2 de Mayo
¡Depende de Tu Maestro!
Por Riqui Ricón*
Y
Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo
lo mismo que a nosotros (Hch 15. 8).
Dios conoce el corazón de todos los hombres y
aunque Él no hace acepción de personas si lo hace en cuanto a la fe de dichas
personas.
De acuerdo a la biblia, que es la Palabra de
dios y no miente, Dios ama a todo el mundo sin distinción alguna y lo ama tanto
que entregó a Su propio Hijo PARA QUE TODO AQUEL QUE EN EL CREA no se pierda
sino tenga Vida Eterna.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
El regalo de Amor para toda la humanidad ya
fue dado por Dios y es, Vida Eterna en Cristo Jesús. ¿Es este regalo para
todos? Desde luego que sí. Sin embargo, lo reciben sólo aquellos(as) que creen. Los que creen en Su
Amor. Los que creen en Su Palabra. Los que creen en Jesús. En resumidas
cuentas, lo reciben los que tienen fe.
para que
abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la
potestad de Satanás a Dios; para que
reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados (Hch 26.18).
Así que, en nuestra primer lectura del día de
hoy, encuentras a Pedro declarando al concilio de Jerusalén, cómo él fue
testigo que Dios le da testimonio a los gentiles, a aquellos que no son judíos
y CREEN en Jesucristo, otorgándoles
el Don del Espíritu Santo, igual que a ellos.
Ahora bien, Dios es Espíritu y tú fuiste
creado(a) a Su imagen conforme a Su semejanza, por lo tanto, TÚ ERES ESPÍRITU.
¡No tienes un espíritu sino que eres espíritu!
El
espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6. 63).
La Palabra de Dios es espiritual y la tienes
que discernir espiritualmente. Esto se consigue no con tu mente sino con tu
corazón.
La promesa del Nuevo Pacto en la Sangre de
Jesús, que Dios cumplió totalmente cuando hiciste de Jesucristo el Señor y
Salvador de tu vida, te proveyó de un corazón Nuevo, te hizo espíritu Nuevo y
te dio al Espíritu Santo dentro de ti, contigo, como tu amigo y ayudador por
excelencia.
Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra
(Eze 36. 26-27).
Ciertamente
espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda
(Job 32. 8).
Y
enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y
agua les diste para su sed (Neh 9. 20).
Así
que, de acuerdo a lo que la Palabra de Dios afirma, el Espíritu Santo está en
ti y contigo.
Curiosamente, y paralelamente a esto, todavía
existen creyentes que piensan que las aflicciones que padecen son algún tipo de
lección con la que Dios, su Padre, pretende enseñarles a ser piadosos o
humildes.
La Verdad, de acuerdo a la Biblia, es que
Dios no está, para nada, escaso de recursos como para utilizar al diablo, con
sus enfermedades, pobreza y aflicciones, para enseñarte ninguna cosa.
¡Tu maestro es el Espíritu Santo y el
contenido de Su enseñanza es la Palabra de Dios que te provee de sanidad,
prosperidad, paz, gozo y, en fin, una vida llena de la plenitud de Dios!
Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino… Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu
palabra he confiado (Sal 119. 105,
42).
Los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo sabemos
que nuestro Padre es bueno y que, tanto Su Palabra como Su Voluntad, para con
nosotros, es buena, agradable y perfecta.
Y
he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra;
reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha
faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había
dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas
(Jos 23. 14).
Este Dios y Padre tuyo, que no hace acepción
de personas sino que ama a todos por igual, tiene Palabra de Honor y va a
cumplir todas y cada una de las promesas que te ha hecho.
y
ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus
corazones... Antes creemos
que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos
(Hch 15.9, 11).
La Gracia de Dios y la fe en Su Palabra
siempre van juntos, no se pueden separar.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe (Efe 2.8-9).
Dios te ha amado desde
antes de la fundación del mundo. Por eso te ha dado de Su Gracia para que así
puedas creer, pues al que cree, todo le es posible.
Y Dios, que conoce tu
corazón, te ha dado testimonio al darte el Espíritu Santo.
Oremos en voz audible:
Gracias Señor por haberme dado a Tu Hijo, Tu
Palabra y a Tu Espíritu Santo. Gracias porque, efectivamente, ya no soy la
misma persona pecadora atrapada en la maldad sino que ahora, en Cristo Jesús, soy
un(a) Hijo(a) Tuyo(a), Nacido(a) de Nuevo. Gracias Espíritu Santo porque Tú
eres mi mejor amigo, mi ayudador y mi maestro. Así que no recibo ningún tipo de
aflicción como parte de alguna enseñanza para mi vida. ¡No! ¡Nada de eso! En el
nombre de Jesús me someto a la Palabra de Dios, resisto a Satanás y éste huye
de mí. Resisto la enfermedad, la pobreza y todo tipo de aflicción. Recibo mi
salud, prosperidad, paz y gozo como parte de mi herencia, la que legítimamente
me pertenece por la Sangre de Jesús. Así que, ¡Todo
lo puedo! Estoy seguro(a) que de todo problema, angustia o enfermedad voy a
salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor mi Señor Jesús. Poderoso
Espíritu Santo, Tú estás en mí y conmigo, y si Tú estás conmigo, en Verdad,
¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Gracias Padre! ¡Muchas
Gracias! En el nombre de Jesús. Amén y Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 2 Hch 15.
1-21 /
Jos 23-24 / Job 32
Hechos
15. 1-21
El concilio en Jerusalén
15
1Entonces algunos
que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al
rito de Moisés, no podéis ser salvos. 2Como
Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se
dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a
los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. 3Ellos,
pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria,
contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los
hermanos. 4Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia
y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había
hecho con ellos. 5Pero algunos de la secta de los fariseos, que
habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles
que guarden la ley de Moisés.
6Y se reunieron
los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 7Y
después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos,
vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles
oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. 8Y
Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo
lo mismo que a nosotros; 9y ninguna
diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.
10Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
11Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de
igual modo que ellos.
12Entonces toda
la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes
señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
13Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos,
oídme. 14Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los
gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15Y con esto
concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
16 Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está
caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
17 Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es
invocado mi nombre,
18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
19Por lo cual yo juzgo que no se
inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20sino que se
les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos,
de fornicación, de ahogado y de sangre. 21Porque
Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las
sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
Josué
23-24
Exhortación de Josué al pueblo
23
1Aconteció,
muchos días después que Jehová diera reposo a Israel de todos sus enemigos
alrededor, que Josué, siendo ya viejo y avanzado en años, 2llamó a
todo Israel, a sus ancianos, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales, y les
dijo: Yo ya soy viejo y avanzado en años. 3Y vosotros habéis visto
todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por vuestra
causa; porque Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros. 4He
aquí os he repartido por suerte, en herencia para vuestras tribus, estas
naciones, así las destruidas como las que quedan, desde el Jordán hasta el Mar
Grande, hacia donde se pone el sol. 5Y Jehová vuestro Dios las
echará de delante de vosotros, y las arrojará de vuestra presencia; y vosotros
poseeréis sus tierras, como Jehová vuestro Dios os ha dicho. 6Esforzaos,
pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley
de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra; 7para
que no os mezcléis con estas naciones que han quedado con vosotros, ni hagáis
mención ni juréis por el nombre de sus dioses, ni los sirváis, ni os inclinéis
a ellos. 8Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho
hasta hoy. 9Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y
fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro
rostro. 10Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como él os dijo.
11Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová
vuestro Dios. 12Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que
resta de estas naciones que han quedado con vosotros, y si concertareis con
ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y ellas con vosotros, 13sabed
que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros,
sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y
por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que
Jehová vuestro Dios os ha dado.
14Y he aquí que
yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con
todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de
todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros;
todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas. 15Pero
así como ha venido sobre vosotros toda palabra buena que Jehová vuestro Dios os
había dicho, también traerá Jehová sobre vosotros toda palabra mala, hasta
destruiros de sobre la buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado,
16si traspasareis el pacto de Jehová vuestro Dios que él os ha mandado,
yendo y honrando a dioses ajenos, e inclinándoos a ellos. Entonces la ira de
Jehová se encenderá contra vosotros, y pereceréis prontamente de esta buena
tierra que él os ha dado.
Discurso de despedida de Josué
24
1Reunió Josué a
todas las tribus de Israel en Siquem, y llamó a los ancianos de Israel, sus
príncipes, sus jueces y sus oficiales; y se presentaron delante de Dios.
2Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel:
Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. 3Y yo
tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo
traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac.
4A Isaac di Jacob y Esaú. Y a Esaú di el monte de
Seir, para que lo poseyese; pero Jacob y sus hijos
descendieron a Egipto. 5Y yo envié a
Moisés y a Aarón, y herí a Egipto, conforme a lo que hice en medio de él,
y después os saqué. 6Saqué a vuestros padres de Egipto; y cuando
llegaron al mar, los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el Mar Rojo con
carros y caballería. 7Y cuando ellos clamaron a Jehová, él puso
oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, el
cual los cubrió; y vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto.
Después estuvisteis muchos días en el desierto. 8Yo os introduje
en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, los cuales
pelearon contra vosotros; mas yo los entregué en vuestras manos, y poseísteis
su tierra, y los destruí de delante de vosotros. 9Después se levantó Balac hijo de Zipor, rey de los moabitas, y peleó
contra Israel; y envió a llamar a Balaam hijo de Beor, para que os maldijese.
10Mas yo no quise escuchar a Balaam, por lo cual os bendijo
repetidamente, y os libré de sus manos. 11Pasasteis
el Jordán, y vinisteis a Jericó, y los moradores de
Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos,
cananeos, heteos, gergeseos, heveos y jebuseos, y yo los entregué en vuestras
manos. 12Y envié delante de vosotros tábanos, los
cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los
amorreos; no con tu espada, ni con tu arco. 13Y os di la tierra
por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las
cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis.
14Ahora, pues,
temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre
vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del
río, y en Egipto; y servid a Jehová. 15Y si mal os parece servir a
Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron
vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los
amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
16Entonces el
pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir
a otros dioses; 17porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a
nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre;
el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por
donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos.
18Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al
amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová,
porque él es nuestro Dios.
19Entonces Josué
dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios
celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. 20Si
dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y
os consumirá, después que os ha hecho bien. 21El pueblo entonces
dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos. 22Y Josué
respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que
habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos.
23Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e
inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. 24Y el pueblo
respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos.
25Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio
estatutos y leyes en Siquem. 26Y escribió Josué estas palabras en
el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo
de la encina que estaba junto al santuario de Jehová. 27Y dijo
Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella
ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo
contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios. 28Y
envió Josué al pueblo, cada uno a su posesión.
Job 32
Eliú justifica su derecho de contestar a Job
32
1Cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto
él era justo a sus propios ojos. 2Entonces Eliú hijo de Baraquel
buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en
ira, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios. 3Asimismo
se encendió en ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder,
aunque habían condenado a Job. 4Y Eliú había esperado a Job en la
disputa, porque los otros eran más viejos que él. 5Pero viendo
Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en
ira. 6Y respondió Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo:
Yo soy
joven, y vosotros ancianos;
Por tanto,
he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión.
7 Yo decía: Los días hablarán,
Y la
muchedumbre de años declarará sabiduría.
8 Ciertamente espíritu hay en el hombre,
Y el soplo
del Omnipotente le hace que entienda.
9 No son los sabios los de mucha edad,
Ni los
ancianos entienden el derecho.
10 Por tanto, yo dije: Escuchadme;
Declararé yo también mi
sabiduría.
11 He aquí yo he esperado a vuestras razones,
He escuchado
vuestros argumentos,
En tanto que
buscabais palabras.
12 Os he prestado atención,
Y he aquí
que no hay de vosotros quien redarguya a Job,
Y responda a
sus razones.
13 Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría;
Lo vence
Dios, no el hombre.
14 Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras,
Ni yo le responderé con
vuestras razones.
15 Se espantaron, no respondieron más;
Se les
fueron los razonamientos.
16 Yo, pues, he esperado, pero no hablaban;
Más bien
callaron y no respondieron más.
17 Por eso yo también responderé mi parte;
También yo
declararé mi juicio.
18 Porque lleno estoy de palabras,
Y me apremia
el espíritu dentro de mí.
19 De cierto mi corazón está como el vino que no tiene respiradero,
Y se rompe
como odres nuevos.
20 Hablaré, pues, y respiraré;
Abriré mis
labios, y responderé.
21 No haré ahora acepción de personas,
Ni usaré con
nadie de títulos lisonjeros.
22 Porque no sé hablar lisonjas;
De otra
manera, en breve mi Hacedor me consumiría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?