05 de Marzo
¡Cómo se vive una Vida Victoriosa!
¡Sin miedo!
Por Riqui Ricón*
No tengáis miedo de los que pueden matar el cuerpo,
pero no pueden matar el alma; antes bien, temed a aquel que puede destruir el
alma y el cuerpo en el infierno. ¿Cuánto puede valer un par de pájaros? ¡Muy
poco dinero! Sin embargo, ni uno solo de ellos cae a tierra sin el
consentimiento de vuestro Padre. Pues vosotros sabed que hasta el último de
vuestros cabellos está contado; por tanto no tengáis miedo, pues más valéis
vosotros que muchos pájaros (Mat 10.28-31 CST).
Cada vez que te parezca que estás
en aprietos; cada vez que comiences a sentir angustia o preocupación o miedo,
recuerda que tú puedes combatir esos estados de ánimo utilizando tu fe. ¿Cómo
se hace esto? Sólo busca en la Biblia las promesas de tu Padre celestial y
recuerda cuánto vales tú para Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Si Dios te
valora tanto que hizo semejante sacrificio por Amor a ti, ¿crees que se puede
olvidar de ti dejándote a la deriva a merced de tus problemas, enfermedades o
aflicciones? ¡No! ¡Nada de eso!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).
Ahora que
estás en Cristo Jesús, Dios te ha llamado Su propio(a) Hijo(a), ¡y eso es lo
que eres! Ahora que estás en Cristo Jesús, Dios, como buen Padre velará y
cuidará de ti.
O acaso no
dice la Escritura, ¿Qué hombre hay de
vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le
pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo
malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Así que, sin
importar cuales sean los problemas, enfermedades, aflicciones o retos que estés
enfrentando el día de hoy, deshazte de todo temor y hecha fuera de tu vida la
angustia y la ansiedad, pues,
Aunque ande en valle de sombra de
muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento (Sal 23.4).
Y como si fuera
poco que Dios mismo esté contigo, a tu lado, sosteniéndote e infundiéndote
aliento, la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te dice claramente
que,
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Rom 8.15).
Vivir con miedo
es vivir esclavo. Sin embargo, es tu identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo la que te da la victoria sobre el espíritu de esclavitud y de temor.
Qué, pues, diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom 8.31).
Piénsalo bien,
siendo tú Hijo(a) legítimo(a) del único Dios Todopoderoso, ¿qué habrías de
temer?
Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de
atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y
mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un
ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante
guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).
La próxima vez
que te sientas tentado a ceder ante la angustia y la preocupación, sin importar
la magnitud de tus circunstancias, levanta tus manos a Dios y comienza alabarle
porque tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios y en todas las cosas eres más que
vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, es muy
hermoso saberme tan amado(a) por Ti. Gracias, Señor Jesús, porque no sólo
proveíste para mí el perdón de mis pecados sino que me hiciste justicia de Dios
en Ti y me reconciliaste con Dios haciéndome hermano(a) Tuyo(a) e Hijo(a) del
Padre. Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el
Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto en Tu Palabra, la Biblia,
me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. Soy libre para recibir,
por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir,
por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, amado
Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son
mías y para mí. Hoy puedo
orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en
mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de
Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia;
creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y
vivir prospero(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de
temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la
Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi
Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas,
absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor por medio del Amor de
Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y
la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso,
pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he
sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de
Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
5 Mat 10.26-42
/
Lev 9-10 / Pro 23
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