martes, 13 de abril de 2021

¡Cómo enfrentar las aflicciones!

                                                                                                                                                                    <ENGLISH>





 13 Abril

 

¡Cómo enfrentar las aflicciones!


¡Como un(a) Hijo(a) de Papá!

Por Riqui Ricón*

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo… Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros (Deu 20. 1, 3-4).

Bajo los términos del viejo pacto puedes estar confiado(a) y seguro(a) de la protección de Dios contra tus enemigos. Lo único que se te pide es que no des lugar al temor ni a la duda, pues Él está contigo y va contigo.

¿Qué hay con el Nuevo Pacto?

Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto… Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 7.22, 8.6).

Ahora bien, la Biblia, que es la palabra de Dios y no miente, te asegura que el Nuevo Pacto es un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas y que Jesucristo es el mediador y fiador de este Nuevo Pacto.

Este Nuevo Pacto se rige por la Ley de la FE.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

FE es vivir con la certeza y la convicción de que TODO lo que Dios dice es Verdad, que Él NO miente (de hecho no puede mentir). FE es creerle a Dios creyendo Su Palabra.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Este día, pudiera ser que el problema, enfermedad o aflicción que hoy estás enfrentando, ahora sí te parece demasiado complicado, parece demasiado fuerte como para no preocuparte y sólo dejarlo en manos de Dios. Lo dicen los análisis; lo dicen los médicos; lo dice la situación económica y lo dicen tus acreedores; lo dice el banco; lo dice tu esposo(a); lo dice el abogado y la demanda que te entregó, ¡lo dice el mundo entero! Pero, ¿qué dice Dios?

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).

No tengas temor alguno porque Dios no te ha dejado ni te dejará.

Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará (Sal 91.3-7).

Dios, tu Padre, es tu cobertura y tu protección. Jesús es el que te guarda y el maligno no te toca.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Pon toda tu confianza en Dios y podrás ser verdaderamente feliz.

Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él, y él actuará (Sal 37.5 NVI).

Y esta no es más que una muestra muy, pero muy, pequeña de lo que Dios, el Todopoderoso, dice acerca de ti en Su Palabra, la Biblia. Y lo más importante de todo es que Él te ama.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Es por ese Amor que ahora tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios. Por eso el mundo no te conoce porque no le conocen a Él, porque no conocen Su gran Amor.

En honor a la Verdad (la Palabra de Dios es Verdad), ¡Tú eres un(a) Hijo(a) legítimo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Por lo tanto, cuando das mayor credibilidad a tus sentidos, a lo que tus ojos ven y tus oídos oyen, en lugar de creer lo que Dios DICE en Su Palabra, entonces, permites que el temor y la duda entren a tu corazón y te desplazas de la posición de FE, que te da la victoria segura, hacia un pozo obscuro de duda, temor, fracaso y derrota.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hch 4.12).

Recuerda siempre que en la Biblia el término salvación no solamente se refiere al perdón de tus pecados para obtener un lugar en el cielo con Dios, sino, también a la posición de Victoria con la que todos los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo pueden y DEBEN vivir.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

La salvación se refiere más a la paz, gozo y amor con que puedes vivir en esta tierra que a tu futuro en el cielo. Ser salvo trata no de algo que tu tengas o hayas adquirido sino de algo que tú, ahora, ya eres por la Gracia de Dios: ¡Un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) del Todopoderoso!

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? (Sal 27.1).

¡Qué certeza! ¡Qué seguridad! ¡Qué fe hay en las palabras del rey David. Y esto tan sólo por saberse en una relación de pacto con Dios! ¿Cuánto más real, fuerte y poderoso será este Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús que te ha justificado, perdonado y establecido cómo un(a) Hijo(a) del mismísimo Dios?

Cualquiera que sea el problema o situación que estés enfrentando el día de hoy, te pararás en tu posición de victoria cuando dejes de temer y preguntarte qué vas hacer y comiences a creer y declarar quién tú ya eres en Cristo Jesús y poseas lo que legítimamente te pertenece:

·       Tú eres el especial tesoro de tu Padre celestial.

Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve (Mal 3.17).

·       Eres un(a) Hijo(a) de Dios que TODO LO PUEDE en Cristo.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).

·       En todas las cosas eres más que vencedor por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

·       Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios que ya ha vencido pues mayor es Él, el Espíritu Santo, que está en ti y contigo, que el que está en el mundo.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

·       Eres sano(a) y libre pues Jesús mismo es el que te guarda y el maligno no te toca.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Jn 5.18).

Mira, si acaso tu problema fuera el pecado, lo único que tienes que hacer es correr hacia Dios en lugar de huir de Él. Arrepiéntete, confiesa tu pecado y recibe el perdón, pues tu Padre siempre estará dispuesto a perdonarte y limpiarte. Así lo dice Su Palabra.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).

Al fin y al cabo, ¡eres un(a) Hijo(a) de Papá!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, muchas gracias porque si el rey David podía estar tan seguro yo lo estoy más. Tú eres mi roca y mi fortaleza. Tú eres el que me guarda y me sostienes en el hueco de la palma de Tu mano poderosa. ¡Tú eres mi Papá y eso, mi Dios, es mucho que decir, pero es la Verdad! ¡Gracias Jesús! Me propongo con Tu ayuda, Espíritu Santo, a no darle el más mínimo lugar al temor y a la duda. Creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) Tuyo(a) que dices en Tu Palabra, la Biblia, que yo soy. Por esto, por lo que Tú dices con Tu Palabra de Honor acerca de mí, hoy quiero decirte que no importa lo que pase a mi alrededor, yo te alabare y te adoraré, pues ahora sé lo que has hecho por mí y dentro de mí. Gracias, Señor Jesús, porque Tú, siendo Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Todo por amor a mí, para hacerme un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Gracias por Tu Sangre! Con ella lavaste todos mis pecados. ¡Gracias por Tu resurrección! Con ella venciste a la muerte y me diste la Vida Eterna. ¡Gracias por el Nuevo Pacto! ¡Soy un(a) Hija(o) de Dios! Bendito Espíritu Santo, ¿qué te puedo decir a Ti? Que te amo. Que te adoro y cada día Te necesito más y más. Tú eres mi amigo, mi consejero y mi ayudador. Gracias por ser la promesa del Padre la cual Jesús dijo vendría sobre mí. Espíritu Santo, Tú eres mi garantía, las arras de mi herencia para la redención de la posesión adquirida. ¡No hay forma que pueda perder! ¡Todas las cosas me ayudan a bien! Yo, _______________ (tu nombre aquí), he sido llamado(a) conforme al propósito de Dios, mi Padre. Quien me predestino para que fuese hecho(a) conforme a la imagen de Su Hijo, para que Jesús fuese mi hermano mayor.  Dios, el Espíritu Santo, está en mí y conmigo. Jesús, ¿qué puedo decir a todo esto? Si Tú estás conmigo, ¿quién contra mí? Padre celestial, si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios es el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también resucitó por mí, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas, Yo, _______________ (tu nombre aquí),  soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor y Salvador. Así que, Satanás, tú vienes a mí con problemas y enfermedades y aflicciones; mas yo vengo a ti en el nombre de Jesús, el Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Dios, mi Padre, te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 13                                   Hch 4.1-22 /  Deu 19-20 /  Job 13



Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 13                                   Hch 4.1-22 /  Deu 19-20 /  Job 13

 

Hechos 4. 1-22

Pedro y Juan ante el concilio

4

1Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, 2resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. 4Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.

5Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, 6y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; 7y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? 8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: 9Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, 10sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.a 12Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

13Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 18Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. 19Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, 22ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.[1]

 

Deuteronomio 19-20

Las ciudades de refugio

(Nm. 35.9–28)

19

1Cuando Jehová tu Dios destruya a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredes, y habites en sus ciudades, y en sus casas; 2te apartarás tres ciudadesa en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas. 3Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y será para que todo homicida huya allí.

4Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; 5como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá; 6no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente. 7Por tanto yo te mando, diciendo: Separarás tres ciudades. 8Y si Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres, 9siempre y cuando guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás tres ciudades más a estas tres, 10para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.

11Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades, 12entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera. 13No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.

14En la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo,b que fijaron los antiguos.

Leyes sobre el testimonio

15No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.c 16Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él, 17entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos días. 18Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, 19entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti. 20Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti. 21Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente,d mano por mano, pie por pie.

Leyes sobre la guerra

20

1Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. 2Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, 3y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; 4porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros. 5Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. 6¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. 7¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. 8Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. 9Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.

10Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás la paz. 11Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá. 12Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás. 13Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada. 14Solamente las mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entregó. 15Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones. 16Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, 17sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; 18para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios.

19Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio. 20Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.[2]

 

Job 13

 

Job defiende su integridad

13

     1     He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos,

Y oído y entendido mis oídos.

     2     Como vosotros lo sabéis, lo sé yo;

No soy menos que vosotros.

     3     Mas yo hablaría con el Todopoderoso,

Y querría razonar con Dios.

     4     Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira;

Sois todos vosotros médicos nulos.

     5     Ojalá callarais por completo,

Porque esto os fuera sabiduría.

     6     Oíd ahora mi razonamiento,

Y estad atentos a los argumentos de mis labios.

     7     ¿Hablaréis iniquidad por Dios?

¿Hablaréis por él engaño?

     8     ¿Haréis acepción de personas a su favor?

¿Contenderéis vosotros por Dios?

     9     ¿Sería bueno que él os escudriñase?

¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?

     10     El os reprochará de seguro,

Si solapadamente hacéis acepción de personas.

     11     De cierto su alteza os habría de espantar,

Y su pavor habría de caer sobre vosotros.

     12     Vuestras máximas son refranes de ceniza,

Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.

     13     Escuchadme, y hablaré yo,

Y que me venga después lo que viniere.

     14     ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes,

Y tomaré mi vida en mi mano?

     15     He aquí, aunque él me matare, en él esperaré;

No obstante, defenderé delante de él mis caminos,

     16     Y él mismo será mi salvación,

Porque no entrará en su presencia el impío.

     17     Oíd con atención mi razonamiento,

Y mi declaración entre en vuestros oídos.

     18     He aquí ahora, si yo expusiere mi causa,

Sé que seré justificado.

     19     ¿Quién es el que contenderá conmigo?

Porque si ahora yo callara, moriría.

     20     A lo menos dos cosas no hagas conmigo;

Entonces no me esconderé de tu rostro:

     21     Aparta de mí tu mano,

Y no me asombre tu terror.

     22     Llama luego, y yo responderé;

O yo hablaré, y respóndeme tú.

     23     ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo?

Hazme entender mi transgresión y mi pecado.

     24     ¿Por qué escondes tu rostro,

Y me cuentas por tu enemigo?

     25     ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar,

Y a una paja seca has de perseguir?

     26     ¿Por qué escribes contra mí amarguras,

Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?

     27     Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos,

Trazando un límite para las plantas de mis pies.

     28     Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma,

Como vestido que roe la polilla.[3]

 



a a 4.11: Sal. 118.22.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 3.26-4.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a a 19.1–13: Jos. 20.1–9.

b b 19.14: Dt. 27.17.

c c 19.15: Nm. 35.30; Dt. 17.6; Mt. 18.16; 2 Co. 13.1; 1 Ti. 5.19; He. 10.28.

d d 19.21: Ex. 21.23–25; Lv. 24.19–20; Mt. 5.38.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 18.22-20.20). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 12.25-13.28). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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