¿Bendición o Maldición?
¡Eres un(a) Bendito(a) de tu
Padre!
Por Riqui Ricón*
Mas
no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la
maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba (Deu 23. 5).
Todo en el Evangelio, las
Buenas Noticias de Jesucristo, se refiere al Gran Amor que Dios siente por ti.
¡Oh
profundidad de las riquezas de la sabiduría, de la ciencia y del amor de Dios! (Ro 11. 33a).
¡Qué grande es el amor de Dios
y qué maravilloso Su Plan para tu vida! Él no te desea ningún mal. Sus
pensamientos y Su Voluntad para contigo son buenos, agradables y perfectos.
Rom 12:2
NVI No se amolden al mundo actual, sino sean transformados
mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de
Dios, buena, agradable y perfecta.
El propósito del sacrificio de
Su Hijo Jesucristo, además de que seas justificado(a) y perdonado(a), se cumple
cuando comienzas a vivir en la bendición en lugar de la maldición.
Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito
todo el que es colgado en un madero ), para que en Cristo Jesús la
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3. 13-14).
Pobreza,
enfermedad, pleitos, discusiones, enojos, miedo, temor, tristeza, depresión y
cosas semejantes a estas son producto de una vida de pecado y, por lo tanto, de
vivir bajo la maldición de la ley. Ahora bien, presta mucha atención porque
Jesucristo no sólo pagó el justo precio por tus pecados sino que se hizo así
mismo maldición para que tú y yo fuésemos redimidos (hechos libres) de toda
maldición y pudiéramos, así, vivir ahora bajo la bendición de Abraham.
¿Cuál es la
bendición de Abraham que aquí se refiere? Desde luego que incluye la riqueza
material, física y mental, pero en realidad la bendición de Abraham es algo mucho
más grande e importante que eso:
Bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas
las familias de la tierra (Gen 12.3).
Dios le está
diciendo a Abraham, “porque
creíste a Mi Palabra entonces te voy a proteger con Mi Palabra y además, voy a
salvar a todos aquellos que como tú, crean Mi Palabra, los voy a bendecir por
medio de ti, Abraham”.
Así fue con Abraham: «Le creyó
a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia.» Por lo tanto, sepan que los descendientes
de Abraham son aquellos que viven por la fe. En efecto, la Escritura, habiendo
previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el
evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones.» Así que los que viven por la fe son
bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe (Gal 3.6-9 NVI).
Los que
viven por la fe quiere decir todos aquellos que viven creyendo que la Biblia en
Verdad es la Palabra de Dios y, por lo tanto, la escuchan, la meditan, la creen
y la ponen en práctica, a
fin de que por la fe [creyéndole
a Dios creyendo Su Palabra] recibiésemos la promesa del
Espíritu.
Así pues, por
medio de la fe, creyéndole a Dios y a lo que dice Su Palabra, puedes recibir al
Espíritu Santo que fue prometido como parte del Nuevo Pacto y quien ES el Único
que te puede hacer un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5. 1a).
¡Es Verdad! Ahora eres un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes estar seguro(a) que la Bendición de tu
Padre celestial es el estilo de vida que te corresponde vivir.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos. Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera
imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que
cuando Él venga seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como es (1 Jn 3.1-2 BAD).
Es el Amor
que Dios siente por ti lo que lo llevó a diseñar este Plan Perfecto para tu
redención. Porque, no lo dudes ni un momento, Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a
ti.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es el Amor
que Dios siente por ti, expresado en el sacrificio de Su Hijo Jesús, lo que te
ha redimido de TODA maldición.
Sin importar
cuál sea tu condición actual, necesitas saber que no hay enfermedad, no hay
aflicción, no existe problema, ni aflicción, que por causa de la maldición del
pecado esté afectando tu espíritu, alma o cuerpo, que la Palabra de Dios no
pueda resolver.
«Porque mis pensamientos no
son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el SEÑOR—. Mis caminos
y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos
sobre la tierra! Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no
vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que
dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale
de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con
mis propósitos. Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso,
las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos
los árboles del bosque. En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar
de ortigas. Esto le dará renombre al SEÑOR; será una señal que durará para
siempre.» (Isa
55.8-13).
Está
determinado por Dios que nunca más la maldición actuará sobre tu Vida sino la Bendición
que Él ha declarado a favor tuyo.
La Biblia es la Palabra de Honor
de Dios, tu Padre, y con ella, Jehová
tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te
amaba.
Con razón el profeta Balaam terminó por declarar,
Dios no es hombre, para
que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de
bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Núm 23.
19-20).
¡Nada ni nadie puede revocar La Bendición sobre tu
Vida! ¡Es Palabra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas
gracias por anular TODA palabra de maldición que penda sobre mi Vida. Gracias
por haberme llamado de las tinieblas a Tu luz admirable; a mí que en otro tiempo no era
nada más que una creatura, pero que ahora soy un(a) Hijo(a) Tuyo(a); a mí que
en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he
alcanzado misericordia. Gracias, Padre, porque me has hecho apto(a) para
participar de la herencia de los santos en luz y me has librado de la potestad
de las tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, en quien tengo
redención por su sangre, el perdón de TODOS mis pecados. ¡Todo por amor a mí! ¡Gracias Jesús por amarme
tanto! ¡Gracias precioso Padre celestial por haberme creado de Nuevo y darme
lugar en Tu familia como Tu Hijo(a)! ¡Gracias porque sé que Tu Voluntad para
conmigo es buena, agradable y perfecta! ¡Soy libre de toda maldición y me
determino a vivir como un(a) bendito(a) del Señor! ¡Lo dice la Biblia, que es
Tu Palabra, Dios, y yo lo creo! ¡Puedo y debo ser feliz! Resisto toda obra de
engaño y mentira con la que Satanás quiera maldecir mi vida. ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo! ¡He Nacido de Nuevo no de una simiente corruptible, sino de la
incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
15 Hch 5.
1-16 / Deu 23-24
/ Job 15
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
15 Hch 5.
1-16 / Deu 23-24
/ Job 15
Hechos
5. 1-16
Ananías y Safira
5
1Pero cierto hombre llamado
Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2y sustrajo del
precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los
pies de los apóstoles. 3Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó
Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del
precio de la heredad? 4Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y
vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has
mentido a los hombres, sino a Dios. 5Al oír Ananías estas
palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
6Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
7Pasado un lapso como de tres
horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8Entonces
Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en
tanto. 9Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al
Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu
marido, y te sacarán a ti. 10Al instante ella cayó a los pies de
él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron,
y la sepultaron junto a su marido. 11Y vino gran temor sobre toda
la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Muchas señales y maravillas
12Y por la mano de los apóstoles se
hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el
pórtico de Salomón. 13De los demás, ninguno se atrevía a juntarse
con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14Y los que
creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres;
15tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y
lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de
ellos. 16Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén,
trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.[1]
Deuteronomio
23-24
Los excluidos de la congregación
23
1No entrará en la congregación de
Jehová el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro viril.
2No entrará bastardo en la
congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la
congregación de Jehová.
3No entrará amonita ni moabita en
la congregación de Jehová,a ni hasta la décima generación
de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre, 4por
cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de
Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en
Mesopotamia, para maldecirte.b 5Mas no quiso
Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en
bendición,c porque Jehová tu Dios te amaba. 6No
procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los días para siempre.
7No aborrecerás al edomita, porque
es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.
8Los hijos que nacieren de ellos, en la tercera generación entrarán en
la congregación de Jehová.
Leyes sanitarias
9Cuando salieres a campaña contra
tus enemigos, te guardarás de toda cosa mala.
10Si hubiere en medio de ti alguno
que no fuere limpio, por razón de alguna impureza acontecida de noche, saldrá
fuera del campamento, y no entrará en él. 11Pero al caer la noche
se lavará con agua, y cuando se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el
campamento.
12Tendrás un lugar fuera del campamento
adonde salgas; 13tendrás también entre tus armas una estaca; y
cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu
excremento; 14porque Jehová tu Dios anda en medio de tu
campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por
tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y
se vuelva de en pos de ti.
Leyes humanitarias
15No entregarás a su señor el
siervo que se huyere a ti de su amo. 16Morará contigo, en medio de
ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere;
no le oprimirás.
17No haya ramera de entre las hijas
de Israel,d ni haya sodomita de entre los hijos de
Israel. 18No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro
a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es a Jehová tu
Dios tanto lo uno como lo otro.
19No exigirás de tu hermano interés
de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir
interés. 20Del extraño podrás exigir interés, mas de tu hermano no
lo exigirás,e para que te bendiga Jehová tu Dios en toda
obra de tus manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de ella.
21Cuando haces voto a Jehová tu
Dios, no tardes en pagarlo;f porque ciertamente lo
demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. 22Mas cuando
te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. 23Pero lo que
hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo
prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con
tu boca.
24Cuando entres en la viña de tu
prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. 25Cuando
entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no
aplicarás hoz a la mies de tu prójimo.
24
1Cuando alguno tomare mujer y se
casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa
indecente, le escribirá carta de divorcio,a y se la
entregará en su mano, y la despedirá de su casa. 2Y salida de su casa,
podrá ir y casarse con otro hombre. 3Pero si la aborreciere este
último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la
despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por
mujer, 4no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a
tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación
delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por
heredad.
5Cuando alguno fuere recién casado,
no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su
casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.
6No tomarás en prenda la muela del
molino, ni la de abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda la vida
del hombre.
7Cuando fuere hallado alguno que
hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere
esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón,b y
quitarás el mal de en medio de ti.
8En cuanto a la plaga de la lepra,
ten cuidado de observar diligentemente y hacer según todo lo que os enseñaren
los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer.c
9Acuérdate de lo que hizo Jehová tu Dios a Maríad en el
camino, después que salisteis de Egipto.
10Cuando entregares a tu prójimo
alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda. 11Te
quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda. 12Y
si el hombre fuere pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda. 13Sin
falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en
su ropa, y te bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios.e
14No oprimirás al jornalero pobre y
menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu
tierra dentro de tus ciudades. 15En su día le darás su jornal, y
no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para
que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.f
16Los padres no morirán por los
hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.g
17No torcerás el derecho del
extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, 18sino
que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová
tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto.h
19Cuando siegues tu mies en tu
campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será
para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga
Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. 20Cuando sacudas tus
olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el
extranjero, para el huérfano y para la viuda. 21Cuando vendimies
tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y
para la viuda.i 22Y acuérdate que fuiste siervo
en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto.[2]
Job 15
Elifaz reprende a Job
15
1Respondió Elifaz temanita, y dijo:
2 ¿Proferirá
el sabio vana sabiduría,
Y llenará su vientre de viento
solano?
3 ¿Disputará
con palabras inútiles,
Y con razones sin provecho?
4 Tú también
disipas el temor,
Y menoscabas la oración
delante de Dios.
5 Porque tu
boca declaró tu iniquidad,
Pues has escogido el hablar de
los astutos.
6 Tu boca te
condenará, y no yo;
Y tus labios testificarán
contra ti.
7 ¿Naciste tú
primero que Adán?
¿O fuiste formado antes que
los collados?
8 ¿Oíste tú
el secreto de Dios,
Y está limitada a ti la
sabiduría?
9 ¿Qué sabes
tú que no sepamos?
¿Qué entiendes tú que no se
halle en nosotros?
10 Cabezas
canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en días
que tu padre.
11 ¿En tan
poco tienes las consolaciones de Dios,
Y las palabras que con dulzura
se te dicen?
12 ¿Por qué tu
corazón te aleja,
Y por qué guiñan tus ojos,
13 Para que
contra Dios vuelvas tu espíritu,
Y saques tales palabras de tu
boca?
14 ¿Qué cosa
es el hombre para que sea limpio,
Y para que se justifique el
nacido de mujer?
15 He aquí, en
sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son
limpios delante de sus ojos;
16 ¿Cuánto
menos el hombre abominable y vil,
Que bebe la iniquidad como
agua?
17 Escúchame;
yo te mostraré,
Y te contaré lo que he visto;
18 Lo que los
sabios nos contaron
De sus padres, y no lo
encubrieron;
19 A quienes
únicamente fue dada la tierra,
Y no pasó extraño por en medio
de ellos.
20 Todos sus
días, el impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años está
escondido para el violento.
21 Estruendos
espantosos hay en sus oídos;
En la prosperidad el asolador
vendrá sobre él.
22 El no cree
que volverá de las tinieblas,
Y descubierto está para la
espada.
23 Vaga
alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?
Sabe que le está preparado día
de tinieblas.
24 Tribulación
y angustia le turbarán,
Y se esforzarán contra él como
un rey dispuesto para la batalla,
25 Por cuanto
él extendió su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia contra
el Todopoderoso.
26 Corrió
contra él con cuello erguido,
Con la espesa barrera de sus
escudos.
27 Porque la
gordura cubrió su rostro,
E hizo pliegues sobre sus
ijares;
28 Y habitó
las ciudades asoladas,
Las casas inhabitadas,
Que estaban en ruinas.
29 No
prosperará, ni durarán sus riquezas,
Ni extenderá por la tierra su
hermosura.
30 No escapará
de las tinieblas;
La llama secará sus ramas,
Y con el aliento de su boca
perecerá.
31 No confíe
el iluso en la vanidad,
Porque ella será su
recompensa.
32 El será
cortado antes de su tiempo,
Y sus renuevos no
reverdecerán.
33 Perderá su
agraz como la vid,
Y derramará su flor como el
olivo.
34 Porque la
congregación de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las tiendas
de soborno.
35 Concibieron
dolor, dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas traman
engaño.[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 4.37-5.16). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 23.3–5: Neh. 13.1–2.
b b 23.4: Nm. 22.1–6.
c c 23.5: Nm. 23.7—24.9.
d d 23.17: Lv. 19.29.
e e 23.19–20: Ex. 22.25; Lv. 25.36–37; Dt.
15.7–11.
f f 23.21: Nm. 30.1–16; Mt. 5.33.
a a 24.1: Mt. 5.31; 19.7; Mr. 10.4.
b b 24.7: Ex. 21.16.
c c 24.8: Lv. 13.1—14.54.
d d 24.9: Nm. 12.10.
e e 24.10–13: Ex. 22.26–27.
f f 24.14–15: Lv. 19.13.
g g 24.16: 2 R. 14.6; 2 Cr. 25.4; Ez. 18.20.
h
h 24.17–18: Ex. 23.9; Lv.
19.33–34; Dt. 27.19.
i
i 24.19–21: Lv. 19.9–10;
23.22.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 22.30-24.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 14.22-15.35). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
15 Hch 5.
1-16 / Deu 23-24
/ Job 15
Hechos
5. 1-16
Ananías y Safira
5
1Pero cierto hombre llamado
Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2y sustrajo del
precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los
pies de los apóstoles. 3Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó
Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del
precio de la heredad? 4Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y
vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has
mentido a los hombres, sino a Dios. 5Al oír Ananías estas
palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
6Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
7Pasado un lapso como de tres
horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8Entonces
Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en
tanto. 9Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al
Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu
marido, y te sacarán a ti. 10Al instante ella cayó a los pies de
él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron,
y la sepultaron junto a su marido. 11Y vino gran temor sobre toda
la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Muchas señales y maravillas
12Y por la mano de los apóstoles se
hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el
pórtico de Salomón. 13De los demás, ninguno se atrevía a juntarse
con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14Y los que
creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres;
15tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y
lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de
ellos. 16Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén,
trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.[1]
Deuteronomio
23-24
Los excluidos de la congregación
23
1No entrará en la congregación de
Jehová el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro viril.
2No entrará bastardo en la
congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la
congregación de Jehová.
3No entrará amonita ni moabita en
la congregación de Jehová,a ni hasta la décima generación
de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre, 4por
cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino, cuando salisteis de
Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor en
Mesopotamia, para maldecirte.b 5Mas no quiso
Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en
bendición,c porque Jehová tu Dios te amaba. 6No
procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los días para siempre.
7No aborrecerás al edomita, porque
es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.
8Los hijos que nacieren de ellos, en la tercera generación entrarán en
la congregación de Jehová.
Leyes sanitarias
9Cuando salieres a campaña contra
tus enemigos, te guardarás de toda cosa mala.
10Si hubiere en medio de ti alguno
que no fuere limpio, por razón de alguna impureza acontecida de noche, saldrá
fuera del campamento, y no entrará en él. 11Pero al caer la noche
se lavará con agua, y cuando se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el
campamento.
12Tendrás un lugar fuera del campamento
adonde salgas; 13tendrás también entre tus armas una estaca; y
cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu
excremento; 14porque Jehová tu Dios anda en medio de tu
campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por
tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y
se vuelva de en pos de ti.
Leyes humanitarias
15No entregarás a su señor el
siervo que se huyere a ti de su amo. 16Morará contigo, en medio de
ti, en el lugar que escogiere en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere;
no le oprimirás.
17No haya ramera de entre las hijas
de Israel,d ni haya sodomita de entre los hijos de
Israel. 18No traerás la paga de una ramera ni el precio de un perro
a la casa de Jehová tu Dios por ningún voto; porque abominación es a Jehová tu
Dios tanto lo uno como lo otro.
19No exigirás de tu hermano interés
de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir
interés. 20Del extraño podrás exigir interés, mas de tu hermano no
lo exigirás,e para que te bendiga Jehová tu Dios en toda
obra de tus manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de ella.
21Cuando haces voto a Jehová tu
Dios, no tardes en pagarlo;f porque ciertamente lo
demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. 22Mas cuando
te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. 23Pero lo que
hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo
prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con
tu boca.
24Cuando entres en la viña de tu
prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. 25Cuando
entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no
aplicarás hoz a la mies de tu prójimo.
24
1Cuando alguno tomare mujer y se
casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa
indecente, le escribirá carta de divorcio,a y se la
entregará en su mano, y la despedirá de su casa. 2Y salida de su casa,
podrá ir y casarse con otro hombre. 3Pero si la aborreciere este
último, y le escribiere carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la
despidiere de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó por
mujer, 4no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a
tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida; porque es abominación
delante de Jehová, y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da por
heredad.
5Cuando alguno fuere recién casado,
no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su
casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.
6No tomarás en prenda la muela del
molino, ni la de abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda la vida
del hombre.
7Cuando fuere hallado alguno que
hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere
esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón,b y
quitarás el mal de en medio de ti.
8En cuanto a la plaga de la lepra,
ten cuidado de observar diligentemente y hacer según todo lo que os enseñaren
los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidaréis de hacer.c
9Acuérdate de lo que hizo Jehová tu Dios a Maríad en el
camino, después que salisteis de Egipto.
10Cuando entregares a tu prójimo
alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda. 11Te
quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda. 12Y
si el hombre fuere pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda. 13Sin
falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en
su ropa, y te bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios.e
14No oprimirás al jornalero pobre y
menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu
tierra dentro de tus ciudades. 15En su día le darás su jornal, y
no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para
que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.f
16Los padres no morirán por los
hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.g
17No torcerás el derecho del
extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, 18sino
que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová
tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto.h
19Cuando siegues tu mies en tu
campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será
para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga
Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. 20Cuando sacudas tus
olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el
extranjero, para el huérfano y para la viuda. 21Cuando vendimies
tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y
para la viuda.i 22Y acuérdate que fuiste siervo
en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto.[2]
Job 15
Elifaz reprende a Job
15
1Respondió Elifaz temanita, y dijo:
2 ¿Proferirá
el sabio vana sabiduría,
Y llenará su vientre de viento
solano?
3 ¿Disputará
con palabras inútiles,
Y con razones sin provecho?
4 Tú también
disipas el temor,
Y menoscabas la oración
delante de Dios.
5 Porque tu
boca declaró tu iniquidad,
Pues has escogido el hablar de
los astutos.
6 Tu boca te
condenará, y no yo;
Y tus labios testificarán
contra ti.
7 ¿Naciste tú
primero que Adán?
¿O fuiste formado antes que
los collados?
8 ¿Oíste tú
el secreto de Dios,
Y está limitada a ti la
sabiduría?
9 ¿Qué sabes
tú que no sepamos?
¿Qué entiendes tú que no se
halle en nosotros?
10 Cabezas
canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en días
que tu padre.
11 ¿En tan
poco tienes las consolaciones de Dios,
Y las palabras que con dulzura
se te dicen?
12 ¿Por qué tu
corazón te aleja,
Y por qué guiñan tus ojos,
13 Para que
contra Dios vuelvas tu espíritu,
Y saques tales palabras de tu
boca?
14 ¿Qué cosa
es el hombre para que sea limpio,
Y para que se justifique el
nacido de mujer?
15 He aquí, en
sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son
limpios delante de sus ojos;
16 ¿Cuánto
menos el hombre abominable y vil,
Que bebe la iniquidad como
agua?
17 Escúchame;
yo te mostraré,
Y te contaré lo que he visto;
18 Lo que los
sabios nos contaron
De sus padres, y no lo
encubrieron;
19 A quienes
únicamente fue dada la tierra,
Y no pasó extraño por en medio
de ellos.
20 Todos sus
días, el impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años está
escondido para el violento.
21 Estruendos
espantosos hay en sus oídos;
En la prosperidad el asolador
vendrá sobre él.
22 El no cree
que volverá de las tinieblas,
Y descubierto está para la
espada.
23 Vaga
alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?
Sabe que le está preparado día
de tinieblas.
24 Tribulación
y angustia le turbarán,
Y se esforzarán contra él como
un rey dispuesto para la batalla,
25 Por cuanto
él extendió su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia contra
el Todopoderoso.
26 Corrió
contra él con cuello erguido,
Con la espesa barrera de sus
escudos.
27 Porque la
gordura cubrió su rostro,
E hizo pliegues sobre sus
ijares;
28 Y habitó
las ciudades asoladas,
Las casas inhabitadas,
Que estaban en ruinas.
29 No
prosperará, ni durarán sus riquezas,
Ni extenderá por la tierra su
hermosura.
30 No escapará
de las tinieblas;
La llama secará sus ramas,
Y con el aliento de su boca
perecerá.
31 No confíe
el iluso en la vanidad,
Porque ella será su
recompensa.
32 El será
cortado antes de su tiempo,
Y sus renuevos no
reverdecerán.
33 Perderá su
agraz como la vid,
Y derramará su flor como el
olivo.
34 Porque la
congregación de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las tiendas
de soborno.
35 Concibieron
dolor, dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas traman
engaño.[3]
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 4.37-5.16). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 23.3–5: Neh. 13.1–2.
b b 23.4: Nm. 22.1–6.
c c 23.5: Nm. 23.7—24.9.
d d 23.17: Lv. 19.29.
e e 23.19–20: Ex. 22.25; Lv. 25.36–37; Dt.
15.7–11.
f f 23.21: Nm. 30.1–16; Mt. 5.33.
a a 24.1: Mt. 5.31; 19.7; Mr. 10.4.
b b 24.7: Ex. 21.16.
c c 24.8: Lv. 13.1—14.54.
d d 24.9: Nm. 12.10.
e e 24.10–13: Ex. 22.26–27.
f f 24.14–15: Lv. 19.13.
g g 24.16: 2 R. 14.6; 2 Cr. 25.4; Ez. 18.20.
h
h 24.17–18: Ex. 23.9; Lv.
19.33–34; Dt. 27.19.
i
i 24.19–21: Lv. 19.9–10;
23.22.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 22.30-24.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 14.22-15.35). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?