sábado, 28 de marzo de 2020

¡Cómo confiar en Dios!















28  de Marzo


¡Cómo confiar en Dios!




¡Conociéndole! ¡Sabiendo que Él no puede mentir!
Por Riqui Ricón*
Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla” (Núm 23:18-20 RV60).
Qué fuertes y poderosas son las palabras que Dios le dirige al rey Balac, enemigo de los israelitas. Es lo mismo que Dios, tu Padre, le dice hoy a cualquiera de tus enemigos: tristeza, enfermedad, pobreza, escases, angustio, depresión, etc. Primero les llama la atenció y les dice: “Escúchenme bien, Yo soy Dios, el Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Yo no soy un ser humano para mentir, tampoco me arrepiento de bendecir a mis Hijos. Lo que Yo he dicho acerca de Mi Hijo(a) Riqui Ricón (tu nombre aquí), ¿no lo voy a hacer? Lo que Yo he hablado respecto a Mi Hijo(a) Riqui Ricón (tu nombre aquí), ¿no lo voy a ejecutar? Yo he dado orden de bendecir a Riqui Ricón (tu nombre aquí); He dado mi bendición a Riqui Ricón (tu nombre aquí), y nada ni nadie podrá revocarla”.
Pero, ¿sabes tú cuáles son esas Palabras de Bendición y protección que Dios, tu Padre, ha decretado a tu favor?
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.  Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” (Ose 4:6 RV60).
El ser ignorante de la Palabra de Dios te pone en gran peligro pues quedas a merced de tus enemigos.
Mediten bien en todo lo que les he declarado solemnemente este día, y díganles a sus hijos que obedezcan fielmente todas las palabras de esta ley. Porque no son palabras vanas para ustedes, sino que de ellas depende su vida; por ellas vivirán mucho tiempo en el territorio que van a poseer al otro lado del Jordán” (Deu 32:46-47 NVI).
De hecho, como puedes ver, tu vida depende de que pongas toda tu atención a La Biblia, que es La Palabra de Dios.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?” (Mar 12:24 RV60).
Así que, en estos tiempos tan emocionantes y de gran necesidad, te animo a que no falles por ignorar las Escrituras y el poder de Dios. Creamos y declaremos que Dios NO miente y que Su protección y Bendición está sobre nosotros. Pero, ¿cómo se hace esto?
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Jos 1:8 RV60).
Pon La Palabra de Dios, La Biblia, en tu boca, mente y corazón; creela y declarala con certeza, sin dudar, sobre tu vida, tu cuerpo, tus finanzas, tu familia, tu congregación, tu país, etc.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, se perfectamente que La Biblia es Tu Palabra y que es La Verdad. Se que Tú no mientes en nada y que Tus planes respecto a mi persona son buenos, agradables y perfectos. Por eso hoy puedo orar a Ti con confianza y certeza dentro de mi corazón y decirte que yo, Riqui Ricón (tu nombre aquí) ________, soy el que habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te digo a Ti, Jesús: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confiaré. Tú me librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Tus plumas me cubrirás, y debajo de Tus alas estaré seguro(a); Escudo y adarga es Tu verdad. No temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, y diez mil a mi diestra; mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová, que eres mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, No me sobrevendrá mal, ni plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandará acerca de mí, que me guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, para que mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; hollaré al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti, Jesús, yo he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. En el día que todos tienen miedo, Yo en ti confío. En Ti, mi Dios, alabaré Tu palabra; En Ti he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? Señor Jesús, Tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Tú eres la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. Tú eres mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me harás descansar; Junto a aguas de reposo me pastorearás. Confortarás mi alma; Me guiarás por sendas de justicia por amor de Tu nombre y Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; Tu vara y tu cayado me infunden aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en Tu casa, mi Señor, moraré por largos días. Así que, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Marzo 28                                            Mat 23.1-12 /  Núm 22.41-23.26 /  Can 3.6-5.1











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