10 de Marzo
¡La mejor tierra!
Por Riqui Ricón*
Oíd, pues, vosotros la
parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y
no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado
en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir
la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de
este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace
infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el
que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno (Mat 13.18-23).
Jesucristo dijo que aquel que
entiende la parábola del sembrador puede entender las demás parábolas (Mar
4.13). Es de vital importancia en nuestras vidas comprender esta parábola pues
es la base y fundamento de la vida en el reino de Dios.
¡La semilla es la Palabra de
Dios! Uno de los obstáculos que nos impiden vivir vidas victoriosas como
Hijas/Hijos de Dios Nacidas/Nacidos de Nuevo es que continuamente estamos
esforzándonos por dar fruto olvidando que nosotros no somos la semilla y, por
lo tanto, no podemos dar fruto. ¡La semilla es la Palabra de Dios! Así que, no
es nuestro fruto sino el de la Palabra, la Biblia.
La semilla sólo necesita buena
tierra y las condiciones adecuadas de temperatura y humedad para germinar y
comenzar a dar fruto. Tú y yo, somos esa buena tierra, de hecho, es en nuestra
mente y corazón donde se siembra la Palabra de Dios.
Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo,
y arrebata lo que fue sembrado en su corazón… Mas el que fue sembrado en buena
tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a
ciento, a sesenta, y a treinta por uno (Mat 13. 19, 23).
¡Evangelio! ¡Buenas Noticias! No
importa la situación que estés viviendo hoy, ni cómo te veas a ti misma/mismo o
cómo te sientas en este momento, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no
puede mentir, establece claramente que tú, sí, tú eres esa buena tierra donde ya
ha sido sembrada la semilla y está comenzando la cosecha del ciento por uno.
Dios te hizo así. Él lo prometió y lo estableció en el Nuevo Pacto en la Sangre
de Jesús.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en su
mente, y la escribiré en su corazón;
y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo (Jer
31.33).
Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis
mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez
36.26-27).
Piénsalo muy bien, tú eres
esa/ese Hija/Hijo de Dios Nacida/Nacido de Nuevo creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24),
con un corazón nuevo donde Dios ya ha escrito Su ley para ser establecidos en
esta tierra llevando fruto al ciento por uno. Si puedes creer, al que cree todo
le es posible.
Así que, hoy es un buen día para
someterte a Dios y resistir al diablo para que este huya de ti. Deja de recibir
esos pensamientos de fracaso, condenación y rechazo, y comienza a declarar lo
que Dios dice acerca de ti:
¡Soy buena tierra,
establecida/establecido en Cristo Jesús para dar mucho fruto! ¡Soy más que
vencedora/vencedor por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Soy
amada/amado de Dios y llamada/llamado Su Hija/Hijo! ¡Soy una/un Hija/Hijo de
Dios Nacida/Nacido de Nuevo no de una semilla corruptible, sino de una
incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! ¡Por
Cristo Jesús soy espíritu nuevo creado por Dios en la justicia y santidad de la
verdad! ¡Mayor es Él, que está en mí y conmigo, que el que está en el mundo!
¿Qué pues diré a todo esto? Si
Dios es conmigo ¿quién contra mí?
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
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