¡No hay forma que pueda perder!
Por Riqui Ricón*
Después partieron del monte de Hor, camino
del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló
el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto
para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma
tiene fastidio de este pan tan liviano (Núm 21.4-5).
¡El pueblo se desanimó a causa
del camino! Cuán a menudo nos desanimamos
porque las cosas no están saliendo como queremos o porque no recibimos
la respuesta que estamos esperando. Es curioso cómo hasta llegamos a proferir cierto
tipo de declaraciones que nos atan aún más a esa sensación de fracaso y de
derrota.
Ser una/un Hija/Hijo del Rey no
significa ausencia de dificultades y problemas sino que, en medio de todo,
actuando con fe, saldremos adelante venciendo ante toda circunstancia adversa
poniendo toda nuestra confianza en la Palabra de Dios, pues, en resumidas
cuentas, si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló,
entonces, Él lo va a ejecutar.
Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de
Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei. Entonces Jehová
dijo a Moisés: No le tengas miedo,
porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y
harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón (Num 21.33-34).
Es el miedo, el espíritu de
temor, la fuente de origen de todo acto de incredulidad a la Palabra de Dios.
Es cuando dejamos de escuchar la Palabra de Amor y ÁNIMO de nuestro Padre que
comenzamos a escuchar las palabras de temor, duda e incredulidad que comenzamos
a fracasar.
Cuando la realidad, problema o circunstancia
la percibimos con nuestros cinco sentidos de tal manera que comenzamos a pensar
y declarar: “está muy difícil”, “no creo poder lograrlo”, “¿cómo le voy
hacer?”, etc., es porque dejaste de escuchar la Palabra de Dios, la Biblia, que
NO PUEDE MENTIR, que enfáticamente declara:
Ø Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).
Ø Mi Dios,
pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús (Fil 4.19).
Ø Aunque ande
en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).
Ø El que
habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a
Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te
librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te
cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No
temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande
en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado
mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará (Sal 91.1-7).
Ø Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa
53.4-5).
Ø Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
Ø
Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Ø ¿Qué, pues,
diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Nunca olvides las Palabras de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis
paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Oremos: Amado Padre celestial, en
este día te doy muchas gracias porque a través de Cristo Jesús, de Su Sangre
del Nuevo Pacto, yo no he recibido un espíritu de esclavitud para estar otra
vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción por medio del cual
te puedo decir hoy, Abba, Padre, Papá. Soy Tu Hija/Hijo y tengo Tu Santo
Espíritu aquí conmigo. Soy más que vencedora/vencedor por medio de Aquel que me
ha amado tanto, Cristo Jesús. No hay enfermedad, problema ni circunstancia que
me puedan vencer pues TODO lo puedo en Ti y contigo, Jesús. Soy tuya/tuyo y he
vencido porque mayor eres Tú, Señor, que estás en mí, que el que está en el
mundo. Y aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno
porque Tú, mi amado Jesús, estás conmigo. ¡Gracias Señor! ¡No hay forma que
pueda perder! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 26 Mat 22.1-22 / Núm 21 / Can 1.1-2.7
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 26 Mat 22.1-22 / Núm 21 / Can 1.1-2.7
San
Mateo 22.1-22
Parábola de la fiesta de bodas
22
1Respondiendo Jesús, les volvió a hablar
en parábolas, diciendo: 2El reino de los cielos es semejante a un
rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3y envió a sus siervos a
llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4Volvió
a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado
mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está
dispuesto; venid a las bodas. 5Mas ellos, sin hacer caso, se
fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6y otros,
tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7Al oírlo el
rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó
su ciudad. 8Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad
están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 9Id,
pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
10Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que
hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
11Y entró el rey para ver a los
convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 12Y
le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él
enmudeció. 13Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de
pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.a 14Porque muchos son llamados, y
pocos escogidos.
La cuestión del tributo
(Mr. 12.13–17; Lc. 20.20–26)
15Entonces se fueron los fariseos y
consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. 16Y le enviaron
los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres
amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te
cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. 17Dinos,
pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18Pero
Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis,
hipócritas? 19Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le
presentaron un denario. 20Entonces les dijo: ¿De quién es esta
imagen, y la inscripción? 21Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad,
pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 22Oyendo
esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.[1]
Números
21
El rey de Arad ataca a Israel
21
1Cuando el cananeo, el rey de Arad,
que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israela por el camino
de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros. 2Entonces
Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi
mano, yo destruiré sus ciudades. 3Y Jehová escuchó la voz de
Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó
el nombre de aquel lugar Horma.6
La serpiente de bronce
4Después partieron del monte de
Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom;b y se
desanimó el pueblo por el camino. 5Y habló el pueblo contra Dios y
contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este
desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan
tan liviano. 6Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes,
que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7Entonces
el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y
contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró
por el pueblo. 8Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente
ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a
ella, vivirá. 9Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso
sobre una asta;c y cuando alguna serpiente mordía a alguno,
miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Los israelitas rodean la tierra de Moab
10Después partieron los hijos de Israel
y acamparon en Obot. 11Y partiendo de Obot, acamparon en
Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol.
12Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered. 13De
allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y
que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab
y el amorreo. 14Por tanto se dice en el libro de las batallas de
Jehová:
Lo que hizo en el Mar Rojo,
Y en los arroyos de Arnón;
15 Y a la
corriente de los arroyos
Que va a parar en Ar,
Y descansa en el límite de Moab.
16De allí vinieron a Beer:7
este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré
agua. 17Entonces, cantó Israel este cántico:
Sube, oh pozo; a él cantad;
18 Pozo, el
cual cavaron los señores.
Lo cavaron los príncipes del pueblo,
Y el legislador, con sus báculos.
Del desierto vinieron a Matana, 19y de Matana a Nahaliel, y
de Nahaliel a Bamot; 20y de Bamot al valle que está en los campos
de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.
Israel derrota a Sehón
(Dt. 2.26–37)
21Entonces envió Israel embajadores
a Sehón rey de los amorreos, diciendo: 22Pasaré por tu tierra; no
nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los
pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio. 23Mas
Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su
pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra
Israel. 24Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra
desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los
hijos de Amón era fuerte. 25Y tomó Israel todas estas ciudades, y
habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus
aldeas. 26Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los
amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su
poder toda su tierra hasta Arnón. 27Por tanto dicen los
proverbistas:
Venid a Hesbón,
Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.
28 Porque
fuego salió de Hesbón,
Y llama de la ciudad de Sehón,
Y consumió a Ar de Moab,
A los señores de las alturas de Arnón.
29 ¡Ay de ti,
Moab!
Pereciste, pueblo de Quemos.
Fueron puestos sus hijos en huida,
Y sus hijas en cautividad,
Por Sehón rey de los amorreos.
30 Mas
devastamos el reino de ellos;
Pereció Hesbón hasta Dibón,
Y destruimos hasta Nofa y Medeba.
Israel derrota a Og de Basán
(Dt. 3.1–11)
31Así habitó Israel en la tierra
del amorreo. 32También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron
sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí. 33Y volvieron, y
subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su
pueblo, para pelear en Edrei. 34Entonces Jehová dijo a Moisés: No
le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y
a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que
habitaba en Hesbón. 35E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su
gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.[2]
Cantares
1.1-2.7
La esposa y las hijas de Jerusalén
1
1Cantar de los
cantares, el cual es de Salomón.a
2 ¡Oh, si él
me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores
que el vino.
3 A más del
olor de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.
4 Atráeme; en
pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus
cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en
ti;
Nos acordaremos de tus amores
más que del vino;
Con razón te aman.
5 Morena soy,
oh hijas de Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.
6 No reparéis
en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se
airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las
viñas;
Y mi viña, que era mía, no
guardé.
7 Hazme
saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde
sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar
yo como errante
Junto a los rebaños de tus
compañeros?
8 Si tú no lo
sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del
rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto
a las cabañas de los pastores.
La esposa y el esposo
9 A yegua de
los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.
10 Hermosas
son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.
11 Zarcillos
de oro te haremos,
Tachonados de plata.
12 Mientras el
rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.
13 Mi amado es
para mí un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.
14 Racimo de
flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.
15 He aquí que
tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos
son como palomas.
16 He aquí que
tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.
17 Las vigas
de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.
2
1 Yo soy la
rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.
2 Como el
lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las
doncellas.
3 Como el
manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los
jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me
senté,
Y su fruto fue dulce a mi
paladar.
4 Me llevó a
la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue
amor.
5 Sustentadme
con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.
6 Su
izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
7 Yo os
conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las
ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis
velar al amor,
Hasta que quiera.[3]
a a 22.13: Mt. 8.12; 25.30;
Lc. 13.28.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 21.46-22.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 21.1: Nm. 33.40.
6 Esto es, Destrucción.
b b 21.4: Dt. 2.1.
c c 21.9: Jn. 3.14.
7 Esto es, Pozo.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Nm 20.29-21.35). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 1.1: 1 R. 4.32.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ec 12.14-Cnt 2.7). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 26 Mat 22.1-22 / Núm 21 / Can 1.1-2.7
San
Mateo 22.1-22
Parábola de la fiesta de bodas
22
1Respondiendo Jesús, les volvió a hablar
en parábolas, diciendo: 2El reino de los cielos es semejante a un
rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3y envió a sus siervos a
llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4Volvió
a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado
mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está
dispuesto; venid a las bodas. 5Mas ellos, sin hacer caso, se
fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6y otros,
tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7Al oírlo el
rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó
su ciudad. 8Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad
están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 9Id,
pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
10Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que
hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
11Y entró el rey para ver a los
convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 12Y
le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él
enmudeció. 13Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de
pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.a 14Porque muchos son llamados, y
pocos escogidos.
La cuestión del tributo
(Mr. 12.13–17; Lc. 20.20–26)
15Entonces se fueron los fariseos y
consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. 16Y le enviaron
los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres
amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te
cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. 17Dinos,
pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18Pero
Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis,
hipócritas? 19Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le
presentaron un denario. 20Entonces les dijo: ¿De quién es esta
imagen, y la inscripción? 21Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad,
pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 22Oyendo
esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.[1]
Números
21
El rey de Arad ataca a Israel
21
1Cuando el cananeo, el rey de Arad,
que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israela por el camino
de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros. 2Entonces
Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi
mano, yo destruiré sus ciudades. 3Y Jehová escuchó la voz de
Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó
el nombre de aquel lugar Horma.6
La serpiente de bronce
4Después partieron del monte de
Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom;b y se
desanimó el pueblo por el camino. 5Y habló el pueblo contra Dios y
contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este
desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan
tan liviano. 6Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes,
que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 7Entonces
el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y
contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró
por el pueblo. 8Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente
ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a
ella, vivirá. 9Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso
sobre una asta;c y cuando alguna serpiente mordía a alguno,
miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Los israelitas rodean la tierra de Moab
10Después partieron los hijos de Israel
y acamparon en Obot. 11Y partiendo de Obot, acamparon en
Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol.
12Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered. 13De
allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y
que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab
y el amorreo. 14Por tanto se dice en el libro de las batallas de
Jehová:
Lo que hizo en el Mar Rojo,
Y en los arroyos de Arnón;
15 Y a la
corriente de los arroyos
Que va a parar en Ar,
Y descansa en el límite de Moab.
16De allí vinieron a Beer:7
este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré
agua. 17Entonces, cantó Israel este cántico:
Sube, oh pozo; a él cantad;
18 Pozo, el
cual cavaron los señores.
Lo cavaron los príncipes del pueblo,
Y el legislador, con sus báculos.
Del desierto vinieron a Matana, 19y de Matana a Nahaliel, y
de Nahaliel a Bamot; 20y de Bamot al valle que está en los campos
de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.
Israel derrota a Sehón
(Dt. 2.26–37)
21Entonces envió Israel embajadores
a Sehón rey de los amorreos, diciendo: 22Pasaré por tu tierra; no
nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los
pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio. 23Mas
Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su
pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra
Israel. 24Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra
desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los
hijos de Amón era fuerte. 25Y tomó Israel todas estas ciudades, y
habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus
aldeas. 26Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los
amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su
poder toda su tierra hasta Arnón. 27Por tanto dicen los
proverbistas:
Venid a Hesbón,
Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.
28 Porque
fuego salió de Hesbón,
Y llama de la ciudad de Sehón,
Y consumió a Ar de Moab,
A los señores de las alturas de Arnón.
29 ¡Ay de ti,
Moab!
Pereciste, pueblo de Quemos.
Fueron puestos sus hijos en huida,
Y sus hijas en cautividad,
Por Sehón rey de los amorreos.
30 Mas
devastamos el reino de ellos;
Pereció Hesbón hasta Dibón,
Y destruimos hasta Nofa y Medeba.
Israel derrota a Og de Basán
(Dt. 3.1–11)
31Así habitó Israel en la tierra
del amorreo. 32También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron
sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí. 33Y volvieron, y
subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su
pueblo, para pelear en Edrei. 34Entonces Jehová dijo a Moisés: No
le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y
a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que
habitaba en Hesbón. 35E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su
gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.[2]
Cantares
1.1-2.7
La esposa y las hijas de Jerusalén
1
1Cantar de los
cantares, el cual es de Salomón.a
2 ¡Oh, si él
me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores
que el vino.
3 A más del
olor de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.
4 Atráeme; en
pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus
cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en
ti;
Nos acordaremos de tus amores
más que del vino;
Con razón te aman.
5 Morena soy,
oh hijas de Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.
6 No reparéis
en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se
airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las
viñas;
Y mi viña, que era mía, no
guardé.
7 Hazme
saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde
sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar
yo como errante
Junto a los rebaños de tus
compañeros?
8 Si tú no lo
sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del
rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto
a las cabañas de los pastores.
La esposa y el esposo
9 A yegua de
los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.
10 Hermosas
son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.
11 Zarcillos
de oro te haremos,
Tachonados de plata.
12 Mientras el
rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.
13 Mi amado es
para mí un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.
14 Racimo de
flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.
15 He aquí que
tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos
son como palomas.
16 He aquí que
tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.
17 Las vigas
de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.
2
1 Yo soy la
rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.
2 Como el
lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las
doncellas.
3 Como el
manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los
jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me
senté,
Y su fruto fue dulce a mi
paladar.
4 Me llevó a
la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue
amor.
5 Sustentadme
con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.
6 Su
izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
7 Yo os
conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las
ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis
velar al amor,
Hasta que quiera.[3]
a a 22.13: Mt. 8.12; 25.30;
Lc. 13.28.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 21.46-22.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 21.1: Nm. 33.40.
6 Esto es, Destrucción.
b b 21.4: Dt. 2.1.
c c 21.9: Jn. 3.14.
7 Esto es, Pozo.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Nm 20.29-21.35). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 1.1: 1 R. 4.32.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ec 12.14-Cnt 2.7). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
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