¡Qué hacer para heredar la Vida Eterna!
¡Por el Nuevo Pacto!
Por Riqui Ricón*
Y tomó el libro del pacto y lo
leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha
dicho, y obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre
y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con
vosotros sobre todas estas cosas (Ex 24.7-8).
La Biblia es la Palabra de Dios y
no miente. Cada día, al meditar en ella, debes recordar siempre que, TODO,
absolutamente todo, lo que en ella está contenido se refiere, de una u otra
forma, al AMOR que Dios siente por ti, y la sangre del pacto, en el antiguo
testamento, no es la excepción.
Efe
2:4-5 RV60 Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, (5)
aun estando nosotros muertos en pecados,
nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos).
Por Amor, Dios creó el universo
para ti. Por Amor, te ha dado vida y diseñó un plan infalible para que puedas
escapar de la ley del pecado y de la muerte. Por Amor, entregó a Su Hijo
Jesucristo para pagar el precio de tus pecados y así, no perderte a ti, sino
que, por el contrario, creyéndole a Él, creyendo a Su Palabra, te dio VIDA
ETERNA, una vida plena y abundante.
He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con
la casa de Judá. No como el pacto que hice con
sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré
con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su
mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová;
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer
31.31-34).
Dado que el antiguo pacto fue
invalidado a causa de nuestra incapacidad para cumplirlo, Dios, por Amor,
estableció un Nuevo Pacto, pero ahora en la Sangre de Su propio Hijo, Jesús.
De igual manera, después que
hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama (Luc
22.20).
Es por este Nuevo pacto, que el
Amor de Dios te otorga el derecho a la Vida Eterna, y te eleva de la condición
de simple criatura, a ser un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) amado(a),
del Padre celestial.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
¡Dios
te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).
Dios te ama tanto, que aunque
tú estabas muerto(a) en delitos y pecados te dio vida juntamente con Cristo
Jesús para llamarte y declararte Su propio(a) Hijo(a).
Heb 8:6 RV60
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
Ahora bien, si miras atentamente
en la perfecta ley, la de la libertad (la Biblia), notarás que Jesús es
constituido como fiador de este Nuevo Pacto, que es un mejor Pacto, establecido
sobre mejores promesas.
¡Qué mejor promesa que ser hecho
parte de la familia de Dios!
en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el
puro afecto de su voluntad (Ef 1.5).
Así es mi amado(a), hoy puedes
estar seguro(a) que Dios no te ha dejado ni te dejará, Él ha establecido un
mejor Pacto en la Sangre de Su Hijo Jesucristo para perdonar todos tus pecados
y, de esta forma, darte la VIDA ETERNA que solamente un(a) Hijo(a) de Dios
tiene derecho a tener.
siendo renacidos, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre (1 P 1.23).
Mediante el Nuevo Pacto en la
Sangre de Jesús, ¡Dios te hizo de Nuevo!
Este día puedes salir más que
vencedor(a) de todo problema, angustia o enfermedad, sabiendo que, por el Nuevo
Pacto en la Sangre de Jesús, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y
no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra
de Dios que vive y permanece para siempre.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Este día, ten por seguro que tú
puedes salir más que vencedor(a) de cualquier problema, circunstancia o
enfermedad, sabiendo que tienes VIDA ETERNA y ésta, por Cristo Jesús, sólo
puede ser una Vida Plena y Abundante.
Y hubo una voz de los cielos, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia (Mat 3.17).
Hoy, por el Nuevo Pacto en la
Sangre de Jesús, puedes escuchar a tu Padre celestial decirte lo mismo que le
dijo a Jesús allá en el Jordán: tú eres Mi Hijo(a) AMADO(A) y en ti tengo toda
mi complacencia.
¡Dios se complace en ti! Él se
complace cuando CREES lo que te dice en Su Palabra.
Heb 11:6 RVC Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar
a quienes lo buscan.
FE es creerle a Dios, creyendo Su
Palabra.
Oremos
en voz audible:
Amado Padre celestial, este día
quiero agradecerte por el gran Amor con que me has amado. Cristo Jesús, me
asombro cada día más y más por todo lo que has hecho por mí y en mí. Estoy
decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a cambiar mi forma de pensar transformándome
en el espíritu de mi mente. Sin importar las circunstancias del momento o la
forma en que hoy me siento, creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi
Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé
porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a
dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de
derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerada(o)
en Cristo Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Lo sé porque lo dice la
Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda,
Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo
que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece,
pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú,
Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi
vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e
inquietud. ¡En todas las cosas soy más
que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido
sanada(o) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecida(o) para reinar en esta
vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y
Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
21 Mat 3 / Ex 24 / Pro 11
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
21 Mat 3 / Ex 24 / Pro 11
San
Mateo 3
Predicación de Juan el Bautista
(Mr. 1.1–8; Jn. 1.19–28)
3
1En aquellos días vino Juan el
Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo:
Arrepentíos, porque el reino de los cielosa se ha
acercado.b
3Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama
en el desierto:
Preparad el
camino del Señor,
Enderezad
sus sendas.c
4Y Juan estaba vestido de pelo de
camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos;d y su
comida era langostas y miel silvestre. 5Y salía a él Jerusalén, y
toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6y eran
bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7Al ver él que muchos de los
fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de
víboras!e
¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8Haced, pues, frutos
dignos de arrepentimiento, 9y no penséis decir dentro de vosotros
mismos: A Abraham tenemos por padre;f porque yo os
digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10Y
ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol
que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.g
11Yo a la verdad os bautizo en agua
para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno
de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo
en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
El bautismo de Jesús
(Mr. 1.9–11; Lc. 3.21–22)
13Entonces Jesús vino de Galilea a
Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14Mas Juan se le
oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15Pero
Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda
justicia. Entonces le dejó. 16Y Jesús, después que fue bautizado,
subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al
Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17Y
hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.h[1]
Exodo
24
Moisés y los ancianos en el Monte Sinaí
24
1Dijo Jehová a Moisés: Sube ante
Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os
inclinaréis desde lejos. 2Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y
ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.
3Y Moisés vino y contó al pueblo
todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a
una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. 4Y
Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó
un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.
5Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron
holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová. 6Y Moisés
tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de
la sangre sobre el altar. 7Y tomó el libro del pacto y lo leyó a
oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y
obedeceremos. 8Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el
pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pactoa que Jehová ha
hecho con vosotros sobre todas estas cosas.b
9Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y
Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; 10y vieron al Dios de
Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al
cielo cuando está sereno. 11Mas no extendió su mano sobre los
príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.
12Entonces Jehová dijo a Moisés:
Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos
que he escrito para enseñarles. 13Y se levantó Moisés con Josué su
servidor, y Moisés subió al monte de Dios. 14Y dijo a los
ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur
están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos.
15Entonces Moisés subió al monte, y
una nube cubrió el monte. 16Y la gloria de Jehová reposó sobre el
monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés
de en medio de la nube. 17Y la apariencia de la gloria de Jehová
era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de
Israel. 18Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y
estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.c[2]
Proverbios
11
11
1 El peso
falso es abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le agrada.
2 Cuando
viene la soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está la
sabiduría.
3 La
integridad de los rectos los encaminará;
Pero destruirá a los pecadores
la perversidad de ellos.
4 No
aprovecharán las riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de
muerte.
5 La justicia
del perfecto enderezará su camino;
Mas el impío por su impiedad
caerá.
6 La justicia
de los rectos los librará;
Mas los pecadores serán
atrapados en su pecado.
7 Cuando muere
el hombre impío, perece su esperanza;
Y la expectación de los malos
perecerá.
8 El justo es
librado de la tribulación;
Mas el impío entra en lugar
suyo.
9 El
hipócrita con la boca daña a su prójimo;
Mas los justos son librados con
la sabiduría.
10 En el bien
de los justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos perecen
hay fiesta.
11 Por la
bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los impíos
será trastornada.
12 El que
carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.
13 El que anda
en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo
guarda todo.
14 Donde no
hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de
consejeros hay seguridad.
15 Con
ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;
Mas el que aborreciere las
fianzas vivirá seguro.
16 La mujer
agraciada tendrá honra,
Y los fuertes tendrán
riquezas.
17 A su alma
hace bien el hombre misericordioso;
Mas el cruel se atormenta a sí
mismo.
18 El impío
hace obra falsa;
Mas el que siembra justicia
tendrá galardón firme.
19 Como la
justicia conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo
hace para su muerte.
20 Abominación
son a Jehová los perversos de corazón;
Mas los perfectos de camino le
son agradables.
21 Tarde o
temprano, el malo será castigado;
Mas la descendencia de los
justos será librada.
22 Como
zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada
de razón.
23 El deseo de
los justos es solamente el bien;
Mas la esperanza de los impíos
es el enojo.
24 Hay quienes
reparten, y les es añadido más;
Y hay quienes retienen más de
lo que es justo, pero vienen a pobreza.
25 El alma
generosa será prosperada;
Y el que saciare, él también
será saciado.
26 Al que
acapara el grano, el pueblo lo maldecirá;
Pero bendición será sobre la cabeza
del que lo vende.
27 El que
procura el bien buscará favor;
Mas al que busca el mal, éste
le vendrá.
28 El que
confía en sus riquezas caerá;
Mas los justos reverdecerán
como ramas.
29 El que
turba su casa heredará viento;
Y el necio será siervo del
sabio de corazón.
30 El fruto
del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.
31 Ciertamente
el justo será recompensado en la tierra;
¡Cuánto más el impío y el
pecador!a[3]
a a 3.2: Dn. 2.44.
b b 3.2: Mt. 4.17; Mr. 1.15.
c c 3.3: Is. 40.3.
d d 3.4: 2 R. 1.8.
e e 3.7: Mt. 12.34; 23.33.
f f 3.9: Jn. 8.33.
g g 3.10: Mt. 7.19.
h h 3.17: Is. 42.1; Mt. 12.18; 17.5; Mr.
9.7; Lc. 9.35.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Mt
2.23-3.17
a
a 24.8: Mt. 26.28; Mr. 14.24;
Lc. 22.20; 1 Co. 11.25; He. 10.29.
b b 24.8: He. 9.19–20.
c c 24.18: Dt. 9.9.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ex
23.33-24.18
a a 11.31: 1 P. 4.18.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Pr
10.32-11.31
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
21 Mat 3 / Ex 24 / Pro 11
San
Mateo 3
Predicación de Juan el Bautista
(Mr. 1.1–8; Jn. 1.19–28)
3
1En aquellos días vino Juan el
Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo:
Arrepentíos, porque el reino de los cielosa se ha
acercado.b
3Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama
en el desierto:
Preparad el
camino del Señor,
Enderezad
sus sendas.c
4Y Juan estaba vestido de pelo de
camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos;d y su
comida era langostas y miel silvestre. 5Y salía a él Jerusalén, y
toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6y eran
bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7Al ver él que muchos de los
fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de
víboras!e
¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8Haced, pues, frutos
dignos de arrepentimiento, 9y no penséis decir dentro de vosotros
mismos: A Abraham tenemos por padre;f porque yo os
digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10Y
ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol
que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.g
11Yo a la verdad os bautizo en agua
para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno
de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo
en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
El bautismo de Jesús
(Mr. 1.9–11; Lc. 3.21–22)
13Entonces Jesús vino de Galilea a
Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14Mas Juan se le
oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15Pero
Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda
justicia. Entonces le dejó. 16Y Jesús, después que fue bautizado,
subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al
Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17Y
hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.h[1]
Exodo
24
Moisés y los ancianos en el Monte Sinaí
24
1Dijo Jehová a Moisés: Sube ante
Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os
inclinaréis desde lejos. 2Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y
ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.
3Y Moisés vino y contó al pueblo
todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a
una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. 4Y
Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó
un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.
5Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron
holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová. 6Y Moisés
tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de
la sangre sobre el altar. 7Y tomó el libro del pacto y lo leyó a
oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y
obedeceremos. 8Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el
pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pactoa que Jehová ha
hecho con vosotros sobre todas estas cosas.b
9Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y
Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; 10y vieron al Dios de
Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al
cielo cuando está sereno. 11Mas no extendió su mano sobre los
príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.
12Entonces Jehová dijo a Moisés:
Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos
que he escrito para enseñarles. 13Y se levantó Moisés con Josué su
servidor, y Moisés subió al monte de Dios. 14Y dijo a los
ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur
están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos.
15Entonces Moisés subió al monte, y
una nube cubrió el monte. 16Y la gloria de Jehová reposó sobre el
monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés
de en medio de la nube. 17Y la apariencia de la gloria de Jehová
era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de
Israel. 18Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y
estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.c[2]
Proverbios
11
11
1 El peso
falso es abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le agrada.
2 Cuando
viene la soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está la
sabiduría.
3 La
integridad de los rectos los encaminará;
Pero destruirá a los pecadores
la perversidad de ellos.
4 No
aprovecharán las riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de
muerte.
5 La justicia
del perfecto enderezará su camino;
Mas el impío por su impiedad
caerá.
6 La justicia
de los rectos los librará;
Mas los pecadores serán
atrapados en su pecado.
7 Cuando muere
el hombre impío, perece su esperanza;
Y la expectación de los malos
perecerá.
8 El justo es
librado de la tribulación;
Mas el impío entra en lugar
suyo.
9 El
hipócrita con la boca daña a su prójimo;
Mas los justos son librados con
la sabiduría.
10 En el bien
de los justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos perecen
hay fiesta.
11 Por la
bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los impíos
será trastornada.
12 El que
carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.
13 El que anda
en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo
guarda todo.
14 Donde no
hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de
consejeros hay seguridad.
15 Con
ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;
Mas el que aborreciere las
fianzas vivirá seguro.
16 La mujer
agraciada tendrá honra,
Y los fuertes tendrán
riquezas.
17 A su alma
hace bien el hombre misericordioso;
Mas el cruel se atormenta a sí
mismo.
18 El impío
hace obra falsa;
Mas el que siembra justicia
tendrá galardón firme.
19 Como la
justicia conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo
hace para su muerte.
20 Abominación
son a Jehová los perversos de corazón;
Mas los perfectos de camino le
son agradables.
21 Tarde o
temprano, el malo será castigado;
Mas la descendencia de los
justos será librada.
22 Como
zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada
de razón.
23 El deseo de
los justos es solamente el bien;
Mas la esperanza de los impíos
es el enojo.
24 Hay quienes
reparten, y les es añadido más;
Y hay quienes retienen más de
lo que es justo, pero vienen a pobreza.
25 El alma
generosa será prosperada;
Y el que saciare, él también
será saciado.
26 Al que
acapara el grano, el pueblo lo maldecirá;
Pero bendición será sobre la cabeza
del que lo vende.
27 El que
procura el bien buscará favor;
Mas al que busca el mal, éste
le vendrá.
28 El que
confía en sus riquezas caerá;
Mas los justos reverdecerán
como ramas.
29 El que
turba su casa heredará viento;
Y el necio será siervo del
sabio de corazón.
30 El fruto
del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.
31 Ciertamente
el justo será recompensado en la tierra;
¡Cuánto más el impío y el
pecador!a[3]
a a 3.2: Dn. 2.44.
b b 3.2: Mt. 4.17; Mr. 1.15.
c c 3.3: Is. 40.3.
d d 3.4: 2 R. 1.8.
e e 3.7: Mt. 12.34; 23.33.
f f 3.9: Jn. 8.33.
g g 3.10: Mt. 7.19.
h h 3.17: Is. 42.1; Mt. 12.18; 17.5; Mr.
9.7; Lc. 9.35.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Mt
2.23-3.17
a
a 24.8: Mt. 26.28; Mr. 14.24;
Lc. 22.20; 1 Co. 11.25; He. 10.29.
b b 24.8: He. 9.19–20.
c c 24.18: Dt. 9.9.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ex
23.33-24.18
a a 11.31: 1 P. 4.18.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Pr
10.32-11.31
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