22 de Julio
¡Dios no puede mentir!
Por Riqui Ricón*
Entonces el ángel
de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se
levantó, y descendió con él al rey. Y le dijo: Así ha
dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de
Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás,
por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás. Y murió conforme
a la palabra de Jehová, que había hablado Elías (2 R 1.15-17).
En este episodio en la
vida del pueblo de Israel, como en muchos otros, la Biblia te hace notar como
algunas personas a pesar de conocer de Dios y saber de Su Poder, ¡no creían a
Su Palabra!
Aquí tenemos al rey
Ocozías quien, al ser confrontado por la Palabra de Dios, no se arrepintió, ni
buscó a Dios. ¿Por qué las personas actúan así? Porque, aunque creen en Dios,
no le creen a Dios, esto es, porque no creen a Su Palabra.
¿Todavía hay alguno entre
ustedes que piensa que basta con tener fe? ¿Fe en qué? ¿En que hay un solo
Dios? ¡Hasta los demonios, lo creen y tiemblan de espanto! ¡Tonto!
¿Cuándo vas a acabar de aprender que de nada sirve “creer” si uno no hace lo
que Dios quiere? La fe que no se plasma en buenas obras no es fe verdadera (Sgo 2.19.20
BAD).
Te preguntarás, ¿entonces
creer en Dios no es suficiente? Así es mi Amado(a), creer en Dios NO es
suficiente. Creer en Dios apenas y te coloca al mismo nivel que los demonios y
aún así ellos tiemblan. Lo único que puede ser suficiente para realizar una
Vida Plena y Abundante es que le creas a Dios, creyendo Su Palabra. Sólo esta
clase de fe te hace actuar en obediencia a lo que sea que Él te esté pidiendo
que hagas.
Pero sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Sin fe, sin creerle a Dios, creyendo Su
Palabra, tú no puedes agradar a Dios. Cuando te acercas a Dios no sólo debes
creer que Él existe, sino creer que en Verdad Él es Dios y, por lo tanto, todo
lo que Él dice es Verdad y se cumple. Dios tiene Palabra de Honor y Él honra a
los que sinceramente le buscan.
Es, pues, la fe la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).
Pero, ¿cómo puedes estar seguro(a) de algo
que no ves y que además las personas y las circunstancias te aseguran que no
sucederá; como cuando esperas un milagro de sanidad ante un diagnóstico médico
negativo como el cáncer o la diabetes? ¿Cómo puedes tener la certeza de algo
que estás esperando cuando todo a tu alrededor te indica que no pasará; como la
restauración de tu matrimonio o ser libre de deudas?
¿QUÉ ES FE? Fe es la
plena certeza de que lo que esperamos ha de llegar. Es el convencimiento
absoluto de que hemos de alcanzar lo que ni siquiera vislumbramos (He 11.1 BAD):
Esta certeza, esta seguridad, sólo puede
provenir de una fuente: La Biblia, que es la Palabra de Dios. Esto es así, ya
que sabemos que Dios no puede mentir, pues lo que lo hace Omnipotente es que,
precisamente, todo, absolutamente todo, lo que sale de Su boca se cumple. La
Palabra de Dios tiene en sí todo el
Poder de Dios para hacerse cumplir a si misma.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que
no se veía (He 11.3).
Dios creó todo el universo (lo visible
y lo invisible), con Su Palabra. El poder de la fuerza de Dios no son Sus
ángeles, ni relámpagos, sino Su Palabra. Así que, insisto, cualquier cosa que
Dios dice se cumple forzosamente.
Por esto Dios no puede mentir. Aunque
Él quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad
y, como ya vimos, toda Palabra que sale de la boca de Dios se cumple por sí
misma ya que es la Verdad.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz (Gen 1.3).
Cuando Dios dijo, sea la luz, ¡fue la
luz y no otra cosa! Dios no dijo “sea la
luz” y se tapó los ojos cruzando los dedos esperando a ver qué sucedería o
qué resultaría de eso; ¡No! Eso no fue así, pues sucedió exactamente lo que Él
dijo que sucedería: ¡Fue la luz!
A manera de ilustración, imagina que
el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti en un día domingo por
la mañana diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes que te
estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado. Recuerda que Él es
Dios, así que, ¿qué crees tú que pasará en el momento mismo que las palabras “hermosa noche de viernes” salgan de Su
boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes porque, sin discusión alguna,
ese día dejará de ser domingo para volverse un hermoso viernes por la noche.
¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!
Así que, puesto que la Biblia, la
Palabra de Dios, es la Verdad Eterna e Infalible, entonces la Vida no se
trata de si Dios es confiable o no, sino,
más bien, la Vida se trata de si decides tú confiar en Él o no. Tu Vida se
trata de si decides tú creer o no creer a Su Palabra.
Aunque, dado que Dios es cien por ciento confiable, sería un
tremendo error no creerle, ¿verdad?
Nunca se apartará de tu
boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Recuerda que esta es Palabra de Dios. Esta es
Palabra de Honor. Y puesto que Dios lo dice así, entonces aquí está el secreto,
la única forma en que puedes hacer prosperar tu camino y que todo te salga
bien: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia la norma máxima de tu
existencia!
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
¿Entonces? ¿Cómo puedes tener la certeza de
aquello que estás esperando, cómo puedes estar convencido(a) de cosas que aún
no ves? ¡Sencillísimo! Sólo tienes que encontrar en la Biblia, que es la
Palabra de Honor de Dios, alguna de las promesas que Él te hace tocante a tu
necesidad y hacerla valer para ti mismo(a).
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Puedes hacer valer para ti mismo(a) cualquier
promesa que hay en la Biblia, como el derecho que ahora tienes a la Vida Eterna
porque sabes que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes
que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS ama el
Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas
maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente
no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos
(1 Jn 3.1 BAD)
Puedes hacer valer para ti mismo(a) cualquier
promesa que hay en la Biblia porque sabes que eres un(a) Hijo(a) legítimo y
amado de Dios, tu Padre.
Así que, si tienes una Promesa de tu Padre
tocante a cualquier necesidad, entonces puedes estar cien por ciento seguro(a)
que todo saldrá bien,
Por tercera vez el rey
envió a un oficial con otros cincuenta soldados. Cuando éste llegó hasta donde
estaba Elías, se puso de rodillas delante de él y le imploró: —Hombre de Dios,
le ruego que respete mi vida y la de estos cincuenta servidores suyos. Sé bien que cayó fuego del cielo y consumió a
los dos primeros oficiales y a sus soldados. Por eso le pido ahora que respete
mi vida (2 R 1-13-14 NVI).
La actitud del tercer
capitán de cincuenta fue muy diferente a la del rey Ocozías. Sabía y creía que
podía morir junto con sus cincuenta hombres. Por eso actuó con justicia al
acercarse humilde y prudentemente al profeta Elías pidiendo misericordia.
Reconocer y creer que el profeta en Verdad era Hombre de Dios y que Dios
respalda Su Palabra en él, le salvó la vida a él y a sus cincuenta. Lo cual no
sucedió con el rey de Israel.
Entonces la mujer dijo a
Elías: Ahora conozco que tú eres varón
de Dios, y que la palabra de Jehová es
verdad en tu boca (1 R 17.24).
Así que, existe algo que
el Único y Todopoderoso Dios NO puede hacer, y eso es mentir.
Jehová de los
ejércitos, Dichoso el hombre que en
ti confía (Sal 84.12).
Oremos en voz
audible:
Amado Padre celestial, que hermoso es saber que puedo confiar
total y absolutamente en Tu Palabra, la Biblia. Gracias Señor porque lámpara es
a mis píes Tu Palabra y luz en mi camino. Gracias por Jesús, por Su Amor y por
el cumplimiento de Tu Palabra en Su Vida para mi Redención y Salvación.
¡Bendito Tu Nombre y bendito Tú, mi Señor Jesús! Por lo que Tú hiciste por mí
en la cruz ahora yo puedo vivir en paz, victoria y libertad. ¡Tú pagaste el
precio por mí! Gracias, muchas gracias. No voy a temer. No tengo nada por qué
temer, Tú eres mi Padre, Dios, Rey y Salvador. ¡Gracias por Tu Sangre! ¡Gracias
por el Nuevo Pacto! ¡Gracias por Tu Palabra de Honor! Por el gran Amor con que
me has amado ahora yo soy Tu Hijo(a) y yo en Ti confío. Tú dices en Tu Palabra
que dichosos son el hombre y la mujer que en Ti confían. ¡Soy dichoso(a)! Pues
sin importar las circunstancias que hoy enfrento, Tú, mi Dios, cumplirás Tu
propósito en mí y saldré adelante más que vencedor(a). Pues aunque ande en
valle de sombra y de muerte, Tú estás conmigo y, ¿qué puedo decir a esto? Si
Dios es conmigo, ¿quién contra mí? Gracias, Señor Jesús, por lo que Tú hiciste
por Amor a mí al morir en esa cruz, ahora yo tengo la Vida Eterna de un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedo ser constante, alegre y persistente
al esperar en Tu Palabra. El cielo y la tierra pasarán, más Tu Palabra no
pasará. Así que, está es la confianza que tengo en Ti, que si Te pido alguna
cosa conforme a Tu Voluntad, conforme a Tu Palabra, sé que Tú me oyes, y si sé
que Tú me oyes, también sé que tengo todo lo que Te he pedido. Por lo tanto,
resisto al espíritu de temor, duda, pobreza y enfermedad, creyendo y recibiendo
lo que Tú, mi Señor y Salvador, Jesucristo, pagaste para mí. ¡Soy sano(a) y
libre de toda enfermedad y dolencia! ¡Soy libre del temor, la ansiedad y la
duda! Pues no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba, Padre!
Declaro mi libertad y prosperidad financiera. Recibo el Amor, gozo y paz que
Tú, Espíritu Santo, has puesto en mí para vivir una vida plena y abundante. En
el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre 22 Jn 21 / 2 Cr 33 / Sal 89:1-18
Juan 21
Jesús se aparece a
siete de sus discípulos
21 Después de esto,
Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se
manifestó de esta manera: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás
llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y
otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dijo: Voy a
pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en
una barca; y aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya iba
amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que
era Jesús. 5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le
respondieron: No. 6 El les dijo: Echad la red a la derecha de
la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la
gran cantidad de peces. 7 Entonces aquel discípulo a quien
Jesús amaba dijo a Pedro: !!Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el
Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. 8 Y
los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues
no distaban de tierra sino como doscientos codos. 9 Al
descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. 10 Jesús
les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. 11 Subió
Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y
tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. 12 Les dijo
Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú,
quién eres? sabiendo que era el Señor. 13 Vino, pues, Jesús, y
tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado. 14 Esta era ya
la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber
resucitado de los muertos.
Apacienta mis
ovejas
15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a
Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí,
Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió
a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió:
Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le
dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de
que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes
todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.18 De
cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde
querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te
llevará a donde no quieras. 19 Esto dijo, dando a entender con
qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.
El discípulo amado
20 Volviéndose Pedro, vio que les
seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había
recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? 22 Jesús
le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú. 23 Este
dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría.
Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo
venga, ¿qué a ti? 24 Este es el discípulo que da testimonio de
estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Y
hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una
por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de
escribir. Amén.
2 Crónicas 33
Reinado de Manasés
(2 R. 21.1-18)
33 De doce años
era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en
Jerusalén. 2 Pero hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había
echado de delante de los hijos de Israel. 3 Porque él reedificó
los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a
los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos,
y les rindió culto. 4 Edificó también altares en la casa de
Jehová, de la cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará mi nombre
perpetuamente. 5 Edificó asimismo altares a todo el ejército de
los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. 6 Y pasó sus
hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba
en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores;
se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira.7 Además
de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había
dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén, la cual yo
elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre; 8 y
nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros
padres, a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he
mandado, toda la ley, los estatutos y los preceptos, por medio de Moisés. 9 Manasés,
pues, hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más
mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel. 10 Y
habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon; 11 por
lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios,
los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron
a Babilonia. 12 Mas luego que fue puesto en angustias, oró a
Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. 13 Y
habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a
Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios. 14 Después
de esto edificó el muro exterior de la ciudad de David, al occidente de Gihón,
en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y elevó el
muro muy alto; y puso capitanes de ejército en todas las ciudades fortificadas
de Judá. 15 Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la
casa de Jehová, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa
de Jehová y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. 16 Reparó
luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y
de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel. 17 Pero
el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para Jehová su
Dios. 18 Los demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y
las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehová el Dios de
Israel, he aquí todo está escrito en las actas de los reyes de Israel. 19 Su
oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los
sitios donde edificó lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos, antes
que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en las palabras de los
videntes. 20 Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron
en su casa; y reinó en su lugar Amón su hijo.
Reinado de Amón
(2 R. 21.19-26)
21 De veintidós años era Amón cuando
comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén. 22 E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció
sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho. 23 Pero
nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes
bien aumentó el pecado. 24 Y conspiraron contra él sus siervos,
y lo mataron en su casa. 25 Mas el pueblo de la tierra mató a
todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra
puso por rey en su lugar a Josías su hijo.
Salmos 89:1-18
Pacto de Dios con
David
Masquil de Etán
ezraíta.
89 Las misericordias
de Jehová cantaré perpetuamente;
De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.
De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.
2 Porque dije: Para siempre será
edificada misericordia;
En los cielos mismos afirmarás tu verdad.
En los cielos mismos afirmarás tu verdad.
3 Hice pacto con mi escogido;
Juré a David mi siervo, diciendo:
Juré a David mi siervo, diciendo:
4 Para siempre confirmaré tu
descendencia,
Y edificaré tu trono por todas las generaciones. Selah
Y edificaré tu trono por todas las generaciones. Selah
5 Celebrarán los cielos tus
maravillas, oh Jehová,
Tu verdad también en la congregación de los santos.
Tu verdad también en la congregación de los santos.
6 Porque ¿quién en los cielos se
igualará a Jehová?
¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados?
¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados?
7 Dios temible en la gran congregación
de los santos,
Y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.
Y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.
8 Oh Jehová, Dios de los ejércitos,
¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová,
Y tu fidelidad te rodea.
¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová,
Y tu fidelidad te rodea.
9 Tú tienes dominio sobre la braveza
del mar;
Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
10 Tú quebrantaste a Rahab como
a herido de muerte;
Con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos.
Con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos.
11 Tuyos son los cielos, tuya
también la tierra;
El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
12 El norte y el sur, tú los
creaste;
El Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre.
El Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre.
13 Tuyo es el brazo potente;
Fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
Fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
14 Justicia y juicio son el
cimiento de tu trono;
Misericordia y verdad van delante de tu rostro.
Misericordia y verdad van delante de tu rostro.
15 Bienaventurado el pueblo que
sabe aclamarte;
Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.
Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.
16 En tu nombre se alegrará todo
el día,
Y en tu justicia será enaltecido.
Y en tu justicia será enaltecido.
17 Porque tú eres la gloria de
su potencia,
Y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder.
Y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder.
18 Porque Jehová es nuestro
escudo,
Y nuestro rey es el Santo de Israel.
Y nuestro rey es el Santo de Israel.
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