27 de Mayo
¡Primero creer para después ser!
Por Riqui Ricón*
porque
no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley
serán justificados (Ro 2.13).
Hoy comencemos notando que en cuanto a la
justicia Eterna, está determinado que no se justificará delante de Dios hombre
alguno.
Y
no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti
ningún ser humano (Sal 143.2).
Esto es y será así porque la naturaleza
humana está corrompida por el pecado, que es la incredulidad a la Palabra de
Dios, y esta es la razón por la cual, por más que te esfuerces en cumplir la
ley, siempre caerás. Pero,…
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo realmente hermoso y asombroso del mensaje
del Evangelio es que Dios rompe este círculo de fracasos y derrotas al
justificarte Él, pagando el justo precio de todos tus pecados con la Vida de Su
propio Hijo, Cristo Jesús. ¡Y todo por Amor a ti!
Pero ahora, aparte de la ley, se
ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los
que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en
este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al
que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).
Ser justificado(a) significa que Cristo Jesús
YA PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS tus pecados al morir en esa cruz
derramando hasta la última gota de Su Sangre, solo por Amor a ti.
Porque
también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos,
para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu (1 P 3.18).
Así que, ahora tú vives como un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo, sabiendo y creyendo que eres justificado(a) no por tus
obras sino por tu fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es muerta en
sí misma, tú, sabiendo y creyendo que Naciste de Nuevo no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre (1 P 1.23), AHORA piensas,
hablas y actúas como Hijo(a) del Rey, cumpliendo así la ley de Cristo.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
¡Este Nuevo hombre
(mujer), que Él YA te hizo, ha sido creado(a), por Dios mismo, en la justicia y
santidad de la verdad! Así que, tú NO tienes que tratar y luchar por ser ese(a)
hombre (mujer). ¡Por la muerte y resurrección de Cristo Jesús que ya lo eres!
Sólo tienes que creerlo. Pero tienes que creerlo de tal manera que comiences a
serlo, que comiences a manifestarte como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo. Entonces tu fe producirá frutos de justicia. ¡Primero creer para
después ser!
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados (He 10.14).
¡Jesucristo, como
ofrenda viva, por amor a ti, YA te hizo justo(a), santo(a) y perfecto(a) para
siempre!
Si lo meditas bien, te
darás cuenta que el Plan de Redención, que Dios ideo para tu vida, es de una
simpleza y belleza absolutas:
Ser un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero, creer, tener
la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra que AHORA tú
eres: incorruptible, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Luego, actuar, obrar,
vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que AHORA eres: un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid
firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en
vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).
Satanás es homicida desde el principio,
mentiroso y padre de mentira (Jn 8.44). Él aparenta ser un león, pero no lo es.
¡Él está vencido! Su única estrategia posible es engañarte para convencerte que
no eres esa persona justa, santa, perfecta y capaz que Dios dice en Su Palabra,
la Biblia, que ahora eres. Recuerda que la mentira solo es poderosa cuando
comienzas a creerla.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
El diablo quiere tenerte luchando e
intentando con todas tus fuerzas por alcanzar algo que ya te hizo creer que no tú
tienes y que nunca lo tendrás: justicia, santidad y perfección.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
Puesto que la Biblia, la Palabra de Dios, es
la Verdad, sólo creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, puedes vencer las
mentiras del diablo y así, con tu fe, comenzar a manifestar la libertad
gloriosa de los Hijos de Dios (Ro 8.21).
En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?... Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto
sé, que Dios está por mí. En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. En Dios he confiado; no
temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal
56.3-4, 9-11).
Es la Eterna e Infalible Palabra de Dios la
que te garantiza que todo esto es así. AHORA, puedes vivir confiado(a)
pues sabes quién eres: un(a) Hijo(a) del Rey; una princesa o un príncipe del
Dios vivo y verdadero; un(a) escogido(a) y amado(a) del Todopoderoso.
Y si esto es así, ¡y lo es! Entonces, ¿Qué
puede hacerte el hombre o demonio o pobreza o enfermedad?
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
(Ro 8.31).
Así que, no lo olvides,
¡tú eres justicia de Dios en Cristo Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas
gracias, porque en verdad ahora sé, y creo, que he sido justificado(a) en Tu
Amor, que es para mí, Cristo Jesús. Yo soy ese(a) Hijo(a) Tuyo(a) incorruptible,
santo(a), justo(a) y perfecto(a), pues así lo has establecido mediante Tu
Palabra, la Biblia. ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú estás por mí y conmigo,
¿quién contra de mí? ¿Quién me podrá hacer daño? ¿Quién podrá atemorizarme?
Si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor
a mí, ¿cómo no me darás también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará si
soy escogido(a) de Dios? Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me
condenará? Cristo Jesús, Tú eres el que murió; más aún, Tú eres el que también
resucitó, el que además estás a la diestra de Dios. ¡Jesús, Tú eres el que
intercede por mí! ¿Quién me separará de Tu Amor? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito en Tu Palabra, la Biblia: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo;
Soy contado(a) como oveja que va al matadero. Gracias Padre, porque, ¡antes, en
todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Cristo
Jesús! Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor,
oh Dios, que es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Por lo tanto, ante
todo problema, enfermedad, aflicción, tristeza o depresión, me declaro en
victoria. ¡Soy Sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre
de Jesús. Amén. (Ro 8.31-39).
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un
año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 27 Ro 2.1-3.8
/
1 Sam 10.17-11.15 / Sal 56
Romanos
2.1-3.8
El justo juicio de Dios
2
1Por lo cual eres
inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que
juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que
juzgas haces lo mismo. 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra
los que practican tales cosas es según verdad. 3¿Y piensas esto,
oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú
escaparás del juicio de Dios? 4¿O menosprecias las riquezas de su
benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al
arrepentimiento? 5Pero por tu dureza y por tu corazón no
arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la
revelación del justo juicio de Dios, 6el cual pagará a cada uno
conforme a sus obras: 7vida eterna a
los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad,
sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación y angustia sobre
todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
10pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío
primeramente y también al griego; 11porque no hay acepción de
personas para con Dios.
12Porque todos
los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la
ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13porque no son los
oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán
justificados. 14Porque cuando los gentiles que no tienen ley,
hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley
para sí mismos, 15mostrando la obra de la ley escrita en sus
corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus
razonamientos, 16en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los
secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Los judíos y la ley
17He aquí, tú
tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios,
18y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor,
19y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,
20instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la
forma de la ciencia y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a
otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar,
¿hurtas? 22Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú
que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23Tú que te
jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24Porque
como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa
de vosotros.
25Pues en verdad
la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la
ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el
incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su
incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es
incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la
letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28Pues
no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace
exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la
alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
3
1¿Qué ventaja
tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho,
en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de
Dios. 3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su
incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna
manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado.
5Y si nuestra injusticia hace
resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo?
(Hablo como hombre.) 6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo
juzgaría Dios al mundo? 7Pero si por mi mentira la verdad de Dios
abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador? 8¿Y
por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es
justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?
1
Samuel 10.17-11.15
17Después
Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, 18y dijo a los
hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de
Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que
os afligieron. 19Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de
todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre
nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por
vuestros millares.
20Y haciendo
Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de
Benjamín. 21E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y
fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le
buscaron, pero no fue hallado. 22Preguntaron, pues, otra vez a
Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que
él está escondido entre el bagaje. 23Entonces corrieron y lo
trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era
más alto que todo el pueblo. 24Y Samuel dijo a todo el pueblo:
¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el
pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!
25Samuel recitó
luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó
delante de Jehová. 26Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su
casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de
guerra cuyos corazones Dios había tocado. 27Pero algunos perversos
dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron
presente; mas él disimuló.
Saúl derrota a los amonitas
11
1Después subió
Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a
Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos. 2Y Nahas amonita
les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de
todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel.
3Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que
enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos
defienda, saldremos a ti. 4Llegando los mensajeros a Gabaa de
Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz
y lloró.
5Y he aquí Saúl
que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que
llora? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes. 6Al oír
Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se
encendió en ira en gran manera. 7Y tomando un par de bueyes, los
cortó en trozos y los envió por todo el territorio de Israel por medio de
mensajeros, diciendo: Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de
Saúl y en pos de Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron
como un solo hombre. 8Y los contó en Bezec; y fueron los hijos de
Israel trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá. 9Y
respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de
Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y
lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron. 10Y los de
Jabes dijeron a los enemigos: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con
nosotros todo lo que bien os pareciere. 11Aconteció que al día
siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del
campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el
día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron
dos de ellos juntos.
12El pueblo
entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre
nosotros? Dadnos esos hombres, y los mataremos. 13Y Saúl dijo: No
morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel. 14Mas
Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino.
15Y fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey
delante de Jehová en Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de
Jehová, y se alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.
Salmos 56
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante.
Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime
combatiéndome cada día.
2 Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque
muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
3 En el día que temo,
Yo en ti
confío.
4 En Dios alabaré su palabra;
En Dios he
confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
5 Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí
son todos sus pensamientos para mal.
6 Se reúnen, se esconden,
Miran
atentamente mis pasos,
Como quienes
acechan a mi alma.
7 Pésalos según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los
pueblos.
8 Mis huidas tú has contado;
Pon mis
lágrimas en tu redoma;
¿No están
ellas en tu libro?
9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que
Dios está por mí.
10 En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su
palabra alabaré.
11 En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré
alabanzas.
13 Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies
de caída,
Para que
ande delante de Dios
En la luz de
los que viven.
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