11 de Mayo
¡Por Tu Palabra, Señor!
Por Riqui Ricón*
Entonces Manoa dijo: Cuando
tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué
debemos hacer con él? (Jue 13. 12).
¡Cómo
me gusta encontrar en la Biblia la enseñanza y revelación acerca de que lo
único que tienes que hacer para vivir una buena Vida es creer que la Palabra de
Dios es la Verdad!
Manoa,
el padre de Sansón, no le cabía la más mínima duda que lo que Dios le había
dicho a su esposa por medio del ángel se cumpliría, por eso pudo afirmar, Cuando tus palabras se cumplan…
Por
este mismo conocimiento y revelación es Jesús quien te anima,
No
se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí
(Jn 14. 1).
Amado(a), este día es tiempo de poner mucha
atención, pues creer en Dios o creer en Jesús, NO SIGNIFICA creer que ellos
existen. Tampoco se trata de tener la certeza de que Jesús caminó por este
mundo enseñando, predicando y sanando. Creer en Dios no es estar convencido que
Dios fue el creador del universo. Lo que realmente significa creer en Dios es
creerle a Dios; esto es, creerle a Su Palabra.
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Lo realmente significativo para tu vida
comenzará en el momento que comiences a creer que la Biblia REALMENTE es la
Palabra de Honor del único Dios verdadero. Tu vida comenzará a tener verdadero
significado en el momento que veas la Biblia como las Palabras que han salido
de la boca de Dios y que, por lo tanto, se van a cumplir todas, sin faltar
alguna de ellas.
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán (Mar 13.31).
Sin importar cuales sean los problemas, las
enfermedades o los retos que estés enfrentando el día de hoy, de todos ellos
podrás salir más que vencedor(a) si comienzas a creer la Palabra de Dios.
Porque como desciende de los
cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la
hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo
que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié
(Isa 55.10-11).
La Biblia no es un libro de fábulas o de
consejos religiosos. La Biblia es la Eterna, Inmutable e Infalible Palabra de
Dios. Es más seguro confiar en la Biblia que confiar en el mismísimo piso que
estás pisando.
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo
tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez
prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha
bendecido, y yo no puedo revertirlo! (Num 23.19-20 Nueva Traducción Viviente NTV).
Puesto que Dios no puede mentir, entonces poner
toda tu confianza en la Palabra de Honor del Todopoderoso Dios es lo más seguro
y certero que puedas hacer tú, con tu vida.
y un joven llamado Eutico, que
estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo
disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue
levantado muerto. Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y
abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. Después de
haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así
salió. Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados
(Hch 20. 9-12).
¿Cómo puede alguien utilizar su fe para
resucitar un muerto, sanar un enfermo, restaurar un matrimonio, salir de la
pobreza o sanar su corazón? Si lo piensas bien, esto es realmente sencillo.
Sólo tienes que encontrar dónde en la Biblia, Dios dice que lo puedes hacer,
pues si Dios lo dice, entonces, es la Verdad e inevitablemente tiene que
suceder. ¡Es Palabra de Dios!
De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre
(Jn 14. 12).
El Padre de Jesús es Dios y resulta que, por
la muerte y resurrección de Jesús, y tu Nuevo Nacimiento, Dios también es tu
Padre. Así que, las condiciones están listas para que comiences hacer las mismas
cosas que Él hizo y aún mayores. Digo, si le puedes creer a Dios, pues para el (la)
que le cree a Dios, TODAS las cosas le son posibles.
Miren con
cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que
somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque
no lo conocen a él (1 Jn 3.1
NTV).
Es el Amor que Dios siente por ti, expresado
en la muerte y resurrección de Jesucristo, lo que hace de ti un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo. Es este gran Amor lo que te levanta el día de hoy de
cualquier condición de pobreza, enfermedad, angustia o soledad, para
establecerte en la posición de victoria que ahora te pertenece.
Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro
8.31-32).
¡La Biblia es la Palabra de Honor de Dios!
¡Ten ánimo! Sin importar cuál sea la condición en la que hoy te encuentras, tu
Padre, el Todopoderoso, jamás dejará de cumplir todo lo que ha dicho acerca de
ti. ¡El cielo y la tierra pasarán, mas su Palabra nunca faltará!
Oremos en voz audible.
Amado Padre celestial, que hermoso es saberse
Tu Hijo(a). Que hermoso es saber que por medio del precio que Jesús pagó por mí,
ahora soy Tu heredero(a) y coheredero(a) junto con Jesús. Gracias, Señor,
porque tengo fe. La fe que me has dado, de la cual Tú, Jesucristo, eres autor y
consumador. Gracias por Tu Palabra, la Biblia. Es Tu Palabra de Honor y alumbra
mi vida y mi camino pues vivo confiado siempre y asegurado pues sé, que sé, que
todo lo que has dicho se va a cumplir y que no faltaras a ninguna de todas Tus
palabras. Gracias porque Tu Palabra es la certeza de todo lo que estoy esperando,
de todo lo que aún no veo. Sin importar mi circunstancias o situación, hoy puedo
afirmar que, ¿Quién me acusará si soy
escogido(a) de Dios? Dios, Tú eres el que me justifica. ¿Quién es
el que me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como
está escrito: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como
oveja de matadero. Antes, en todas estas cosas, yo, ______________ (tu nombre
aquí), soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por
lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de
Dios, que es en Ti, Cristo Jesús, mi Señor, Rey y Salvador. Por lo cual, me declaro
arriba y no más abajo; adelante y ya no detrás; ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre!
¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz que sólo yo, un(a)
Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en la Plenitud de Dios,
mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la Biblia, la Palabra de
Dios, que no miente, dice acerca de mí. ¡Te amo mi Señor, Dios y Padre! En el nombre
de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 11 Hch 20.
1-16 /
Jue 13 / Job 41
Hechos
20. 1-16
Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia
20
1Después que cesó
el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado,
se despidió y salió para ir a Macedonia. 2Y después de recorrer
aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a
Grecia. 3Después de haber estado allí tres meses, y siéndole
puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la
decisión de volver por Macedonia. 4Y le acompañaron hasta Asia, Sópater
de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de
Asia, Tíquico y Trófimo. 5Estos, habiéndose adelantado, nos
esperaron en Troas. 6Y nosotros, pasados los días de los panes sin
levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en
Troas, donde nos quedamos siete días.
Visita de despedida de Pablo en Troas
7El primer día de
la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba,
habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.
8Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos;
9y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de
un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño
cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. 10Entonces
descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues
está vivo. 11Después de haber subido, y partido el pan y comido,
habló largamente hasta el alba; y así salió. 12Y llevaron al joven
vivo, y fueron grandemente consolados.
Viaje de Troas a Mileto
13Nosotros,
adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya
que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. 14Cuando
se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene. 15Navegando
de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos
puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos
a Mileto. 16Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a
Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de
Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.
Jueces
13
Nacimiento de Sansón
13
1Los hijos de
Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó
en mano de los filisteos por cuarenta años. 2Y había un hombre de
Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y
nunca había tenido hijos. 3A esta mujer apareció el ángel de
Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero
concebirás y darás a luz un hijo. 4Ahora, pues, no bebas vino ni
sidra, ni comas cosa inmunda. 5Pues he aquí que concebirás y darás
a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo
a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los
filisteos. 6Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo:
Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de
Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni
tampoco él me dijo su nombre. 7Y me dijo: He aquí que tú
concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni
comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento
hasta el día de su muerte.
8Entonces oró
Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que
enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer
con el niño que ha de nacer. 9Y Dios oyó la voz de Manoa; y el
ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su
marido Manoa no estaba con ella. 10Y la mujer corrió prontamente a
avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que
vino a mí el otro día. 11Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer;
y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él
dijo: Yo soy. 12Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se
cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con
él? 13Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará
de todas las cosas que yo le dije. 14No tomará nada que proceda de
la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que
le mandé.
15Entonces Manoa
dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un
cabrito. 16Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me
detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a
Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová. 17Entonces
dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu
palabra te honremos? 18Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué
preguntas por mi nombre, que es admirable? 19Y Manoa tomó un cabrito
y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro
ante los ojos de Manoa y de su mujer. 20Porque aconteció que
cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la
llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron
en tierra.
21Y el ángel de
Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que
era el ángel de Jehová. 22Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente
moriremos, porque a Dios hemos visto. 23Y su mujer le respondió:
Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la
ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría
anunciado esto. 24Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por
nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. 25Y el
Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan,
entre Zora y Estaol.
Job 41
41
1 ¿Sacarás tú al leviatán con anzuelo,
O con cuerda
que le eches en su lengua?
2 ¿Pondrás tú soga en sus narices,
Y horadarás
con garfio su quijada?
3 ¿Multiplicará él ruegos para contigo?
¿Te hablará
él lisonjas?
4 ¿Hará pacto contigo
Para que lo
tomes por siervo perpetuo?
5 ¿Jugarás con él como con pájaro,
O lo atarás
para tus niñas?
6 ¿Harán de él banquete los compañeros?
¿Lo
repartirán entre los mercaderes?
7 ¿Cortarás tú con cuchillo su piel,
O con arpón
de pescadores su cabeza?
8 Pon tu mano sobre él;
Te acordarás
de la batalla, y nunca más volverás.
9 He aquí que la esperanza acerca de él será burlada,
Porque aun a
su sola vista se desmayarán.
10 Nadie hay tan osado que lo despierte;
¿Quién,
pues, podrá estar delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya?
Todo lo que hay debajo del
cielo es mío.
12 No guardaré silencio sobre sus miembros,
Ni sobre sus
fuerzas y la gracia de su disposición.
13 ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura?
¿Quién se
acercará a él con su freno doble?
14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro?
Las hileras
de sus dientes espantan.
15 La gloria de su vestido son escudos fuertes,
Cerrados
entre sí estrechamente.
16 El uno se junta con el otro,
Que viento
no entra entre ellos.
17 Pegado está el uno con el otro;
Están
trabados entre sí, que no se pueden apartar.
18 Con sus estornudos enciende lumbre,
Y sus ojos
son como los párpados del alba.
19 De su boca salen hachones de fuego;
Centellas de
fuego proceden.
20 De sus narices sale humo,
Como de una
olla o caldero que hierve.
21 Su aliento enciende los carbones,
Y de su boca
sale llama.
22 En su cerviz está la fuerza,
Y delante de
él se esparce el desaliento.
23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas;
Están en él
firmes, y no se mueven.
24 Su corazón es firme como una piedra,
Y fuerte
como la muela de abajo.
25 De su grandeza tienen temor los fuertes,
Y a causa de
su desfallecimiento hacen por purificarse.
26 Cuando alguno lo alcanzare,
Ni espada,
ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
27 Estima como paja el hierro,
Y el bronce como
leño podrido.
28 Saeta no le hace huir;
Las piedras
de honda le son como paja.
29 Tiene toda arma por hojarasca,
Y del
blandir de la jabalina se burla.
30 Por debajo tiene agudas conchas;
Imprime su
agudez en el suelo.
31 Hace hervir como una olla el mar profundo,
Y lo vuelve
como una olla de ungüento.
32 En pos de sí hace resplandecer la senda,
Que parece
que el abismo es cano.
33 No hay sobre la tierra quien se le parezca;
Animal hecho
exento de temor.
34 Menosprecia toda cosa alta;
Es rey sobre
todos los soberbios.
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