¡Qué hacer en tiempos de crisis!
¡Confiar en Dios! ¡Confiar en Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
Entonces Job se levantó, y
rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y
dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio,
y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no
pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno (Job 1. 20-22).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no
miente, te revela, desde Génesis hasta Apocalipsis (incluyendo Job), que la
naturaleza de Dios, Sus planes y propósitos para contigo son buenos, agradables
y perfectos.
Porque yo sé los pensamientos
que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal,
para daros el fin que esperáis (Jer 29. 11).
Dios es bueno. ¡Dios es Amor! Dios te ama a
ti y Su buena voluntad para contigo
siempre será agradable y perfecta (Ro 12.2).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su
propio Hijo, para pagar TODOS tus pecados, antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Pon mucha atención porque nunca en los planes
de Dios, ni en Su voluntad, ha considerado siquiera como viable la condenación
de la humanidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de
Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean
salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Ti 2.3-4).
Job estaba convencido de que Dios es bueno. Por
esta convicción fue que en todas sus aflicciones no
pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno. Fue esta confianza,
esta certeza de fe en el amor y compasión de un Dios justo y bueno la que
permitió a Job salir adelante lleno de bendición, pues al final entendió que Dios
es la fuente de toda bendición.
Propósito y destino son palabras que deben
llenar de entusiasmo la vida de todas las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de
Nuevo. Tú has sido redimido(a) por Dios, esto es, has sido comprado(a) al
precio de la Sangre de Su Hijo, Jesús, para ser trasladado(a) de una vida de despropósito,
llena de pecado, temor, muerte y ESCLAVITUD a una Vida Nueva y Plena con el
propósito de manifestar la LIBERTAD gloriosa de los Hijos del Rey.
Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes
del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a
otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y
entrar en su luz maravillosa. «Antes no tenían identidad como pueblo, ahora son
pueblo de Dios. Antes no recibieron misericordia, ahora han recibido la
misericordia de Dios» (1 P
2.9-10 NTV).
Dado que Él, el Juez de toda la tierra,
aceptó la Sangre del único justo como el precio exacto que satisface el pago de
los delitos y pecados de TODOS los injustos, en la cruz del calvario tú fuiste
justificado(a), hecho justo(a), por la Gracia de un Dios misericordioso. Es por Su gran Amor con que te amó que tu
Padre decidió perdonar todas tus transgresiones no acordándose más de tus
pecados
Por lo cual, este es el pacto
que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré
mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a
ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su
prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me
conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus
injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades
(He 8. 10-12).
Así, de esta forma, puedes dejar atrás,
olvidar, la conciencia de pecado y la condenación para recibir la justificación
y la conciencia de justicia pues tú has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. Puedes dejar de temer a la ira y al justo juicio de Dios
sobre tus actos y comenzar, como Job, a creer en el Amor y en la Palabra de
Dios.
Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados (Ro 8.28).
Al fin y al cabo, cuando
realmente sabes (y comienzas a creer), que tu vida ya no es una casualidad ni
resultado del azar o de la selección natural, sino que ahora tu Nueva Vida está
llena del Amor y del Propósito de Dios, entonces, tú como Job, tienes la
certeza, la plena seguridad, que tarde que temprano TODAS las cosas que te
están sucediendo te ayudarán a bien.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro
8.31).
No en balde eres, ¡un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día puedo
declarar con toda confianza que mi vida tiene propósito pues está escondida con
Cristo en Ti, Señor. No permitiré al temor ni a la duda entrar a mi corazón
para robar lo que legítimamente me pertenece. Señor Jesús, Tú pagaste el precio
y yo lo he aceptado. Me propongo, en Tu nombre, Jesús, manifestar la Vida Plena
y abundante que me has regalado. Gracias Señor. Por el Nuevo Pacto en Tu Sangre, ahora yo
tengo Vida Eterna y todo el derecho a hacer de ella una Vida Plena y Abundante.
Por el Nuevo Pacto en Tu Sangre he sido justificado(a), perdonado(a),
santificado(a) y perfeccionado(a) para ser hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. ¡Gracias! ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Sin importar las
circunstancias que hoy estoy enfrentando, ahora sé que de todas ellas saldré
más que vencedor(a), pues soy, efectivamente, un(a) Hijo(a) del Rey y todo lo
puedo en Cristo que me fortalece. Así que, creo y declaro que ¡soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a) para vivir una Vida Plena y Abundante! ¡Recibo Tu
Amor! ¡Recibo Tu Gozo! ¡Recibo Tu Paz! ¡Por la Sangre de Jesús, la Sangre del
Nuevo Pacto, que no hay forma que yo pueda perder en esta vida! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo,
ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de
la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano
Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 1 Mat 25.1-30
/ Núm 30-31 /
Job 1
RV60
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 1 Mat 25.1-30
/ Núm 30-31 /
Job 1
San
Mateo 25. 1-30
Parábola de las diez vírgenes
25
1Entonces el reino de los cielos
será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,a salieron
a recibir al esposo. 2Cinco de ellas eran prudentes y cinco
insensatas. 3Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron
consigo aceite; 4mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas,
juntamente con sus lámparas. 5Y tardándose el esposo, cabecearon
todas y se durmieron. 6Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí
viene el esposo; salid a recibirle! 7Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8Y las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. 9Mas las prudentes respondieron diciendo: Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y
comprad para vosotras mismas. 10Pero mientras ellas iban a
comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las
bodas; y se cerró la puerta. 11Después vinieron también las otras
vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12Mas él,
respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.b 13Velad,
pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Parábola de los talentos
14Porque el reino de los cielos es
como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus
bienes. 15A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a
cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16Y el que
había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco
talentos. 17Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros
dos. 18Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y
escondió el dinero de su señor. 19Después de mucho tiempo vino el
señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20Y
llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos,
diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros
cinco talentos sobre ellos. 21Y su señor le dijo: Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor. 22Llegando también el que había recibido dos
talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros
dos talentos sobre ellos. 23Su señor le dijo: Bien, buen siervo y
fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor. 24Pero llegando también el que había recibido un talento,
dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y
recoges donde no esparciste; 25por lo cual tuve miedo, y fui y
escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26Respondiendo
su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré,
y que recojo donde no esparcí. 27Por tanto, debías haber dado mi
dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los
intereses. 28Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos. 29Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al
que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.c 30Y
al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.d,e[1]
Números
30-31
Ley de los votos
30
1Habló Moisés a los príncipes de
las tribus de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado.
2Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su
alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que
salió de su boca.a 3Mas la mujer, cuando hiciere
voto a Jehová, y se ligare con obligación en casa de su padre, en su juventud;
4si su padre oyere su voto, y la obligación con que ligó su alma, y su
padre callare a ello, todos los votos de ella serán firmes, y toda obligación
con que hubiere ligado su alma, firme será. 5Mas si su padre le
vedare el día que oyere todos sus votos y sus obligaciones con que ella hubiere
ligado su alma, no serán firmes; y Jehová la perdonará, por cuanto su padre se
lo vedó. 6Pero si fuere casada e hiciere votos, o pronunciare de
sus labios cosa con que obligue su alma; 7si su marido lo oyere, y
cuando lo oyere callare a ello, los votos de ella serán firmes, y la obligación
con que ligó su alma, firme será. 8Pero si cuando su marido lo
oyó, le vedó, entonces el voto que ella hizo, y lo que pronunció de sus labios
con que ligó su alma, será nulo; y Jehová la perdonará. 9Pero todo
voto de viuda o repudiada, con que ligare su alma, será firme. 10Y
si hubiere hecho voto en casa de su marido, y hubiere ligado su alma con
obligación de juramento, 11si su marido oyó, y calló a ello y no
le vedó, entonces todos sus votos serán firmes, y toda obligación con que
hubiere ligado su alma, firme será. 12Mas si su marido los anuló
el día que los oyó, todo lo que salió de sus labios cuanto a sus votos, y
cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y Jehová la
perdonará. 13Todo voto, y todo juramento obligándose a afligir el
alma, su marido lo confirmará, o su marido lo anulará. 14Pero si
su marido callare a ello de día en día, entonces confirmó todos sus votos, y
todas las obligaciones que están sobre ella; los confirmó, por cuanto calló a
ello el día que lo oyó. 15Mas si los anulare después de haberlos
oído, entonces él llevará el pecado de ella.
16Estas son las ordenanzas que
Jehová mandó a Moisés entre el varón y su mujer, y entre el padre y su hija
durante su juventud en casa de su padre.
Venganza de Israel contra Madián
31
1Jehová habló a Moisés, diciendo:
2Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después
serás recogido a tu pueblo. 3Entonces Moisés habló al pueblo,
diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y
hagan la venganza de Jehová en Madián. 4Mil de cada tribu de todas
las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra. 5Así
fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de
guerra. 6Y Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió;
y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del
santuario, y con las trompetas en su mano para tocar. 7Y pelearon
contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón. 8Mataron
también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur,
Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a
espada. 9Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de
los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y
arrebataron todos sus bienes, 10e incendiaron todas sus ciudades,
aldeas y habitaciones. 11Y tomaron todo el despojo, y todo el
botín, así de hombres como de bestias. 12Y trajeron a Moisés y al
sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y
el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto
al Jordán frente a Jericó.
13Y salieron Moisés y el sacerdote
Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del
campamento. 14Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército,
contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, 15y
les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? 16He
aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel
prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor,a por lo que
hubo mortandad en la congregación de Jehová. 17Matad, pues, ahora
a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya
conocido varón carnalmente. 18Pero a todas las niñas entre las
mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida. 19Y
vosotros, cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya
tocado muerto, permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al
tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos. 20Asimismo
purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de
cabra, y todo utensilio de madera.
Repartición del botín
21Y el sacerdote Eleazar dijo a los
hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es la ordenanza de la ley que
Jehová ha mandado a Moisés: 22Ciertamente el oro y la plata, el
bronce, hierro, estaño y plomo, 23todo lo que resiste el fuego,
por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación
habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego.
24Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis
limpios; y después entraréis en el campamento.
25Y Jehová habló a Moisés,
diciendo: 26Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las
personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los
padres de la congregación; 27y partirás por mitades el botín entre
los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación.
28Y apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que
salieron a la guerra; de quinientos, uno, así de las personas como de los
bueyes, de los asnos y de las ovejas. 29De la mitad de ellos lo
tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová. 30Y de
la mitad perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de
las personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas y de todo animal, y
los darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová.
31E hicieron Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés.
32Y fue el botín, el resto del
botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta y cinco mil
ovejas, 33setenta y dos mil bueyes, 34y sesenta y un
mil asnos. 35En cuanto a personas, de mujeres que no habían
conocido varón, eran por todas treinta y dos mil. 36Y la mitad, la
parte de los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas
treinta y siete mil quinientas ovejas; 37y el tributo de las
ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco. 38De los
bueyes, treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y dos.
39De los asnos, treinta mil quinientos; y de ellos el tributo para
Jehová, sesenta y uno. 40Y de las personas, dieciséis mil; y de
ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas. 41Y dio
Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como
Jehová lo mandó a Moisés.
42Y de la mitad para los hijos de
Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la guerra 43(la
mitad para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete mil
quinientas; 44de los bueyes, treinta y seis mil; 45de
los asnos, treinta mil quinientos; 46y de las personas, dieciséis
mil); 47de la mitad, pues, para los hijos de Israel, tomó Moisés
uno de cada cincuenta, así de las personas como de los animales, y los dio a
los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo
había mandado a Moisés.
48Vinieron a Moisés los jefes de
los millares de aquel ejército, los jefes de millares y de centenas, 49y
dijeron a Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que
están en nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros. 50Por lo
cual hemos ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de
oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación
por nuestras almas delante de Jehová. 51Y Moisés y el sacerdote
Eleazar recibieron el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas. 52Y
todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de
centenas fue dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. 53Los
hombres del ejército habían tomado botín cada uno para sí. 54Recibieron,
pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de
centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de
Israel delante de Jehová.[2]
Job 1
Las calamidades de Job
1
1Hubo en tierra de Uz un varón
llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
del mal. 2Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3Su
hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes,
quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos
los orientales. 4E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas,
cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y
bebiesen con ellos. 5Y acontecía que habiendo pasado en turno los
días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y
ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá
habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De
esta manera hacía todos los días.
6Un día vinieron a presentarse
delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
7Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a
Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8Y Jehová
dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en
la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10¿No le
has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus
manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
11Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no
blasfema contra ti en tu misma presencia.a 12Dijo
Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no
pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
13Y un día aconteció que sus hijos
e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, 14y
vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas
paciendo cerca de ellos, 15y acometieron los sabeos y los tomaron,
y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la
noticia. 16Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo:
Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los
consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 17Todavía
estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres
escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a
los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia.
18Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus
hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
19y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro
esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente
escapé yo para darte la noticia. 20Entonces Job se levantó, y
rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21y
dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio,
y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22En todo esto no
pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.[3]
a a 25.1: Lc. 12.35.
b b 25.11–12: Lc. 13.25.
c c 25.29: Mt. 13.12; Mr. 4.25; Lc. 8.18.
d d 25.14–30: Lc. 19.11–27.
e e 25.30: Mt. 8.12; 22.13; Lc. 13.28.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 24.51-25.30). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 30.2: Dt. 23.21–23; Mt. 5.33.
a a 31.16: Nm. 25.1–9.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Nm 29.40-31.54). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 1.9–11: Ap. 12.10.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Est 10.3-Job 1.22). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 1 Mat 25.1-30
/ Núm 30-31 /
Job 1
San
Mateo 25. 1-30
Parábola de las diez vírgenes
25
1Entonces el reino de los cielos
será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,a salieron
a recibir al esposo. 2Cinco de ellas eran prudentes y cinco
insensatas. 3Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron
consigo aceite; 4mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas,
juntamente con sus lámparas. 5Y tardándose el esposo, cabecearon
todas y se durmieron. 6Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí
viene el esposo; salid a recibirle! 7Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8Y las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. 9Mas las prudentes respondieron diciendo: Para
que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y
comprad para vosotras mismas. 10Pero mientras ellas iban a
comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las
bodas; y se cerró la puerta. 11Después vinieron también las otras
vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12Mas él,
respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.b 13Velad,
pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Parábola de los talentos
14Porque el reino de los cielos es
como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus
bienes. 15A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a
cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16Y el que
había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco
talentos. 17Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros
dos. 18Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y
escondió el dinero de su señor. 19Después de mucho tiempo vino el
señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20Y
llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos,
diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros
cinco talentos sobre ellos. 21Y su señor le dijo: Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor. 22Llegando también el que había recibido dos
talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros
dos talentos sobre ellos. 23Su señor le dijo: Bien, buen siervo y
fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor. 24Pero llegando también el que había recibido un talento,
dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y
recoges donde no esparciste; 25por lo cual tuve miedo, y fui y
escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26Respondiendo
su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré,
y que recojo donde no esparcí. 27Por tanto, debías haber dado mi
dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los
intereses. 28Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos. 29Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al
que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.c 30Y
al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.d,e[1]
Números
30-31
Ley de los votos
30
1Habló Moisés a los príncipes de
las tribus de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado.
2Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su
alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que
salió de su boca.a 3Mas la mujer, cuando hiciere
voto a Jehová, y se ligare con obligación en casa de su padre, en su juventud;
4si su padre oyere su voto, y la obligación con que ligó su alma, y su
padre callare a ello, todos los votos de ella serán firmes, y toda obligación
con que hubiere ligado su alma, firme será. 5Mas si su padre le
vedare el día que oyere todos sus votos y sus obligaciones con que ella hubiere
ligado su alma, no serán firmes; y Jehová la perdonará, por cuanto su padre se
lo vedó. 6Pero si fuere casada e hiciere votos, o pronunciare de
sus labios cosa con que obligue su alma; 7si su marido lo oyere, y
cuando lo oyere callare a ello, los votos de ella serán firmes, y la obligación
con que ligó su alma, firme será. 8Pero si cuando su marido lo
oyó, le vedó, entonces el voto que ella hizo, y lo que pronunció de sus labios
con que ligó su alma, será nulo; y Jehová la perdonará. 9Pero todo
voto de viuda o repudiada, con que ligare su alma, será firme. 10Y
si hubiere hecho voto en casa de su marido, y hubiere ligado su alma con
obligación de juramento, 11si su marido oyó, y calló a ello y no
le vedó, entonces todos sus votos serán firmes, y toda obligación con que
hubiere ligado su alma, firme será. 12Mas si su marido los anuló
el día que los oyó, todo lo que salió de sus labios cuanto a sus votos, y
cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló, y Jehová la
perdonará. 13Todo voto, y todo juramento obligándose a afligir el
alma, su marido lo confirmará, o su marido lo anulará. 14Pero si
su marido callare a ello de día en día, entonces confirmó todos sus votos, y
todas las obligaciones que están sobre ella; los confirmó, por cuanto calló a
ello el día que lo oyó. 15Mas si los anulare después de haberlos
oído, entonces él llevará el pecado de ella.
16Estas son las ordenanzas que
Jehová mandó a Moisés entre el varón y su mujer, y entre el padre y su hija
durante su juventud en casa de su padre.
Venganza de Israel contra Madián
31
1Jehová habló a Moisés, diciendo:
2Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después
serás recogido a tu pueblo. 3Entonces Moisés habló al pueblo,
diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y
hagan la venganza de Jehová en Madián. 4Mil de cada tribu de todas
las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra. 5Así
fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de
guerra. 6Y Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió;
y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del
santuario, y con las trompetas en su mano para tocar. 7Y pelearon
contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón. 8Mataron
también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur,
Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a
espada. 9Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de
los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y
arrebataron todos sus bienes, 10e incendiaron todas sus ciudades,
aldeas y habitaciones. 11Y tomaron todo el despojo, y todo el
botín, así de hombres como de bestias. 12Y trajeron a Moisés y al
sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y
el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están junto
al Jordán frente a Jericó.
13Y salieron Moisés y el sacerdote
Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del
campamento. 14Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército,
contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, 15y
les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? 16He
aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel
prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor,a por lo que
hubo mortandad en la congregación de Jehová. 17Matad, pues, ahora
a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya
conocido varón carnalmente. 18Pero a todas las niñas entre las
mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida. 19Y
vosotros, cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya
tocado muerto, permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al
tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos. 20Asimismo
purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de
cabra, y todo utensilio de madera.
Repartición del botín
21Y el sacerdote Eleazar dijo a los
hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es la ordenanza de la ley que
Jehová ha mandado a Moisés: 22Ciertamente el oro y la plata, el
bronce, hierro, estaño y plomo, 23todo lo que resiste el fuego,
por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación
habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego.
24Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis
limpios; y después entraréis en el campamento.
25Y Jehová habló a Moisés,
diciendo: 26Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las
personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los
padres de la congregación; 27y partirás por mitades el botín entre
los que pelearon, los que salieron a la guerra, y toda la congregación.
28Y apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que
salieron a la guerra; de quinientos, uno, así de las personas como de los
bueyes, de los asnos y de las ovejas. 29De la mitad de ellos lo
tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová. 30Y de
la mitad perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de
las personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas y de todo animal, y
los darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová.
31E hicieron Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés.
32Y fue el botín, el resto del
botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta y cinco mil
ovejas, 33setenta y dos mil bueyes, 34y sesenta y un
mil asnos. 35En cuanto a personas, de mujeres que no habían
conocido varón, eran por todas treinta y dos mil. 36Y la mitad, la
parte de los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas
treinta y siete mil quinientas ovejas; 37y el tributo de las
ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco. 38De los
bueyes, treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y dos.
39De los asnos, treinta mil quinientos; y de ellos el tributo para
Jehová, sesenta y uno. 40Y de las personas, dieciséis mil; y de
ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas. 41Y dio
Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como
Jehová lo mandó a Moisés.
42Y de la mitad para los hijos de
Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la guerra 43(la
mitad para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete mil
quinientas; 44de los bueyes, treinta y seis mil; 45de
los asnos, treinta mil quinientos; 46y de las personas, dieciséis
mil); 47de la mitad, pues, para los hijos de Israel, tomó Moisés
uno de cada cincuenta, así de las personas como de los animales, y los dio a
los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo
había mandado a Moisés.
48Vinieron a Moisés los jefes de
los millares de aquel ejército, los jefes de millares y de centenas, 49y
dijeron a Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que
están en nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros. 50Por lo
cual hemos ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de
oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación
por nuestras almas delante de Jehová. 51Y Moisés y el sacerdote
Eleazar recibieron el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas. 52Y
todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de
centenas fue dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. 53Los
hombres del ejército habían tomado botín cada uno para sí. 54Recibieron,
pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de
centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de
Israel delante de Jehová.[2]
Job 1
Las calamidades de Job
1
1Hubo en tierra de Uz un varón
llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado
del mal. 2Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3Su
hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes,
quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos
los orientales. 4E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas,
cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y
bebiesen con ellos. 5Y acontecía que habiendo pasado en turno los
días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y
ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá
habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De
esta manera hacía todos los días.
6Un día vinieron a presentarse
delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
7Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a
Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8Y Jehová
dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en
la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10¿No le
has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus
manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
11Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no
blasfema contra ti en tu misma presencia.a 12Dijo
Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no
pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
13Y un día aconteció que sus hijos
e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, 14y
vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas
paciendo cerca de ellos, 15y acometieron los sabeos y los tomaron,
y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la
noticia. 16Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo:
Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los
consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 17Todavía
estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres
escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a
los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia.
18Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus
hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
19y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro
esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente
escapé yo para darte la noticia. 20Entonces Job se levantó, y
rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21y
dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio,
y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22En todo esto no
pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.[3]
a a 25.1: Lc. 12.35.
b b 25.11–12: Lc. 13.25.
c c 25.29: Mt. 13.12; Mr. 4.25; Lc. 8.18.
d d 25.14–30: Lc. 19.11–27.
e e 25.30: Mt. 8.12; 22.13; Lc. 13.28.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 24.51-25.30). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 30.2: Dt. 23.21–23; Mt. 5.33.
a a 31.16: Nm. 25.1–9.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Nm 29.40-31.54). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 1.9–11: Ap. 12.10.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Est 10.3-Job 1.22). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
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