miércoles, 25 de marzo de 2020

¡Soy espíritu perfecto!














25  de Marzo
¡Soy espíritu perfecto!
Por Riqui Ricón*
y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio (Ecl 12.7).
La Biblia, que es la palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que tú, como todos los seres humanos, fuiste creada(o) a imagen y semejanza de Dios, y así como Dios es Espíritu, tú también eres espíritu.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,  conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó (Gen 1.26-27).
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (Jn 4.24).
Así pues, ser espíritu es la esencia misma de tu ser que, al igual a Dios, está compuesto de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. Sin embargo, de los tres, lo que realmente te define es que tú eres espíritu. No tienes un espíritu, sino que eres espíritu. Comprender esto hará una gran diferencia en tu vida y en tu forma de vivir como creyente.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (1 Tes 5.23).
Durante mucho tiempo se te ha enseñado erróneamente que el ser humano está formado por cuerpo, alma y espíritu, dejando al espíritu al final, como algo vago, etéreo y de difícil descripción que forma parte de ti y que quizás llegues a comprender cuando, al fin, estés delante de la Presencia de Dios. Esta ha sido una enseñanza que te lleva a poner toda tu atención en el cuerpo y el alma, en lo que ves, en lo que sientes, en lo que puedes tocar y medir. Dejando todo lo espiritual en un plano de muy difícil comprensión.
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).
Dado que has sido enseñada(o) a creer que tienes un espíritu y que tu cuerpo y alma son las partes importantes de tu ser, es muy conveniente que todos los días te digas a ti mismo en voz audible: “soy espíritu, no tengo un espíritu sino que yo, Riqui Ricón (aquí va tu nombre), soy espíritu, tengo un alma y vivo dentro de un cuerpo. Yo estaba muerta(o) en mis delitos y pecados, pero, por el Amor de Dios, he sido justificada(o) y perdonada(o) en la Sangre de Jesús para ser hecha(o) por Dios Nueva creatura, un espíritu nuevo”.
¿Por qué es esto tan importante? Porque la esencia del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, eres tú, un espíritu Nuevo. Dios prometió darte, por medio de Jesucristo, un corazón nuevo y al Espíritu Santo para que viva en ti, pero en cuanto a ti se refiere, a tu esencia misma, Él prometió hacerte espíritu Nuevo: ¡un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo!
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.26-27).
Y eres de tal naturaleza, hecha(o) Nueva Creación, que la semilla que Dios utilizó para regenerarte fue Su Propia Palabra, la cual es incorruptible. Así que, ya no eres más aquella (aquel) mujer (hombre) corrompida(o) por el pecado y sus deseos, sino que, ahora eres un espíritu TOTALMENTE NUEVO, ¡creada(o) PERFECTA(O) por Dios!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.12-14).
Así que ¡buenas noticias! No por nada que tú o yo hayamos hecho o merecido sino por Su Gran Amor con que nos amó al derramar Su Sangre hasta la última gota como el justo precio por nuestros pecados y en cumplimiento a ese Nuevo Pacto, a Su Palabra, somos, literalmente, Hijas e Hijos del Dios Vivo y hermanos de Jesucristo. ¡Perfectos, Justos y Santos!
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
Declaremos: Amado Padre celestial, muchas gracias por haberme dado a Tu Hijo Jesús. Creo y declaro lo que Tú, Señor, dices que soy: una/un Hija/Hijo Tuya/Tuyo Nacida/Nacido de Nuevo, regenerada/regenerado de la semilla incorruptible que es Tu Palabra. Soy perfecta/perfecto, santa/santo y justa/justo para vivir plena y abundantemente sobre la tierra y manifestar la libertad gloriosa de Tus Hijas e Hijos. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 25                               Mat 21.28-46 /  Núm 19-20 /  Ecl 12











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