28 de Octubre
¡Escogido(a) por Dios!
Por Riqui Ricón*
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,
hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio
para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la
verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para
alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo (2 Tes 2.13-14).
La palabra evangelio significa buenas
noticias y éstas son, efectivamente, las buenas noticias que la Biblia, la
Palabra de Dios que nunca miente, establece en nuestras vidas, pues tú fuiste escogido(a) desde el principio para
salvación, esto es, para recibir la Vida abundante y plena que Jesucristo
ganó para ti, y que es, ni más ni menos que la Vida Eterna.
El ladrón no viene sino
para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Ahora bien, no fuiste escogido(a) por Dios
gracias a tus dones o talentos, ni por tu buen comportamiento, sino que fuiste
escogido(a) por el Amor que Dios siente por ti. Fuiste escogido(a), al ser
apartado(a) por el Espíritu Santo, cuando creíste a la Palabra de Dios, que es
la Verdad, y la cual dice:
De esta manera, pues, será
perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado (Isa
27.9a).
Desde Génesis hasta
Apocalipsis el mensaje de Amor de la Palabra de Dios es constante y consistente:
La redención de tu Vida. Lo cual significa que tú fuiste comprado(a) mediante
la muerte y resurrección de Jesucristo para que, al pagar Él TODOS tus pecados,
se te concediera el derecho a la libertad y a la vida plena que solamente un(a)
HIJO(A) DE DIOS NACIDO(A) DE NUEVO puede experimentar y que ahora es tu Herencia: La Vida Eterna, la
Vida de Dios.
Porque la paga del pecado
es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Ahora bien, demasiados creyentes piensan que
la santidad se consigue mediante el arrepentimiento y las obras que deben
realizar para agradar a Dios y así poder mantener su relación con Él. El
problema con esta posición es que olvidan que YA fueron escogidos para
salvación mediante la santificación por el Espíritu y por la fe, que es creerle
a Dios, creyendo Su Palabra.
Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a
Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Heb 11.6).
Así que, a Dios no se le agrada con obras de
justicia sino creyendo lo que Él YA te proveyó por medio de la muerte y
resurrección de Su Hijo, Jesús.
Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a
Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha
dicho Jehová de los ejércitos (Zac 4.6).
Amado(a), Dios no está tan interesado en tus
fracasos y derrotas, como en las acciones llenas de fe [creyéndole a Él,
creyendo Su Palabra], que realizas para cumplir el propósito por el cual sigues
aún aquí en la tierra. Para eso te CREÓ DE NUEVO por medio de la fe en
Jesucristo.
Y él os dio vida a
vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro
tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la
potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de
la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás. Pero Dios,
que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros
las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe
2.1-10).
Este es Su plan, y es tan perfecto que hasta
la fe está incluida como un regalo de Dios para ti. Y todo con el propósito de
que no exista la más remota posibilidad de que falles, pues Él es el que te
santifica.
Porque
cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero
qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque
el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados
del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación,
y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, más
la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro
(Ro 6.20-23).
Así que, no temas cree solamente y comienza a pensar, hablar y vivir como
lo que realmente eres: ¡Un(a) Hijo(a) Amado(a) y Escogido(a) de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te alabo y te bendigo
por lo que has hecho conmigo al adoptarme como Hija(o) Tuya(o) pagando con la
Vida de Jesús el precio de mi adopción, el perdón de todos mis pecados. Gracias
porque cuando he estado en angustia te he invocado y siempre me respondes, poniéndome
en lugar espacioso. Tú estás conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el
hombre. Tú estás conmigo entre los que me ayudan; Por tanto, yo veré mi deseo
en los que me aborrecen. Mejor es confiar en Ti que confiar en el hombre. Mejor
es confiar en Ti que confiar en príncipes. Sé que toda enfermedad, problema o
circunstancia yo la destruiré en Tu nombre, Jesús. Aunque el día de hoy me
sienta rodeado como por abejas; o las circunstancias se enardezcan contra mí como fuego de espinos; Sé que, en Tu nombre
Jesús, yo les venceré. Tú eres mi ayudador. Tú eres mi cántico y mi fortaleza.
Tú eres Jesús, mi Señor y Salvador. Por lo tanto, creo y declaro que yo,
________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio 18 Mar
4.1-20 /
2 Sam 9-10 / Dan 5
Marcos
4.1-20
Parábola del sembrador
(Mt. 13.1–23; Lc. 8.4–15)
4
1Otra vez comenzó
Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto
que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la
gente estaba en tierra junto al mar. 2Y les enseñaba por parábolas
muchas cosas, y les decía en su doctrina: 3Oíd: He aquí, el
sembrador salió a sembrar; 4y al sembrar, aconteció que una parte
cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. 5Otra
parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque
no tenía profundidad de tierra. 6Pero salido el sol, se quemó; y porque
no tenía raíz, se secó. 7Otra parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. 8Pero otra parte
cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a
sesenta, y a ciento por uno. 9Entonces les dijo: El que tiene
oídos para oír, oiga.
10Cuando estuvo
solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la
parábola. 11Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio
del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
12para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan;
para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
13Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas
las parábolas? 14El sembrador es el que siembra la palabra.
15Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra,
pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se
sembró en sus corazones. 16Estos son asimismo los que fueron sembrados
en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con
gozo; 17pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración,
porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra,
luego tropiezan. 18Estos son los que fueron sembrados entre
espinos: los que oyen la palabra, 19pero los afanes de este siglo,
y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la
palabra, y se hace infructuosa. 20Y éstos son los que fueron
sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a
treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
2
Samuel 9-10
Bondad de David hacia Mefi-boset
9
1Dijo David: ¿Ha
quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de
Jonatán? 2Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual
llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él
respondió: Tu siervo. 3El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la
casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey:
Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies. 4Entonces
el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa
de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar. 5Entonces envió el rey David,
y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar. 6Y vino
Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro
e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu
siervo. 7Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad
haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas
las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. 8Y
él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto
como yo?
9Entonces el rey
llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su
casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. 10Tú, pues, le labrarás
las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que
el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor
comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. 11Y
respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su
siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como
uno de los hijos del rey. 12Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño,
que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de
Mefi-boset. 13Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía
siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.
Derrotas de amonitas y sirios
(1 Cr. 19.1–19)
10
1Después de esto,
aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo Hanún su
hijo. 2Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas,
como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos para consolarlo por su
padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,
3los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece
que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado
David sus siervos a ti para reconocer e inspeccionar la ciudad, para
destruirla? 4Entonces Hanún tomó los siervos de David, les rapó la
mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los
despidió. 5Cuando se le hizo saber esto a David, envió a
encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó que
les dijeran: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces
volved.
6Y viendo los
hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y
tomaron a sueldo a los sirios de Bet-rehob y a los sirios de Soba, veinte mil
hombres de a pie, del rey de Maaca mil hombres, y de Is-tob doce mil hombres.
7Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de los
valientes. 8Y saliendo los hijos de Amón, se pusieron en orden de
batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, de Rehob, de Is-tob
y de Maaca estaban aparte en el campo.
9Viendo, pues,
Joab que se le presentaba la batalla de frente y a la retaguardia, entresacó de
todos los escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los
sirios. 10Entregó luego el resto del ejército en mano de Abisai su
hermano, y lo alineó para encontrar a los amonitas. 11Y dijo: Si
los sirios pudieren más que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren
más que tú, yo te daré ayuda. 12Esfuérzate, y esforcémonos por
nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien
le pareciere. 13Y se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba,
para pelear contra los sirios; mas ellos huyeron delante de él. 14Entonces
los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos
delante de Abisai, y se refugiaron en la ciudad. Se volvió, pues, Joab de
luchar contra los hijos de Amón, y vino a Jerusalén.
15Pero los
sirios, viendo que habían sido derrotados por Israel, se volvieron a reunir.
16Y envió Hadad-ezer e hizo salir a los sirios que estaban al otro lado
del Eufrates, los cuales vinieron a Helam, llevando por jefe a Sobac, general
del ejército de Hadad-ezer. 17Cuando fue dado aviso a David,
reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a Helam; y los sirios se
pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él. 18Mas
los sirios huyeron delante de Israel; y David mató de los sirios a la gente de
setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac
general del ejército, quien murió allí. 19Viendo, pues, todos los
reyes que ayudaban a Hadad-ezer, cómo habían sido derrotados delante de Israel,
hicieron paz con Israel y le sirvieron; y de allí en adelante los sirios
temieron ayudar más a los hijos de Amón.
Daniel 5
La escritura en la pared
5
1El rey Belsasar
hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía
vino. 2Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los
vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de
Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus
concubinas. 3Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían
traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en
ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. 4Bebieron
vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de
madera y de piedra.
5En aquella misma
hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del
candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano
que escribía. 6Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo
turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la
otra. 7El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos
y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta
escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar
de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino. 8Entonces
fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la
escritura ni mostrar al rey su interpretación. 9Entonces el rey
Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos.
10La reina, por
las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo:
Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro.
11En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses
santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y
sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre,
oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos,
12por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento,
para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en
Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a
Daniel, y él te dará la interpretación.
13Entonces Daniel
fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de
los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? 14Yo
he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se
halló luz, entendimiento y mayor sabiduría. 15Y ahora fueron
traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me
diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del
asunto. 16Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones
y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su
interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu
cuello, y serás el tercer señor en el reino.
17Entonces Daniel
respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas
a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación. 18El
Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la
gloria y la majestad. 19Y por la grandeza que le dio, todos los
pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería
mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien
quería humillaba. 20Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su
espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y
despojado de su gloria. 21Y fue echado de entre los hijos de los
hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos
monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue
mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene
dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.
22Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo
esto; 23sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e
hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus
mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste
alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra,
que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son
todos tus caminos, nunca honraste.
24Entonces de su
presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura. 25Y la
escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. 26Esta es la
interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
27TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. 28PERES:
Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.
29Entonces mandó
Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y
proclamar que él era el tercer señor del reino.
30La misma noche
fue muerto Belsasar rey de los caldeos. 31Y Darío de Media tomó el
reino, siendo de sesenta y dos años.
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