¡Cómo predicar el Evangelio!
¡Teniendo la certeza de que son Buenas
Noticias!
Por Riqui Ricón*
Pero los que fueron
esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio (Hch 8.4).
Evangelio es una palabra griega, euangelízo, que significa anunciar
buenas nuevas o el buen mensaje. Proviene de las palabras, eus, bien, bueno; y ángelos,
ángel, mensajero. Así que, evangelio es sinónimo de ¡Buenas noticias!
Entonces
Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime,
escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales
que hacía. Porque de muchos que
tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos
paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo
en aquella ciudad (Hch 8. 5-8).
Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos, por
lo tanto, siempre que escuches, medites y actúes en Su Palabra, la Biblia, con FE,
creyéndole lo que dice, entonces, las señales te seguirán y, como con toda
buena noticia, la alegría y el gozo se manifestarán.
Y ahora, Señor, mira sus
amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano
para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu
santo Hijo Jesús (Hch 4. 29-30).
Sin importar
el tipo de amenaza que el día de hoy estés enfrentando, tú puedes confiar
plenamente en Tu Padre celestial, que mientras tú compartas esta Buena Noticia
(el Evangelio), Él extenderá Su mano para
que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de Su santo
Hijo Jesús.
Y estas señales seguirán a los
que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán (Mar 16. 17-18).
Ser un creyente significa ser un portador de buenas
noticias. Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo significa ser embajador(a)
de Jesucristo en este mundo caído y agobiado por el pecado y la muerte.
Mat 10:7-8 RV60
Y yendo,
predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. (8)
Sanad enfermos, limpiad leprosos,
resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
¡Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
significa ser hacedor de esas Buenas Noticias!
Si tú no te miras o sientes como un(a) portador(a)
de buenas noticias, entonces, estás permitiendo que las circunstancias te roben
tu Identidad como Hijo(a) del Reino, pues en lugar de escuchar y creer lo que
te dice Dios en Su Palabra, estás escuchando y creyendo otras voces que te
dicen: no puedes, no sirves, no vales, es imposible, ¿cómo tú?, estás muy
grave, nunca va a cambiar, etc., etc.
¡Palabras de fracaso y de derrota que son una total
y rotunda mentira!
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
La Vida que Jesucristo adquirió
para ti, es una buena vida, plena y abundante, se llama, ¡Vida Eterna!
Jua 3:16 RV60
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su
propio Hijo antes que perderte a ti!
1Jn 3:1
NT BAD MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite
que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo
somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende
por qué lo somos.
Así que, el Poder y el Amor de Dios para contigo no
se encuentran limitados ni por las circunstancias, ni por tus emociones y
sentimientos. Si Dios dice que en el nombre de Jesús echarás fuera demonios;
hablarás nuevas lenguas; tomarás en las manos serpientes; beberás cosa
mortífera sin sufrir daño; y que pondrás las manos sobre los enfermos y estos
sanarán, entonces, si tu lo CREES y vas y lo haces, inevitablemente, todo eso
sucederá. ¡Es Palabra de Dios!
Porque
como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y
pan al que come, así será mi palabra que
sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié (Isa 55.10-11).
Cuando basas tu Vida en La Palabra de Dios (en
lugar de tus cinco sentidos con sus emociones y sentimientos), ésta llevará a
cabo todo aquello para lo que fue enviada. ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de
Honor!
Quizá ahora puedas comprender porque Jesús le dijo
a ese padre de familia tan necesitado de un milagro, lo mismo que te está
diciendo hoy a ti:
¡Si puedes creer, al que cree todo le es posible!
(Mar 9.23).
¡Buenas Noticias! No eres la misma persona
fracasada, frustrada y pecadora que solías ser. Eres un(a) auténtico(a) y
legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo; eres nueva creación, un(a) embajador(a)
del Reino y estás sobre la tierra para vencer sobre toda adversidad pues TIENES
DENTRO DE TI esa Vida llena de la Plenitud de Dios que Él ya destino en Su
Palabra para ti.
De
manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun
si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de
Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de
la reconciliación; que Dios estaba en
Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase
por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él (2 Co 5. 16-21).
Tú eres un(a) embajador(a)
apto y habilitado por Dios para anunciar las virtudes de Aquel que te llamó de
las tinieblas a Su Luz admirable.
¡Y éstas, mi amado(a), son muy
Buenas Noticias!
Oremos en voz audible:
Muchas gracias Señor Jesús, porque con tu
sacrificio en esa cruz no solamente pagaste todos mis pecados haciéndome justo(a)
delante del Padre sino que, efectivamente, me diste Vida y una Vida Buena y Abundante.
¡Me diste Vida Eterna! Ahora soy nueva creatura ya que la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte.
Amado Padre celestial, en Tu Hijo Jesús, yo, __________ (tu nombre aquí), tengo
Identidad; soy Tu Hijo(a) y puedo hacer las cosas que Jesús hizo y aún mayores
pues yo creo Tu Palabra. Te creo a Ti, Señor. No miro, ni miraré, a las
circunstancias de mi vida sino a lo que Tú; Dios, dices en Tu Palabra, pues yo
soy, ni más ni menos, quién Tú dices que soy. ¡Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece! ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡De todo
problema, enfermedad o aflicción saldré más que vencedor(a) por medio de Tu
Amor, Señor Jesús! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)!
En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
20 Hch 8.
1-25 / Deu 33-34
/ Job 20
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
20 Hch 8.
1-25 / Deu 33-34
/ Job 20
Hechos
8. 1-25
Saulo persigue a la iglesia
8
1Y Saulo consentía en su muerte. En
aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén;
y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los
apóstoles. 2Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e
hicieron gran llanto sobre él. 3Y Saulo asolaba la iglesia, y
entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la
cárcel.a
Predicación del evangelio en Samaria
4Pero los que fueron esparcidos
iban por todas partes anunciando el evangelio. 5Entonces Felipe,
descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6Y la
gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y
viendo las señales que hacía. 7Porque de muchos que tenían
espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y
cojos eran sanados; 8así que había gran gozo en aquella ciudad.
9Pero había un hombre llamado
Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la
gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10A éste oían
atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es
el gran poder de Dios. 11Y le estaban atentos, porque con sus
artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12Pero cuando
creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de
Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13También creyó Simón
mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales
y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
14Cuando los apóstoles que estaban
en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron
allá a Pedro y a Juan; 15los cuales, habiendo venido, oraron por
ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en
el nombre de Jesús. 17Entonces les imponían las manos, y recibían
el Espíritu Santo. 18Cuando vio Simón que por la imposición de las
manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19diciendo:
Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las
manos reciba el Espíritu Santo. 20Entonces Pedro le dijo: Tu
dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con
dinero. 21No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu
corazón no es recto delante de Dios.b 22Arrepiéntete,
pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento
de tu corazón; 23porque en hiel de amargura y en prisión de maldad
veo que estás. 24Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros
por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.
25Y ellos, habiendo testificado y
hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones
de los samaritanos anunciaron el evangelio.[1]
Deuteronomio
33-34
Moisés bendice a las doce tribus de Israel
33
1Esta es la bendición con la cual
bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese. 2Dijo:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el monte de Parán,
Y vino de entre diez millares de santos,
Con la ley de fuego a su mano derecha.
3 Aun amó a
su pueblo;
Todos los consagrados a él estaban en su mano;
Por tanto, ellos siguieron en tus pasos,
Recibiendo dirección de ti,
4 Cuando
Moisés nos ordenó una ley,
Como heredad a la congregación de Jacob.
5 Y fue rey
en Jesurún,
Cuando se congregaron los jefes del pueblo
Con las tribus de Israel.
6 Viva Rubén,
y no muera;
Y no sean pocos sus varones.
7Y esta bendición profirió para
Judá. Dijo así:
Oye, oh Jehová, la voz de Judá,
Y llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten,
Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.
8A Leví dijo:
Tu Tumim y tu Urima sean para
tu varón piadoso,
A quien probaste en Masah,b
Con quien contendiste en las aguas de Meriba,c
9 Quien dijo
de su padre y de su madre: Nunca los he visto;
Y no reconoció a sus hermanos,
Ni a sus hijos conoció;
Pues ellos guardaron tus palabras,
Y cumplieron tu pacto.
10 Ellos
enseñarán tus juicios a Jacob,
Y tu ley a Israel;
Pondrán el incienso delante de ti,
Y el holocausto sobre tu altar.
11 Bendice, oh
Jehová, lo que hicieren,
Y recibe con agrado la obra de sus manos;
Hiere los lomos de sus enemigos,
Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se
levanten.
12A Benjamín dijo:
El amado de Jehová habitará confiado cerca de él;
Lo cubrirá siempre,
Y entre sus hombros morará.
13A José dijo:
Bendita de Jehová sea tu tierra,
Con lo mejor de los cielos, con el rocío,
Y con el abismo que está abajo.
14 Con los más
escogidos frutos del sol,
Con el rico producto de la luna,
15 Con el
fruto más fino de los montes antiguos,
Con la abundancia de los collados eternos,
16 Y con las
mejores dádivas de la tierra y su plenitud;
Y la gracia del que habitó en la zarza
Venga sobre la cabeza de José,
Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre
sus hermanos.
17 Como el
primogénito de su toro es su gloria,
Y sus astas como astas de búfalo;
Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta
los fines de la tierra;
Ellos son los diez millares de Efraín,
Y ellos son los millares de Manasés.
18A Zabulón dijo:
Alégrate, Zabulón, cuando salieres;
Y tú, Isacar, en tus tiendas.
19 Llamarán a
los pueblos a su monte;
Allí sacrificarán sacrificios de justicia,
Por lo cual chuparán la abundancia de los mares,
Y los tesoros escondidos de la arena.
20A Gad dijo:
Bendito el que hizo ensanchar a Gad;
Como león reposa,
Y arrebata brazo y testa.
21 Escoge lo
mejor de la tierra para sí,
Porque allí le fue reservada la porción del
legislador.
Y vino en la delantera del pueblo;
Con Israel ejecutó los mandatos y los justos
decretos de Jehová.
22A Dan dijo:
Dan es cachorro de león
Que salta desde Basán.
23A Neftalí dijo:
Neftalí, saciado de favores,
Y lleno de la bendición de Jehová,
Posee el occidente y el sur.
24A Aser dijo:
Bendito sobre los hijos sea Aser;
Sea el amado de sus hermanos,
Y moje en aceite su pie.
25 Hierro y
bronce serán tus cerrojos,
Y como tus días serán tus fuerzas.
26 No hay como
el Dios de Jesurún,
Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,
Y sobre las nubes con su grandeza.
27 El eterno
Dios es tu refugio,
Y acá abajo los brazos eternos;
El echó de delante de ti al enemigo,
Y dijo: Destruye.
28 E Israel
habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola
En tierra de grano y de vino;
También sus cielos destilarán rocío.
29 Bienaventurado
tú, oh Israel.
¿Quién como tú,
Pueblo salvo por Jehová,
Escudo de tu socorro,
Y espada de tu triunfo?
Así que tus enemigos serán humillados,
Y tú hollarás sobre sus alturas.
Muerte y sepultura de Moisés
34
1Subió Moisés de los campos de Moab
al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró
Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, 2todo Neftalí, y la
tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental;
3el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de las palmeras,
hasta Zoar. 4Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a
Abraham,a
a Isaacb
y a Jacob,c diciendo: A tu descendencia la daré. Te he
permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá. 5Y murió allí
Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.
6Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y
ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. 7Era Moisés de
edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni
perdió su vigor. 8Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los
campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto
de Moisés.
9Y Josué hijo de Nun fue lleno del
espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los
hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés. 10Y
nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido
Jehová cara a cara;d 11nadie como él
en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de
Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, 12y en
el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista
de todo Israel. [2]
Job 20
Zofar describe las calamidades de los malos
20
1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 Por cierto
mis pensamientos me hacen responder,
Y por tanto me apresuro.
3 La
reprensión de mi censura he oído,
Y me hace responder el
espíritu de mi inteligencia.
4 ¿No sabes
esto, que así fue siempre,
Desde el tiempo que fue puesto
el hombre sobre la tierra,
5 Que la
alegría de los malos es breve,
Y el gozo del impío por un
momento?
6 Aunque
subiere su altivez hasta el cielo,
Y su cabeza tocare en las
nubes,
7 Como su
estiércol, perecerá para siempre;
Los que le hubieren visto
dirán: ¿Qué hay de él?
8 Como sueño
volará, y no será hallado,
Y se disipará como visión
nocturna.
9 El ojo que
le veía, nunca más le verá,
Ni su lugar le conocerá más.
10 Sus hijos solicitarán
el favor de los pobres,
Y sus manos devolverán lo que
él robó.
11 Sus huesos
están llenos de su juventud,
Mas con él en el polvo
yacerán.
12 Si el mal
se endulzó en su boca,
Si lo ocultaba debajo de su
lengua,
13 Si le
parecía bien, y no lo dejaba,
Sino que lo detenía en su
paladar;
14 Su comida
se mudará en sus entrañas;
Hiel de áspides será dentro de
él.
15 Devoró
riquezas, pero las vomitará;
De su vientre las sacará Dios.
16 Veneno de
áspides chupará;
Lo matará lengua de víbora.
17 No verá los
arroyos, los ríos,
Los torrentes de miel y de
leche.
18 Restituirá
el trabajo conforme a los bienes que tomó,
Y no los tragará ni gozará.
19 Por cuanto
quebrantó y desamparó a los pobres,
Robó casas, y no las edificó;
20 Por tanto,
no tendrá sosiego en su vientre,
Ni salvará nada de lo que
codiciaba.
21 No quedó
nada que no comiese;
Por tanto, su bienestar no
será duradero.
22 En el colmo
de su abundancia padecerá estrechez;
La mano de todos los malvados
vendrá sobre él.
23 Cuando se
pusiere a llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el ardor
de su ira,
Y la hará llover sobre él y
sobre su comida.
24 Huirá de
las armas de hierro,
Y el arco de bronce le
atravesará.
25 La saeta le
traspasará y saldrá de su cuerpo,
Y la punta relumbrante saldrá
por su hiel;
Sobre él vendrán terrores.
26 Todas las
tinieblas están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado los
consumirá;
Devorará lo que quede en su
tienda.
27 Los cielos
descubrirán su iniquidad,
Y la tierra se levantará
contra él.
28 Los
renuevos de su casa serán transportados;
Serán esparcidos en el día de
su furor.
29 Esta es la
porción que Dios prepara al hombre impío,
Y la heredad que Dios le
señala por su palabra.[3]
a a 8.1–3: Hch. 22.4–5; 26.9–11.
b b 8.21: Sal. 78.37.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 7.60-8.25). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 33.8: Ex. 28.30.
b b 33.8: Ex. 17.7.
c c 33.8: Ex. 17.7; Nm. 20.13.
a a 34.4: Gn. 12.7.
b b 34.4: Gn. 26.3.
c c 34.4: Gn. 28.13.
d d 34.10: Ex. 33.11.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 32.52-34.12). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 19.29-20.29). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
20 Hch 8.
1-25 / Deu 33-34
/ Job 20
Hechos
8. 1-25
Saulo persigue a la iglesia
8
1Y Saulo consentía en su muerte. En
aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén;
y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los
apóstoles. 2Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e
hicieron gran llanto sobre él. 3Y Saulo asolaba la iglesia, y
entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la
cárcel.a
Predicación del evangelio en Samaria
4Pero los que fueron esparcidos
iban por todas partes anunciando el evangelio. 5Entonces Felipe,
descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6Y la
gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y
viendo las señales que hacía. 7Porque de muchos que tenían
espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y
cojos eran sanados; 8así que había gran gozo en aquella ciudad.
9Pero había un hombre llamado
Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la
gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10A éste oían
atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es
el gran poder de Dios. 11Y le estaban atentos, porque con sus
artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12Pero cuando
creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de
Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13También creyó Simón
mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales
y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
14Cuando los apóstoles que estaban
en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron
allá a Pedro y a Juan; 15los cuales, habiendo venido, oraron por
ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en
el nombre de Jesús. 17Entonces les imponían las manos, y recibían
el Espíritu Santo. 18Cuando vio Simón que por la imposición de las
manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19diciendo:
Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las
manos reciba el Espíritu Santo. 20Entonces Pedro le dijo: Tu
dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con
dinero. 21No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu
corazón no es recto delante de Dios.b 22Arrepiéntete,
pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento
de tu corazón; 23porque en hiel de amargura y en prisión de maldad
veo que estás. 24Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros
por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.
25Y ellos, habiendo testificado y
hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones
de los samaritanos anunciaron el evangelio.[1]
Deuteronomio
33-34
Moisés bendice a las doce tribus de Israel
33
1Esta es la bendición con la cual
bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese. 2Dijo:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el monte de Parán,
Y vino de entre diez millares de santos,
Con la ley de fuego a su mano derecha.
3 Aun amó a
su pueblo;
Todos los consagrados a él estaban en su mano;
Por tanto, ellos siguieron en tus pasos,
Recibiendo dirección de ti,
4 Cuando
Moisés nos ordenó una ley,
Como heredad a la congregación de Jacob.
5 Y fue rey
en Jesurún,
Cuando se congregaron los jefes del pueblo
Con las tribus de Israel.
6 Viva Rubén,
y no muera;
Y no sean pocos sus varones.
7Y esta bendición profirió para
Judá. Dijo así:
Oye, oh Jehová, la voz de Judá,
Y llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten,
Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.
8A Leví dijo:
Tu Tumim y tu Urima sean para
tu varón piadoso,
A quien probaste en Masah,b
Con quien contendiste en las aguas de Meriba,c
9 Quien dijo
de su padre y de su madre: Nunca los he visto;
Y no reconoció a sus hermanos,
Ni a sus hijos conoció;
Pues ellos guardaron tus palabras,
Y cumplieron tu pacto.
10 Ellos
enseñarán tus juicios a Jacob,
Y tu ley a Israel;
Pondrán el incienso delante de ti,
Y el holocausto sobre tu altar.
11 Bendice, oh
Jehová, lo que hicieren,
Y recibe con agrado la obra de sus manos;
Hiere los lomos de sus enemigos,
Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se
levanten.
12A Benjamín dijo:
El amado de Jehová habitará confiado cerca de él;
Lo cubrirá siempre,
Y entre sus hombros morará.
13A José dijo:
Bendita de Jehová sea tu tierra,
Con lo mejor de los cielos, con el rocío,
Y con el abismo que está abajo.
14 Con los más
escogidos frutos del sol,
Con el rico producto de la luna,
15 Con el
fruto más fino de los montes antiguos,
Con la abundancia de los collados eternos,
16 Y con las
mejores dádivas de la tierra y su plenitud;
Y la gracia del que habitó en la zarza
Venga sobre la cabeza de José,
Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre
sus hermanos.
17 Como el
primogénito de su toro es su gloria,
Y sus astas como astas de búfalo;
Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta
los fines de la tierra;
Ellos son los diez millares de Efraín,
Y ellos son los millares de Manasés.
18A Zabulón dijo:
Alégrate, Zabulón, cuando salieres;
Y tú, Isacar, en tus tiendas.
19 Llamarán a
los pueblos a su monte;
Allí sacrificarán sacrificios de justicia,
Por lo cual chuparán la abundancia de los mares,
Y los tesoros escondidos de la arena.
20A Gad dijo:
Bendito el que hizo ensanchar a Gad;
Como león reposa,
Y arrebata brazo y testa.
21 Escoge lo
mejor de la tierra para sí,
Porque allí le fue reservada la porción del
legislador.
Y vino en la delantera del pueblo;
Con Israel ejecutó los mandatos y los justos
decretos de Jehová.
22A Dan dijo:
Dan es cachorro de león
Que salta desde Basán.
23A Neftalí dijo:
Neftalí, saciado de favores,
Y lleno de la bendición de Jehová,
Posee el occidente y el sur.
24A Aser dijo:
Bendito sobre los hijos sea Aser;
Sea el amado de sus hermanos,
Y moje en aceite su pie.
25 Hierro y
bronce serán tus cerrojos,
Y como tus días serán tus fuerzas.
26 No hay como
el Dios de Jesurún,
Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,
Y sobre las nubes con su grandeza.
27 El eterno
Dios es tu refugio,
Y acá abajo los brazos eternos;
El echó de delante de ti al enemigo,
Y dijo: Destruye.
28 E Israel
habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola
En tierra de grano y de vino;
También sus cielos destilarán rocío.
29 Bienaventurado
tú, oh Israel.
¿Quién como tú,
Pueblo salvo por Jehová,
Escudo de tu socorro,
Y espada de tu triunfo?
Así que tus enemigos serán humillados,
Y tú hollarás sobre sus alturas.
Muerte y sepultura de Moisés
34
1Subió Moisés de los campos de Moab
al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró
Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, 2todo Neftalí, y la
tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental;
3el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de las palmeras,
hasta Zoar. 4Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a
Abraham,a
a Isaacb
y a Jacob,c diciendo: A tu descendencia la daré. Te he
permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá. 5Y murió allí
Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.
6Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y
ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. 7Era Moisés de
edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni
perdió su vigor. 8Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los
campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto
de Moisés.
9Y Josué hijo de Nun fue lleno del
espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los
hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés. 10Y
nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido
Jehová cara a cara;d 11nadie como él
en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de
Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, 12y en
el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista
de todo Israel. [2]
Job 20
Zofar describe las calamidades de los malos
20
1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 Por cierto
mis pensamientos me hacen responder,
Y por tanto me apresuro.
3 La
reprensión de mi censura he oído,
Y me hace responder el
espíritu de mi inteligencia.
4 ¿No sabes
esto, que así fue siempre,
Desde el tiempo que fue puesto
el hombre sobre la tierra,
5 Que la
alegría de los malos es breve,
Y el gozo del impío por un
momento?
6 Aunque
subiere su altivez hasta el cielo,
Y su cabeza tocare en las
nubes,
7 Como su
estiércol, perecerá para siempre;
Los que le hubieren visto
dirán: ¿Qué hay de él?
8 Como sueño
volará, y no será hallado,
Y se disipará como visión
nocturna.
9 El ojo que
le veía, nunca más le verá,
Ni su lugar le conocerá más.
10 Sus hijos solicitarán
el favor de los pobres,
Y sus manos devolverán lo que
él robó.
11 Sus huesos
están llenos de su juventud,
Mas con él en el polvo
yacerán.
12 Si el mal
se endulzó en su boca,
Si lo ocultaba debajo de su
lengua,
13 Si le
parecía bien, y no lo dejaba,
Sino que lo detenía en su
paladar;
14 Su comida
se mudará en sus entrañas;
Hiel de áspides será dentro de
él.
15 Devoró
riquezas, pero las vomitará;
De su vientre las sacará Dios.
16 Veneno de
áspides chupará;
Lo matará lengua de víbora.
17 No verá los
arroyos, los ríos,
Los torrentes de miel y de
leche.
18 Restituirá
el trabajo conforme a los bienes que tomó,
Y no los tragará ni gozará.
19 Por cuanto
quebrantó y desamparó a los pobres,
Robó casas, y no las edificó;
20 Por tanto,
no tendrá sosiego en su vientre,
Ni salvará nada de lo que
codiciaba.
21 No quedó
nada que no comiese;
Por tanto, su bienestar no
será duradero.
22 En el colmo
de su abundancia padecerá estrechez;
La mano de todos los malvados
vendrá sobre él.
23 Cuando se
pusiere a llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el ardor
de su ira,
Y la hará llover sobre él y
sobre su comida.
24 Huirá de
las armas de hierro,
Y el arco de bronce le
atravesará.
25 La saeta le
traspasará y saldrá de su cuerpo,
Y la punta relumbrante saldrá
por su hiel;
Sobre él vendrán terrores.
26 Todas las
tinieblas están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado los
consumirá;
Devorará lo que quede en su
tienda.
27 Los cielos
descubrirán su iniquidad,
Y la tierra se levantará
contra él.
28 Los
renuevos de su casa serán transportados;
Serán esparcidos en el día de
su furor.
29 Esta es la
porción que Dios prepara al hombre impío,
Y la heredad que Dios le
señala por su palabra.[3]
a a 8.1–3: Hch. 22.4–5; 26.9–11.
b b 8.21: Sal. 78.37.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 7.60-8.25). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 33.8: Ex. 28.30.
b b 33.8: Ex. 17.7.
c c 33.8: Ex. 17.7; Nm. 20.13.
a a 34.4: Gn. 12.7.
b b 34.4: Gn. 26.3.
c c 34.4: Gn. 28.13.
d d 34.10: Ex. 33.11.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 32.52-34.12). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 19.29-20.29). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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