5 de Septiembre
¡No morirás jamás!
Por Riqui Ricón*
--Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí vivirá, aunque
muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
--Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo (Jn
11. 25-27 NVI).
Que hermoso es saber que Dios te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Pero aún más
hermoso que saber que Dios te ama tanto es CREERLO, tener la plena certeza de
ello, pues al que cree TODO le es posible.
La clave del Evangelio, las Buenas Nuevas, estriba
en tu fe, esto es, tener la certeza que la Voluntad de Dios para contigo
siempre ha sido buena, agradable y perfecta. Desde antes que el tiempo
existiera Él ya te amaba y siempre ha sido su deseo tenerte a Su lado. Él
diseñó y creó el universo para compartirlo contigo, por lo que, Su propósito al
llamarte a la existencia es obviamente, ¡tener comunión contigo!
Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió
en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados
hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.3-5).
Tú fuiste creado para disfrutar de la compañía de
Dios y también para que Él disfrute de ti. Así que, por ese propósito y ese
Amor que Dios siente por ti, Él resolvió el problema del pecado y de la muerte
que el pecado produce, y lo resolvió en definitiva regalándote la Vida Eterna
de Su propio Hijo mediante la justicia que es en Cristo Jesús.
Mas ahora, libres del dominio del pecado y hechos esclavos al servicio
de Dios, obtenéis el beneficio de la santidad y la vida eterna; porque, como
sabéis, la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es la vida eterna
que nos ofrece en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.22-23 CST).
¿Te das cuenta? ¡Se trata de la Vida Eterna del
Hijo de Dios! Y sólo el Señor Jesús te la puede dar.
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a
tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo
poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento
recibí de mi Padre (Jn 10.17-18).
Tu
adversario, el diablo, ha tratado con todos los medios posibles de desestimar
el Poder de la Vida Eterna delante de tus ojos, para que pienses y creas que
tan sólo es un mero concepto religioso, vago e indefinido. Pero esto NO es así,
y hoy es un buen día para que reflexiones en ello. La Vida Eterna es la Vida
misma de Cristo Jesús. Sólo Dios es Eterno (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Así
que la Vida Eterna es un atributo exclusivo de la divinidad de Jesús.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo
les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano (Jn 10.27-28).
Jesús venció
a la muerte y te ha extendido una invitación para ser parte de Su Familia, para
que seas un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir; pero yo he venido para
darles vida, una vida rica y permanente (Jn 10.10 CST).
Ahora bien, lo realmente sombroso del Evangelio es
que todo esto se compró para ti y está a tu disposición por medio de la fe. Y
esto, la fe, no es otra cosa más que creer
la Palabra de Dios. Creer que Dios no miente y que es Verdad todo lo que Él
dice.
Ahora pues, a quienes pertenecemos a Cristo Jesús no nos espera ya
ninguna condenación, porque la ley del poderoso Espíritu de vida que recibimos
por medio de la fe en Cristo Jesús, nos libera de la ley del pecado y de la
muerte (Ro 8.1-2 CST).
Esto es tan cierto que, Jesús,
el Hijo de Dios, el Señor y Salvador de toda la humanidad, te afirma
categóricamente el día de hoy, Yo soy la
resurrección y la vida. El que cree en
mí vivirá, aunque muera; y todo el que
vive y cree en mí no morirá jamás.
¡La Vida Eterna te ha sido concedida!
Todo el que cree que Jesús es el Cristo,
ha nacido de Dios (1 Jn 5.1a NVI).
¡Por tu fe, por creerle a Dios
creyendo Su Palabra, tú has nacido de Dios!
Pues ustedes han nacido de nuevo,
no de simiente perecedera, sino
de simiente imperecedera, mediante la
palabra de Dios que vive y permanece (1 P 1.23 NVI).
¡Por tu fe, por creerle a Dios creyendo Su
Palabra, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, hecho(a) Eterno
por la Palabra de Dios!
También, en otro lugar, dice la Escritura: "Yo pondré en Dios mi
confianza". Y una vez más: "Aquí estoy, con los hijos que Dios me ha
dado". Puesto que nosotros, hijos de Dios, somos seres de carne y hueso,
también de carne y hueso nació Cristo Jesús; porque solamente siendo de naturaleza
igual a la nuestra podía morir, para destruir con su propia muerte al que tenía
el imperio de la muerte, es decir, al diablo. Y solo así podía liberar a
quienes, por temor a la muerte, estaban sometidos a esclavitud a lo largo de
toda su vida (He 2.13-15 CST).
¡El pecado y la muerte han sido vencidos por Cristo
Jesús! Lo hizo por Amor a ti, para liberarte de esa esclavitud generada por el
miedo a la muerte. Puedes dejar de tener miedo a la muerte pues la muerte ya
nada tiene en ti.
¡Eres Eterno(a)!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
No puedo dejar de insistir que en la Biblia, que es
la Palabra de Dios y no miente, está muy claro que el propósito de Dios para tu
vida no es que te pierdas para siempre en la condenación del infierno, sino que
tengas Vida Eterna.
¿Y qué acaso tener Vida Eterna no significa Vivir
por Siempre? Entonces, ¿por qué habrías de tener miedo a la muerte? ¿O es que
Dios miente?
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo
tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez
prometió sin cumplir? (Núm
23.19 NTV).
Quizá alguien me pudiera contestar, -yo no le temo a la muerte sino a lo desconocido. -¡Disculpa! –le
contestaría- Tú conoces la Verdad.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque
ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
(Mar
12.24).
Así que, ¡no te equivoques! Dios tiene todo el
Poder, toda la Autoridad y todo el Amor para dar Su propia Vida por ti y
perdonarte y justificarte y adoptarte y hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo.
¡Nacido(a) de Nuevo y Eterno(a)! ¡Escrito está!
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel
que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por
venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8.37-39).
Es por todo esto que, sin importar a que problema,
circunstancia o enfermedad te estés enfrentando el día de hoy, la Palabra de
Dios declara que ¡Ahora tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha
amado, Cristo Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, te doy gracias por amarme desde antes de la fundación del mundo.
Gracias por haber procurado para mí un camino de salvación, un camino vivo y
perfecto mediante la muerte y resurrección de Tu Hijo, Jesús. Jesucristo, Tú
eres mi Rey, Señor y Salvador. Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu luz
admirable otorgándome Tu propia Vida. Gracias Señor Jesús, por Ti soy
Eterno(a). Juntamente contigo, ¡viviré para siempre! ¡Nunca moriré! Padre
celestial, yo creo y recibo esta identidad Eterna de Hijo(a) Tuyo(a). ¡Acepto
el precio que se pagó por ella! Así que, Si Tú estás por mí, ¿quién contra mí?
Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a
mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me
acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios, Tú mismo eres el que me justifica.
¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús, Tú moriste por mí; más aún,
Tú, Señor, eres el que también resucitó, el que además está a la diestra de
Dios, el que también intercedes por mí. ¿Quién me separará del
amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez,
o peligro, o espada? A todos esos males se refiere Tu
Palabra diciendo: "Por ser fieles a Tu causa nos persiguen a muerte sin
descanso; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero".Por causa de Ti somos muertos todo el tiempo; Antes, en todas estas
cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de
aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo
por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor mío. Así que,
¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres
Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo.
Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti,
mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que
huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la
pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre
5 Jn
11.1-27 / 2 Cr 10-11 / Sal
75
San
Juan 11.1-27
Muerte de Lázaro
11
1Estaba entonces
enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su
hermana.
2(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor
con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) 3Enviaron,
pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está
enfermo. 4Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte,
sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
5Y amaba Jesús a
Marta, a su hermana y a Lázaro. 6Cuando oyó, pues, que estaba
enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. 7Luego,
después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. 8Le
dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra
vez vas allá? 9Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El
que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero
el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. 11Dicho
esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
12Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13Pero
Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del
reposar del sueño. 14Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha
muerto; 15y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para
que creáis; mas vamos a él. 16Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo,
a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Jesús, la resurrección y la vida
17Vino, pues,
Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.
18Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su
hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a
encontrarle; pero María se quedó en casa. 21Y Marta dijo a Jesús:
Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22Mas
también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23Jesús
le dijo: Tu hermano resucitará. 24Marta le dijo: Yo sé que
resucitará en la resurrección, en el día postrero. 25Le dijo
Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. 26Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? 27Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que
tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
2
Crónicas 10-11
Rebelión de Israel
(1 R. 12.1–24)
10
1Roboam fue a
Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey. 2Y
cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había
huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto. 3Y enviaron y le
llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:
4Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre
y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos. 5Y
él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue.
6Entonces el rey
Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón su
padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este
pueblo? 7Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres
humanamente con este pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras,
ellos te servirán siempre. 8Mas él, dejando el consejo que le
dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él,
y que estaban a su servicio. 9Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros
que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Alivia algo del
yugo que tu padre puso sobre nosotros? 10Entonces los jóvenes que
se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo que te ha hablado
diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les
dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre. 11Así
que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre
os castigó con azotes, y yo con escorpiones.
12Vino, pues,
Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había
mandado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días. 13Y el rey les
respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos,
14y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre
hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó
con azotes, mas yo con escorpiones. 15Y no escuchó el rey al
pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que
había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.
16Y viendo todo
Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué
parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí.
¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu
casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas. 17Mas reinó Roboam
sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. 18Envió
luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le
apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y
subiendo en su carro huyó a Jerusalén. 19Así se apartó Israel de
la casa de David hasta hoy.
11
1Cuando vino
Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta
mil hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y hacer volver el
reino a Roboam. 2Mas vino palabra de Jehová a Semaías varón de
Dios, diciendo: 3Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a
todos los israelitas en Judá y Benjamín, diciéndoles: 4Así ha
dicho Jehová: No subáis, ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno
a su casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se
volvieron, y no fueron contra Jeroboam.
Prosperidad de Roboam
5Y habitó Roboam
en Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá. 6Edificó
Belén, Etam, Tecoa, 7Bet-sur, Soco, Adulam, 8Gat,
Maresa, Zif, 9Adoraim, Laquis, Azeca, 10Zora, Ajalón
y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. 11Reforzó
también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones, vino y
aceite; 12y en todas las ciudades puso escudos y lanzas. Las
fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos.
13Y los
sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos
los lugares donde vivían. 14Porque los levitas dejaban sus ejidos
y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los
excluyeron del ministerio de Jehová. 15Y él designó sus propios
sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que
él había hecho. 16Tras aquellos acudieron
también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en
buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios
a Jehová, el Dios de sus padres. 17Así fortalecieron el reino de
Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años
anduvieron en el camino de David y de Salomón.
18Y tomó Roboam
por mujer a Mahalat hija de Jerimot, hijo de David y de Abihail hija de Eliab,
hijo de Isaí, 19la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y
Zaham. 20Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le
dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit. 21Pero Roboam amó a Maaca
hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas; porque tomó dieciocho
mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
22Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus
hermanos, porque quería hacerle rey. 23Obró sagazmente, y esparció
a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las
ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia, y muchas mujeres.
Salmo 75
Dios abate al malo y exalta al
justo
Al músico principal; sobre No destruyas. Salmo de Asaf. Cántico.
1 Gracias te
damos, oh Dios, gracias te damos,
Pues cercano
está tu nombre;
Los hombres cuentan tus maravillas.
2 Al tiempo
que señalaré
Yo juzgaré
rectamente.
3 Se
arruinaban la tierra y sus moradores;
Yo sostengo
sus columnas.
Selah
4 Dije a los
insensatos: No os infatuéis;
Y a los
impíos: No os enorgullezcáis;
5 No hagáis
alarde de vuestro poder;
No habléis con cerviz erguida.
6 Porque ni
de oriente ni de occidente,
Ni del
desierto viene el enaltecimiento.
7 Mas Dios es
el juez;
A éste
humilla, y a aquél enaltece.
8 Porque el cáliz
está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de
mistura; y él derrama del mismo;
Hasta el fondo lo apurarán, y
lo beberán todos los impíos de la tierra.
9 Pero yo
siempre anunciaré
Y cantaré
alabanzas al Dios de Jacob.
10 Quebrantaré
todo el poderío de los pecadores,
Pero el
poder del justo será exaltado.
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