miércoles, 29 de mayo de 2019

¡Cómo se agrada a Dios!




26 de Octubre

¡Aceptando el precio de tu felicidad y dicha!

Por Riqui Ricón*


Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel (Isa 24.14-15).

Una de las experiencias más hermosas y reconfortantes que cualquier padre puede  experimentar es ver y escuchar el gozo y la alegría de sus hijos. Escuchar el canto y la risa de nuestros pequeños es un deleite para el corazón, pues el gozo y la alegría de nuestros hijos nos proporciona gran placer.

Dios es tu Padre que te ama y en la Biblia, que es Su Palabra, está establecido que hay una forma sencilla de agradarle, una manera de conseguir dibujar una sonrisa de satisfacción en el rostro del Todopoderoso: ¡Con tu FE!

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan (Heb 11:6 NVI).

Al parecer, la única forma posible de agradar a Dios es por medio de tu FE, esto es, creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.

Es,  pues,  la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve (Heb 11:1).

Al meditar en la definición de la FE que Dios nos ha dado en la Biblia, te pueden surgir unas cuantas preguntas, especialmente si estás enfrentando momentos difíciles: ¿Cómo puedo tener la CERTEZA de mi salud cuando estoy padeciendo síntomas y dolores, y además tengo los resultados de los análisis clínicos que confirman el diagnóstico de mi doctor de que tengo una muy seria enfermedad? ¿Cómo puedo estar CONVENCIDO(A) que saldré adelante con los compromisos económicos que tengo cuando acabo de perder el trabajo o los ingresos NO alcanzan? ¿Cómo puedo tener la CERTEZA de aquello que le estoy pidiendo a Dios, y estar CONVENCIDO(A) de aquellas cosas que todavía no veo, cuando lo que SÍ veo es la realidad de mis circunstancias totalmente adversas?

Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la cumple (Núm 23:19 DHH).

La respuesta a todas esas preguntas es muy sencilla: Lo único que necesitas es encontrar en la Biblia, que es La Palabra de Dios, alguna Promesa que Él te haya hecho respecto a esa necesidad que estás enfrentando, y entonces puedes estar cien por ciento seguro(a) que Dios te cumplirá lo prometido, pues primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que Él deje de cumplir.

Amo a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días (Sal 116.1-2).

Si el día de hoy estás enfrentando algún problema, angustia o enfermedad, no dejes de orar a tu Padre celestial recordándole las promesas que te ha hecho en Su Palabra, pues todo lo que ores conforme a la Biblia ESTÁ conforme a la Voluntad de Dios y eso, mi amado(a), te garantiza Su respuesta.

Y esta es la confianza que tenemos en él,  que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,  él nos oye.  Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,  sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho (1Jn 5:14-15).

Así que, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, tienes garantizada la respuesta divina y, lo que es más importante, dibujarás una sonrisa en el rostro de tu Padre celestial al pedir y recibir con FE.

Tener esta actitud ante Dios, tu Padre, y Su Palabra, siempre te conducirá con gozo a Su Presencia.

Estad siempre gozosos.  Orad sin cesar.  Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.  No apaguéis al Espíritu (1 Tes 5.16-18).

Como puedes ver, el plan de Dios para tu vida siempre ha sido que tú puedas realizar una vida feliz y plena, por eso, Él se aseguró que mediante la FE en Su Hijo Jesucristo [creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra], tú tengas acceso a esa vida dichosa.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Entonces, es importantísimo que aceptes y reconozcas que la Sangre y la Vida de Jesús es el justo precio que se pagó por tu redención y salvación. Que sepas que redimido(a) significa que fuiste comprado(a), al precio de la Sangre de Jesús, de una vida de esclavitud al pecado y a la muerte para ser puesto(a) en libertad. Que salvado(a) representa ser trasladado(a) de un estado de muerte y condenación a un estado de Vida Eterna y Plenitud Total.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).

Cuando comprendes que la voluntad del Todopoderoso Dios para tu vida es buena, agradable y perfecta, puedes confiar y descansar en Su Palabra, permitiendo que el gozo del Señor llene tu espíritu y corazón.

Por nada estéis afanosos,  sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,  con acción de gracias.  (7)  Y la paz de Dios,  que sobrepasa todo entendimiento,  guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Flp 4:6-7).

En lugar de afanarte y preocuparte, mejor ora a tu Padre celestial conforme a Su Palabra y descansa confiando en que Él ciertamente te responderá.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar las consecuencias de tus pecados, antes que perderte a ti. Jesús no ha venido a condenarte sino a ofrecerte una Vida Plena y abundante.

Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas (1 Tes 5.5).

Ahora eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios, un(a) Hijo(a) de la luz y puedes estar seguro(a) que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, tú Señor.

No estéis tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Neh 8.10).

Así que, no existe razón, ni pobreza, enfermedad, muerte o mal alguno, por el cual debas permitir que la angustia o el temor afecten tu vida para darle lugar a la tristeza o a la depresión.

Tu Padre celestial quiere verte gozoso(a) y alegre, y si en Verdad lo quieres agradar sólo tienes que creer y recibir la Vida Plena y abundante que Él pagó para ti. No lo olvides, ¡Jesús pagó el justo precio!


Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, este día quiero volver a agradecerte tanto y tan grande Amor que Tú tienes para mí. Gracias, porque estando yo muerto en mis delitos y pecados, Tú me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. Por Tu Gracia es que soy salvo por medio de la FE [de creerte a Ti, creyendo Tu Palabra], y ni la FE ni la Gracia son mías, sino que son un regalo de Tu Amor por mí. Gracias porque en Tu Palabra, La Biblia, me has hecho más de tres mil promesas que afectan todas las áreas de mi existencia y todas estas promesas son SÍ y amén para los que te creemos, para los que creemos tu Palabra. Yo quiero que este día (y todos los demás días de mi vida), te agrades de mí; por eso me determino hoy, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a creer, recibir y vivir esa Vida Plena y Abundante que compraste para mí al precio de Tu propia Vida Señor Jesús. Así que me resisto a temer y no daré lugar a la duda, ni al desánimo. Creo y declaro que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso? Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios: Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo         29                        Ro 4  /  1 Sam 13  /  Sal 58


Romanos 4
El ejemplo de Abraham
4
1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. 6Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos.
     8     Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.
9¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. 10¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.

La promesa realizada mediante la fe
13Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. 15Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros 17(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. 18El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le fue contada por justicia. 23Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, 24sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

1 Samuel 13
Guerra contra los filisteos
13
1Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel, 2escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas. 3Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos. 4Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.
5Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho(porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
8Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. 9Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. 10Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. 11Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. 13Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. 14Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. 15Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín.
Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres. 16Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían acampado en Micmas. 17Y salieron merodeadores del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual, 18otro escuadrón marchaba hacia Bet-horón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de Zeboim, hacia el desierto.
19Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza. 20Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz. 21Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas. 22Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían. 23Y la guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas. 


Salmos 58

Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David.

     1     Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
     2     Antes en el corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
     3     Se apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
     4     Veneno tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que cierra su oído,
     5     Que no oye la voz de los que encantan,
Por más hábil que el encantador sea.
     6     Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
     7     Sean disipados como aguas que corren;
Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
     8     Pasen ellos como el caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto, no vean el sol.
     9     Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
     10     Se alegrará el justo cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la sangre del impío.
     11     Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra. 

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