.
Prohibición de comer la sangre
10Si cualquier varón de la casa de
Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo
pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su
pueblo.a
11Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para
hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará
expiaciónb
de la persona. 12Por tanto, he dicho a los hijos de Israel:
Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros
comerá sangre. 13Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de
los extranjeros que moran entre ellos, que cazare animal o ave que sea de
comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.
14Porque la vida de toda carne es
su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de
ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la
comiere será cortado. 15Y cualquier persona, así de los naturales
como de los extranjeros, que comiere animal mortecino o despedazado por fiera,
lavará sus vestidos y a sí misma se lavará con agua, y será inmunda hasta la
noche; entonces será limpia. 16Y si no los lavare, ni lavare su
cuerpo, llevará su iniquidad.
Actos de inmoralidad prohibidos
18
1Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2Habla a los hijos de Israel, y diles: Yo soy Jehová vuestro Dios.
3No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni
haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis
en sus estatutos. 4Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis
estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. 5Por
tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el
hombre, viviráa en ellos. Yo Jehová.
6Ningún varón se llegue a parienta
próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová. 7La
desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre, no descubrirás; tu madre es,
no descubrirás su desnudez. 8La desnudez de la mujer de tu padre
no descubrirás; es la desnudez de tu padre.b 9La
desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o
nacida fuera, su desnudez no descubrirás.c 10La
desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no
descubrirás, porque es la desnudez tuya. 11La desnudez de la hija
de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, tu hermana es; su desnudez no
descubrirás. 12La desnudez de la hermana de tu padre no
descubrirás; es parienta de tu padre. 13La desnudez de la hermana
de tu madre no descubrirás, porque parienta de tu madre es. 14La
desnudez del hermano de tu padre no descubrirás; no llegarás a su mujer; es
mujer del hermano de tu padre.d 15La desnudez
de tu nuera no descubrirás; mujer es de tu hijo, no descubrirás su desnudez.e
16La desnudez de la mujer de tu hermano no descubrirás; es la desnudez
de tu hermano.f 17La desnudez de la mujer y de
su hija no descubrirás; no tomarás la hija de su hijo, ni la hija de su hija,
para descubrir su desnudez; son parientas, es maldad.g
18No tomarás mujer juntamente con su hermana, para hacerla su rival,
descubriendo su desnudez delante de ella en su vida.
19Y no llegarás a la mujer para
descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual.h
20Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo,
contaminándote con ella.i 21Y no des hijo
tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios.j
Yo Jehová. 22No te echarás con varón como con mujer; es
abominación.k 23Ni con ningún animal tendrás
ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal
para ayuntarse con él; es perversión.l
24En ninguna de estas cosas os
amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo
echo de delante de vosotros, 25y la tierra fue contaminada; y yo
visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. 26Guardad,
pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas
abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros 27(porque
todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron
antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); 28no sea que la
tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó
antes de vosotros. 29Porque cualquiera que hiciere alguna de todas
estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su
pueblo. 30Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres
abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo
Jehová vuestro Dios.[2]
Proverbios
28
Proverbios antitéticos
28
1 Huye el
impío sin que nadie lo persiga;
Mas el justo está confiado
como un león.
2 Por la rebelión
de la tierra sus príncipes son muchos;
Mas por el hombre entendido y
sabio permanece estable.
3 El hombre
pobre y robador de los pobres
Es como lluvia torrencial que
deja sin pan.
4 Los que
dejan la ley alaban a los impíos;
Mas los que la guardan
contenderán con ellos.
5 Los hombres
malos no entienden el juicio;
Mas los que buscan a Jehová
entienden todas las cosas.
6 Mejor es el
pobre que camina en su integridad,
Que el de perversos caminos y
rico.
7 El que
guarda la ley es hijo prudente;
Mas el que es compañero de
glotones avergüenza a su padre.
8 El que
aumenta sus riquezas con usura y crecido interés,
Para aquel que se compadece de
los pobres las aumenta.
9 El que aparta
su oído para no oír la ley,
Su oración también es
abominable.
10 El que hace
errar a los rectos por el mal camino,
El caerá en su misma fosa;
Mas los perfectos heredarán el
bien.
11 El hombre
rico es sabio en su propia opinión;
Mas el pobre entendido lo
escudriña.
12 Cuando los
justos se alegran, grande es la gloria;
Mas cuando se levantan los
impíos, tienen que esconderse los hombres.
13 El que
encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia.
14 Bienaventurado
el hombre que siempre teme a Dios;
Mas el que endurece su corazón
caerá en el mal.
15 León
rugiente y oso hambriento
Es el príncipe impío sobre el
pueblo pobre.
16 El príncipe
falto de entendimiento multiplicará la extorsión;
Mas el que aborrece la
avaricia prolongará sus días.
17 El hombre
cargado de la sangre de alguno
Huirá hasta el sepulcro, y
nadie le detendrá.
18 El que en
integridad camina será salvo;
Mas el de perversos caminos
caerá en alguno.
19 El que
labra su tierra se saciará de pan;
Mas el que sigue a los ociosos
se llenará de pobreza.
20 El hombre
de verdad tendrá muchas bendiciones;
Mas el que se apresura a
enriquecerse no será sin culpa.
21 Hacer
acepción de personas no es bueno;
Hasta por un bocado de pan
prevaricará el hombre.
22 Se apresura
a ser rico el avaro,
Y no sabe que le ha de venir
pobreza.
23 El que
reprende al hombre, hallará después mayor gracia
Que el que lisonjea con la
lengua.
24 El que roba
a su padre o a su madre, y dice que no es maldad,
Compañero es del hombre
destruidor.
25 El altivo
de ánimo suscita contiendas;
Mas el que confía en Jehová
prosperará.
26 El que
confía en su propio corazón es necio;
Mas el que camina en sabiduría
será librado.
27 El que da
al pobre no tendrá pobreza;
Mas el que aparta sus ojos
tendrá muchas maldiciones.
28 Cuando los
impíos son levantados se esconde el hombre;
Mas cuando perecen, los justos
se multiplican.[3]
a a 13.2: Lc. 5.1–3.
b b 13.12: Mt. 25.29; Mr. 4.25; Lc. 8.18;
19.26.
c c 13.14–15: Is. 6.9–10.
d d 13.16–17: Lc. 10.23–24.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 12.50-13.23). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 17.10: Gn. 9.4; Lv. 7.26–27; 19.26; Dt.
12.16, 23; 15.23.
b b 17.11: He. 9.22.
a a 18.5: Neh. 9.29; Ez. 18.9; 20.11–13; Lc.
10.28; Ro. 10.5; Gá. 3.12.
b b 18.8: Lv. 20.11; Dt. 22.30; 27.20.
c
c 18.9: Lv. 20.17; Dt. 27.22.
d d 18.12–14: Lv. 20.19–20.
e e 18.15: Lv. 20.12.
f f 18.16: Lv. 20.21.
g
g 18.17: Lv. 20.14; Dt. 27.23.
h
h 18.19: Lv. 20.18.
i
i 18.20: Lv. 20.10.
j
j 18.21: Lv. 20.1–5.
k
k 18.22: Lv. 20.13.
l l 18.23: Ex. 22.19; Lv. 20.15–16; Dt. 27.21.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 16.34-18.30). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 27.27-28.28). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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