¡Cómo alcanzar La Bendición de Dios!
¡Viene sobre ti!
Por Riqui Ricón*
Acontecerá
que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por
obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te
exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti
todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios (Deu 28.1-2).
Es en verdad interesante notar que la única
condición que Dios ha puesto para vivir bendecido en esta tierra es escuchar Su
voz, guardar y poner por obra lo que dice la Biblia, la cual es Su Palabra.
¿Por qué es esto así? ¿Por qué Dios no simplemente
nos creó y nos bendijo? Miremos con atención lo sucedido:
Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree
en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la
tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,
y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Gen 1.
26-28).
Lo cierto es que Dios hizo al hombre a Su imagen, conforme a Su semejanza
y simplemente lo bendijo, esto es, habló sobre él Su buena Palabra dándole
autoridad y dominio sobre la creación.
Entonces ¿qué sucedió? Pues, que el ser humano,
haciendo uso de su libertad, sencillamente no creyó a La Palabra de Dios y eso,
la incredulidad y no otra cosa, dio origen a la desobediencia.
La Palabra que Dios dijo fue, no comas de este
fruto porque el día que de él comas ciertamente morirás; la serpiente también
habló y dijo, no morirás. Entonces el hombre se preguntó, ¿quién de los dos
dirá la Verdad? ¿Qué voz voy a escuchar? ¿A quién le voy a CREER?
Desde ese instante hasta el día de hoy, para que tú
puedas vivir en la BENDICIÓN de Dios, el dilema sigue siendo el mismo, ¿qué voz
estás escuchando? ¿A quién estás creyendo?
- Pero, pero, Riqui Ricón, yo amo a Dios con todo
mi corazón, he aceptado a Jesús como mi Señor y Salvador y sigo cayendo en
pecado y ofendiendo a Su Palabra. No quiero hacer eso, pero no encuentro la
victoria y continúo en desobediencia. Quiero la bendición pero la veo tan
inalcanzable.
La Verdad es que este tipo de Victoria es inalcanzable
para cualquier ser humano pues, los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley
de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios (Ro 8. 7-8). PERO, por más
extraño que te suene, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no
miente, tú no eres un ser humano, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo y no
de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive
y permanece para siempre (1 P 1. 23).
En Cristo
Jesús tú eres una Nueva especie de Ser que no existía antes, pues anteriormente
Jesús era el ÚNICO Hijo de Dios, pero ahora…
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos (Ro 8.29).
Jesús ya no es
más el unigénito (el único) Hijo de Dios sino el primogénito (el primero) entre
muchos hermanos, de los cuales tú eres uno(a) de ellos.
»Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Jn 3.16 NVI).
Así que, lo
creas o no, tú ya no eres más un simple mortal, pues al CREER y aceptar a
Jesucristo como tu Señor y Salvador recibiste la Vida Eterna (no morirás, sino
que vivirás por siempre). Ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
(y estos no existían antes de la muerte y resurrección de Jesucristo).
Si lo CREES,
si le CREES a Dios, creyendo Su Palabra, entonces podrás vivir y manifestar la
Vida Victoriosa a la que has sido predestinado(a) por la Palabra de Honor de tu
Padre celestial.
El ladrón
no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10)
Si por alguna
razón (cualquiera que esta sea), dudas de la Palabra de Dios y NO le CREES a tu
Padre, entonces seguirás siendo exactamente la misma persona que Él dice que
ahora eres: Santo(a), justo(a) y perfecto(a). PERO no podrás manifestar la Vida
abundante que YA está en ti, pues te dejaste engañar por el ladrón y sus
mentiras.
- Pero, pero, Riqui Ricón, yo no me siento ni me
veo así, me gustaría, pero mi realidad, a veces, es totalmente diferente. ¿Qué
sucede?
Como te lo acabo de decir, lo que sucede es que estás
escuchando otra voz, una voz de fracaso, derrota y condenación en lugar de
escuchar la voz de tu Padre celestial. Mientras que Dios, tu Padre, te anima a
que sigas adelante, asegurándote que te irá bien, tu enemigo, el diablo,
siempre está chillando y gritando para recordarte todos tus pecados y fracasos.
¿Quién de los dos dirá la Verdad? ¿A cuál de los
dos le vas a creer?
Recuerda que lo único que necesitas es CREER,
creerle a Dios, creerle a Su Palabra. La Biblia que tienes en tus manos es tan
Palabra de Dios como cuando Él dijo: sea la luz y fue la luz. Dios no miente,
ni se arrepiente, lo que Él dijo lo va hacer, lo que Él habló lo va a ejecutar.
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto
tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas
veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer
algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.
21-23).
Tú eres, exactamente, la persona que Dios dice en
Su Palabra que eres: Su Hijo(a); Su especial tesoro; quien todo lo puedes; más
que vencedor(a) en todas las cosas; santo(a), justo(a) y perfecto.
¡Si puedes creer, al que cree todo le es posible!
Así que, si Dios dice, escucha
atentamente Mi voz y pon por obra todas mis Palabras para que te sigan y
alcancen mis bendiciones, entonces esta es la Verdad y esto es precisamente
lo que va a suceder si crees y obedeces.
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano
de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena
profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12)
Entonces, como puedes ver, la respuesta a ambas
preguntas es sencilla: ¡Estás en pie de Guerra! Hay guerra en tu contra con el
propósito de que no te enteres, y mucho menos creas, que en Verdad eres un(a)
legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Tus enemigos son
una horda de insignificantes espíritus vencidos que pretenden ANULARTE para que
no cumplas el propósito por el cual fuiste dejado(a) en este mundo.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe (1 P
5.8-9a).
La única arma que pueden esgrimir en tu contra es
la mentira con la cual intentan, a toda costa, persuadirte, convencerte, de que
sigues siendo el(la) mismo(a) pecador(a) que antes eras; que sólo tienes una
embarradura de santidad y que en verdad no has cambiado casi nada; que el(la)
viejo(a) hombre(mujer) no está muerto(a) sino vivito(a) y coleando. Si logran
convencerte de esto, entonces comenzarás a pensar y a SENTIR que esa es la
verdad, y en consecuencia te encontrarás frustrado(a) en tus honestos y
sinceros intentos por agradar a Dios.
Así
que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes (Stgo
4.7 NVI).
¡Sacúdete esas mentiras! Sométete a Dios y a Su
Palabra. Resiste al diablo y éste no le quedará otra más que huir de tu
presencia.
Te
abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su
tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones,
y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por
cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los
mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y
cumplas (Deu 28. 12-13).
Amado(a), la solución a todas tus aflicciones es
simple, pues se trata de la Biblia, la Palabra de Dios. Ponla en tu boca, mente
y corazón; léela y medita en ella de mañana, tarde y noche todos los días de tu
vivir y te garantizo que Dios no faltará a Su Palabra, pues Él tiene Palabra de
Honor.
Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Aunque en este mundo siempre habrá aflicciones, tú
puedes vivir en paz pues tu vida en este mundo se trata de confiar, de confiar
en Dios y en Su Palabra.
Jehová
de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Sin importar cuán grande y difícil sean los
problemas que te aquejan, éstos nunca estarán por encima de la Palabra de Dios.
El gozo y la dicha no se basan en no tener problemas ni aflicciones sino se
basan en el hecho de que Dios está contigo.
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
El gozo y la dicha no se basan en no tener
problemas ni aflicciones sino se basan en el hecho de que Él te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3. 16-17).
El gozo y la dicha no se basan en no tener
problemas ni aflicciones sino se basan en el hecho de que ahora eres un(a)
legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos. (1 Jn 3.1 BAD).
El gozo y la dicha no se basan en
no tener problemas ni aflicciones sino se basan en el hecho de que ahora eres
totalmente libre de la esclavitud del miedo, pues tienes acceso a la relación
más íntima entre un Padre y Su Hijo(a): ¡El Todopoderoso es Abba, tu Papá!
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
El gozo y la dicha en esta Vida se basan en que
Dios ha declarado Su Bendición, Su Palabra de bien, salud y prosperidad, sobre
tu vida. Y esta, la Palabra de Dios, son las bendiciones que vendrán sobre ti y
te alcanzarán.
Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes,
porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1. 8-9).
Por eso, insisto, no hay nada más importante en tu
Nueva Vida como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo que poner la Biblia en tu
boca, mente y corazón; léela y medita en ella de mañana, tarde y noche todos
los días de tu vivir porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Oremos en voz audible:
Precioso Señor Jesús, hoy te doy gracias por lo que
has hecho en mí. Gracias por Tu Palabra donde has establecido que soy nueva
creación, que las cosas viejas ya pasaron y ahora todas son hechas nuevas.
Puedo creerte y caminar y vivir en Tu Bendición. Así que, me someto a Tu
Palabra, resisto al diablo y sus mentiras, y éste tiene que huir de mi
presencia. Estoy determinado(a) a vivir y caminar en Tu Bendición. Todo me es
posible pues yo creo Tu Palabra. Gracias Padre celestial. Todo lo puedo en
Cristo y en todo problema, aflicción o
enfermedad soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús. Puedo
hacer de este día y de cualquier otro el mejor día de mi vida. Tu Palabra ha
sido HABLADA y Tus bendiciones me
seguirán y me alcanzarán. ¡Vienen sobre de mí! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En
el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
17 Hch 6 / Deu 28 / Job 17
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
17 Hch 6 / Deu 28 / Job 17
Hechos
6
Elección de siete diáconos
6
1En aquellos días, como creciera el
número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos,
de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.
2Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y
dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las
mesas. 3Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones
de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo. 4Y nosotros persistiremos en la
oración y en el ministerio de la palabra. 5Agradó la propuesta a
toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu
Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás
prosélito de Antioquía; 6a los cuales presentaron ante los
apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
7Y crecía la palabra del Señor, y
el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también
muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Arresto de Esteban
8Y Esteban, lleno de gracia y de
poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9Entonces
se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene,
de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. 10Pero
no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11Entonces
sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas
contra Moisés y contra Dios. 12Y soliviantaron al pueblo, a los
ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al
concilio. 13Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no
cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley;
14pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este
lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. 15Entonces
todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron
su rostro como el rostro de un ángel.[1]
Deuteronomio
28
Bendiciones de la obediencia
(Lv. 26.3–13; Dt. 7.12–24)
28
1Acontecerá que si oyeres
atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus
mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre
todas las naciones de la tierra. 2Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. 3Bendito
serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. 4Bendito el fruto
de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus
vacas y los rebaños de tus ovejas. 5Benditas serán tu canasta y tu
artesa de amasar. 6Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu
salir.
7Jehová derrotará a tus enemigos
que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete
caminos huirán de delante de ti. 8Jehová te enviará su bendición
sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te
bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. 9Te confirmará
Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los
mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. 10Y
verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre
ti, y te temerán. 11Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el
fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en
el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. 12Te
abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su
tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones,
y tú no pedirás prestado. 13Te pondrá Jehová por cabeza, y no por
cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los
mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y
cumplas, 14y si no te apartares de todas las palabras que yo te
mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y
servirles.a
Consecuencias de la desobediencia
(Lv. 26.14–46)
15Pero acontecerá, si no oyeres la
voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus
estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y
te alcanzarán. 16Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el
campo. 17Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. 18Maldito
el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los
rebaños de tus ovejas. 19Maldito serás en tu entrar, y maldito en
tu salir.
20Y Jehová enviará contra ti la
maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta
que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las
cuales me habrás dejado. 21Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta
que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
22Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con
sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que
perezcas. 23Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de
bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. 24Dará
Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre
ti hasta que perezcas.
25Jehová te entregará derrotado
delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete
caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la
tierra. 26Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo
y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante. 27Jehová te
herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no
puedas ser curado. 28Jehová te herirá con locura, ceguera y
turbación de espíritu; 29y palparás a mediodía como palpa el ciego
en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido
y robado todos los días, y no habrá quien te salve. 30Te
desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no
habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás. 31Tu buey
será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado
de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos,
y no tendrás quien te las rescate. 32Tus hijos y tus hijas serán
entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo
el día; y no habrá fuerza en tu mano. 33El fruto de tu tierra y de
todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y
quebrantado todos los días. 34Y enloquecerás a causa de lo que
verás con tus ojos. 35Te herirá Jehová con maligna pústula en las
rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que
puedas ser curado.
36Jehová te llevará a ti, y al rey
que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y
allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. 37Y serás
motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los
cuales te llevará Jehová. 38Sacarás mucha semilla al campo, y
recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. 39Plantarás viñas
y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las
comerá. 40Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás
con el aceite, porque tu aceituna se caerá. 41Hijos e hijas
engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. 42Toda
tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. 43El
extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú
descenderás muy abajo. 44El te prestará a ti, y tú no le prestarás
a él; él será por cabeza, y tú serás por cola. 45Y vendrán sobre
ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que
perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para
guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó; 46y
serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.
47Por cuanto no serviste a Jehová
tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las
cosas, 48servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová
contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas;
y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. 49Jehová
traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como
águila, nación cuya lengua no entiendas; 50gente fiera de rostro,
que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño; 51y comerá
el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te
dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de
tus ovejas, hasta destruirte. 52Pondrá sitio a todas tus ciudades,
hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu
tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios
te hubiere dado. 53Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de
tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro
con que te angustiará tu enemigo. 54El hombre tierno en medio de
ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su
seno, y al resto de sus hijos que le quedaren; 55para no dar a
alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle
quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en
todas tus ciudades. 56La tierna y la delicada entre vosotros, que
nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza
y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,
57al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a
luz; pues los comeráb ocultamente, por la carencia
de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus
ciudades.
58Si no cuidares de poner por obra
todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este
nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS, 59entonces Jehová
aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas
grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas; 60y
traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no
te dejarán. 61Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está
escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas
destruido. 62Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido
como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz
de Jehová tu Dios. 63Así como Jehová se gozaba en haceros bien y
en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis
arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.
64Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la
tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste
tú ni tus padres, al leño y a la piedra. 65Y ni aun entre estas
naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará
Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;
66y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás
temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida. 67Por
la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién
diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás
amedrentado, y por lo que verán tus ojos. 68Y Jehová te hará
volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más
volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por
esclavas, y no habrá quien os compre.[2]
Job 17
17
1 Mi aliento
se agota, se acortan mis días,
Y me está preparado el
sepulcro.
2 No hay
conmigo sino escarnecedores,
En cuya amargura se detienen
mis ojos.
3 Dame
fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti.
Porque ¿quién querría
responder por mí?
4 Porque a
éstos has escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no los exaltarás.
5 Al que denuncia
a sus amigos como presa,
Los ojos de sus hijos
desfallecerán.
6 El me ha
puesto por refrán de pueblos,
Y delante de ellos he sido
como tamboril.
7 Mis ojos se
oscurecieron por el dolor,
Y mis pensamientos todos son
como sombra.
8 Los rectos
se maravillarán de esto,
Y el inocente se levantará
contra el impío.
9 No
obstante, proseguirá el justo su camino,
Y el limpio de manos aumentará
la fuerza.
10 Pero volved
todos vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre vosotros
sabio.
11 Pasaron mis
días, fueron arrancados mis pensamientos,
Los designios de mi corazón.
12 Pusieron la
noche por día,
Y la luz se acorta delante de
las tinieblas.
13 Si yo
espero, el Seol es mi casa;
Haré mi cama en las tinieblas.
14 A la
corrupción he dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi
hermana.
15 ¿Dónde,
pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la
verá?
16 A la
profundidad del Seol descenderán,
Y juntamente descansarán en el
polvo.[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 5.42-6.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 28.1–14: Dt. 11.13–17.
b b 28.57: 2 R. 6.28–29; Lm. 4.10.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 27.26-28.68). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 16.22-17.16). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
17 Hch 6 / Deu 28 / Job 17
Hechos
6
Elección de siete diáconos
6
1En aquellos días, como creciera el
número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos,
de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.
2Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y
dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las
mesas. 3Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones
de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo. 4Y nosotros persistiremos en la
oración y en el ministerio de la palabra. 5Agradó la propuesta a
toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu
Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás
prosélito de Antioquía; 6a los cuales presentaron ante los
apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
7Y crecía la palabra del Señor, y
el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también
muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Arresto de Esteban
8Y Esteban, lleno de gracia y de
poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9Entonces
se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene,
de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. 10Pero
no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11Entonces
sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas
contra Moisés y contra Dios. 12Y soliviantaron al pueblo, a los
ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al
concilio. 13Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no
cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley;
14pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este
lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. 15Entonces
todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron
su rostro como el rostro de un ángel.[1]
Deuteronomio
28
Bendiciones de la obediencia
(Lv. 26.3–13; Dt. 7.12–24)
28
1Acontecerá que si oyeres
atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus
mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre
todas las naciones de la tierra. 2Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. 3Bendito
serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. 4Bendito el fruto
de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus
vacas y los rebaños de tus ovejas. 5Benditas serán tu canasta y tu
artesa de amasar. 6Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu
salir.
7Jehová derrotará a tus enemigos
que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete
caminos huirán de delante de ti. 8Jehová te enviará su bendición
sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te
bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. 9Te confirmará
Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los
mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. 10Y
verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre
ti, y te temerán. 11Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el
fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en
el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. 12Te
abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su
tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones,
y tú no pedirás prestado. 13Te pondrá Jehová por cabeza, y no por
cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los
mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y
cumplas, 14y si no te apartares de todas las palabras que yo te
mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y
servirles.a
Consecuencias de la desobediencia
(Lv. 26.14–46)
15Pero acontecerá, si no oyeres la
voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus
estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y
te alcanzarán. 16Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el
campo. 17Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. 18Maldito
el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los
rebaños de tus ovejas. 19Maldito serás en tu entrar, y maldito en
tu salir.
20Y Jehová enviará contra ti la
maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta
que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las
cuales me habrás dejado. 21Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta
que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
22Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con
sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que
perezcas. 23Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de
bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. 24Dará
Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre
ti hasta que perezcas.
25Jehová te entregará derrotado
delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete
caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la
tierra. 26Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo
y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante. 27Jehová te
herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no
puedas ser curado. 28Jehová te herirá con locura, ceguera y
turbación de espíritu; 29y palparás a mediodía como palpa el ciego
en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido
y robado todos los días, y no habrá quien te salve. 30Te
desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no
habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás. 31Tu buey
será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado
de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos,
y no tendrás quien te las rescate. 32Tus hijos y tus hijas serán
entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo
el día; y no habrá fuerza en tu mano. 33El fruto de tu tierra y de
todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y
quebrantado todos los días. 34Y enloquecerás a causa de lo que
verás con tus ojos. 35Te herirá Jehová con maligna pústula en las
rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que
puedas ser curado.
36Jehová te llevará a ti, y al rey
que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y
allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. 37Y serás
motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los
cuales te llevará Jehová. 38Sacarás mucha semilla al campo, y
recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. 39Plantarás viñas
y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las
comerá. 40Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás
con el aceite, porque tu aceituna se caerá. 41Hijos e hijas
engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. 42Toda
tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. 43El
extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú
descenderás muy abajo. 44El te prestará a ti, y tú no le prestarás
a él; él será por cabeza, y tú serás por cola. 45Y vendrán sobre
ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que
perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para
guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó; 46y
serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.
47Por cuanto no serviste a Jehová
tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las
cosas, 48servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová
contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas;
y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. 49Jehová
traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como
águila, nación cuya lengua no entiendas; 50gente fiera de rostro,
que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño; 51y comerá
el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te
dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de
tus ovejas, hasta destruirte. 52Pondrá sitio a todas tus ciudades,
hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu
tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios
te hubiere dado. 53Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de
tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro
con que te angustiará tu enemigo. 54El hombre tierno en medio de
ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su
seno, y al resto de sus hijos que le quedaren; 55para no dar a
alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle
quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en
todas tus ciudades. 56La tierna y la delicada entre vosotros, que
nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza
y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,
57al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a
luz; pues los comeráb ocultamente, por la carencia
de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus
ciudades.
58Si no cuidares de poner por obra
todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este
nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS, 59entonces Jehová
aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas
grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas; 60y
traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no
te dejarán. 61Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está
escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas
destruido. 62Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido
como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz
de Jehová tu Dios. 63Así como Jehová se gozaba en haceros bien y
en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis
arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.
64Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la
tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste
tú ni tus padres, al leño y a la piedra. 65Y ni aun entre estas
naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará
Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;
66y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás
temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida. 67Por
la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién
diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás
amedrentado, y por lo que verán tus ojos. 68Y Jehová te hará
volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más
volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por
esclavas, y no habrá quien os compre.[2]
Job 17
17
1 Mi aliento
se agota, se acortan mis días,
Y me está preparado el
sepulcro.
2 No hay
conmigo sino escarnecedores,
En cuya amargura se detienen
mis ojos.
3 Dame
fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti.
Porque ¿quién querría
responder por mí?
4 Porque a
éstos has escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no los exaltarás.
5 Al que denuncia
a sus amigos como presa,
Los ojos de sus hijos
desfallecerán.
6 El me ha
puesto por refrán de pueblos,
Y delante de ellos he sido
como tamboril.
7 Mis ojos se
oscurecieron por el dolor,
Y mis pensamientos todos son
como sombra.
8 Los rectos
se maravillarán de esto,
Y el inocente se levantará
contra el impío.
9 No
obstante, proseguirá el justo su camino,
Y el limpio de manos aumentará
la fuerza.
10 Pero volved
todos vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre vosotros
sabio.
11 Pasaron mis
días, fueron arrancados mis pensamientos,
Los designios de mi corazón.
12 Pusieron la
noche por día,
Y la luz se acorta delante de
las tinieblas.
13 Si yo
espero, el Seol es mi casa;
Haré mi cama en las tinieblas.
14 A la
corrupción he dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi
hermana.
15 ¿Dónde,
pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la
verá?
16 A la
profundidad del Seol descenderán,
Y juntamente descansarán en el
polvo.[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 5.42-6.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 28.1–14: Dt. 11.13–17.
b b 28.57: 2 R. 6.28–29; Lm. 4.10.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 27.26-28.68). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 16.22-17.16). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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