viernes, 10 de mayo de 2019

¡Cómo hacer de tu Vida una Vida que valga la pena vivirse!



12 de Mayo
¡Sin miedo y sin lugar a dudas!
Por Riqui Ricón*


Job respondió entonces al SEÑOR. Le dijo: «Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes. “¿Quién es éste —has preguntado—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?” Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas. »“Ahora escúchame, que voy a hablar —dijiste—; yo te cuestionaré, y tú me responderás.” De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.» (Job 42. 1-6 NVI).
Para salir de cualquier crisis, como Job lo hizo, has de reconocer que la Palabra de Dios es la Verdad (no una verdad sino la Verdad). Sólo así podrás comprender la grandeza del Amor que Dios siente por ti. Aceptarás, como Job, con humildad y gratitud, que Él es Bueno y Justo. En ese momento dejas de enfocarte en ti mismo y, olvidando tus problemas, lo miras a Él, tal y como Él Es.
Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job (Job 42. 10)..
Una vez que Job tuvo un encuentro personal con Dios, algo asombroso comenzó a suceder en su vida: ¡dejó de quejarse y preocuparse por sí mismo para comenzar a orar por los demás! Entonces, él fue restaurado recibiendo sanidad y el doble de bendición que antes tenía.
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento (Isa 64. 6).
Lo que Job experimentó es un tipo del Nuevo Nacimiento. Una vez que miró a Dios cara a cara, pudo verse a sí mismo y comprender que sin Dios él nada era, que todas sus justicias eran como trapo de inmundicia pero, y sobre todo, entendió que con Dios estaba su vida, que sólo con Él encontraría identidad, propósito y destino.
¡Adquirió conciencia de Justicia en Dios!
SEÑOR Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían! (Sal 84.12 NIV).
Por este motivo Job pudo poner toda su confianza en Dios y abandonarse así mismo dentro de Su Palabra para, a pesar de aún estar enfermo y abatido, orar y bendecir a sus amigos. ¡Ya no tenía temor, ni duda! ¡Ahora tenía fe! ¡Ahora tenía identidad en Dios!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3. 1 BAD).
El principal propósito de Dios para pagar todos tus pecados con la Sangre de Su Hijo Jesús, no fue justificarte, ni perdonarte. Éstas (la justificación y el perdón) eran los requisitos que necesitabas cumplir para que así, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.14), y fuiste creado(a), por Su Palabra, como un espíritu nuevo, incorruptible, con el verdadero propósito de ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a) y recibir Su propia Identidad.
¡Maravilloso!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Fue por esa identidad de Hijo de Dios Nacido de Nuevo que Pablo se despide sin drama, ni dolor alguno de las iglesias que con tanta dedicación él había edificado, diciendo:
Mas no me importa cuánto haya de sufrir; después de todo, la vida carecería de valor si no la empleara para terminar con gozo la tarea que me señaló el Señor Jesús: pregonar las buenas noticias acerca del inmenso amor de Dios (Hch 20.24 BAD).
Mientras todos los demás lloraban y trataban de persuadirle (tal y como Pedro intentó hacerlo con Jesucristo), él se mantuvo firme sabiendo en Quién había confiado y a Quién le pertenecía su vida. Él sabía perfectamente que era un Hijo de Dios Nacido de Nuevo, que como tal tenía Vida Eterna y que esa Vida estaba escondida con Cristo en Dios.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Pablo sabía y creía lo mismo que tú debes saber y creer, que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, y que, por lo tanto, te ha hecho Su Hijo(a) y al otorgarte ese derecho divino, necesariamente te dio la Vida Eterna.
Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios (Col 3.1-3 NTV).
Tú no eres como Job. ¡Tú eres mayor a Job! Job era una criatura, un ser humano común y corriente sujeto a las pasiones carnales y al pecado, mientras que tú has sido comprado(a) y redimido(a) a precio de la Sangre de Cristo Jesús para ser hecho un(a) Hijo(a) del Dios Viviente.
¡La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús te ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte!
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida (He 2.14-15 NVI).
Ya no eres más esclavo del pecado ni de la muerte. La muerte nada tiene en ti. ¡Tienes Vida Eterna! ¡Vas a Vivir por siempre! A diferencia de Job, tu puedes (y debes), sin lugar a dudas, vivir el día de hoy una Vida sin miedo.

Oremos en voz audible:
Precioso Padre celestial, ¡cómo no agradecerte! ¡Cómo no amarte! Siendo que yo estaba perdido(a) y sin rumbo en esta vida y Tú me has amado de tal manera que preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, para pagar el precio de mis pecados, antes que perderme a mí; para justificarme, santificarme, perfeccionarme y perdonarme y adoptarme como Hijo(a) legítimo(a) Tuyo(a). Hoy, por Tu Gran Amor con que me has amado, puedo decir, puedo gritar, que soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente que se corrompe sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. ¡Gracias Jesús! ¡Gracias Espíritu Santo! ¡Tengo Identidad! Me determino a vivir de acuerdo a quién soy, de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, Señor. Por lo tanto, por lo que dices en Tu Palabra, sé perfectamente que de todo problema, angustia o enfermedad saldré más que vencedor(a), pues todo lo puedo en Ti, en Tu unción y en Tu Palabra. Así que, no voy a prestar atención a las palabras de mentira, de fracaso y de derrota que me quieran amedrentar, ya que no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que yo, ______________ (tu nombre aquí), he recibido el Espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), Dios, y he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Señor, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo  12          Hch 20. 17-38  /  Jue 14-15  /  Job 42


Hechos 20. 17-38
 Discurso de despedida de Pablo en Mileto

17Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 18Cuando vinieron a él, les dijo:
Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, 19sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; 23salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. 25Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 26Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; 27porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 28Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 29Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. 32Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. 33Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
36Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. 37Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco.


Jueces 14-15
Sansón y la mujer filistea de Timnat
14
1Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. 2Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer. 3Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada.
4Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel.
5Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. 6Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón. 8Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. 9Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león.
10Vino, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes. 11Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que estuviesen con él. 12Y Sansón les dijo: Yo os propondré ahora un enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta. 13Mas si no me lo podéis declarar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de fiesta. Y ellos respondieron: Propón tu enigma, y lo oiremos. 14Entonces les dijo:
Del devorador salió comida,
Y del fuerte salió dulzura.
Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días.
15Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos? 16Y lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo: Solamente me aborreces, y no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti? 17Y ella lloró en presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo declaró a los hijos de su pueblo. 18Al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron:
¿Qué cosa más dulce que la miel?
¿Y qué cosa más fuerte que el león?
Y él les respondió:
Si no araseis con mi novilla,
Nunca hubierais descubierto mi enigma.
 19Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre. 20Y la mujer de Sansón fue dada a su compañero, al cual él había tratado como su amigo.

15
1Aconteció después de algún tiempo, que en los días de la siega del trigo Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer en el aposento. Mas el padre de ella no lo dejó entrar. 2Y dijo el padre de ella: Me persuadí de que la aborrecías, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar. 3Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si mal les hiciere. 4Y fue Sansón y cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas. 5Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares. 6Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les contestaron: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y a su padre. 7Entonces Sansón les dijo: Ya que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré. 8Y los hirió cadera y muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.

Sansón derrota a los filisteos en Lehi
9Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi. 10Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho. 11Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron. 12Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis. 13Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña.
14Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. 15Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. 16Entonces Sansón dijo:
Con la quijada de un asno, un montón, dos montones;
Con la quijada de un asno maté a mil hombres.
 17Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.
18Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? 19Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy. 20Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.

Job 42

Confesión y justificación de Job
42
1Respondió Job a Jehová, y dijo:
     2     Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
     3     ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
     4     Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
     5     De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
     6     Por tanto me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.
7Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. 8Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. 9Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y Jehová aceptó la oración de Job.

Restauración de la prosperidad de Job
10Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. 11Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro. 12Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, 13y tuvo siete hijos y tres hijas. 14Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. 15Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. 16Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17Y murió Job viejo y lleno de días. 

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