¿Qué significa ser salvo?
¡Muchísimo más!
Por Riqui Ricón*
Y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo (Hch 2. 21).
Ser salvo
significa muchísimo más que irse al cielo por el perdón de tus pecados.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Ser salvo
significa gozar de la Vida Eterna que Jesucristo compró para ti con Su muerte y
resurrección. Ser salvo significa participar de la Vida exclusiva de un(a) Hijo
de Dios que es una Vida Plena y Abundante.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Ser salvo
significa tener Paz, dicha y Plenitud.
¡Dios es
bueno! ¡Dios es Amor! El fabuloso Plan de Dios para la redención de tu vida se
originó a partir de estas dos cualidades de Dios: Su Amor y Su bondad para
contigo. La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña, desde
Génesis hasta Apocalipsis, que Dios es incluyente, no excluyente. Siempre ha
sido Su voluntad incluirte a ti en el gobierno y dirección del universo que Él
ha creado.
Entonces dijo Dios:
Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en
los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la
tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,
y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Gen 1. 26-28).
Tú fuiste creado(a) a imagen y
semejanza de Dios PARA señorear; para ser fructífero(a) y multiplicarte; para
llenar la tierra y sojuzgarla.
¡Fuiste creado(a) para tener
Plenitud de Vida!
Pues yo sé los planes que tengo
para ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para
darles un futuro y una esperanza (Jer 29.11 NTV).
El problema de los seres humanos
no es su libertad, ni su libre albedrío. El problema de los seres humanos es
que con esa libertad que Dios les dio, han decidido no creerle a Dios, han
decidido no creerle a Su Palabra. ¡Este es el Verdadero problema!
Dado que Dios NO puede mentir,
pues toda Palabra que sale de Su boca tiene el Poder para cumplirse
inmediatamente, entonces, la Palabra de Dios ES la Verdad. La Palabra de Dios
es la Verdad Eterna, infalible e inmutable.
Así que, el problema no está en
la Palabra de Dios sino en aquellos que deciden creer la mentira en lugar de la
Verdad.
Dios no es hombre, para que
mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló,
¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición,
y no podré revocarla (Num 23.19-20).
Desde el principio fuiste creado(a)
a Su imagen, conforme a Su semejanza y Él te bendijo con Su Palabra. La Palabra
de Dios fue dicha para tu provecho y beneficio, sin embargo, el ser humano no la
ha creído.
Pero la serpiente era astuta,
más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo
a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto
podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del
huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que
el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno
para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la
sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual
comió así como ella (Gen 3.1-6).
No necesitas analizarlo mucho
para darte cuenta que el primer pecado, el pecado original, no fue la
desobediencia sino la incredulidad. Fue el no creer lo que Dios les dijo para,
en su lugar, creer lo que Satanás decía; fue la incredulidad a la Palabra de
Dios lo que dio origen a la desobediencia.
Imaginar el dilema de Adán y Eva
allá en el paraíso es fácil: “este curioso animalito dice una cosa y mi Creador
dice otra, ¿cuál de los dos dirá la Verdad? ¿A cuál de los dos le voy a CREER?
Y, desde luego, la incredulidad a la Palabra de Dios siempre engendrará
desobediencia. Desde entonces hasta el día de hoy el dilema sigue siendo el
mismo, ¿tú, quién crees que diga la Verdad? ¿Tú, a quién le vas a CREER?
Porque la paga del pecado es
muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6. 23).
No obstante la incredulidad y
desobediencia, Dios no ha desistido, ni lo hará, en Su amor por ti. Él jamás ha
estado dispuesto a ejecutar sentencia de muerte sobre tu vida sino todo lo
contrario.
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él (Jn 3. 16-17).
¿Te das cuenta? Dios ama a TODO
EL MUNDO y su Plan de Amor y Redención es para TODO AQUEL que CREA. Esto es
para todo aquel que decida volver a creerle a Él; para todo aquel que decida
creer que Dios tiene Palabra de Honor.
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar
a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo (Ro 10.13).
¡Sólo esto
te pide!
El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros,
no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3.7).
¡Dios no quiere que nadie se
pierda!
Ahora bien, una vez que reconoces
a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, el Plan de Dios se ha puesto en
marcha a tu favor. Estás justificado(a) por Su Sangre; todos tus pecados son
perdonados y olvidados; eres creado(a) de nuevo, esto es, el espíritu que tú
eres, a imagen y semejanza de Dios, Nace de Nuevo pero ahora coma un(a) Hijo(a)
legítimo(a) de Él. Y, además, en ese preciso momento, adquiriste un propósito y
destino muchísimo más grandes que los que tenías originalmente.
Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos
bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en
Cristo, según nos escogió
en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en
amor habiéndonos predestinado para
ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto
de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
en quien tenemos redención por
su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que
hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su
voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí
mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que
están en la tierra. En él asimismo
tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del
que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su
gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En
él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1. 3-14).
Así que, ser salvo
significa muchísimo más que irse al cielo con el perdón de tus pecados: redimido(a),
perdonado(a), amado(a), bendecido(a) con toda bendición, escogido(a) antes de
la fundación del mundo, adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a), aceptado(a) en el Amado,
heredero(a) y predestinado(a) con el propósito de que seas para la alabanza de
Su gloria.
Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo y has sido dejado(a) sobre esta tierra para reinar, ejerciendo el
dominio y la autoridad que te han sido otorgados por Su Palabra.
TU ESTILO DE
VIDA ES LO QUE TÚ CREES Y MANIFIESTAS AQUÍ EN LA TIERRA, Y ESO ES LO QUE LE DA
GLORIA Y ALABANZA AL SEÑOR.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te doy
muchas gracias por Tu Palabra, que es la Verdad. Porque en ella encuentro cada
vez más claro que soy Hijo(a) Tuyo(a) con propósito. En verdad puedo ser feliz
creyendo Tu Palabra y aceptando, de una vez por todas, que Tu Voluntad y mi
destino son reinar y ejercer dominio en esta tierra. Hoy me dispongo, con Tu
ayuda, Espíritu Santo, a creer, a creerte a Ti y a vivir siempre en victoria.
Todo lo puedo en Ti, Jesucristo y en todas las cosas soy más que vencedor(a)
por medio de Tu Amor sobre de mí. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
y no hay forma que pueda perder pues si Dios, mi Padre, es conmigo, ¿quién
contra mí? Por lo tanto, creo y declaro con toda mi fe puesta en Tu Palabra que
yo, __________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy
dichoso(a)! ¡SOY SALVO! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 11 Hch 2.
14-47 / Deu 15-16 / Job 11
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 11 Hch 2.
14-47 / Deu 15-16 / Job 11
Hechos
2. 14-47
Primer discurso de Pedro
14Entonces Pedro, poniéndose en pie
con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que
habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15Porque
éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera
del día. 16Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en los
postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto
sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré
prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá
en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21 Y todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.b
22Varones israelitas, oíd estas
palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él,
como vosotros mismos sabéis; 23a éste, entregado por el
determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por
manos de inicuos, crucificándole;c 24al cual Dios
levantó,d
sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido
por ella. 25Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual
mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no
dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer
los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.e
29Varones hermanos, se os puede
decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro
está con nosotros hasta el día de hoy. 30Pero siendo profeta, y
sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en
cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,f
31viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32A este Jesús
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Así
que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa
del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34Porque
David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que
ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.g
36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que
a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37Al oír esto, se compungieron de
corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué
haremos? 38Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo. 39Porque para vosotros es la promesa, y
para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare. 40Y con otras muchas palabras testificaba y
les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41Así
que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones.
La vida de los primeros cristianos
43Y sobrevino temor a toda persona;
y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44Todos
los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;h
45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según
la necesidad de cada uno.i 46Y perseverando
unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo
favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos.[1]
Deuteronomio
15-16
El año de remisión
15
1Cada siete años harás remisión.
2Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel
que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo
demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de
Jehová. 3Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu
hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, 4para que así no haya
en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra
que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión, 5si
escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos
estos mandamientos que yo te ordeno hoy. 6Ya que Jehová tu Dios te
habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú
no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no
tendrán dominio.
Préstamos a los pobres
7Cuando haya en medio de ti
menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra
que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra
tu hermano pobre, 8sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en
efecto le prestarás lo que necesite.a 9Guárdate
de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año
séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso
para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por
pecado. 10Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón
cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos,
y en todo lo que emprendas. 11Porque no faltarán menesterosos en
medio de la tierra;b por eso yo te mando,
diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Leyes sobre los esclavos
(Ex. 21.1–11)
12Si se vendiere a ti tu hermano
hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás
libre. 13Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las
manos vacías. 14Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu
era y de tu lagar; le darás de aquello en que Jehová te hubiere bendecido.
15Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que
Jehová tu Dios te rescató; por tanto yo te mando esto hoy. 16Si él
te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien
contigo; 17entonces tomarás una lesna, y horadarás su oreja contra
la puerta, y será tu siervo para siempre; así también harás a tu criada.
18No te parezca duro cuando le enviares libre, pues por la mitad del
costo de un jornalero te sirvió seis años; y Jehová tu Dios te bendecirá en
todo cuanto hicieres.c
Consagración de los primogénitos machos
19Consagrarás a Jehová tu Dios todo
primogénito macho de tus vacas y de tus ovejas;d no te
servirás del primogénito de tus vacas, ni trasquilarás el primogénito de tus
ovejas. 20Delante de Jehová tu Dios los comerás cada año, tú y tu
familia, en el lugar que Jehová escogiere. 21Y si hubiere en él
defecto, si fuere ciego, o cojo, o hubiere en él cualquier falta, no lo
sacrificarás a Jehová tu Dios. 22En tus poblaciones lo comerás; el
inmundo lo mismo que el limpio comerán de él, como de una gacela o de un
ciervo. 23Solamente que no comas su sangre;e sobre
la tierra la derramarás como agua.
Fiestas anuales
(Ex. 23.14–17; 34.18–24)
16
1Guardarás el mes de Abib, y harás
pascuaa
a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de
noche. 2Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y
de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere para que habite allí su nombre.
3No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan
sin levadura, pan de aflicción, porque aprisa saliste de tierra de Egipto; para
que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra
de Egipto. 4Y no se verá levadura contigo en todo tu territorio
por siete días; y de la carne que matares en la tarde del primer día, no
quedará hasta la mañana. 5No podrás sacrificar la pascua en
cualquiera de las ciudades que Jehová tu Dios te da; 6sino en el
lugar que Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás
la pascua por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto.
7Y la asarás y comerás en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido;
y por la mañana regresarás y volverás a tu habitación. 8Seis días
comerás pan sin levadura, y el séptimo día será fiesta solemne a Jehová tu
Dios; no trabajarás en él.
9Siete semanas contarás; desde que
comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete
semanas. 10Y harás la fiesta solemne de las semanasb
a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres,
según Jehová tu Dios te hubiere bendecido. 11Y te alegrarás
delante de Jehová tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el
levita que habitare en tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda
que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido
para poner allí su nombre. 12Y acuérdate de que fuiste siervo en
Egipto; por tanto, guardarás y cumplirás estos estatutos.
13La fiesta solemne de los
tabernáculosc harás por siete días, cuando hayas hecho la
cosecha de tu era y de tu lagar. 14Y te alegrarás en tus fiestas
solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el
extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. 15Siete
días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová
escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en
toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
16Tres veces cada año aparecerá
todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la
fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las
semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará
delante de Jehová con las manos vacías; 17cada uno con la ofrenda
de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.
Administración de la justicia
18Jueces y oficiales pondrás en
todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales
juzgarán al pueblo con justo juicio. 19No tuerzas el derecho; no
hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos
de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.d
20La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra
que Jehová tu Dios te da.
21No plantarás ningún árbol para
Aserae
cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho, 22ni te
levantarás estatua,f lo cual aborrece Jehová tu
Dios.[2]
Job 11
Zofar acusa de maldad a Job
11
1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 ¿Las muchas
palabras no han de tener respuesta?
¿Y el hombre que habla mucho
será justificado?
3 ¿Harán tus falacias
callar a los hombres?
¿Harás escarnio y no habrá
quien te avergüence?
4 Tú dices:
Mi doctrina es pura,
Y yo soy limpio delante de tus
ojos.
5 Mas ¡oh,
quién diera que Dios hablara,
Y abriera sus labios contigo,
6 Y te
declarara los secretos de la sabiduría,
Que son de doble valor que las
riquezas!
Conocerías entonces que Dios
te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
7 ¿Descubrirás
tú los secretos de Dios?
¿Llegarás tú a la perfección
del Todopoderoso?
8 Es más alta
que los cielos; ¿qué harás?
Es más profunda que el Seol;
¿cómo la conocerás?
9 Su
dimensión es más extensa que la tierra,
Y más ancha que el mar.
10 Si él pasa,
y aprisiona, y llama a juicio,
¿Quién podrá contrarrestarle?
11 Porque él
conoce a los hombres vanos;
Ve asimismo la iniquidad, ¿y
no hará caso?
12 El hombre
vano se hará entendido,
Cuando un pollino de asno
montés nazca hombre.
13 Si tú
dispusieres tu corazón,
Y extendieres a él tus manos;
14 Si alguna
iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti,
Y no consintieres que more en
tu casa la injusticia,
15 Entonces
levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada
temerás;
16 Y olvidarás
tu miseria,
O te acordarás de ella como de
aguas que pasaron.
17 La vida te
será más clara que el mediodía;
Aunque oscureciere, será como
la mañana.
18 Tendrás
confianza, porque hay esperanza;
Mirarás alrededor, y dormirás
seguro.
19 Te
acostarás, y no habrá quien te espante;
Y muchos suplicarán tu favor.
20 Pero los
ojos de los malos se consumirán,
Y no tendrán refugio;
Y su esperanza será dar su
último suspiro.[3]
b b 2.17–21: Jl. 2.28–32.
c c 2.23: Mt. 27.35; Mr. 15.24; Lc. 23.33;
Jn. 19.18.
d d 2.24: Mt. 28.5–6; Mr. 16.6; Lc. 24.5.
e e 2.25–28: Sal. 16.8–11.
f f 2.30: Sal. 89.3–4; 132.11.
g g 2.34–35: Sal. 110.1.
h h 2.44: Hch. 4.32–35.
i i 2.45: Mt. 19.21; Mr. 10.21; Lc. 12.33;
18.22.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 2.13-47). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a
a 15.7–8: Lv. 25.35.
b
b 15.11: Mt. 26.11; Mr. 14.7;
Jn. 12.8.
c c 15.12–18: Lv. 25.39–46.
d d 15.19: Ex. 13.12.
e e 15.23: Gn. 9.4; Lv. 7.26–27; 17.10–14;
19.26; Dt. 12.16, 23.
a a 16.1–8: Ex. 12.1–20; Lv. 23.5–8; Nm.
28.16–25.
b b 16.9–12: Lv. 23.15–21; Nm. 28.26–31.
c c 16.13–15: Lv. 23.33–36, 39–43; Nm.
29.12–38.
d d 16.19: Ex. 23.6–8; Lv. 19.15.
e e 16.21: Ex. 34.13.
f f 16.22: Lv. 26.1.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 14.29-16.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 10.22-11.20). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 11 Hch 2.
14-47 / Deu 15-16 / Job 11
Hechos
2. 14-47
Primer discurso de Pedro
14Entonces Pedro, poniéndose en pie
con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que
habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15Porque
éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera
del día. 16Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en los
postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto
sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré
prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá
en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21 Y todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.b
22Varones israelitas, oíd estas
palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él,
como vosotros mismos sabéis; 23a éste, entregado por el
determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por
manos de inicuos, crucificándole;c 24al cual Dios
levantó,d
sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido
por ella. 25Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual
mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no
dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer
los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.e
29Varones hermanos, se os puede
decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro
está con nosotros hasta el día de hoy. 30Pero siendo profeta, y
sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en
cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,f
31viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32A este Jesús
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Así
que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa
del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34Porque
David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que
ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.g
36Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que
a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37Al oír esto, se compungieron de
corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué
haremos? 38Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo. 39Porque para vosotros es la promesa, y
para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare. 40Y con otras muchas palabras testificaba y
les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41Así
que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones.
La vida de los primeros cristianos
43Y sobrevino temor a toda persona;
y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44Todos
los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;h
45y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según
la necesidad de cada uno.i 46Y perseverando
unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón, 47alabando a Dios, y teniendo
favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos.[1]
Deuteronomio
15-16
El año de remisión
15
1Cada siete años harás remisión.
2Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel
que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo
demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de
Jehová. 3Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu
hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, 4para que así no haya
en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra
que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión, 5si
escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos
estos mandamientos que yo te ordeno hoy. 6Ya que Jehová tu Dios te
habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú
no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no
tendrán dominio.
Préstamos a los pobres
7Cuando haya en medio de ti
menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra
que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra
tu hermano pobre, 8sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en
efecto le prestarás lo que necesite.a 9Guárdate
de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año
séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso
para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por
pecado. 10Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón
cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos,
y en todo lo que emprendas. 11Porque no faltarán menesterosos en
medio de la tierra;b por eso yo te mando,
diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Leyes sobre los esclavos
(Ex. 21.1–11)
12Si se vendiere a ti tu hermano
hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás
libre. 13Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las
manos vacías. 14Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu
era y de tu lagar; le darás de aquello en que Jehová te hubiere bendecido.
15Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que
Jehová tu Dios te rescató; por tanto yo te mando esto hoy. 16Si él
te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien
contigo; 17entonces tomarás una lesna, y horadarás su oreja contra
la puerta, y será tu siervo para siempre; así también harás a tu criada.
18No te parezca duro cuando le enviares libre, pues por la mitad del
costo de un jornalero te sirvió seis años; y Jehová tu Dios te bendecirá en
todo cuanto hicieres.c
Consagración de los primogénitos machos
19Consagrarás a Jehová tu Dios todo
primogénito macho de tus vacas y de tus ovejas;d no te
servirás del primogénito de tus vacas, ni trasquilarás el primogénito de tus
ovejas. 20Delante de Jehová tu Dios los comerás cada año, tú y tu
familia, en el lugar que Jehová escogiere. 21Y si hubiere en él
defecto, si fuere ciego, o cojo, o hubiere en él cualquier falta, no lo
sacrificarás a Jehová tu Dios. 22En tus poblaciones lo comerás; el
inmundo lo mismo que el limpio comerán de él, como de una gacela o de un
ciervo. 23Solamente que no comas su sangre;e sobre
la tierra la derramarás como agua.
Fiestas anuales
(Ex. 23.14–17; 34.18–24)
16
1Guardarás el mes de Abib, y harás
pascuaa
a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tu Dios de Egipto, de
noche. 2Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y
de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere para que habite allí su nombre.
3No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan
sin levadura, pan de aflicción, porque aprisa saliste de tierra de Egipto; para
que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra
de Egipto. 4Y no se verá levadura contigo en todo tu territorio
por siete días; y de la carne que matares en la tarde del primer día, no
quedará hasta la mañana. 5No podrás sacrificar la pascua en
cualquiera de las ciudades que Jehová tu Dios te da; 6sino en el
lugar que Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás
la pascua por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto.
7Y la asarás y comerás en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido;
y por la mañana regresarás y volverás a tu habitación. 8Seis días
comerás pan sin levadura, y el séptimo día será fiesta solemne a Jehová tu
Dios; no trabajarás en él.
9Siete semanas contarás; desde que
comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete
semanas. 10Y harás la fiesta solemne de las semanasb
a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres,
según Jehová tu Dios te hubiere bendecido. 11Y te alegrarás
delante de Jehová tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el
levita que habitare en tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda
que estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido
para poner allí su nombre. 12Y acuérdate de que fuiste siervo en
Egipto; por tanto, guardarás y cumplirás estos estatutos.
13La fiesta solemne de los
tabernáculosc harás por siete días, cuando hayas hecho la
cosecha de tu era y de tu lagar. 14Y te alegrarás en tus fiestas
solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el
extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. 15Siete
días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová
escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en
toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
16Tres veces cada año aparecerá
todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la
fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las
semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará
delante de Jehová con las manos vacías; 17cada uno con la ofrenda
de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.
Administración de la justicia
18Jueces y oficiales pondrás en
todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales
juzgarán al pueblo con justo juicio. 19No tuerzas el derecho; no
hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos
de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.d
20La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra
que Jehová tu Dios te da.
21No plantarás ningún árbol para
Aserae
cerca del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás hecho, 22ni te
levantarás estatua,f lo cual aborrece Jehová tu
Dios.[2]
Job 11
Zofar acusa de maldad a Job
11
1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 ¿Las muchas
palabras no han de tener respuesta?
¿Y el hombre que habla mucho
será justificado?
3 ¿Harán tus falacias
callar a los hombres?
¿Harás escarnio y no habrá
quien te avergüence?
4 Tú dices:
Mi doctrina es pura,
Y yo soy limpio delante de tus
ojos.
5 Mas ¡oh,
quién diera que Dios hablara,
Y abriera sus labios contigo,
6 Y te
declarara los secretos de la sabiduría,
Que son de doble valor que las
riquezas!
Conocerías entonces que Dios
te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
7 ¿Descubrirás
tú los secretos de Dios?
¿Llegarás tú a la perfección
del Todopoderoso?
8 Es más alta
que los cielos; ¿qué harás?
Es más profunda que el Seol;
¿cómo la conocerás?
9 Su
dimensión es más extensa que la tierra,
Y más ancha que el mar.
10 Si él pasa,
y aprisiona, y llama a juicio,
¿Quién podrá contrarrestarle?
11 Porque él
conoce a los hombres vanos;
Ve asimismo la iniquidad, ¿y
no hará caso?
12 El hombre
vano se hará entendido,
Cuando un pollino de asno
montés nazca hombre.
13 Si tú
dispusieres tu corazón,
Y extendieres a él tus manos;
14 Si alguna
iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti,
Y no consintieres que more en
tu casa la injusticia,
15 Entonces
levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada
temerás;
16 Y olvidarás
tu miseria,
O te acordarás de ella como de
aguas que pasaron.
17 La vida te
será más clara que el mediodía;
Aunque oscureciere, será como
la mañana.
18 Tendrás
confianza, porque hay esperanza;
Mirarás alrededor, y dormirás
seguro.
19 Te
acostarás, y no habrá quien te espante;
Y muchos suplicarán tu favor.
20 Pero los
ojos de los malos se consumirán,
Y no tendrán refugio;
Y su esperanza será dar su
último suspiro.[3]
b b 2.17–21: Jl. 2.28–32.
c c 2.23: Mt. 27.35; Mr. 15.24; Lc. 23.33;
Jn. 19.18.
d d 2.24: Mt. 28.5–6; Mr. 16.6; Lc. 24.5.
e e 2.25–28: Sal. 16.8–11.
f f 2.30: Sal. 89.3–4; 132.11.
g g 2.34–35: Sal. 110.1.
h h 2.44: Hch. 4.32–35.
i i 2.45: Mt. 19.21; Mr. 10.21; Lc. 12.33;
18.22.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 2.13-47). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a
a 15.7–8: Lv. 25.35.
b
b 15.11: Mt. 26.11; Mr. 14.7;
Jn. 12.8.
c c 15.12–18: Lv. 25.39–46.
d d 15.19: Ex. 13.12.
e e 15.23: Gn. 9.4; Lv. 7.26–27; 17.10–14;
19.26; Dt. 12.16, 23.
a a 16.1–8: Ex. 12.1–20; Lv. 23.5–8; Nm.
28.16–25.
b b 16.9–12: Lv. 23.15–21; Nm. 28.26–31.
c c 16.13–15: Lv. 23.33–36, 39–43; Nm.
29.12–38.
d d 16.19: Ex. 23.6–8; Lv. 19.15.
e e 16.21: Ex. 34.13.
f f 16.22: Lv. 26.1.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 14.29-16.22). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 10.22-11.20). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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