¡En esto SÍ puedes confiar!
¡Tú eres el (la) Hijo(a) Amado(a) de Dios!
Por Riqui Ricón*
¡Cuán preciosa, oh Dios, es
tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de
tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los
abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la
vida; En tu luz veremos la luz (Sal 36.7-9).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios y no miente, te enseña que la misericordia del Señor llega hasta los
cielos y Su fidelidad alcanza hasta las nubes (Sal 36.5). Estas son buenas
noticias (eso significa la palabra Evangelio), pues no tienes que esperar hasta
presentarte delante del Juez de toda la tierra, sino que también aquí y ahora,
viviendo en Su Presencia, como un(a) Hijo(a) de Dios, tú ya estás amparado(a)
bajo la sombra de Sus alas y serás completamente
saciado(a) de la grosura de Su casa.
¡Qué hermoso es creerle a Dios!
¡Qué maravilloso es creerle a su Palabra! Poderle decir en la intimidad de la comunión, “Padre,
Tú eres el manantial de mi vida y yo bebo del torrente de tus delicias. ¡En Tu
luz yo veo la luz!”
La razón por la que los hijos de
los hombres se acercan a nuestro Dios y Padre, no es el temor sino Su infinita
misericordia. Ellos, sin conocerle, apelan a Su misericordia, pero, ¿Habrá algo
más grande que Su misericordia? ¡Sí! ¡Su Amor de Padre! Esta es nuestra razón
para acercarnos a Él. Esta es nuestra razón para estar con Él. Esta es nuestra
razón para vivir con Él, por Él y para Él.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! (1 Jn 3.1a).
Nunca le permitas a lo difícil de
tus circunstancias hacerte dudar del Amor de Dios. Así es, Dios te ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
¡Tú eres el
(la) Hijo(a) Amado(a) de Dios! Sin lugar a dudas saldrás más que vencedor(a) de
todo problema, angustia o enfermedad, pues Dios está contigo, y si Dios está
contigo, ¿quién contra ti?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El que no escatimó
ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).
Acerca de Jesucristo la Escritura
dice:
Porque ¿a cuál de los ángeles
dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré
a él Padre, Y él me será a mí hijo? (He 1.5).
Acerca de ti Dios declara:
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios… Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos (Ro 8.16, 29).
Antes, tú como un(a) hijo(a) de
los hombres te refugiabas bajo la misericordia de Dios, ahora, tú sabes bien
quién eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, amparado(a) entre los
brazos de Amor de tu Padre celestial.
¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Así que, en verdad, ¿cuál es el
problema, enfermedad o necesidad que hoy te aflige? ¡Dios está contigo! ¿Cuál
es el problema, enfermedad o necesidad que hoy te angustia? ¡El Todopoderoso
Dios es tu Padre! ¿Cuál es el problema, enfermedad o necesidad que hoy te preocupa?
¡Jesús es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además
está a la diestra de Dios, el que también intercede por ti delante de tu Padre!
Jesús nos enseñó a orar: “Padre
nuestro que estas en los cielos…”. Él, sobre todas las cosas, quiere que te
enteres que, por Su sacrificio en la cruz, por Su Sangre derramada hasta la
última gota por Amor a ti, pagó todos tus pecados. La Justicia de Dios fue
satisfecha, has sido perdonado(a) y se te ha otorgado una Nueva Naturaleza.
Ahora eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
¡Un(a) Hijo(a) del Rey!
Sólo de esta forma, por medio de la
fe en tu Señor y Salvador y Sumo Sacerdote y Hermano Mayor, Jesucristo, puedes acercarte
pues, confiadamente al trono
de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro (He 4.16).
¡Sí! ¡Así es! Por Su gracia y
misericordia, por Su muerte y resurrección y por Su Amor de Padre, el día de
hoy, tienes, en Cristo Jesús, respuesta a TODAS tus necesidades, cualesquiera
que estas sean.
¡Jesús te ama!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ¿qué puedo
decir a todo esto? Si Tú, mi Dios, estás conmigo, ¿quién contra
mí? Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste
por amor a mí, ¿cómo no me dará también con él todas las cosas? ¿Quién
me acusará siendo yo escogido(a) de Dios? Dios es el que me justifica. ¿Quién
es el que me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como
está escrito: Por causa de
ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas yo, ______________ (tu nombre aquí), soy más que
vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a)
de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni
lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús, mi Señor. Por lo tanto, declaro que de todo problema, enfermedad o aflicción, he
de salir más que vencedor(a). ¡Todo lo puedo en Cristo Jesús! ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a) en todas las cosas! ¡Soy feliz y dichoso(a)! ¡Soy
un(a) Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
5 Heb 1 / Gen 45:1-46.27 / Sal 36
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
5 Heb 1 / Gen 45:1-46.27 / Sal 36
Hebreos
1
Dios ha hablado por su Hijo
1
1Dios, habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2en
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el
resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación
de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad
en las alturas, 4hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó
más excelente nombre que ellos.
El Hijo, superior a los ángeles
5Porque ¿a cuál de los ángeles dijo
Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,a
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?b
6Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo,
dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.c
7Ciertamente de los ángeles dice:
El que hace a sus ángeles espíritus,
Y a sus ministros llama de fuego.d
8Mas del Hijo dice:
Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
9 Has amado
la justicia, y aborrecido la maldad,
Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.e
10Y:
Tú, oh Señor, en el principio fundaste la
tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
11 Ellos
perecerán, mas tú permaneces;
Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,
12 Y como un
vestido los envolverás, y serán mudados;
Pero tú eres el mismo,
Y tus años no acabarán.f
13Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de
tus pies?g
14¿No son todos espíritus ministradores, enviados para
servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?[1]
Génesis
45.1-46.27
José se da a conocer a sus hermanos
45
1No podía ya José contenerse
delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi
presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus
hermanos.a
2Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también
la casa de Faraón. 3Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive
aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados
delante de él.
4Entonces dijo José a sus hermanos:
Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro
hermano, el que vendisteis para Egipto. 5Ahora, pues, no os
entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de
vida me envió Dios delante de vosotros. 6Pues ya ha habido dos
años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni
habrá arada ni siega. 7Y Dios me envió delante de vosotros, para
preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran
liberación. 8Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios,
que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por
gobernador en toda la tierra de Egipto. 9Daos prisa, id a mi padre
y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto;
ven a mí, no te detengas. 10Habitarás en la tierra de Gosén, y
estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y
tus vacas, y todo lo que tienes. 11Y allí te alimentaré, pues aún
quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y
todo lo que tienes.b 12He aquí,
vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.
13Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que
habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá. 14Y se echó
sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre
su cuello. 15Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y
después sus hermanos hablaron con él.
16Y se oyó la noticia en la casa de
Faraón, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de
Faraón y de sus siervos. 17Y dijo Faraón a José: Di a tus
hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra de
Canaán; 18y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a
mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto, y comeréis de la
abundancia de la tierra. 19Y tú manda: Haced esto: tomaos de la
tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a
vuestro padre, y venid. 20Y no os preocupéis por vuestros enseres,
porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra. 21Y lo
hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de
Faraón, y les suministró víveres para el camino. 22A cada uno de
todos ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamín dio trescientas piezas de
plata, y cinco mudas de vestidos. 23Y a su padre envió esto: diez
asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, y pan y
comida, para su padre en el camino. 24Y despidió a sus hermanos, y
ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino. 25Y
subieron de Egipto, y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre. 26Y
le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra
de Egipto. Y el corazón de Jacob se afligió, porque no los creía. 27Y
ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y
viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió.
28Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré
antes que yo muera.
Jacob y su familia en Egipto
46
1Salió Israel con todo lo que
tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
2Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él
respondió: Heme aquí. 3Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre;
no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.
4Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano
de José cerrará tus ojos. 5Y se levantó Jacob de Beerseba; y
tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres,
en los carros que Faraón había enviado para llevarlo. 6Y tomaron
sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron
a Egipto,a Jacob y toda su descendencia consigo; 7sus
hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y
a toda su descendencia trajo consigo a Egipto.
8Y estos son los nombres de los
hijos de Israel, que entraron en Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el
primogénito de Jacob. 9Y los hijos de Rubén: Hanoc, Falú, Hezrón y
Carmi. 10Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar,
y Saúl hijo de la cananea. 11Los hijos de Leví: Gersón, Coat y
Merari. 12Los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zara; mas Er
y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y los hijos de Fares fueron Hezrón y
Hamul. 13Los hijos de Isacar: Tola, Fúa, Job y Simrón. 14Los
hijos de Zabulón: Sered, Elón y Jahleel. 15Estos fueron los hijos
de Lea, los que dio a luz a Jacob en Padan-aram, y además su hija Dina; treinta
y tres las personas todas de sus hijos e hijas. 16Los hijos de
Gad: Zifión, Hagui, Ezbón, Suni, Eri, Arodi y Areli. 17Y los hijos
de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y Sera hermana de ellos. Los hijos de Bería:
Heber y Malquiel. 18Estos fueron los hijos de Zilpa, la que Labán
dio a su hija Lea, y dio a luz éstos a Jacob; por todas dieciséis personas.
19Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín. 20Y
nacieron a José en la tierra de Egipto Manasés y Efraín, los que le dio a luz
Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.b 21Los
hijos de Benjamín fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim,
Hupim y Ard. 22Estos fueron los hijos de Raquel, que nacieron a
Jacob; por todas catorce personas. 23Los hijos de Dan: Husim.
24Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guni, Jezer y Silem. 25Estos
fueron los hijos de Bilha, la que dio Labán a Raquel su hija, y dio a luz éstos
a Jacob; por todas siete personas. 26Todas las personas que
vinieron con Jacob a Egipto, procedentes de sus lomos, sin las mujeres de los
hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis. 27Y los
hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las personas de
la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.c[2]
Salmo 36
La misericordia de Dios
Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová.
1 La
iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante
de sus ojos.a
2 Se
lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será
hallada y aborrecida.
3 Las
palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y de
hacer el bien.
4 Medita
maldad sobre su cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece.
5 Jehová,
hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta
las nubes.
6 Tu justicia
es como los montes de Dios,
Tus juicios, abismo grande.
Oh Jehová, al hombre y al
animal conservas.
7 ¡Cuán
preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los
hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8 Serán
completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del
torrente de tus delicias.
9 Porque
contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu
misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de
corazón.
11 No venga
pie de soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me mueva.
12 Allí
cayeron los hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no podrán
levantarse.[3]
a a 1.5: Sal. 2.7.
b b 1.5: 2 S. 7.14; 1 Cr. 17.13.
c c 1.6: Dt. 32.43 (Gr.).
d d 1.7: Sal. 104.4.
e e 1.8–9: Sal. 45.6–7.
f f 1.10–12: Sal. 102.25–27.
g g 1.13: Sal. 110.1.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Flm
25-He 1.14
a a 45.1: Hch. 7.13.
b
b 45.9–11: Hch. 7.14.
a
a 46.6: Hch. 7.15.
b
b 46.20: Gn. 41.50–52.
c
c 46.27: Hch. 7.14.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
44.34-46.27
a a 36.1: Ro. 3.18.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
35.28-36.12
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
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estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
5 Heb 1 / Gen 45:1-46.27 / Sal 36
Hebreos
1
Dios ha hablado por su Hijo
1
1Dios, habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2en
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el
resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación
de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad
en las alturas, 4hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó
más excelente nombre que ellos.
El Hijo, superior a los ángeles
5Porque ¿a cuál de los ángeles dijo
Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,a
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?b
6Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo,
dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.c
7Ciertamente de los ángeles dice:
El que hace a sus ángeles espíritus,
Y a sus ministros llama de fuego.d
8Mas del Hijo dice:
Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
9 Has amado
la justicia, y aborrecido la maldad,
Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.e
10Y:
Tú, oh Señor, en el principio fundaste la
tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
11 Ellos
perecerán, mas tú permaneces;
Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,
12 Y como un
vestido los envolverás, y serán mudados;
Pero tú eres el mismo,
Y tus años no acabarán.f
13Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de
tus pies?g
14¿No son todos espíritus ministradores, enviados para
servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?[1]
Génesis
45.1-46.27
José se da a conocer a sus hermanos
45
1No podía ya José contenerse
delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi
presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus
hermanos.a
2Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también
la casa de Faraón. 3Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive
aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados
delante de él.
4Entonces dijo José a sus hermanos:
Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro
hermano, el que vendisteis para Egipto. 5Ahora, pues, no os
entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de
vida me envió Dios delante de vosotros. 6Pues ya ha habido dos
años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni
habrá arada ni siega. 7Y Dios me envió delante de vosotros, para
preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran
liberación. 8Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios,
que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por
gobernador en toda la tierra de Egipto. 9Daos prisa, id a mi padre
y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto;
ven a mí, no te detengas. 10Habitarás en la tierra de Gosén, y
estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y
tus vacas, y todo lo que tienes. 11Y allí te alimentaré, pues aún
quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y
todo lo que tienes.b 12He aquí,
vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla.
13Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que
habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá. 14Y se echó
sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre
su cuello. 15Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y
después sus hermanos hablaron con él.
16Y se oyó la noticia en la casa de
Faraón, diciendo: Los hermanos de José han venido. Y esto agradó en los ojos de
Faraón y de sus siervos. 17Y dijo Faraón a José: Di a tus
hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra de
Canaán; 18y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a
mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto, y comeréis de la
abundancia de la tierra. 19Y tú manda: Haced esto: tomaos de la
tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a
vuestro padre, y venid. 20Y no os preocupéis por vuestros enseres,
porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra. 21Y lo
hicieron así los hijos de Israel; y les dio José carros conforme a la orden de
Faraón, y les suministró víveres para el camino. 22A cada uno de
todos ellos dio mudas de vestidos, y a Benjamín dio trescientas piezas de
plata, y cinco mudas de vestidos. 23Y a su padre envió esto: diez
asnos cargados de lo mejor de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, y pan y
comida, para su padre en el camino. 24Y despidió a sus hermanos, y
ellos se fueron. Y él les dijo: No riñáis por el camino. 25Y
subieron de Egipto, y llegaron a la tierra de Canaán a Jacob su padre. 26Y
le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra
de Egipto. Y el corazón de Jacob se afligió, porque no los creía. 27Y
ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y
viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió.
28Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré
antes que yo muera.
Jacob y su familia en Egipto
46
1Salió Israel con todo lo que
tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
2Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él
respondió: Heme aquí. 3Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre;
no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.
4Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano
de José cerrará tus ojos. 5Y se levantó Jacob de Beerseba; y
tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres,
en los carros que Faraón había enviado para llevarlo. 6Y tomaron
sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron
a Egipto,a Jacob y toda su descendencia consigo; 7sus
hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y
a toda su descendencia trajo consigo a Egipto.
8Y estos son los nombres de los
hijos de Israel, que entraron en Egipto, Jacob y sus hijos: Rubén, el
primogénito de Jacob. 9Y los hijos de Rubén: Hanoc, Falú, Hezrón y
Carmi. 10Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zohar,
y Saúl hijo de la cananea. 11Los hijos de Leví: Gersón, Coat y
Merari. 12Los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zara; mas Er
y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y los hijos de Fares fueron Hezrón y
Hamul. 13Los hijos de Isacar: Tola, Fúa, Job y Simrón. 14Los
hijos de Zabulón: Sered, Elón y Jahleel. 15Estos fueron los hijos
de Lea, los que dio a luz a Jacob en Padan-aram, y además su hija Dina; treinta
y tres las personas todas de sus hijos e hijas. 16Los hijos de
Gad: Zifión, Hagui, Ezbón, Suni, Eri, Arodi y Areli. 17Y los hijos
de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y Sera hermana de ellos. Los hijos de Bería:
Heber y Malquiel. 18Estos fueron los hijos de Zilpa, la que Labán
dio a su hija Lea, y dio a luz éstos a Jacob; por todas dieciséis personas.
19Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín. 20Y
nacieron a José en la tierra de Egipto Manasés y Efraín, los que le dio a luz
Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.b 21Los
hijos de Benjamín fueron Bela, Bequer, Asbel, Gera, Naamán, Ehi, Ros, Mupim,
Hupim y Ard. 22Estos fueron los hijos de Raquel, que nacieron a
Jacob; por todas catorce personas. 23Los hijos de Dan: Husim.
24Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guni, Jezer y Silem. 25Estos
fueron los hijos de Bilha, la que dio Labán a Raquel su hija, y dio a luz éstos
a Jacob; por todas siete personas. 26Todas las personas que
vinieron con Jacob a Egipto, procedentes de sus lomos, sin las mujeres de los
hijos de Jacob, todas las personas fueron sesenta y seis. 27Y los
hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las personas de
la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setenta.c[2]
Salmo 36
La misericordia de Dios
Al músico principal. Salmo de David, siervo de Jehová.
1 La
iniquidad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante
de sus ojos.a
2 Se
lisonjea, por tanto, en sus propios ojos,
De que su iniquidad no será
hallada y aborrecida.
3 Las
palabras de su boca son iniquidad y fraude;
Ha dejado de ser cuerdo y de
hacer el bien.
4 Medita
maldad sobre su cama;
Está en camino no bueno,
El mal no aborrece.
5 Jehová,
hasta los cielos llega tu misericordia,
Y tu fidelidad alcanza hasta
las nubes.
6 Tu justicia
es como los montes de Dios,
Tus juicios, abismo grande.
Oh Jehová, al hombre y al
animal conservas.
7 ¡Cuán
preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los
hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8 Serán
completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del
torrente de tus delicias.
9 Porque
contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu
misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de
corazón.
11 No venga
pie de soberbia contra mí,
Y mano de impíos no me mueva.
12 Allí
cayeron los hacedores de iniquidad;
Fueron derribados, y no podrán
levantarse.[3]
a a 1.5: Sal. 2.7.
b b 1.5: 2 S. 7.14; 1 Cr. 17.13.
c c 1.6: Dt. 32.43 (Gr.).
d d 1.7: Sal. 104.4.
e e 1.8–9: Sal. 45.6–7.
f f 1.10–12: Sal. 102.25–27.
g g 1.13: Sal. 110.1.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Flm
25-He 1.14
a a 45.1: Hch. 7.13.
b
b 45.9–11: Hch. 7.14.
a
a 46.6: Hch. 7.15.
b
b 46.20: Gn. 41.50–52.
c
c 46.27: Hch. 7.14.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
44.34-46.27
a a 36.1: Ro. 3.18.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
35.28-36.12
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