25 de Marzo
¡Soy espíritu perfecto!
Por Riqui Ricón*
y el polvo
vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio (Ecl 12.7).
La Biblia, que es la palabra de
Dios y no miente, te enseña claramente que tú, como todos los seres humanos, fuiste
creada(o) a imagen y semejanza de Dios, y así como Dios es Espíritu, tú también
eres espíritu.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó (Gen 1.26-27).
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (Jn 4.24).
Así pues, ser espíritu es la
esencia misma de tu ser que, al igual a Dios, está compuesto de tres partes:
espíritu, alma y cuerpo. Sin embargo, de los tres, lo que realmente te define
es que tú eres espíritu. No tienes un espíritu, sino que eres espíritu.
Comprender esto hará una gran diferencia en tu vida y en tu forma de vivir como
creyente.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo (1 Tes 5.23).
Durante mucho tiempo se te ha
enseñado erróneamente que el ser humano está formado por cuerpo, alma y
espíritu, dejando al espíritu al final, como algo vago, etéreo y de difícil
descripción que forma parte de ti y que quizás llegues a comprender cuando, al
fin, estés delante de la Presencia de Dios. Esta ha sido una enseñanza que te
lleva a poner toda tu atención en el cuerpo y el alma, en lo que ves, en lo que
sientes, en lo que puedes tocar y medir. Dejando todo lo espiritual en un plano
de muy difícil comprensión.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las
palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).
Dado que has sido enseñada(o) a
creer que tienes un espíritu y que tu cuerpo y alma son las partes importantes
de tu ser, es muy conveniente que todos los días te digas a ti mismo en voz
audible: “soy espíritu, no tengo un espíritu sino que yo, Riqui Ricón (aquí va
tu nombre), soy espíritu, tengo un alma y vivo dentro de un cuerpo. Yo estaba
muerta(o) en mis delitos y pecados, pero, por el Amor de Dios, he sido
justificada(o) y perdonada(o) en la Sangre de Jesús para ser hecha(o) por Dios
Nueva creatura, un espíritu nuevo”.
¿Por qué es esto tan importante?
Porque la esencia del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, eres tú, un espíritu
Nuevo. Dios prometió darte, por medio de Jesucristo, un corazón nuevo y al
Espíritu Santo para que viva en ti, pero en cuanto a ti se refiere, a tu
esencia misma, Él prometió hacerte espíritu Nuevo: ¡un(a) Hija(o) de Dios
Nacida(o) de Nuevo!
He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con la casa de Israel y con
la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui
yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová;
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Os daré corazón nuevo, y
pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el
corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los
pongáis por obra (Eze 36.26-27).
Y eres de tal naturaleza, hecha(o)
Nueva Creación, que la semilla que Dios utilizó para regenerarte fue Su Propia
Palabra, la cual es incorruptible. Así que, ya no eres más aquella (aquel)
mujer (hombre) corrompida(o) por el pecado y sus deseos, sino que, ahora eres
un espíritu TOTALMENTE NUEVO, ¡creada(o) PERFECTA(O) por Dios!
siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que
vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
pero Cristo, habiendo ofrecido
una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la
diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por
estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda
hizo perfectos para siempre a los santificados (He
10.12-14).
Así que ¡buenas noticias! No por
nada que tú o yo hayamos hecho o merecido sino por Su Gran Amor con que nos amó
al derramar Su Sangre hasta la última gota como el justo precio por nuestros
pecados y en cumplimiento a ese Nuevo Pacto, a Su Palabra, somos, literalmente,
Hijas e Hijos del Dios Vivo y hermanos de Jesucristo. ¡Perfectos, Justos y
Santos!
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
Declaremos: Amado Padre
celestial, muchas gracias por haberme dado a Tu Hijo Jesús. Creo y declaro lo
que Tú, Señor, dices que soy: una/un Hija/Hijo Tuya/Tuyo Nacida/Nacido de
Nuevo, regenerada/regenerado de la semilla incorruptible que es Tu Palabra. Soy
perfecta/perfecto, santa/santo y justa/justo para vivir plena y abundantemente
sobre la tierra y manifestar la libertad gloriosa de Tus Hijas e Hijos. En el
nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
25 Mat
21.28-46 / Núm 19-20 / Ecl 12
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