¿Se equivocan los ángeles?
¡El ángel se equivocó!
Por Riqui Ricón*
Ahora,
pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios,
que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos
de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deu 10. 12-13)
¡Propósito! ¡Siempre propósito! Jamás Dios ha hecho
algo con despropósito. Él es Amor y por el gran Amor con que te ha amado te ha
dado Su Palabra.
La Biblia fue dictada por Dios para tu beneficio y
bendición: PARA QUE TENGAS PROSPERIDAD.
La palabra prosperidad tiene en la Biblia el
significado de Plenitud, esto es, sin carencias, sin enfermedad y sin temor
alguno.
Amado, yo deseo que tú
seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu
alma (3 Jn 2).
La Voluntad de Dios, Su deseo para tu vida, no
puede ser más simple, sencillo y hermoso que verte vivir una vida en Plenitud:
próspero(a), en salud, lleno(a) de paz, gozo y amor en tu alma (que es la parte
de tu ser donde radican tus pensamientos, emociones, sentimientos y voluntad).
- Pero, pero, Riqui Ricón, yo no tengo nada de eso,
ni siquiera he sido un(a) buen(a) cristiano(a). Soy demasiada poca cosa para
que Dios me trate así como tú dices.
Puede ser que así sea como tú te ves a ti mismo(a),
sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice otra cosa
muy diferente. La Biblia te muestra como Dios te mira:
Si tú de mañana buscares
a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego
se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu
principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8. 5-7).
Amado(a), pon ya un alto a tus temores y dudas;
deja de escuchar esas palabras de fracaso, desánimo y derrota y DECIDE CREER. ¡Busca
a Dios, tu Padre! Platica con Él. Cree que por la Palabra de Dios y por la
Sangre de Jesús YA has sido limpiado(a) y justificado(a), porque ciertamente
(sin lugar a dudas), Dios mismo se
despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu
principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.
De una vez por todas, decide creerle a Aquel que Te
Ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar el justo precio de
tus pecados, fracasos, dudas y derrotas, todo con tal de no perderte a ti.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jua 3.16-17).
- Pero, pero, ahí dice que si yo fuere limpio(a) y
recto(a) y, la verdad, yo no lo he sido.
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos
hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas (Efe 2. 4-10).
Amado(a), hoy tienes que comprender que la Vida
Nueva que Jesús compró para ti no se trata de lo que hayas hecho o estés
haciendo, sino que se trata, única y exclusivamente, de lo que Él YA HIZO por
ti en la cruz.
¡La Vida Nueva que Jesús compró para ti se trata de
que la creas!
Este es Su Plan perfecto y el propósito para tu
vida. En el mismo libro de Efesios, en el capítulo 4, versículo 23, Dios dice
que el (la) nuevo(a) hombre (mujer) que tú YA ERES en Cristo Jesús, fue creado(a),
por Dios mismo, en la justicia y santidad
de la verdad.
¡Dios no miente! ¡Lo que Él dice en la Biblia
acerca de ti es la Verdad! Por lo tanto, aunque anteriormente tú no hayas sido
limpio(a) y recto(a), ahora, en Cristo, por Su gran Amor con que te amó, Él te
hizo así: justo(a), santo(a) y perfecto(a).
porque con una sola ofrenda (Jesús
mismo) hizo
perfectos para siempre a los santificados (He 10.
14).
Si has hecho a Jesucristo el Señor de tu vida,
aceptando el precio que pagó en la cruz por ti, entonces, de acuerdo a la
Biblia, tú eres ya un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y esto no de simiente corruptible sino de incorruptible,
por la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre (1 P 1.
23).
Es la mismísima Palabra de Dios la que te hace Hijo(a)
de Dios y lo ha hecho así para tu provecho, para que te vaya bien y seas
prosperado(a) para siempre.
Mas el ángel, respondiendo,
dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el
que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.
Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha
resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le
veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del
sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus
discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he
aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose,
abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No
temáis; id, dad las nuevas a mis
hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán (Mat 28.
5-10).
Esta porción de la Escritura me causa gracia y
mucho amor por mi Señor Jesús. Fíjate muy bien porque para Él es tan importante
que tú estés consiente de quién ahora eres, aceptando tu nueva Identidad como
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que está asentado en la Escritura cómo
Jesús vino a corregir, inmediatamente y en persona, el error de uno de sus
ángeles.
Si Dios no puede confiar
en sus propios mensajeros (pues aún los ángeles se equivocan), ¡cuánto menos en
hombres hechos de polvo, tan fáciles de aplastar y matar como las polillas! (Job
4.18-19 BAD).
El ángel dijo a las mujeres, vayan a Galilea y ahí
verán al Señor, sin embargo, Jesús no se esperó hasta que ellas llegaran a
Galilea sino que se les apareció inmediatamente, ¿por qué? Porque ese ángel
cometió un tremendo error de identidad
llamándoles discípulos a los que ahora son hermanos(as) de Jesús.
Por esto, el Señor mismo tuvo que corregir sus
planes de verlos en Galilea y acudir inmediatamente para establecer en la
Biblia que tú ahora eres su propio(a) hermano(a). ¡Asombroso!
Ellos, como tú y yo, tuvieron un inicio
insignificante como seres humanos comunes y corrientes, llenos de delitos y
pecados, pero, por Su Palabra y gran Amor, terminaron siendo Hijos del Dios
vivo y verdadero. Ahora son hermanos de Jesús, exactamente como tú y yo.
Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
¡Gloria a Dios! ¡El ángel se equivocó! ¡Jesús,
además de tu Señor y Salvador, ahora es tu hermano mayor!
De esta forma se destacó en la Biblia que, por la
Sangre, muerte y resurrección de Jesucristo, y por la Palabra de Dios, tú YA
fuiste justificado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) con el PROPÓSITO de
ser hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y así recibas la Plenitud
de la Vida Eterna: prosperidad en todas las cosas, salud, gozo y paz.
¡Gloria a Dios! ¡El ángel se equivocó! ¡Ya no eres
más un vil mortal hecho de polvo, ahora, por Cristo Jesús, eres un(a)
auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios.
Yo
publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines
de la tierra (Sal 2.7-8).
¿Te das cuenta? Dios, tu Padre, jamás te va a
dejar, ni abandonar. Él está contigo y si Dios es contigo, ¿quién contra ti?
Puedes estar totalmente seguro(a) que de todo
problema, angustia o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de
Aquel que te ama, Cristo Jesús.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora te doy gracias porque
puedo darme cuenta lo importante que es para Ti que yo esté consciente de quién
soy ahora en Cristo Jesús. Soy Tu Hijo(a) amado(a) y tengo todo el derecho a
vivir como tal, creyéndote a Ti, creyendo a Tu Palabra. Tú has establecido,
claramente, que por las heridas de Jesús yo soy sano(a); que bienes y riquezas
hay en mi casa; que la paz que sobrepasa todo entendimiento llena mi mente y
corazón. Por esto, y mucho más, declaro con todo mi corazón que no voy a temer
mal alguno sino a creer, creerte a Ti, Padre, creer a tu Palabra. No recibo al
espíritu de temor y de duda pues yo soy Tu Hijo(a) y no tengo nada,
absolutamente nada, que temer. Recibo la bendición de Tu Palabra y todas Tus
promesas para mí. Por lo tanto, no admitiré en mi vida
pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús, te confieso
y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu limpieza. En Tu
Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias,
Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú
eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que,
recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y
prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y
abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y
resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a
la duda, pues estoy destinado a ser dichoso(a), mil veces feliz, pues yo en Ti
confio. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
8 Mat 28
/ Deu 9-10 /
Job 8
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
8 Mat 28
/ Deu 9-10 /
Job 8
San
Mateo 28
La resurrección
(Mr. 16.1–8; Lc. 24.1–12; Jn. 20.1–10)
28
1Pasado el día de reposo,* al
amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María,
a ver el sepulcro. 2Y hubo un gran terremoto; porque un ángel
del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó
sobre ella. 3Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco
como la nieve. 4Y de miedo de él los guardas temblaron y se
quedaron como muertos. 5Mas el ángel, respondiendo, dijo a las
mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue
crucificado. 6No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid,
ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7E id pronto y decid a sus
discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. 8Entonces ellas,
saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas
a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, 9he
aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose,
abrazaron sus pies, y le adoraron. 10Entonces Jesús les dijo: No
temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me
verán.
El informe de la guardia
11Mientras ellas iban, he aquí unos
de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes
de todas las cosas que habían acontecido. 12Y reunidos con los
ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13diciendo:
Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando
nosotros dormidos. 14Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le
persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15Y ellos, tomando el
dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre
los judíos hasta el día de hoy.
La gran comisión
(Mr. 16.14–18; Lc. 24.36–49; Jn. 20.19–23)
16Pero los once discípulos se
fueron a Galilea,a al monte donde Jesús les había ordenado.
17Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en
la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones,b
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. [1]
Deuteronomio
9-10
Dios destruirá a las naciones de Canaán
9
1Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el
Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que
tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; 2un pueblo
grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y
has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? 3Entiende,
pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego
consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y
los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
4No pienses en tu corazón cuando
Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me
ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones
Jehová las arroja de delante de ti. 5No por tu justicia, ni por la
rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad
de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar
la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
La rebelión de Israel en Horeb
(Ex. 31.18—32.35)
6Por tanto, sabe que no es por tu justicia
que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de
cerviz eres tú. 7Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de
Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto,
hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová. 8En
Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para
destruiros. 9Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de
piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en
el monte cuarenta días y cuarenta noches,a sin comer pan
ni beber agua; 10y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os
habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.
11Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me
dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12Y me dijo
Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto
se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han
hecho una imagen de fundición.
13Y me habló Jehová, diciendo: He
observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz. 14Déjame
que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre
una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos. 15Y volví y
descendí del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos
manos. 16Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro
Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino
que Jehová os había mandado. 17Entonces tomé las dos tablas y las
arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos. 18Y
me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no
comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido
haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. 19Porque
temíb
a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros
para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta vez. 20Contra
Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por
Aarón en aquel entonces. 21Y tomé el objeto de vuestro pecado, el
becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo
muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo
que descendía del monte.
22También en Tabera,c
en Masahd
y en Kibrot-hataavae provocasteis a ira a Jehová.
23Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea,f
diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado,g
también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios,h
y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. 24Rebeldes habéis
sido a Jehová desde el día que yo os conozco.
25Me postré, pues, delante de
Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que
os había de destruir. 26Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová,
no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que
sacaste de Egipto con mano poderosa. 27Acuérdate de tus siervos
Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad
ni a su pecado, 28no sea que digan los de la tierra de donde nos
sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había
prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.
29Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y
con tu brazo extendido.
El pacto renovado
(Ex. 34.1–10)
10
1En aquel tiempo Jehová me dijo:
Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte
un arca de madera; 2y escribiré en aquellas tablas las palabras
que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca.
3E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como
las primeras, y subí al monte con las dos tablas en mi mano. 4Y
escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos
que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la
asamblea; y me las dio Jehová. 5Y volví y descendí del monte, y
puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me
mandó. 6(Después salieron los hijos de Israel de
Beerot-bene-jaacán1 a Mosera; allí murió Aarón,a
y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar.
7De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos
de aguas. 8En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Levíb
para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de
Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy, 9por
lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad,
como Jehová tu Dios le dijo.)
10Y yo estuve en el monte como los
primeros días, cuarenta días y cuarenta noches;c y Jehová
también me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte. 11Y me
dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que
entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
Lo que Dios exige
12Ahora, pues, Israel, ¿qué pide
Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus
caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda
tu alma; 13que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos,
que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? 14He aquí,
de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y
todas las cosas que hay en ella. 15Solamente de tus padres se
agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a
vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. 16Circuncidad,
pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
17Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios
grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas,d
ni toma cohecho; 18que hace justicia al huérfano y a la viuda; que
ama también al extranjero dándole pan y vestido. 19Amaréis, pues,
al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. 20A
Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre
jurarás. 21El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha
hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. 22Con
setenta personase descendieron tus padres a
Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas del cielof
en multitud.[2]
Job 8
Bildad proclama la justicia de Dios
8
1Respondió Bildad suhita, y dijo:
2 ¿Hasta
cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca
serán como viento impetuoso?
3 ¿Acaso
torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso
la justicia?
4 Si tus
hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su
pecado.
5 Si tú de
mañana buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres
limpio y recto,
Ciertamente luego se
despertará por ti,
Y hará próspera la morada de
tu justicia.
7 Y aunque tu
principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy
grande.
8 Porque
pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a los
padres de ellas;
9 Pues
nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la
tierra como sombra.
10 ¿No te
enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán
palabras?
11 ¿Crece el
junco sin lodo?
¿Crece el prado sin agua?
12 Aun en su
verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que
toda hierba.
13 Tales son
los caminos de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío
perecerá;
14 Porque su
esperanza será cortada,
Y su confianza es tela de
araña.
15 Se apoyará
él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no
resistirá.
16 A manera de
un árbol está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su
huerto;
17 Se van
entretejiendo sus raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar
pedregoso.
18 Si le
arrancaren de su lugar,
Este le negará entonces,
diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente
este será el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán
otros.
20 He aquí,
Dios no aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los
malignos.
21 Aún llenará
tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te
aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los impíos
perecerá.[3]
* Aquí equivale a sábado.
a a 28.16: Mt. 26.32; Mr. 14.28.
b b 28.19: Hch. 1.8.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 27.66-28.20). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 9.9: Ex. 24.18.
b b 9.19: He. 12.21.
c c 9.22: Nm. 11.3.
d d 9.22: Ex. 17.7.
e e 9.22: Nm. 11.34.
f f 9.23: Nm. 13.17.
g g 9.23: Dt. 1.21.
h h 9.23: Nm. 13.31; Dt. 1.26; He. 3.16.
1 los pozos de los hijos de Jaacán.
a a 10.6: Nm. 20.28; 33.38.
b b 10.8: Nm. 3.5–8.
c c 10.10: Ex. 34.28.
d d 10.17: Hch. 10.34; Ro. 2.11; Gá. 2.6; Ef.
6.9.
e e 10.22: Gn. 46.27.
f f 10.22: Gn. 15.5; 22.17.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 8.20-10.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 7.21-8.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
8 Mat 28
/ Deu 9-10 /
Job 8
San
Mateo 28
La resurrección
(Mr. 16.1–8; Lc. 24.1–12; Jn. 20.1–10)
28
1Pasado el día de reposo,* al
amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María,
a ver el sepulcro. 2Y hubo un gran terremoto; porque un ángel
del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó
sobre ella. 3Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco
como la nieve. 4Y de miedo de él los guardas temblaron y se
quedaron como muertos. 5Mas el ángel, respondiendo, dijo a las
mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue
crucificado. 6No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid,
ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7E id pronto y decid a sus
discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. 8Entonces ellas,
saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas
a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, 9he
aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose,
abrazaron sus pies, y le adoraron. 10Entonces Jesús les dijo: No
temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me
verán.
El informe de la guardia
11Mientras ellas iban, he aquí unos
de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes
de todas las cosas que habían acontecido. 12Y reunidos con los
ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13diciendo:
Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando
nosotros dormidos. 14Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le
persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15Y ellos, tomando el
dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre
los judíos hasta el día de hoy.
La gran comisión
(Mr. 16.14–18; Lc. 24.36–49; Jn. 20.19–23)
16Pero los once discípulos se
fueron a Galilea,a al monte donde Jesús les había ordenado.
17Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en
la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones,b
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. [1]
Deuteronomio
9-10
Dios destruirá a las naciones de Canaán
9
1Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el
Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que
tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; 2un pueblo
grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y
has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? 3Entiende,
pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego
consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y
los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
4No pienses en tu corazón cuando
Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me
ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones
Jehová las arroja de delante de ti. 5No por tu justicia, ni por la
rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad
de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar
la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
La rebelión de Israel en Horeb
(Ex. 31.18—32.35)
6Por tanto, sabe que no es por tu justicia
que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de
cerviz eres tú. 7Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de
Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto,
hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová. 8En
Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para
destruiros. 9Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de
piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en
el monte cuarenta días y cuarenta noches,a sin comer pan
ni beber agua; 10y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os
habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.
11Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me
dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12Y me dijo
Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto
se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han
hecho una imagen de fundición.
13Y me habló Jehová, diciendo: He
observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz. 14Déjame
que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre
una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos. 15Y volví y
descendí del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos
manos. 16Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro
Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino
que Jehová os había mandado. 17Entonces tomé las dos tablas y las
arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos. 18Y
me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no
comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido
haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. 19Porque
temíb
a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros
para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta vez. 20Contra
Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por
Aarón en aquel entonces. 21Y tomé el objeto de vuestro pecado, el
becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo
muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo
que descendía del monte.
22También en Tabera,c
en Masahd
y en Kibrot-hataavae provocasteis a ira a Jehová.
23Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea,f
diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado,g
también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios,h
y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. 24Rebeldes habéis
sido a Jehová desde el día que yo os conozco.
25Me postré, pues, delante de
Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que
os había de destruir. 26Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová,
no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que
sacaste de Egipto con mano poderosa. 27Acuérdate de tus siervos
Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad
ni a su pecado, 28no sea que digan los de la tierra de donde nos
sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había
prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.
29Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y
con tu brazo extendido.
El pacto renovado
(Ex. 34.1–10)
10
1En aquel tiempo Jehová me dijo:
Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte
un arca de madera; 2y escribiré en aquellas tablas las palabras
que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca.
3E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como
las primeras, y subí al monte con las dos tablas en mi mano. 4Y
escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos
que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la
asamblea; y me las dio Jehová. 5Y volví y descendí del monte, y
puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me
mandó. 6(Después salieron los hijos de Israel de
Beerot-bene-jaacán1 a Mosera; allí murió Aarón,a
y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar.
7De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos
de aguas. 8En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Levíb
para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de
Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy, 9por
lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad,
como Jehová tu Dios le dijo.)
10Y yo estuve en el monte como los
primeros días, cuarenta días y cuarenta noches;c y Jehová
también me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte. 11Y me
dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que
entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
Lo que Dios exige
12Ahora, pues, Israel, ¿qué pide
Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus
caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda
tu alma; 13que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos,
que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? 14He aquí,
de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y
todas las cosas que hay en ella. 15Solamente de tus padres se
agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a
vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. 16Circuncidad,
pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
17Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios
grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas,d
ni toma cohecho; 18que hace justicia al huérfano y a la viuda; que
ama también al extranjero dándole pan y vestido. 19Amaréis, pues,
al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. 20A
Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre
jurarás. 21El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha
hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. 22Con
setenta personase descendieron tus padres a
Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas del cielof
en multitud.[2]
Job 8
Bildad proclama la justicia de Dios
8
1Respondió Bildad suhita, y dijo:
2 ¿Hasta
cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca
serán como viento impetuoso?
3 ¿Acaso
torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso
la justicia?
4 Si tus
hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su
pecado.
5 Si tú de
mañana buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres
limpio y recto,
Ciertamente luego se
despertará por ti,
Y hará próspera la morada de
tu justicia.
7 Y aunque tu
principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy
grande.
8 Porque
pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a los
padres de ellas;
9 Pues
nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la
tierra como sombra.
10 ¿No te
enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán
palabras?
11 ¿Crece el
junco sin lodo?
¿Crece el prado sin agua?
12 Aun en su
verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que
toda hierba.
13 Tales son
los caminos de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío
perecerá;
14 Porque su
esperanza será cortada,
Y su confianza es tela de
araña.
15 Se apoyará
él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no
resistirá.
16 A manera de
un árbol está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su
huerto;
17 Se van
entretejiendo sus raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar
pedregoso.
18 Si le
arrancaren de su lugar,
Este le negará entonces,
diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente
este será el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán
otros.
20 He aquí,
Dios no aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los
malignos.
21 Aún llenará
tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te
aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los impíos
perecerá.[3]
* Aquí equivale a sábado.
a a 28.16: Mt. 26.32; Mr. 14.28.
b b 28.19: Hch. 1.8.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 27.66-28.20). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 9.9: Ex. 24.18.
b b 9.19: He. 12.21.
c c 9.22: Nm. 11.3.
d d 9.22: Ex. 17.7.
e e 9.22: Nm. 11.34.
f f 9.23: Nm. 13.17.
g g 9.23: Dt. 1.21.
h h 9.23: Nm. 13.31; Dt. 1.26; He. 3.16.
1 los pozos de los hijos de Jaacán.
a a 10.6: Nm. 20.28; 33.38.
b b 10.8: Nm. 3.5–8.
c c 10.10: Ex. 34.28.
d d 10.17: Hch. 10.34; Ro. 2.11; Gá. 2.6; Ef.
6.9.
e e 10.22: Gn. 46.27.
f f 10.22: Gn. 15.5; 22.17.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 8.20-10.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 7.21-8.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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