viernes, 12 de marzo de 2021

¡Cómo vivir en este mundo tan incierto!

                                                                                                                                     <ENGLISH>





12 Marzo  

¡Cómo vivir en este mundo tan incierto!


¡Estoy asegurado!

Por Riqui Ricón*

Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan (Pro 30.5).

¿Cómo puede ser Dios escudo a los que en Él esperan? Puesto que Él es Dios (el único Dios verdadero), entonces Su Palabra es la Verdad. Lo cual significa que TODO lo que Él dice tiene cumplimiento. El poder de la fuerza de Dios no es el Amor, ni Su Voluntad, ni Su Presencia sino Su Palabra. Todo cuanto existe, lo visible y lo invisible, fue creado por Su Palabra, no por el Amor.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).

Es el poder que contiene la Palabra de Dios lo que hace que se materialicen cosas que no existían, que se vea lo que no se veía.

Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz (Gen 1.3).

Ahora bien, no me malinterpretes, es totalmente verdadero que Dios ES Amor y, por lo tanto, hizo el universo por Amor y en Amor, pero lo hizo con Su Palabra.

De hecho, Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Lo importante a destacar aquí, en la meditación de hoy, es que la Biblia, la Palabra de Dios, es más vital que el alimento mismo; es el arma y escudo con las que Jesús derrotó al diablo:

Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mat 4.3-4).

La Biblia es el arma y escudo con las que tú derrotas al diablo cada día, cada vez que el viene a tratar de hurtar, matar o destruir tu gozo, tu paz o tu vida.

(Efe 6:16-17 RV60) Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.  17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

La Palabra de Dios es tan importante, santa, pura, infalible, contundente y eterna que las mismas Escrituras se definen como la Perfecta Ley, la Ley de Verdad, la Ley de Libertad.

Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace (Sgo 1.25).

De modo que sí, sí puedes estar seguro(a) en esta vida. Si la Biblia dice que Dios es escudo a los que en Él esperan, entonces tú tienes el mejor de los escudos.

De modo que sí, sí puedes estar totalmente seguro(a) en tu vida. Dondequiera que andes y como quiera que estés, si la Biblia dice que Aquel que fue engendrado por Dios, Cristo Jesús, te guarda y el maligno no te toca (1 Jn 5.18), entonces tienes de tu lado al mejor de los guardianes y, definitivamente, Satanás no puede tocarte.

Por esto es sumamente importante que desarrolles y uses tu fe. ¡Créele a Dios creyendo Su Palabra!

Mas la fe nace cuando se presta atención a las Buenas Noticias acerca de Jesucristo (Rom 10.17 BAD).

Así que  la fe ES por oír la Palabra de Dios, entonces, lo que tienes que hacer para desarrollar tu fe es escuchar continua y constantemente la Biblia.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

¡Más claro, ni el agua! Dios te revela en Su Palabra el secreto para vivir una vida exitosa: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia la norma máxima de tu existencia!

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

Y desde luego que al que le cree a Dios, TODO le es posible.

La fe es lo único que te garantiza una Vida victoriosa y  lo único que tienes que hacer es poner la Biblia  en tu boca, mente y corazón; leyéndola y meditándola TODOS LOS DIAS, porque dice Dios que entonces (no antes, ni después, ni de ningún otra forma), harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera… No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, Hasta que vea en sus enemigos su deseo  (Sal 112.1, 7-8).

Puesto que la Biblia es la Palabra de Dios, Su Palabra de Honor, entonces tiene todo el Poder para hacerse cumplir a sí misma y tú puedes recibir hoy esta bendición para aquellos que aman y se deleitan en la Palabra de Dios: No tendrás temor de malas noticias. Tú corazón está firme, confiado en el Señor. Asegurado está tu corazón; no temerás.

Ahora bien, todo esto es muy real y posible porque Dios te ama tanto que, a través de Jesucristo, Él te ha hecho Su propio(a) Hijo(a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1 BAD).

Así que, puedes hoy declararlo en voz alta: ¡Dios es mi Padre y mi escudo! ¡No temeré! ¡Estoy asegurado(a)!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es saber y creer lo que hiciste por Amor a mí. Gracias por no haber escatimado a Tu propio Hijo Jesús, sino que lo entregaste por mí. Señor Jesús, muchas gracias porque Tú, siendo en forma de Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Gracias porque con Tu muerte y resurrección, destruiste por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así, me has hecho libre, pues yo, por el temor de la muerte estaba durante toda mi vida sujeto(a) a servidumbre. ¡Porque Tú moriste, mi vieja naturaleza, mi viejo(a) yo, murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo! ¡La Vida Eterna que Tú tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar de temerle a la muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias! ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Ahora puedo, con toda certeza declarar que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias por mi Victoria sobre la muerte! ¡Ya no tengo temor! ¡Estoy asegurado(a)! ¡Tú eres mi escudo! En el nombre de Jesús. Amén

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 12                                 Mat 14.1-21 /  Lev 20-21 /  Pro 30


Cápsula del día.






Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 12                                 Mat 14.1-21 /  Lev 20-21 /  Pro 30

 

San Mateo 14.1-21

Muerte de Juan el Bautista

(Mr. 6.14–29; Lc. 9.7–9)

14

1En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, 2y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. 3Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; 4porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.a,b 5Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta. 6Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, 7por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. 8Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 9Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, 10y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. 11Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre. 12Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.

Alimentación de los cinco mil

(Mr. 6.30–44; Lc. 9.10–17; Jn. 6.1–14)

13Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades. 14Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. 15Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. 16Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. 17Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. 18El les dijo: Traédmelos acá. 19Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. 20Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. 21Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.[1]

 

 

Levítico 20-21

Penas por actos de inmoralidad

20

1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará. 3Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre. 4Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle, 5entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc.

6Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo. 7Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. 8Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico. 9Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá;a a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él.

10Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.b 11Cualquiera que yaciere con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió; ambos han de ser muertos; su sangre será sobre ellos.c 12Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre ellos.d 13Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.e 14El que tomare mujer y a la madre de ella, comete vileza; quemarán con fuego a él y a ellas, para que no haya vileza entre vosotros.f 15Cualquiera que tuviere cópula con bestia, ha de ser muerto, y mataréis a la bestia. 16Y si una mujer se llegare a algún animal para ayuntarse con él, a la mujer y al animal matarás; morirán indefectiblemente; su sangre será sobre ellos.g

17Si alguno tomare a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, y viere su desnudez, y ella viere la suya, es cosa execrable; por tanto serán muertos a ojos de los hijos de su pueblo; descubrió la desnudez de su hermana; su pecado llevará.h 18Cualquiera que durmiere con mujer menstruosa, y descubriere su desnudez, su fuente descubrió, y ella descubrió la fuente de su sangre; ambos serán cortados de entre su pueblo.i 19La desnudez de la hermana de tu madre, o de la hermana de tu padre, no descubrirás; porque al descubrir la desnudez de su parienta, su iniquidad llevarán. 20Cualquiera que durmiere con la mujer del hermano de su padre, la desnudez del hermano de su padre descubrió; su pecado llevarán; morirán sin hijos.j 21Y el que tomare la mujer de su hermano, comete inmundicia; la desnudez de su hermano descubrió; sin hijos serán.k

22Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra, no sea que os vomite la tierra en la cual yo os introduzco para que habitéis en ella. 23Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación. 24Pero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeréis la tierra de ellos, y yo os la daré para que la poseáis por heredad, tierra que fluye leche y miel. Yo Jehová vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos. 25Por tanto, vosotros haréis diferencia entre animal limpio e inmundo, y entre ave inmunda y limpia; y no contaminéis vuestras personas con los animales, ni con las aves, ni con nada que se arrastra sobre la tierra, los cuales os he apartado por inmundos. 26Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.

27Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos.

Santidad de los sacerdotes

21

1Jehová dijo a Moisés: Habla a los sacerdotes hijos de Aarón, y diles que no se contaminen por un muerto en sus pueblos. 2Mas por su pariente cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por su hermano, 3o por su hermana virgen, a él cercana, la cual no haya tenido marido, por ella se contaminará. 4No se contaminará como cualquier hombre de su pueblo, haciéndose inmundo. 5No harán tonsura en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán rasguños.a 6Santos serán a su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque las ofrendas encendidas para Jehová y el pan de su Dios ofrecen; por tanto, serán santos. 7Con mujer ramera o infame no se casarán, ni con mujer repudiada de su marido; porque el sacerdote es santo a su Dios. 8Le santificarás, por tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo Jehová que os santifico. 9Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego.

10Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza, ni rasgará sus vestidos, 11ni entrará donde haya alguna persona muerta; ni por su padre ni por su madre se contaminará. 12Ni saldrá del santuario, ni profanará el santuario de su Dios; porque la consagración por el aceite de la unción de su Dios está sobre él. Yo Jehová. 13Tomará por esposa a una mujer virgen. 14No tomará viuda, ni repudiada, ni infame ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer, 15para que no profane su descendencia en sus pueblos; porque yo Jehová soy el que los santifico.

16Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 17Habla a Aarón y dile: Ninguno de tus descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para ofrecer el pan de su Dios. 18Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, 19o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, 20o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado. 21Ningún varón de la descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las ofrendas encendidas para Jehová. Hay defecto en él; no se acercará a ofrecer el pan de su Dios. 22Del pan de su Dios, de lo muy santo y de las cosas santificadas, podrá comer. 23Pero no se acercará tras el velo, ni se acercará al altar, por cuanto hay defecto en él; para que no profane mi santuario, porque yo Jehová soy el que los santifico. 24Y Moisés habló esto a Aarón, y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel.[2]

       

Proverbios 30

 

Las palabras de Agur

30

1Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.

     2     Ciertamente más rudo soy yo que ninguno,

Ni tengo entendimiento de hombre.

     3     Yo ni aprendí sabiduría,

Ni conozco la ciencia del Santo.

     4     ¿Quién subió al cielo, y descendió?

¿Quién encerró los vientos en sus puños?

¿Quién ató las aguas en un paño?

¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?

¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

     5     Toda palabra de Dios es limpia;

El es escudo a los que en él esperan.

     6     No añadas a sus palabras, para que no te reprenda,

Y seas hallado mentiroso.

     7     Dos cosas te he demandado;

No me las niegues antes que muera:

     8     Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí;

No me des pobreza ni riquezas;

Manténme del pan necesario;

     9     No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová?

O que siendo pobre, hurte,

Y blasfeme el nombre de mi Dios.

     10     No acuses al siervo ante su señor,

No sea que te maldiga, y lleves el castigo.

     11     Hay generación que maldice a su padre

Y a su madre no bendice.

     12     Hay generación limpia en su propia opinión,

Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.

     13     Hay generación cuyos ojos son altivos

Y cuyos párpados están levantados en alto.

     14     Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos,

Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

     15     La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame!

Tres cosas hay que nunca se sacian;

Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!

     16     El Seol, la matriz estéril,

La tierra que no se sacia de aguas,

Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!

     17     El ojo que escarnece a su padre

Y menosprecia la enseñanza de la madre,

Los cuervos de la cañada lo saquen,

Y lo devoren los hijos del águila.

     18     Tres cosas me son ocultas;

Aun tampoco sé la cuarta:

     19     El rastro del águila en el aire;

El rastro de la culebra sobre la peña;

El rastro de la nave en medio del mar;

Y el rastro del hombre en la doncella.

     20     El proceder de la mujer adúltera es así:

Come, y limpia su boca

Y dice: No he hecho maldad.

     21     Por tres cosas se alborota la tierra,

Y la cuarta ella no puede sufrir:

     22     Por el siervo cuando reina;

Por el necio cuando se sacia de pan;

     23     Por la mujer odiada cuando se casa;

Y por la sierva cuando hereda a su señora.

     24     Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra,

Y las mismas son más sabias que los sabios:

     25     Las hormigas, pueblo no fuerte,

Y en el verano preparan su comida;

     26     Los conejos, pueblo nada esforzado,

Y ponen su casa en la piedra;

     27     Las langostas, que no tienen rey,

Y salen todas por cuadrillas;

     28     La araña que atrapas con la mano,

Y está en palacios de rey.

     29     Tres cosas hay de hermoso andar,

Y la cuarta pasea muy bien:

     30     El león, fuerte entre todos los animales,

Que no vuelve atrás por nada;

     31     El ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío;

Y el rey, a quien nadie resiste.

     32     Si neciamente has procurado enaltecerte,

O si has pensado hacer mal,

Pon el dedo sobre tu boca.

     33     Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla,

Y el que recio se suena las narices sacará sangre;

Y el que provoca la ira causará contienda.[3]

 



a a 14.4: Lv. 18.16; 20.21.

b b 14.3–4: Lc. 3.19–20.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 13.58-14.21). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a a 20.9: Ex. 21.17; Mt. 15.4; Mr. 7.10.

b b 20.10: Ex. 20.14; Lv. 18.20; Dt. 5.18.

c c 20.11: Lv. 18.8; Dt. 22.30; 27.20.

d d 20.12: Lv. 18.15.

e e 20.13: Lv. 18.22.

f f 20.14: Lv. 18.17; Dt. 27.23.

g g 20.15–16: Ex. 22.19; Lv. 18.23; Dt. 27.21.

h h 20.17: Lv. 18.9; Dt. 27.22.

i i 20.18: Lv. 18.19.

j j 20.19–20: Lv. 18.12–14.

k k 20.21: Lv. 18.16.

a a 21.5: Lv. 19.27–28; Dt. 14.1.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Lv 19.37-21.24). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Pr 29.27-30.33). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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