lunes, 30 de septiembre de 2019

¡Cómo conocer la Voluntad de Dios!



28 de Julio
¡La buena voluntad de Dios para contigo!
Por Riqui Ricón*
Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente (2 R 8.19).
Desde hace años está de moda decir que los cristianos, los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, no tienen una religión sino una relación con Dios. Esto sólo puede ser verdad para aquellos que a través de la Biblia han creído a TODA la Palabra de Dios. Los creyentes debemos, porque así está escrito, vivir vidas plenas, siendo prósperos y saludables al caminar de la mano de nuestro Dios y Padre, escuchando y obedeciendo lo que Él nos dice.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).
-Pero, pero, Riqui Ricón -me dicen-, ojalá fuera así. Mi realidad parece ser muy diferente, me encuentro en una lucha continua, resistiendo al pecado y las aflicciones de este mundo, buscando no fallarle a Dios. Oro, ayuno, leo la Biblia y hasta diezmo. Sin embargo, así como que yo tenga una vida próspera y todo me salga bien pues la verdad, no. ¡Eso quisiera!
Yo te preguntaría: ¿caminas con Jesús como lo haces con tu mejor amigo? ¿Pasas tiempo con Él conversando y escuchando? ¿Crees sus Palabras? ¿Lo consideras digno de confianza? ¿Le conoces tanto como para creerle?
En el versículo con que iniciamos esta reflexión, puedes notar una de las principales cualidades de Dios, pues 800 años antes del episodio que se narra en Segunda de Reyes Ocho, ya les había advertido sobre las consecuencias de entrar en una relación de Pacto con Él, para luego invalidarla. Constantemente les envió jueces, reyes y profetas, exhortándolos a que volviesen a Él. Sin embargo, por Amor, le hizo una promesa a David dándole Su Palabra y, recuerda, Dios tiene Palabra de Honor, Él no puede mentir.
¡Dios es fiel y siempre cumple Su Palabra!
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm 23.19).
El hombre cuando se arrepiente de su palabra es para su propio provecho, ya que lo hace cuando se da cuenta  que lo que dijo le va a perjudicar de alguna manera. Sin embargo, ¡Dios no actúa así!
Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (Jon 3.10).
Cuando Dios se ha arrepentido de algo que ha dicho siempre ha sido en respuesta al Amor que tiene por los seres humanos. Sólo para tu provecho y beneficio. ¡Dios es bueno!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
De hecho, cuando lees y meditas la Palabra de Dios, encuentras que en la Biblia está expresada la Voluntad de Dios para tu Vida y ésta es buena, agradable y perfecta. Dios desea que tú seas próspero(a) en todas las cosas; Él desea que tengas buena salud y que vivas tu Vida con gozo, paz y Amor, sabiendo que Él está contigo; que nunca te ha dejado y nunca te dejará.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Sin importar cuáles hayan sido las condiciones de tu Vida, Dios ha comprometido Su Palabra para nunca olvidarse de ti.
Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas (Deu 28.12-13).
La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es indiscutiblemente clara acerca de cuál es el deseo de Dios para tu vida. Él sólo pide de ti una cosa, que le creas, que creas que hay honor en Su Palabra.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así que, ante cualquier problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando el día de hoy, lo mejor que puedes hacer es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Cambia tu forma de pensar y tu actitud ante las circunstancias. No pongas tu atención en los problemas y aflicciones, sino ponla en Jesús, ponla en Sus Palabras. Haz de la Biblia la Norma máxima de tu vida leyéndola, meditándola y utilizándola de noche y de día. La Palabra de Dios es viva y eficaz, es espíritu y es vida, así que, permítele cambiar tus problemas y circunstancias mientras te llena de fe.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Tener una relación con Dios, en lugar de una religión, significa involucrarte afectivamente con Él, y para lograrlo es necesario que conozcas y reconozcas quién es Él y también que conozcas y reconozcas quién, ahora, tú eres, gracias a Él.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada vez comprendo más que es a través de Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para actuar conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora yo soy: un(a) Hijo(a) Tuyo(a). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto. Fue mediante Tu muerte y resurrección, Jesucristo, que yo Nací de Nuevo para recibir la Vida Eterna que con Tu Sangre compraste para mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo el espíritu de mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del (la) hombre (mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos, para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por Ti, oh Dios, conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así que, en Tu nombre, Jesús, declaro que no son los problemas ni las circunstancias los que determinan quien soy ni cómo voy a vivir. Soy un(a) Hijo(a) del Rey, por lo tanto, puedo y debo vivir una Vida Plena y Abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella tengo paz y plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo confiar en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está en el mundo. Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad; recibo mi libertad; recibo la restauración de mi matrimonio y de mi familia y recibo prosperidad en todas las áreas de mi vida. Creo y declaro que de todo problema, aflicción o enfermedad yo, __________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 30                              Judas / Esd 9-10 / Sal 95


Judas
Salutación

Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo: 2 Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.

Falsas doctrinas y falsos maestros
(2 P. 2.1-17)

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. 10 Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. 11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. 14 De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, 15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. 16 Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.

Amonestaciones y exhortaciones

17 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; 18 los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. 19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. 22 A algunos que dudan, convencedlos. 23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.

Doxología

24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, 25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.


Esdras 9-10
Oración de confesión de Esdras

Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado. Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde. Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios, y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día. Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre. Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén. 10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos, 11 que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia. 12 Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre. 13 Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este, 14 ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? 15 Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.

Expulsión de las mujeres extranjeras

10 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente. Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley. Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra. Entonces se levantó Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron. Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado de los del cautiverio. E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reuniesen en Jerusalén; y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio. Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a los veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó todo el pueblo en la plaza de la casa de Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la lluvia. 10 Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel. 11 Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras. 12 Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra. 13 Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos pecado en esto. 14 Sean nuestros príncipes los que se queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios sobre esto. 15 Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y Sabetai les ayudaron. 16 Así hicieron los hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones jefes de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus nombres se sentaron el primer día del mes décimo para inquirir sobre el asunto. 17 Y terminaron el juicio de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes primero. 18 De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron hallados estos: De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías. 19 Y dieron su mano en promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado un carnero de los rebaños por su delito. 20 De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías. 21 De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel y Uzías. 22 De los hijos de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa. 23 De los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer. 24 De los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum, Telem y Uri. 25 Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaía. 26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdi, Jeremot y Elías. 27 De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza. 28 De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai. 29 De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, Seal y Ramot. 30 De los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés. 31 De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías. 33 De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei. 34 De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel, 35 Benaía, Bedías, Quelúhi, 36 Vanías, Meremot, Eliasib, 37 Matanías, Matenai, Jaasai, 38 Bani, Binúi, Simei, 39 Selemías, Natán, Adaía, 40 Macnadebai, Sasai, Sarai, 41 Azareel, Selemías, Semarías, 42 Salum, Amarías y José. 43 Y de los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y Benaía. 44 Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos.


Salmos 95
Cántico de alabanza y de adoración

95 Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
    Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.
3 Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo también el mar, pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.
Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,
Como en el día de Masah en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres,
Me probaron, y vieron mis obras.
10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
Y dije: Pueblo es que divaga de corazón,
Y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.

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