26
de Agosto
¡Echa mano
de la Vida Eterna!
Por
Riqui Ricón*
El espíritu es el que da vida;
la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y
son vida
(Jn 6.63).
Muy importante es no olvidar que tú fuiste creado(a) a imagen y
semejanza de Dios y, por lo tanto, como Él es Espíritu, tú también eres
espíritu.
Pues Dios es Espíritu, por eso todos
los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad (Jn 4.24 NTV).
Como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo tú eres espíritu incorruptible
engendrado por la Palabra de Dios a través del sacrificio, muerte y resurrección
de Jesús, tu Señor y Salvador.
siendo renacidos,
no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que
vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Destaca pues, que es, precisamente, la Palabra de Dios, la Biblia, la
que te brinda esta Nueva Vida; es la Biblia la que te sustenta y alimenta como
la Nueva creación de Dios que ahora tú eres.
Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte (Ro 8.1-2).
Tú sabes bien que no andas conforme a la carne porque has hecho a
Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida; has Nacido de Nuevo y ahora amas a
Dios, tu Padre y, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no
miente, el glorioso Espíritu Santo vive en ti y contigo.
No
os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare,
eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la
carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna (Gal 6.7-8).
Ahora, en Cristo Jesús, tú ya no siembras para
la carne; ese(a) viejo(a) hombre (mujer) carnal y vendido(a) al pecado que tú
antes eras, está muerto(a), murió con Jesucristo en esa cruz. Tú has Nacido de
Nuevo, has nacido del Espíritu Santo que vive en ti y contigo, por lo tanto, cosechas
la Vida Eterna.
Independientemente
de tus acciones, tú eres salvo(a) por
gracia por medio de la fe y esto no de ti, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque eres hechura suya,
creado(a) en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduvieras en ellas (Efe 2.8-10 paráfrasis).
Tú no eres
un(a) pecador(a) salvo(a) por gracia. Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo. Has Nacido de Nuevo, no por medio de
padres mortales que son corruptibles, sino que has Nacido de Nuevo por medio de
una semilla incorruptible que es el mensaje vivo y eterno de la Palabra de Dios (1 P 1.23 paráfrasis).
Es por esto
que, cuando llegas a pecar, te sientes mal, no te gusta y te arrepientes
pidiéndole perdón a Dios, tu Padre. Es el glorioso Espíritu de Dios, quien vive
en ti y contigo, el que te convence de pecado.
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le
hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1.9-10).
¡Qué
asombroso y maravilloso es el Amor y el Plan de Dios para tu vida que te ha
dado provisión aún para tus pecados futuros mediante la confesión y el
arrepentimiento!
Sin
embargo, con el diario vivir, pudieras distraerte y olvidar por un momento que
la Biblia es la Palabra de Dios y que, por lo tanto, ésta debe ser la prioridad
máxima en tu vida. La Biblia debe ser el patrón que rija tu conducta y
determine tus decisiones.
Ahora bien,
la carne para nada aprovecha, por eso, por el gran Amor que Dios siente por ti
y por el sacrificio de Jesús al pagar con su muerte todos tus pecados, para
darte Nueva Vida con Su resurrección, tú eres más que un ser inmortal. Al igual
que tu Padre, tú Eres espíritu y ahora eres Eterno(a).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
¡La Vida
Eterna es la Herencia a la que Tú tienes derecho!
En otro tiempo nosotros también éramos
necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda
clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y
nos odiábamos unos a otros. Pero: «Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer
su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros
habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados,
y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. Él
derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo
nuestro Salvador. Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de
que vamos a heredar la vida eterna» (Ti 3-3-7
NTV).
Recuerda
que la Palabra de Dios es espíritu y es vida. Así que, si te has estado alimentando
diariamente con noticias, programas de radio o televisión, películas,
publicaciones y todo tipo de conversaciones, es muy probable que estés luchando
contra la ansiedad, la angustia y la depresión. Ya es tiempo que te determines
a llenar todo tu ser, espíritu, alma y cuerpo, con la Verdad que es la Palabra
de Dios ya que la Biblia es la única que puede nutrirte con fe, Amor, Paz y
gozo.
Santifícalos en
tu verdad; tu palabra es verdad (Jn 17.17).
¡La Biblia es La Verdad!
Lámpara es a mis pies tu
palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.105).
¡La Biblia es Luz y Guía en tu
diario vivir!
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso
iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído
y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Jn 6.67-69).
¡La Biblia es la Eterna e Infalible Palabra del Dios viviente!
Si en estos momentos de tu vida estás atravesando por diversos problemas,
enfermedades o aflicciones, lo mejor que puedes hacer es alimentarte con la Vida
que transmite a tu espíritu la Palabra de Dios. Confía en Él pues Él actuará a
favor de ti. Acude a Su Palabra y no permitas que la duda y el temor te
arrebaten la victoria que Jesús ganó para ti en la cruz.
Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Dios te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar tus pecados antes que perderte a
ti. Te ha dado Su Palabra de Honor como garantía para que puedas creer y tengas
fe para salir adelante, viviendo y manifestando, aquí y ahora, la vida plena y
abundante que sólo un(a) Hijo(a) de Dios puede vivir y manifestar: La Vida
Eterna.
Así que, Nunca se apartará de tu
boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Esta orden que Dios le dio a Josué cuando estaba
a punto de encarar el reto más grande de su vida sigue vigente para ti el día
de hoy. Sólo haciendo de la Biblia la prioridad y pauta de tu conducta harás
prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Porque
entonces, dice el Señor, esto es, ni antes, ni después, ni de ninguna otra
forma podrás conseguirlo. Sólo poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y
corazón harás realidad todas y cada una de las promesas que tu Padre te dio.
No en vano
Jesús afirmó, las palabras que yo os he hablado son espíritu y
son vida.
Así que,
¡Animo! ¡Dios está contigo! Y si Dios está contigo, ¿quién contra ti?
Oremos en
voz audible:
Amado Padre celestial, sé, porque lo dices en Tu Palabra, que Tú
guardarás irreprensible todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, para la venida de
mi Señor Jesucristo. Te pido perdón por haber descuidado mi espíritu (yo soy
espíritu) y no alimentarme de la Vida, que es Tu Palabra. Señor Jesús, Tú me
has enseñado que si bebo del agua que Tú me das, ésta será una fuente dentro de
mí que saltará para vida eterna y de mi interior correrán ríos de agua viva.
¡Quiero esto, Señor! Alimentarme con Tu Palabra de tal manera que el espíritu
de mi mente sea renovado para manifestar esta Vida Nueva que me has regalado y
ser un reflejo de Tu Amor a todos los que me rodean. Espíritu Santo, ayúdame
hacer de la Biblia la norma máxima de mi existencia pues en verdad comprendo
que sólo entonces haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto,
creo y declaro que yo, ______________ (tu nombre aquí), soy la persona que Tú,
Dios, dices en tu Palabra que soy. Gracias Jesucristo por tu sacrificio en la
cruz, ahí pagaste todos mis pecados. ¡Soy justo y he sido perdonado(a)! Gracias
Jesús por tu gloriosa resurrección, pues así como en la cruz morí contigo,
también he Nacido de Nuevo en Tu resurrección. Tú Palabra me enseña que por medio de aquella ofrenda única, Tú, Jesús,
hiciste perfectos delante de Dios a los santificados. ¡Soy santo(a) y soy perfecto(a)! ¡Todas y cada
una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios, me someto a
Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la
duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la
depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre 12 Jn
14:15-31/ 2 Cr 21:2-22:12/ Sal 79
Juan 14:15-31
La promesa del
Espíritu Santo
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y
yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora
con vosotros, y estará en vosotros. 18 No os dejaré huérfanos;
vendré a vosotros. 19 Todavía un poco, y el mundo no me verá
más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 20 En
aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo
en vosotros. 21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré,
y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas (no el Iscariote):
Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 23 Respondió
Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama,
no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre
que me envió. 25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26 Mas
el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. 27 La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo. 28 Habéis oído que yo os he
dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque
he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. 29 Y
ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. 30 No
hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él
nada tiene en mí. 31 Mas para que el mundo conozca que amo al
Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.
2 Crónicas
21:2-22:12
2 quien tuvo por hermanos, hijos de
Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael, y Sefatías. Todos estos
fueron hijos de Josafat rey de Judá. 3 Y su padre les había
dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas preciosas, y ciudades
fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram, porque él era el
primogénito. 4 Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre; y
luego que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y también a
algunos de los príncipes de Israel. 5 Cuando comenzó a reinar
era de treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalén. 6 Y
anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque
tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 7 Mas
Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho
con David, y porque le había dicho que le daría lámpara a él y a sus hijos
perpetuamente. 8 En los días de éste se rebeló Edom contra el
dominio de Judá, y pusieron rey sobre sí. 9 Entonces pasó
Joram con sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de noche, y derrotó a
los edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes de sus carros. 10 No
obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en el mismo
tiempo Libna se libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a Jehová el
Dios de sus padres. 11 Además de esto, hizo lugares altos en
los montes de Judá, e hizo que los moradores de Jerusalén fornicasen tras
ellos, y a ello impelió a Judá. 12 Y le llegó una carta del
profeta Elías, que decía: Jehová el Dios de David tu padre ha dicho así: Por
cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de
Asa rey de Judá, 13 sino que has andado en el camino de los
reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá y los moradores de Jerusalén,
como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la
familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú; 14 he aquí
Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a
todo cuanto tienes; 15 y a ti con muchas enfermedades, con
enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente
enfermedad. 16 Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de
los filisteos y de los árabes que estaban junto a los etíopes; 17 y
subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes que
hallaron en la casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más
hijo sino solamente Joacaz el menor de sus hijos. 18 Después de
todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos. 19 Y
aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos
se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no
encendieron fuego en su honor, como lo habían hecho con sus padres. 20 Cuando
comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y
murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no
en los sepulcros de los reyes.
Reinado de Ocozías
de Judá
(2 R. 8.25-29)
22 Los
habitantes de Jerusalén hicieron rey en lugar de Joram a Ocozías su hijo menor;
porque una banda armada que había venido con los árabes al campamento, había
matado a todos los mayores, por lo cual reinó Ocozías, hijo de Joram rey de
Judá. 2 Cuando Ocozías comenzó a reinar era de cuarenta y dos
años, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de
Omri. 3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab,
pues su madre le aconsejaba a que actuase impíamente. 4 Hizo,
pues, lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque después de
la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición. 5 Y
él anduvo en los consejos de ellos, y fue a la guerra con Joram hijo de Acab,
rey de Israel, contra Hazael rey de Siria, a Ramot de Galaad, donde los sirios
hirieron a Joram. 6 Y volvió para curarse en Jezreel de las
heridas que le habían hecho en Ramot, peleando contra Hazael rey de Siria. Y
descendió Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, para visitar a Joram hijo de Acab
en Jezreel, porque allí estaba enfermo.
Jehú mata a
Ocozías
(2 R. 9.27-29)
7 Pero esto venía de Dios, para que
Ocozías fuese destruido viniendo a Joram; porque habiendo venido, salió con
Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual Jehová había ungido para que
exterminara la familia de Acab. 8 Y haciendo juicio Jehú contra
la casa de Acab, halló a los príncipes de Judá, y a los hijos de los hermanos
de Ocozías, que servían a Ocozías, y los mató. 9 Y buscando a
Ocozías, el cual se había escondido en Samaria, lo hallaron y lo trajeron a
Jehú, y le mataron; y le dieron sepultura, porque dijeron: Es hijo de Josafat,
quien de todo su corazón buscó a Jehová. Y la casa de Ocozías no tenía fuerzas
para poder retener el reino.
Atalía usurpa el
trono
(2 R. 11.1-21)
10 Entonces Atalía madre de Ocozías,
viendo que su hijo era muerto, se levantó y exterminó toda la descendencia real
de la casa de Judá. 11 Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás
hijo de Ocozías, y escondiéndolo de entre los demás hijos del rey, a los cuales
mataban, le guardó a él y a su ama en uno de los aposentos. Así lo escondió
Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (porque ella era
hermana de Ocozías), de delante de Atalía, y no lo mataron.
12 Y estuvo con ellos escondido en la
casa de Dios seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.
Salmos 79
Lamento por la
destrucción de Jerusalén
Salmo de Asaf.
79 Oh Dios,
vinieron las naciones a tu heredad;
Han profanado tu santo templo;
Redujeron a Jerusalén a escombros.
Han profanado tu santo templo;
Redujeron a Jerusalén a escombros.
2 Dieron los cuerpos de tus siervos
por comida a las aves de los cielos,
La carne de tus santos a las bestias de la tierra.
La carne de tus santos a las bestias de la tierra.
3 Derramaron su sangre como agua en
los alrededores de Jerusalén,
Y no hubo quien los enterrase.
Y no hubo quien los enterrase.
4 Somos afrentados de nuestros
vecinos,
Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
Escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
5 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás
airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu celo?
¿Arderá como fuego tu celo?
6 Derrama tu ira sobre las naciones
que no te conocen,
Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
Y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
7 Porque han consumido a Jacob,
Y su morada han asolado.
Y su morada han asolado.
8 No recuerdes contra nosotros las
iniquidades de nuestros antepasados;
Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos,
Porque estamos muy abatidos.
Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos,
Porque estamos muy abatidos.
9 Ayúdanos, oh Dios de nuestra
salvación, por la gloria de tu nombre;
Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.
Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.
10 Porque dirán las gentes:
¿Dónde está su Dios?
Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos,
La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.
Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos,
La venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.
11 Llegue delante de ti el
gemido de los presos;
Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,
Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,
12 Y devuelve a nuestros vecinos
en su seno siete tantos
De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
De su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
13 Y nosotros, pueblo tuyo, y
ovejas de tu prado,
Te alabaremos para siempre;
De generación en generación cantaremos tus alabanzas.
Te alabaremos para siempre;
De generación en generación cantaremos tus alabanzas.
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