20 de Marzo
¡El maligno no me toca!
Por Riqui Ricón*
Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean
dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen. Y
cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de
Israel (Num 10.35-36).
Saber que Yahvé, Jehová, el único
Dios vivo y verdadero te acompaña en las jornadas diarias, y aún de noche,
brinda gran confianza a todos aquellos que creen en Dios. Sin embargo, tener la
certeza de que el creador del universo, el creador del cielo y de la tierra, de
todo lo visible e invisible, es tu propio Padre y Él te mira como un(a) Hija(o),
esto sí es una verdadera garantía de seguridad.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra
mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos
tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi
corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque
tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa
delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi
copa está rebosando (Sal 23.4-5).
Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro
viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al
resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni
dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a
tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te
guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu
entrada Desde ahora y para siempre (Sal 121).
Pero, ¿cómo
puede el Dios Santo y Justo hacer todo esto para ti, siendo tú como has sido y
haber hecho lo que hiciste con tu vida?
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo
(por gracia sois salvos), y juntamente
con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efe 2.4-7).
Nunca
olvides que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para
pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Por la Sangre de Jesús, derramada
hasta la última gota por Amor a ti, todos tus pecados fueron pagados, por lo
tanto, haz sido hecha(o) justa(o); Dios te ha perdonado y ahora tú has sido
apartada(o) –santificada(o)- para ser adoptada(o) Hija(o) Suya(o) por medio de Jesucristo, según el
puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios
la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mat 6.30-33).
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo
malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos
dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el
que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios,
no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el
maligno no le toca (1 Jn 5.18).
No dudes más, pues el mismísimo
Dios, con Su Palabra, la Biblia, que no puede mentir, te ha declarado un(a)
Hija(o) Amada(o) por Él.
No te dejes engañar, la Verdad es
que tú eres lo que la Biblia dice que eres: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de
Nuevo. Y esto, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que
es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
¡Dios no miente! Así que, sin
importar tu situación, circunstancias o sentimientos, TÚ NO PRACTICAS el pecado
y Aquel que fue engendrado por Dios, Jesucristo mismo, te guarda y el maligno
no te toca.
Mirad cuál amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados (llamados por Él) hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
¡Jesús es tu guardador y el
maligno no te toca!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias
por tanto y tan grande Amor. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí en aquella
cruz, hoy puedo declarar que Tú eres mi luz y
mi salvación; ¿de quién temeré? Tú eres la fortaleza de mi vida; ¿de quién he
de atemorizarme? Cuando se juntan contra mí los malignos, mis angustiadores y
mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropiezan y caen. Aunque un
ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante
guerra, Yo estaré confiado, pues Aunque ande en valle de sombra de muerte, No
temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán
aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges
mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Señor Jesús, Alzaré mis ojos a
los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Ti, Señor, Que hiciste
los cielos y la tierra. No darás mi pie al resbaladero, Ni Te dormirás Tú, el
que me guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a _____________
(tu nombre aquí). Jehová, Tú eres mi guardador; Jehová, Tú eres mi sombra a mi
mano derecha. El sol no me fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová, Tú
me guardarás de todo mal; Tú guardarás mi alma. Jehová, Tú guardarás mi salida
y mi entrada Desde ahora y para siempre. Precioso Dios, yo
confío en Ti. He creído Tu Palabra, la Biblia, y sé que sé, que voy a salir más
que vencedor(a) de toda circunstancia, problema y enfermedad. ¡Soy un(a)
Hija(o) Tuya(o)! ¡Mi Padre eres Tú, el Todopoderoso Dios! ¡Cristo Jesús es mi
Señor, Salvador y Redentor! ¡Nada ni nadie en este mundo me puede apartar del
Amor de Dios, mi Padre! Así que, resisto todo engaño y mentira. ¡Me resisto a
temer! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre!
¡Soy prospera(o)! ¡Voy a vivir mi Vida en la Plenitud del Amor, y del gozo, y
de la paz que sobrepasa todo entendimiento! ¡Este es mi derecho! ¡Soy un(a)
Hija(o) de Dios! ¡Estoy arriba y no abajo! ¡Soy cabeza y no cola! En el nombre
de Jesús. Amén
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
20 Mat
19.1-15 / Núm 9-10 / Ecl 7
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?