22
de Agosto
¡Igual al
Padre!
Por
Riqui Ricón*
Y
por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque
hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi
Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún
más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que
también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios (Jn 5.16-18).
Es muy
interesante notar aquí, como la Escritura te enseña cuáles fueron las dos
razones por las cuales los judíos mataron a Jesús: uno, por hacer milagros en
el día de reposo y dos, por decir que Dios era Su propio Padre.
Esto
último, fue demasiado para las mentes supersticiosas de ese tiempo y no lo pudieron
soportar, pues, en el correcto sentido de las palabras (lo mismo ayer que hoy),
decir que uno es Hijo de Dios significa necesariamente tener la misma
naturaleza que tu Padre, Dios (y esto es ser igual a Dios).
Para
aquellos judíos de la época de Jesús, esta mera idea era impensable. Pero, ¿Qué
hay de ti después de la muerte y resurrección de Cristo Jesús?
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,
que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce,
precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
La única
forma para comprender y asimilar esto es cuando conoces y crees el Amor de
Dios.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios
en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos
confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este
mundo (1 Jn 4.16-17).
Es por el
Amor que Él siente por ti, que tú has sido llamado(a) y constituido(a) por el
mismísimo Dios, como un(a) Hijo(a) Suyo(a). ¡Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama
tanto que prefirió entregar a su propio Hijo para pagar TODOS tus pecados antes
que perderte a ti. Jesús no vino a condenarte sino a que, por medio de Su
Sangre, muerte y resurrección, tú recibas la Vida Eterna que solamente de un(a)
Hijo(a) del Rey puede tener.
Yo
publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines
de la tierra (Sal 2.7-8).
De acuerdo
a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, tú eres legal y
literalmente un(a) Hijo(a) de Dios. Esta es tu verdadera identidad y esta es la
razón por la que Jesús dio su vida en esa cruz, por amor a ti.
Porque
convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las
cosas subsisten, que habiendo de
llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor
de la salvación de ellos
(He 2.10).
Por esto, Jesús ya NO ES más el único Hijo de Dios, sino que ahora es el
primero entre muchos hermanos, de los cuales tú eres uno(a) de ellos.
Porque
a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
La actitud
de los judíos de antaño hacia las enseñanzas y la persona de Jesús es un mero
reflejo del pánico que Satanás tiene de que en Verdad tú comiences a creer que
eres la persona que Dios dice en Su Palabra que eres: ¡Un(a) legítimo(a) y
genuino(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Es por esta
Verdad que, sin importar la situación en que te encuentres el día de hoy, si tú
has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida, ten la certeza, la plena
seguridad y confianza de que puedes orar a tu Padre y pedirle que te ayude,
teniendo la total certeza que Él no faltará a Su Palabra y contestará
favorablemente todas tus oraciones.
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que
traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.14-16).
Tu enemigo,
el diablo, tratará por todos los medios de apartarte de esta Verdad: que tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios
y que Él no dejará de cumplirte Su Palabra. Satanás tratará de producir
duda e incredulidad en tu mente y corazón hacia la Palabra de Dios para que,
olvidando quien tú ya eres, seas desanimado(a) y tentado(a) a desobedecer.
Pero
no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las
palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los
profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los
ejércitos (Zac 7.11-12).
La buena
noticia es que lo anterior NO ES tu caso, pues Jesús ha vencido al mundo por ti
y te ha traspasado Su Victoria.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33)
Recuerda
siempre que la victoria que vence al mundo es tu fe. Esto es, creyéndole a Dios
creyendo Su Palabra.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).
Y la fe
viene por el oír la Palabra de Dios. Esto es, la fe viene por creerle a Dios,
creyendo a Su Palabra, sabiendo que tú eres el (la) amado(a) y especial tesoro
de tu Padre celestial.
Así que, no
permitas que ningún problema o circunstancia adversa te haga dudar del Amor de
tu Padre. No permitas que la duda, y el temor que ésta produce, te roben tu
identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Y ustedes no recibieron un espíritu
que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos
y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!"
(Ro 8.15 NVI).
No
lo dudes más, de acuerdo a las enseñanzas de Jesucristo; de acuerdo al Nuevo
Pacto en la Sangre de Jesús y a todo el mensaje contenido en la Palabra de
Dios, la Biblia (y por más que chillen los demonios, blasfemia, blasfemia), tú
eres legítimamente un(a) Hijo(a) del Dios Todopoderoso.
Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado (Sal
119.42).
¡Jamás
serás avergonzado(a) de haber confiado y creído la Palabra de Dios!
Oremos:
Amado Padre
celestial, en este momento quiero decirte cuanto te amo y cuan agradecido estoy
por Tu Amor. Gracias Jesús por Tu Sangre preciosa derramada hasta la última
gota en esa cruz por Amor a mí. Sé que he sido justificado(a) y perdonado(a) en
Tu Sangre. Ahora soy legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y
este acto soberano de Tu Amor y Gracia sobre mí, me coloca a la estatura del
Varón perfecto, Cristo Jesús. Ante cualquier reto que esté enfrentando el día
de hoy, sé también que jamás me dejarás, pues Tú, Jesucristo, eres mi guardador
y el maligno no me toca. Tú has dicho en Tu Palabra que a los que te amamos
TODAS las cosas nos ayudarán a bien, así que, este día, yo, ________________
(tu nombre aquí), creo y declaro que soy sano(a), soy libre, soy próspero(a) y
soy feliz. De todo problema, circunstancia o enfermedad estoy cien por ciento
seguro(a) que salgo más que vencedor(a) pues todo lo puedo en Cristo Jesús, mi
Señor y Salvador. Lo creo y lo confieso en Tu nombre Señor Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre 8 Jn
12:27-50/ 2 Cr 16-17/ Salmo 78:1-20
Juan 12:27-50
Jesús anuncia su
muerte
27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué
diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. 28 Padre,
glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo
glorificaré otra vez. 29 Y la multitud que estaba allí, y había
oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha
hablado. 30 Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por
causa mía, sino por causa de vosotros. 31 Ahora es el juicio de
este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y
yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. 33 Y
decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. 34 Le
respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para
siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? 35 Entonces Jesús
les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que
tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en
tinieblas, no sabe a dónde va. 36 Entre tanto que tenéis la
luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.
Incredulidad de
los judíos
Estas
cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. 37 Pero a
pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; 38 para
que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo:
Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
¿Y a quién se ha revelado el brazo del
Señor?
39 Por esto no podían creer, porque
también dijo Isaías:
40 Cegó los ojos de
ellos, y endureció su corazón;
Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón,
Y se conviertan, y yo los sane.
41 Isaías dijo esto cuando vio su
gloria, y habló acerca de él. 42 Con todo eso, aun de los
gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo
confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque
amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Las palabras de
Jesús juzgarán a los hombres
44 Jesús clamó y dijo: El que cree en
mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45 y el que me ve,
ve al que me envió. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que
todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al que
oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar
al mundo, sino a salvar al mundo. 48 El que me rechaza, y no
recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le
juzgará en el día postrero. 49 Porque yo no he hablado por mi
propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de
decir, y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es
vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
2 Crónicas 16-17
Alianza de Asa con
Ben-adad
(1 R. 15.16-22)
16 En el año
treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y
fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de
Judá. 2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de
la casa de Jehová y de la casa real, y envió a Ben-adad rey de Siria, que
estaba en Damasco, diciendo: 3 Haya alianza entre tú y yo, como
la hubo entre tu padre y mi padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para
que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de
que se retire de mí. 4 Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y
envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; y
conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de
Neftalí. 5 Oyendo esto Baasa, cesó de edificar a Ramá, y
abandonó su obra. 6 Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se
llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y con ellas
edificó a Geba y a Mizpa. 7 En aquel tiempo vino el vidente
Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de
Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria
ha escapado de tus manos. 8 Los etíopes y los libios, ¿no eran
un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo,
porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. 9 Porque
los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de
los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto;
porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. 10 Entonces
se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó
grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del
pueblo.
Muerte de Asa
(1 R. 15.23-24)
11 Mas he aquí los hechos de Asa,
primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de
Israel. 12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó
gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los
médicos. 13 Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año
cuarenta y uno de su reinado. 14 Y lo sepultaron en los
sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David; y lo pusieron en un
ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas
por expertos perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor.
Reinado de Josafat
17 Reinó en su
lugar Josafat su hijo, el cual se hizo fuerte contra Israel. 2 Puso
ejércitos en todas las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente de
guarnición en tierra de Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su padre
Asa había tomado. 3 Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo
en los primeros caminos de David su padre, y no buscó a los baales, 4 sino
que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las
obras de Israel. 5 Jehová, por tanto, confirmó el reino en su
mano, y todo Judá dio a Josafat presentes; y tuvo riquezas y gloria en
abundancia. 6 Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y
quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en medio de Judá. 7 Al
tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías,
Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá; 8 y
con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán,
Adonías, Tobías y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y Joram. 9 Y
enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y recorrieron
todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo. 10 Y cayó el
pavor de Jehová sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de
Judá, y no osaron hacer guerra contra Josafat. 11 Y traían de
los filisteos presentes a Josafat, y tributos de plata. Los árabes también le
trajeron ganados, siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos
cabríos. 12 Iba, pues, Josafat engrandeciéndose mucho; y
edificó en Judá fortalezas y ciudades de aprovisionamiento. 13 Tuvo
muchas provisiones en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy valientes
en Jerusalén. 14 Y este es el número de ellos según sus casas paternas:
de los jefes de los millares de Judá, el general Adnas, y con él trescientos
mil hombres muy esforzados. 15 Después de él, el jefe Johanán,
y con él doscientos ochenta mil. 16 Tras éste, Amasías hijo de
Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente a Jehová, y con él doscientos
mil hombres valientes. 17 De Benjamín, Eliada, hombre muy
valeroso, y con él doscientos mil armados de arco y escudo. 18 Tras
éste, Jozabad, y con él ciento ochenta mil dispuestos para la guerra. 19 Estos
eran siervos del rey, sin los que el rey había puesto en las ciudades
fortificadas en todo Judá.
Salmos 78:1-20
Fidelidad de Dios
hacia su pueblo infiel
Masquil de Asaf.
78 Escucha,
pueblo mío, mi ley;
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
2 Abriré mi boca en proverbios;
Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos,
Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos,
3 Las cuales hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron.
Que nuestros padres nos las contaron.
4 No las encubriremos a sus hijos,
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las maravillas que hizo.
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las maravillas que hizo.
5 El estableció testimonio en Jacob,
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la notificasen a sus hijos;
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la notificasen a sus hijos;
6 Para que lo sepa la generación
venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,
7 A fin de que pongan en Dios su
confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
8 Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.
9 Los hijos de Efraín, arqueros
armados,
Volvieron las espaldas en el día de la batalla.
Volvieron las espaldas en el día de la batalla.
10 No guardaron el pacto de
Dios,
Ni quisieron andar en su ley;
Ni quisieron andar en su ley;
11 Sino que se olvidaron de sus
obras,
Y de sus maravillas que les había mostrado.
Y de sus maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres hizo
maravillas
En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
13 Dividió el mar y los hizo
pasar;
Detuvo las aguas como en un montón.
Detuvo las aguas como en un montón.
14 Les guió de día con nube,
Y toda la noche con resplandor de fuego.
Y toda la noche con resplandor de fuego.
15 Hendió las peñas en el
desierto,
Y les dio a beber como de grandes abismos,
Y les dio a beber como de grandes abismos,
16 Pues sacó de la peña
corrientes,
E hizo descender aguas como ríos.
E hizo descender aguas como ríos.
17 Pero aún volvieron a pecar
contra él,
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;
18 Pues tentaron a Dios en su
corazón,
Pidiendo comida a su gusto.
Pidiendo comida a su gusto.
19 Y hablaron contra Dios,
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
20 He aquí ha herido la peña, y
brotaron aguas,
Y torrentes inundaron la tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su pueblo?
Y torrentes inundaron la tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su pueblo?
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