jueves, 30 de mayo de 2019

¡Cómo vivir en Paz!




27 de Octubre
¡Vida Eterna! ¡Completa Paz!
Por Riqui Ricón*


Alabad a Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, Y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya (Sal 117).
¿Qué motivos tengo para alabar al Señor? ¡Me gusta que me hagan esta pregunta pues yo les podría citar más de un millón de motivos para alabar al Señor! Y para muestra, basta el que a continuación te doy y que te va a impresionar tanto que darás gritos de júbilo al Señor.
¡Prepárate para ser impactado(a) por la Palabra de Dios, que es La Biblia, la cual no miente!
Una de las promesas más hermosas que Dios te hace dice:
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).
Así que, si pones toda tu confianza en la Palabra de Dios haciendo de ella la norma máxima de tu Vida y la pones en tu mente, boca y corazón siendo perseverante en creerle, entonces, Dios se compromete a guardarte en completa paz.
¡Completa paz!
Es algo realmente asombroso saberse destinado a disfrutar de COMPLETA PAZ, sin ningún tipo de temor ni aflicción. ¿Te gustaría? ¡Claro! Pues, entérate, ¡Dios te lo ha prometido!
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33)
En el mundo tendrás aflicciones pero de todas ellas saldrás más que vencedor(a) por medio del Amor de Jesucristo y, por lo tanto, puedes tener paz: ¡nada ni nadie te podrán hacer frente todo los días de tu vida!
»Nadie podrá derrotarte jamás, porque yo te ayudaré, así como ayudé a Moisés. Nunca te fallaré ni te abandonaré (Jos 1:5 TLA).
Sea lo que sea que estés enfrentando el día de hoy, ahí en medio de eso, puedes tener paz, pues sabes que sabes, que Dios, tu Padre, jamás faltará a Su Palabra  y por lo tanto, la victoria es tuya.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Rom 8:37).
Entonces, toma la decisión de poner todos tus pensamientos y corazón en la Palabra de Dios y Él te guardará en completa paz. Él jamás ha mentido, ni lo hará jamás, pues no puede hacerlo.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23:4).
Así que,  si Dios dice que aunque andes en valle de sombra y de muerte no temas mal alguno porque Él está contigo, entonces, esa es la Verdad: ¡Dios está contigo! Y si Dios está contigo, ¿quién contra ti?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom 8:31).
Pon mucha atención, porque el asunto que más atormenta a la humanidad entera y lamentablemente también a la mayoría de los creyentes, es el temor a la muerte. Es algo en lo que prefieren ni pensar, pero lo tienen latente cada instante de su vida. Si supieran lo que Jesús hizo al respecto y lo que Dios ha declarado en Su Palabra y lo creyeran, no volverían a temer nunca más.
Dios dice en Su Palabra:
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros;  y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación (Isa 25.8-9).
¿Cuándo será esto? ¡Buenas noticias, ya sucedió! Hace más de 2000 años en aquel monte Gólgota o de la calavera, a las afueras de Jerusalén.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.  Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Co 15.54-57).
Esta VICTORIA sucedió cuando el entregó Su Vida por amor a ti, y la recibiste en el momento que le reconociste como Señor y Salvador de tu vida. En ese momento NACISTE DE NUEVO y todo lo corruptible en ti fue vestido de incorrupción:
siendo renacidos (NACIDO DE NUEVO), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y por la Victoria de Cristo Jesús sobre el pecado y la muerte, eres totalmente libre de la esclavitud que produce el temor a la muerte.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14.15).
Si todo esto es Verdad, y claro que lo es, lo razonable sería dejar de sufrir y angustiarnos por el miedo a la muerte para creer y recibir esa paz y dicha, que sobrepasa todo entendimiento, las cuales Jesús compró para ti al morir en esa cruz.
¿O acaso Dios miente al prometer que TODO AQUEL que en él crea no se pierda más tenga VIDA ETERNA (Jn 3.16)? Y qué es Vida Eterna sino vivir para siempre. Aunque te cueste un poco comprenderlo, no lo dudes y créelo, dentro de 5000 años aquí vamos a estar tú y yo, pensando, riendo y gozando de la vida. ¡Esa vida plena y abundante que Cristo Jesús adquirió para ti!
A muchos les cuesta trabajo CREER esto, pero ¿habrá algo imposible para Dios? ¿Cumplirá Él lo que está escrito en Su Palabra? La respuesta es: Si puedes creerle a Él, al que cree le cree a Dios, creyendo Su Palabra, TODO le es posible.
¡Tienes Vida Eterna! ¡Tienes Completa Paz!

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy te doy gracias, una vez más, por tanto y tan grande Amor. Me has hecho Hijo(a) Tuyo(a). No te han importado ni mis pecados, ni mis fracasos y entregaste a Tu Hijo, Jesucristo, para pagar por mí y que yo recibiera Vida Eterna. Por Y todo por Tu gran Amor con que me has amado, que aun estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. ¡Vida Eterna! Gracias, Jesús, por Ti hoy yo estoy Vivo(a) y viviré por siempre pues Tú venciste a la muerte por mí. ¡Tengo Tu Palabra! ¡Palabra de Dios! ¡Palabra de Honor! ¡Todo lo puedo! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a)! Tú, Señor, me guardarás en completa paz pues mis pensamientos en Ti perseveran. Jehová de los ejércitos, dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), el hombre y la mujer que en Ti confían. Y ese(a), SOY YO, Riqui Ricón (pon tu nombre aquí). Por todo esto, creo y declaro que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo  30                              Ro 5  /  1 Sam 14  /  Sal 59

Romanos 5
Resultados de la justificación
5
1Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Adán y Cristo
12Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. 13Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. 14No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.
15Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. 16Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. 17Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
18Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 19Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. 20Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; 21para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.

1 Samuel 14
14
1Aconteció un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre. 2Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos hombres. 3Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se hubiese ido. 4Y entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; el uno se llamaba Boses, y el otro Sene. 5Uno de los peñascos estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.
6Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos. 7Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad. 8Dijo entonces Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos a ellos. 9Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros, entonces nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos. 10Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros, entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestra mano; y esto nos será por señal. 11Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas donde se habían escondido. 12Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel. 13Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él los mataba. 14Y fue esta primera matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas, como veinte hombres, en el espacio de una media yugada de tierra. 15Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación.
16Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro y era deshecha. 17Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasad ahora revista, y ved quién se haya ido de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que faltaba Jonatán y su paje de armas. 18Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel. 19Pero aconteció que mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo en gran manera. Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano. 20Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno estaba vuelta contra su compañero, y había gran confusión. 21Y los hebreos que habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y habían venido con ellos de los alrededores al campamento, se pusieron también del lado de los israelitas que estaban con Saúl y con Jonatán. 22Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos huían, también ellos los persiguieron en aquella batalla. 23Así salvó Jehová a Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Bet-avén.
24Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan. 25Y todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo. 26Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento. 27Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos. 28Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía. 29Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel. 30¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?
31E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero el pueblo estaba muy cansado. 32Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre. 33Y le dieron aviso a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre. Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una piedra grande. 34Además dijo Saúl: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y trajo todo el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron allí. 35Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.
36Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios. 37Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día. 38Entonces dijo Saúl: Venid acá todos los principales del pueblo, y sabed y ved en qué ha consistido este pecado hoy; 39porque vive Jehová que salva a Israel, que aunque fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese. 40Dijo luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te pareciere. 41Entonces dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre. 42Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán.
43Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo declaró y dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir? 44Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun me añada, que sin duda morirás, Jonatán. 45Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán. 46Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su lugar.
47Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor. 48Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.
49Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical. 50Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl. 51Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel.
52Y hubo guerra encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo juntaba consigo. 


Salmos 59

Oración pidiendo ser librado de los enemigos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando envió Saúl, y vigilaron la casa para matarlo.
     1     Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
     2     Líbrame de los que cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres sanguinarios.
     3     Porque he aquí están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;
     4     Sin delito mío corren y se aperciben.
Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
     5     Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel,
Despierta para castigar a todas las naciones;
No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad.
Selah
     6     Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.
     7     He aquí proferirán con su boca;
Espadas hay en sus labios,
Porque dicen: ¿Quién oye?
     8     Mas tú, Jehová, te reirás de ellos;
Te burlarás de todas las naciones.
     9     A causa del poder del enemigo esperaré en ti,
Porque Dios es mi defensa.
     10     El Dios de mi misericordia irá delante de mí;
Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.
     11     No los mates, para que mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.
     12     Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su soberbia,
Y por la maldición y mentira que profieren.
     13     Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob
Hasta los fines de la tierra.
Selah
     14     Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros,
Y rodeen la ciudad.
     15     Anden ellos errantes para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.
     16     Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.
     17     Fortaleza mía, a ti cantaré;
Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas al respecto?