4 de Mayo
¡La Bendición es tu derecho!
Por Riqui Ricón*
Por
dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como
Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción (Jue 2. 15).
Es muy importante no perder de vista que
tanto la bendición como la maldición, ambas, son Palabra de Dios y, por lo
tanto, inevitablemente se han de cumplir, según sea el caso.
Mira,
yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque
yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes
sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas
multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para
tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres,
y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo
os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre
la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que
os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú
y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a
su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus
días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres,
Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar (Deu 15. 20-30).
Ahora bien, si bien es cierto que las
personas se colocan bajo maldición como consecuencia de sus pecados, tienes que
notar que la Voluntad de Dios para tu vida siempre ha sido que vivas bajo Su Bendición.
Él no es ningún juez sádico que está pendiente de tus delitos y transgresiones
para aplicarte Su justicia inflexible. ¡No! ¡Nada de eso! Él es tu Padre
amoroso que te guía y corrige indicándote el camino correcto.
¿Quiero
yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus
caminos? (Ez 18. 23).
La
Verdad es que Dios desea que nadie perezca sino que todos se salven.
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3. 9).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no
miente, te enseña claramente, una y otra vez, la buena voluntad de Dios para
con los hombres.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es por Amor que Dios prefirió entregar a Su
propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Es
por Amor que ahora Él te ha hecho Su Hijo(a) amado(a) y no te condena, ni te
maldice.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1
NVI).
Por el Gran Amor que Dios siente por ti, has
sido predestinado(a) a buenas obras y a tener una vida plena y abundante.
Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
Toda Maldición sobre tu vida ha sido anulada
a través de la redención que Jesucristo efectuó en la cruz del calvario, por
Amor a ti.
Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque
está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para
que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de
que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu
(Gal 3.13-14).
Así que, si te encuentras afligido(a) o
angustiado(a) por alguna situación y piensas que eso te lo envió Dios por
alguna razón, detente, deja de pensar de esa forma. Si hay pecado en tu vida
arrepiéntete, corre hacia tu Padre, en vez de huir de Él; pídele perdón
confesando tu pecado pues fiel y justo es Él para perdonarte y limpiarte de
toda maldad.
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Si no hay pecado, entonces, sométete a la
Palabra de Dios, cree lo que en ella está escrito acerca de ti; resiste al
diablo y éste tendrá que huir de ti.
Someteos,
pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a
Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los
de doble ánimo, purificad vuestros corazones
(Stgo 4.7-8).
¡No te dejes engañar! No escuches la voz de
tu adversario, él ha sido homicida desde
el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él.
Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira
(Jn 8.44).
En cambio, tú eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo
renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra
de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Tú eres Hijo(a) de la Verdad y estás destinado(a)
a vivir bajo la Bendición de Dios, ¡nunca bajo maldición! ¡La Bendición es tu
derecho! ¡Cristo Jesús pagó por el!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo sé que soy Tuyo(a),
sé que soy un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible
sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra. Por lo tanto, el maligno no
me toca pues yo no practico el pecado. Te pido perdón por todos mis pecados que
he cometido en este último día, te pido que mires la sinceridad de mi corazón y
apliques, una vez más, la Sangre preciosa y poderosa de Tu Hijo Jesús sobre mi
vida y corazón. Gracias Señor porque me has hecho Nueva Creación, justo(a) y
santo(a). Espíritu Santo, Tú estás conmigo como mi amigo y ayudador; así que,
te pido me ayudes a creer que soy quien Tú dices que soy para dejar atrás esas
actitudes, pensamientos, palabras y acciones pecaminosas. Yo soy quien dice la
Biblia que soy: un(a) Hijo(a) de Dios, Nacido(a) de la Verdad. Soy totalmente
libre de la ley del pecado y de la muerte. Así que, recibo mi perdón y mi
herencia: Que son salud, prosperidad, paz y gozo. Declaro que, sin importar
cuál sea mi problema, angustia o enfermedad, yo, _______________ (tu nombre
aquí), soy más que vencedor por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús.
¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que
estás en mí, que el que está en el mundo! Yo, _______________ (tu nombre aquí),
ya he sido justificado(a) en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu Santo.
¡Así lo dice la Palabra de Dios! ¿No
sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los
fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que
se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios. Y esto erais
algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios (1 Co 6. 9-11). ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy bendecido(a)! En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas
diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 4 Hch 16. 1-15
/
Jue 2-3 / Job 34
Hechos
16. 1-15
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
16
1Después llegó a
Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo
de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2y daban buen
testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3Quiso
Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos
que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego.
4Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían
acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las
guardasen. 5Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y
aumentaban en número cada día.
La visión del varón macedonio
6Y atravesando
Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo
hablar la palabra en Asia; 7y cuando llegaron a Misia, intentaron
ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8Y pasando junto
a Misia, descendieron a Troas. 9Y se le mostró a Pablo una visión
de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a
Macedonia y ayúdanos. 10Cuando vio la visión, en seguida
procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para
que les anunciásemos el evangelio.
Encarcelados en Filipos
11Zarpando, pues,
de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a
Neápolis; 12y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la
provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos
días. 13Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al
río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que
se habían reunido. 14Entonces una mujer llamada Lidia,
vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba
oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que
Pablo decía. 15Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó
diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y
posad. Y nos obligó a quedarnos.
Jueces
2-3
El ángel de Jehová en Boquim
2
1El ángel de
Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje
en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré
jamás mi pacto con vosotros, 2con tal que vosotros no hagáis pacto
con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar;
mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3Por
tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán
azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. 4Cuando
el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo
alzó su voz y lloró. 5Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim,
y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.
Muerte de Josué
(Jos. 24.29–31)
6Porque ya Josué
había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su
heredad para poseerla. 7Y el pueblo había servido a Jehová todo el
tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué,
los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho
por Israel. 8Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová,
siendo de ciento diez años. 9Y lo sepultaron en su heredad en
Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de
Gaas. 10Y toda aquella generación también fue reunida a sus
padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová,
ni la obra que él había hecho por Israel.
Apostasía de Israel, y la obra de los jueces
11Después los
hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los
baales. 12Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había
sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los
pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a
ira a Jehová. 13Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a
Astarot. 14Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual
los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de
sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos.
15Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para
mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran
aflicción.
16Y Jehová
levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban; 17pero
tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales
adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres
obedeciendo a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así. 18Y
cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de
mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a
misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían.
19Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se
corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e
inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su
obstinado camino. 20Y la ira de Jehová se encendió contra Israel,
y dijo: Por cuanto este pueblo traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no
obedece a mi voz, 21tampoco yo volveré más a arrojar de delante de
ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió; 22para
probar con ellas a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová,
andando en él, como lo siguieron sus padres. 23Por esto dejó
Jehová a aquellas naciones, sin arrojarlas de una vez, y no las entregó en mano
de Josué.
Naciones que fueron dejadas para probar a Israel
3
1Estas, pues, son
las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos
que no habían conocido todas las guerras de Canaán; 2solamente
para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la
enseñasen a los que antes no la habían conocido: 3los cinco
príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que
habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a
Hamat. 4Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si
obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano
de Moisés. 5Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos,
heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. 6Y tomaron de sus
hijas por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus
dioses.
Otoniel liberta a Israel de Cusan-risataim
7Hicieron, pues,
los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su
Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8Y la
ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de
Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a
Cusan-risataim ocho años. 9Entonces clamaron los hijos de Israel a
Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto
es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10Y el
Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová
entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra
Cusan-risataim. 11Y reposó la tierra cuarenta años; y murió
Otoniel hijo de Cenaz.
Aod liberta a Israel de Moab
12Volvieron los
hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová fortaleció a
Eglón rey de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos
de Jehová. 13Este juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y
vino e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las palmeras. 14Y
sirvieron los hijos de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años.
15Y clamaron los
hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de
Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un
presente a Eglón rey de Moab. 16Y Aod se había hecho un puñal de
dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado
derecho. 17Y entregó el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón
hombre muy grueso. 18Y luego que hubo entregado el presente,
despidió a la gente que lo había traído. 19Mas él se volvió desde
los ídolos que están en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que
decirte. El entonces dijo: Calla. Y salieron de delante de él todos los que con
él estaban. 20Y se le acercó Aod, estando él sentado solo en su
sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se
levantó de la silla. 21Entonces alargó Aod su mano izquierda, y
tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió por el vientre, 22de
tal manera que la empuñadura entró también tras la hoja, y la gordura cubrió la
hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol. 23Y
salió Aod al corredor, y cerró tras sí las puertas de la sala y las aseguró con
el cerrojo.
24Cuando él hubo
salido, vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala
cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano. 25Y
habiendo esperado hasta estar confusos, porque él no abría las puertas de la
sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.
26Mas entre tanto
que ellos se detuvieron, Aod escapó, y pasando los ídolos, se puso a salvo en
Seirat. 27Y cuando había entrado, tocó el cuerno en el monte de
Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante
de ellos. 28Entonces él les dijo: Seguidme, porque Jehová ha
entregado a vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en
pos de él, y tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a
ninguno. 29Y en aquel tiempo mataron de los moabitas como diez mil
hombres, todos valientes y todos hombres de guerra; no escapó ninguno. 30Así
fue subyugado Moab aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta
años.
Samgar liberta a Israel de los filisteos
31Después de él
fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos
con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.
Job 34
Eliú justifica a Dios
34
1Además Eliú dijo:
2 Oíd, sabios, mis palabras;
Y vosotros,
doctos, estadme atentos.
3 Porque el oído prueba las palabras,
Como el
paladar gusta lo que uno come.
4 Escojamos para nosotros el juicio,
Conozcamos
entre nosotros cuál sea lo bueno.
5 Porque Job ha dicho: Yo soy justo,
Y Dios me ha
quitado mi derecho.
6 ¿He de mentir yo contra mi razón?
Dolorosa es
mi herida sin haber hecho yo transgresión.
7 ¿Qué hombre hay como Job,
Que bebe el
escarnio como agua,
8 Y va en compañía con los que hacen iniquidad,
Y anda con
los hombres malos?
9 Porque ha dicho: De nada servirá al hombre
El conformar su voluntad a
Dios.
10 Por tanto, varones de inteligencia, oídme:
Lejos esté
de Dios la impiedad,
Y del
Omnipotente la iniquidad.
11 Porque él pagará al hombre según su obra,
Y le
retribuirá conforme a su camino.
12 Sí, por cierto, Dios no hará injusticia,
Y el
Omnipotente no pervertirá el derecho.
13 ¿Quién visitó por él la tierra?
¿Y quién
puso en orden todo el mundo?
14 Si él pusiese sobre el hombre su corazón,
Y recogiese
así su espíritu y su aliento,
15 Toda carne perecería juntamente,
Y el hombre volvería al polvo.
16 Si, pues, hay en ti entendimiento, oye esto;
Escucha la
voz de mis palabras.
17 ¿Gobernará el que aborrece juicio?
¿Y
condenarás tú al que es tan justo?
18 ¿Se dirá al rey: Perverso;
Y a los
príncipes: Impíos?
19 ¿Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes.
Ni respeta
más al rico que al pobre,
Porque todos
son obra de sus manos?
20 En un momento morirán,
Y a
medianoche se alborotarán los pueblos, y pasarán,
Y sin mano
será quitado el poderoso.
21 Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre,
Y ve todos
sus pasos.
22 No hay tinieblas ni sombra de muerte
Donde se
escondan los que hacen maldad.
23 No carga, pues, él al hombre más de lo justo,
Para que
vaya con Dios a juicio.
24 El quebrantará a los fuertes sin indagación,
Y hará estar
a otros en su lugar.
25 Por tanto, él hará notorias las obras de ellos,
Cuando los trastorne
en la noche, y sean quebrantados.
26 Como a malos los herirá
En lugar
donde sean vistos;
27 Por cuanto así se apartaron de él,
Y no
consideraron ninguno de sus caminos,
28 Haciendo venir delante de él el clamor del pobre,
Y que oiga
el clamor de los necesitados.
29 Si él diere reposo, ¿quién inquietará?
Si
escondiere el rostro, ¿quién lo mirará?
Esto sobre
una nación, y lo mismo sobre un hombre;
30 Haciendo que no reine el hombre impío
Para vejaciones del pueblo.
31 De seguro conviene que se diga a Dios:
He llevado
ya castigo, no ofenderé ya más;
32 Enséñame tú lo que yo no veo;
Si hice mal,
no lo haré más.
33 ¿Ha de ser eso según tu parecer?
El te
retribuirá, ora rehúses, ora aceptes, y no yo;
Di, si no,
lo que tú sabes.
34 Los hombres inteligentes dirán conmigo,
Y el hombre
sabio que me oiga:
35 Que Job no habla con sabiduría,
Y que sus
palabras no son con entendimiento.
36 Deseo yo que Job sea probado ampliamente,
A causa de
sus respuestas semejantes a las de los hombres inicuos.
37 Porque a su pecado añadió rebeldía;
Bate palmas
contra nosotros,
Y contra Dios multiplica sus
palabras.
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