¿Cómo te irá cuando enfrentes el justo juicio de Dios?
¡Eres Justo(a), eres la justicia de
Dios!
Por Riqui Ricón*
Pro 12:3 NVI Nadie
puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos.
Al realizar nuestro Plan de
Lectura, La Biblia en UN Año, de los Ministerios Palabra de Honor, el día de
hoy, me encuentro meditando y preguntándome: ¿Por qué en el capítulo 22 de Proverbios
se menciona 11 veces a los justos y la justicia, si la Biblia establece claramente
que NO hay justos, ni siquiera uno? ¿No es esto una contradicción?
Rom 3:9-12 NVI ¿A qué
conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya
hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. (10)
Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; (11)
no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. (12)
Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga
lo bueno; ¡no hay uno solo!»
Pues bien, en la Biblia, que es la
Palabra de Dios, no existe contradicción alguna; y si se menciona a los justos
y la justicia, ¡lo dice por ti! Dios lo puso por escrito en Su Palabra para que
tú puedas comprender cabalmente quién ahora eres tú, en Cristo Jesús, esto es, para
que conozcas tu Nueva Identidad.
2Co 5:21 RV60 Al que
no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él.
Por haber aceptado y recibido lo
que Cristo Jesús hizo al morir en la cruz y resucitar venciendo al pecado y la
muerte, ahora tú eres justicia de Dios. Aquí, la mayoría de las personas
utilizarían incorrectamente el término “increíble”, sin embargo, para ti y para
mí es maravilloso y sumamente creíble, pues sabemos de quién procede todo esto:
de Dios Todopoderoso. Quien es capaz de hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Por eso exclamamos, ¡asombroso! Sólo
medita en esto, que estando tú muerto(a) en delitos y pecados, por el gran Amor
con que Dios te ama, prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a
ti.
Jua 3:16 RV60 Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Más asombroso aún es que Jesús se
hizo pecado para que tú fueses hecho(a) la justicia de Dios en Él. Por lo que
Jesús hizo en la cruz al morir pagando todos tus pecados y resucitar venciendo al
pecado y a la muerte, ahora tú eres realmente justo(a).
2Co 5:21 DHH Cristo
no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para
hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo.
El asombroso Plan que Dios trazó
para la redención de tu vida incluía poner sobre Su propio Hijo, Jesús, los
pecados de todo el mundo, aunque Él nunca cometió pecado alguno.
Isa 53:6, 9 RV1960 Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas,(E) cada cual se apartó por su camino;
mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros… Y se
dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque
nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Aunque a simple vista esto parece
una injusticia (¿por qué el justo tendría que pagar por los injustos?), la
Verdad es que esto fue así para que tú no murieras eternamente.
Rom 6:23 RV60 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.
Para que por medio de la FE, de
creerle a Dios creyendo Su Palabra, recibieras está dádiva, este regalo que es
la Vida Eterna, la cual es un atributo exclusivo de Dios, y solamente Él se la
puede otorgar a Sus Hijos.
1Pe 3:18 NTV
Cristo sufrió por nuestros pecados
una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores
para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida
en el Espíritu.
¡Para llevarte a salvo con Dios,
tu Padre!
Heb 2:14-15 NVI Por tanto, ya que ellos son de carne y
hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la
muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, (15) y
librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud
durante toda la vida.
Ahora bien, como puedes notar, no
tienes nada de qué preocuparte, pues aunque Jesús pagó el justo precio de todos
tus pecados [el justo por un(a) injusto(a)], la muerte no pudo retenerle y la
venció para que quede claro que ni el pecado ni la muerte pueden ahora tocarte
pues tú en verdad eres la justicia de Dios.
Rom 8:3-4 RV1960 Porque
lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; (4) para
que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu.
Así que, ahora, mediante el Nuevo
Pacto en la Sangre de Jesús, la justicia de la ley se cumplió en ti, no por tus
acciones pasadas, presentes o futuras, sino por haber creído y aceptado el Amor
que Dios siente por ti, expresado en el sacrificio de Su amado Hijo,
Jesucristo.
Rom 5:1-2 NTV Por lo
tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe
[por haberle creído a Dios, creyendo Su Palabra], tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo
por nosotros. (2) Debido a nuestra fe [por haberle creído a
Dios, creyendo Su Palabra], Cristo nos
hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora
permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios.
Y aquí no termina lo asombroso,
pues ¡tú fuiste justificado para ser hecho(a) perfecto(a)!
Heb 10:14 RV60 porque
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
¡Tú fuiste justificado(a) para ser
glorificado con la mismísima gloria de Dios, la cual sólo puede ostentar un(a)
auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios!
Rom 8:29-30 NVI Porque a los que Dios conoció de antemano,
también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que
él sea el primogénito entre muchos hermanos.
(30) A los que predestinó,
también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que
justificó, también los glorificó.
Es por esto que el mundo te odia y
te hace guerra.
1Jn 3:1 NTV Miren
con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que
somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque
no lo conocen a él.
Así que, ¡ten ánimo! Sin importar
lo que hayas hecho, tú eres justo(a). ¡Eres un(a) amado(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo!
Rom 8:31 NTV ¿Qué
podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor
de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
Oremos
en voz audible:
Amado Padre celestial, nuevamente, el día de hoy,
quiero agradecerte por el gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto
en delitos y pecados, entregaste a Tu propio Hijo, Cristo Jesús, para que
pagara en mi lugar y así se cumplió toda justicia y he sido declarado(a)
justo(a) delante de Ti, juez de toda la tierra. Gracias porque, además, me has
llamado Tu Hijo(a) y me has adoptado legal y legítimamente, con los mismos
privilegios y obligaciones que tiene Jesús. Precioso Dios, todo esto me permite
posicionarme en la Victoria que ganaste para mí. Por eso creo y declaro que, sin
importar las circunstancias del momento o la forma en que hoy me siento, yo
Riqui Ricón [__________ tu nombre aquí], soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi Dios y
Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé porque así
está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a dejar atrás
todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa
vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerada(o) en Cristo
Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Lo sé porque lo dice la Biblia,
lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu
Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú,
oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues
mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso
Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No
voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud. ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a)
por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanada(o) por las
heridas de Jesús! ¡He sido establecida(o) para reinar en esta vida por la
sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás
en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspera(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco
una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de
Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados,
y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto.
¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar
porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y
suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues
con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 22 Mat 4 / Ex 25-27 / Pro 12
RV60
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 22 Mat 4 / Ex 25-27 / Pro 12
San
Mateo 4
Tentación de Jesús
(Mr. 1.12–13; Lc. 4.1–13)
4
1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto,
para ser tentado por el diablo. 2Y después de haber ayunado cuarenta
días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le
dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El
respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo le llevó a
la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo:
Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de
ti,
y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie
en piedra.
7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra
vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si
postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás,
porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11El
diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Jesús principia su ministerio
(Mr. 1.14–20; Lc. 4.14–15; 5.1–11; 6.17–19)
12Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;
13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima,
en la región de Zabulón y de Neftalí, 14para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
15 Tierra
de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del
Jordán,
Galilea de los gentiles;
16 El
pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de
sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
17Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el
reino de los cielos se ha acercado. 18Andando Jesús junto al mar de
Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que
echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19Y les dijo:
Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20Ellos
entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21Pasando de
allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en
la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22Y
ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
23Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas
de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo. 24Y se difundió su fama por toda Siria; y le
trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas
enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los
sanó. 25Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de
Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.
Exodo
25-27
La ofrenda para el tabernáculo
(Ex. 35.4–9)
25
1Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Di a los
hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad,
de corazón, tomaréis mi ofrenda. 3Esta es la ofrenda que tomaréis de
ellos: oro, plata, cobre, 4azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo
de cabras, 5pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones,
madera de acacia, 6aceite para el alumbrado, especias para el aceite
de la unción y para el incienso aromático, 7piedras de ónice, y
piedras de engaste para el efod y para el pectoral. 8Y harán un
santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo
que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus
utensilios, así lo haréis.
El arca del testimonio
(Ex. 37.1–9)
10Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud
será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y
medio. 11Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás
sobre ella una cornisa de oro alrededor. 12Fundirás para ella cuatro
anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de
ella, y dos anillos al otro lado. 13Harás unas varas de madera de
acacia, las cuales cubrirás de oro. 14Y meterás las varas por los
anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. 15Las
varas quedarán en los anillos del arca; no se quitarán de ella. 16Y
pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. 17Y harás un
propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su
anchura de codo y medio. 18Harás también dos querubines de oro;
labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. 19Harás,
pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza
con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. 20Y
los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el
propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio
los rostros de los querubines. 21Y pondrás el propiciatorio encima
del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. 22Y de
allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre
los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te
mandare para los hijos de Israel.
La mesa para el pan de la proposición
(Ex. 37.10–16)
23Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud
será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. 24Y
la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro alrededor. 25Le
harás también una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la
moldura una cornisa de oro alrededor. 26Y le harás cuatro anillos de
oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro
patas. 27Los anillos estarán debajo de la moldura, para lugares de
las varas para llevar la mesa. 28Harás las varas de madera de
acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa. 29Harás
también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se
libará; de oro fino los harás. 30Y pondrás sobre la mesa el pan de
la proposición delante de mí continuamente.
El candelero de oro
(Ex. 37.17–24)
31Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo
se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores,
serán de lo mismo. 32Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos
del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. 33Tres copas en
forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en
forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los
seis brazos que salen del candelero; 34y en la caña central del
candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores.
35Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana
debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos
brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. 36Sus
manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a
martillo, de oro puro. 37Y le harás siete lamparillas, las cuales
encenderás para que alumbren hacia adelante. 38También sus
despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 39De un talento de oro
fino lo harás, con todos estos utensilios. 40Mira y hazlos conforme
al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
El tabernáculo
(Ex. 36.8–38)
26
1Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido,
azul, púrpura y carmesí; y lo harás con querubines de obra primorosa. 2La
longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina
de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida. 3Cinco
cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una
con la otra. 4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última
cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la cortina de la
segunda unión. 5Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y
cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda
unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. 6Harás
también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la
una con la otra, y se formará un tabernáculo. 7Harás asimismo
cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas
harás. 8La longitud de cada cortina será de treinta codos, y la
anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tendrán las once
cortinas. 9Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas
aparte; y doblarás la sexta cortina en el frente del tabernáculo. 10Y
harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al borde en la unión, y
cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión.
11Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales
meterás por las lazadas; y enlazarás las uniones para que se haga una sola
cubierta. 12Y la parte que sobra en las cortinas de la tienda, la
mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. 13Y
un codo de un lado, y otro codo del otro lado, que sobra a lo largo de las
cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al
otro, para cubrirlo. 14Harás también a la tienda una cubierta de
pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima.
15Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia,
que estén derechas. 16La longitud de cada tabla será de diez codos,
y de codo y medio la anchura. 17Dos espigas tendrá cada tabla, para
unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo. 18Harás,
pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al sur. 19Y
harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de
una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos
espigas. 20Y al otro lado del tabernáculo, al lado del norte, veinte
tablas; 21y sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una
tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 22Y para el lado posterior
del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23Harás además dos
tablas para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; 24las
cuales se unirán desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne;
así será con las otras dos; serán para las dos esquinas. 25De suerte
que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas
debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 26Harás
también cinco barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del
tabernáculo, 27y cinco barras para las tablas del otro lado del
tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo,
al occidente. 28Y la barra de en medio pasará por en medio de las
tablas, de un extremo al otro. 29Y cubrirás de oro las tablas, y
harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras; también cubrirás de
oro las barras. 30Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te
fue mostrado en el monte.
31También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino
torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; 32y lo
pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus
capiteles de oro, sobre basas de plata. 33Y pondrás el velo debajo
de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y
aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo. 34Pondrás
el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo. 35Y
pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur
del tabernáculo; y pondrás la mesa al lado del norte.
36Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul,
púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador. 37Y harás para
la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con
sus capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas.
El altar de bronce
(Ex. 38.1–7)
27
1Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos
de longitud, y de cinco codos de anchura; será cuadrado el altar, y su altura
de tres codos. 2Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los
cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce. 3Harás
también sus calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus
garfios y sus braseros; harás todos sus utensilios de bronce. 4Y le
harás un enrejado de bronce de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro
anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5Y la pondrás dentro del
cerco del altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. 6Harás
también varas para el altar, varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de
bronce. 7Y las varas se meterán por los anillos, y estarán aquellas
varas a ambos lados del altar cuando sea llevado. 8Lo harás hueco,
de tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás.
El atrio del tabernáculo
(Ex. 38.9–20)
9Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado
meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de
longitud para un lado. 10Sus veinte columnas y sus veinte basas
serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 11De
la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de
longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles
de sus columnas y sus molduras, de plata. 12El ancho del atrio, del
lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus
diez basas. 13Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este,
habrá cincuenta codos. 14Las cortinas a un lado de la entrada serán
de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. 15Y al otro
lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. 16Y
para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y
carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus
cuatro basas. 17Todas las columnas alrededor del atrio estarán
ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. 18La
longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y
cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino
torcido, y sus basas de bronce. 19Todos los utensilios del
tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del
atrio, serán de bronce.
Aceite para las lámparas
(Lv. 24.1–4)
20Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite
puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente
las lámparas. 21En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que
está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que
ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo
de los hijos de Israel por sus generaciones.
Proverbios 12
12
1 El que ama la instrucción ama la sabiduría;
Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
2 El bueno alcanzará favor de Jehová;
Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.
3 El hombre no se afirmará por medio de
la impiedad;
Mas la raíz de los justos no será removida.
4 La mujer virtuosa es corona de su
marido;
Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
5 Los pensamientos de los justos son
rectitud;
Mas los consejos de los impíos, engaño.
6 Las palabras de los impíos son
asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos los librará.
7 Dios trastornará a los impíos, y no
serán más;
Pero la casa de los justos permanecerá firme.
8 Según su sabiduría es alabado el
hombre;
Mas el perverso de corazón será menospreciado.
9 Más vale el despreciado que tiene
servidores,
Que el que se jacta, y carece de pan.
10 El justo cuida de la vida de su
bestia;
Mas el corazón de los impíos es cruel.
11 El que labra su tierra se saciará de
pan;
Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.
12 Codicia el impío la red de los
malvados;
Mas la raíz de los justos dará fruto.
13 El impío es enredado en la
prevaricación de sus labios;
Mas el justo saldrá de la tribulación.
14 El hombre será saciado de bien del
fruto de su boca;
Y le será pagado según la obra de sus manos.
15 El camino del necio es derecho en su
opinión;
Mas el que obedece al consejo es sabio.
16 El necio al punto da a conocer su
ira;
Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.
17 El que habla verdad declara justicia;
Mas el testigo mentiroso, engaño.
18 Hay hombres cuyas palabras son como
golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.
19 El labio veraz permanecerá para
siempre;
Mas la lengua mentirosa sólo por un momento.
20 Engaño hay en el corazón de los que
piensan el mal;
Pero alegría en el de los que piensan el bien.
21 Ninguna adversidad acontecerá al
justo;
Mas los impíos serán colmados de males.
22 Los labios mentirosos son abominación
a Jehová;
Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
23 El hombre cuerdo encubre su saber;
Mas el corazón de los necios publica la necedad.
24 La mano de los diligentes señoreará;
Mas la negligencia será tributaria.
25 La congoja en el corazón del hombre
lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.
26 El justo sirve de guía a su prójimo;
Mas el camino de los impíos les hace errar.
27 El indolente ni aun asará lo que ha
cazado;
Pero haber precioso del hombre es la diligencia.
28 En el camino de la justicia está la
vida;
Y en sus caminos no hay muerte.
Lectura y
Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 22 Mat 4 / Ex 25-27 / Pro 12
San
Mateo 4
Tentación de Jesús
(Mr. 1.12–13; Lc. 4.1–13)
4
1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto,
para ser tentado por el diablo. 2Y después de haber ayunado cuarenta
días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le
dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El
respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo le llevó a
la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo:
Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de
ti,
y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie
en piedra.
7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra
vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si
postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás,
porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11El
diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Jesús principia su ministerio
(Mr. 1.14–20; Lc. 4.14–15; 5.1–11; 6.17–19)
12Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;
13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima,
en la región de Zabulón y de Neftalí, 14para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
15 Tierra
de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del
Jordán,
Galilea de los gentiles;
16 El
pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de
sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
17Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el
reino de los cielos se ha acercado. 18Andando Jesús junto al mar de
Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que
echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19Y les dijo:
Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20Ellos
entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21Pasando de
allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en
la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22Y
ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
23Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas
de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo. 24Y se difundió su fama por toda Siria; y le
trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas
enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los
sanó. 25Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de
Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.
Exodo
25-27
La ofrenda para el tabernáculo
(Ex. 35.4–9)
25
1Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Di a los
hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad,
de corazón, tomaréis mi ofrenda. 3Esta es la ofrenda que tomaréis de
ellos: oro, plata, cobre, 4azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo
de cabras, 5pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones,
madera de acacia, 6aceite para el alumbrado, especias para el aceite
de la unción y para el incienso aromático, 7piedras de ónice, y
piedras de engaste para el efod y para el pectoral. 8Y harán un
santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo
que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus
utensilios, así lo haréis.
El arca del testimonio
(Ex. 37.1–9)
10Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud
será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y
medio. 11Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás
sobre ella una cornisa de oro alrededor. 12Fundirás para ella cuatro
anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de
ella, y dos anillos al otro lado. 13Harás unas varas de madera de
acacia, las cuales cubrirás de oro. 14Y meterás las varas por los
anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. 15Las
varas quedarán en los anillos del arca; no se quitarán de ella. 16Y
pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. 17Y harás un
propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su
anchura de codo y medio. 18Harás también dos querubines de oro;
labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. 19Harás,
pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza
con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. 20Y
los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el
propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio
los rostros de los querubines. 21Y pondrás el propiciatorio encima
del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. 22Y de
allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre
los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te
mandare para los hijos de Israel.
La mesa para el pan de la proposición
(Ex. 37.10–16)
23Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud
será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. 24Y
la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro alrededor. 25Le
harás también una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la
moldura una cornisa de oro alrededor. 26Y le harás cuatro anillos de
oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro
patas. 27Los anillos estarán debajo de la moldura, para lugares de
las varas para llevar la mesa. 28Harás las varas de madera de
acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa. 29Harás
también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se
libará; de oro fino los harás. 30Y pondrás sobre la mesa el pan de
la proposición delante de mí continuamente.
El candelero de oro
(Ex. 37.17–24)
31Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo
se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores,
serán de lo mismo. 32Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos
del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. 33Tres copas en
forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en
forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los
seis brazos que salen del candelero; 34y en la caña central del
candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores.
35Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana
debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos
brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. 36Sus
manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a
martillo, de oro puro. 37Y le harás siete lamparillas, las cuales
encenderás para que alumbren hacia adelante. 38También sus
despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 39De un talento de oro
fino lo harás, con todos estos utensilios. 40Mira y hazlos conforme
al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
El tabernáculo
(Ex. 36.8–38)
26
1Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido,
azul, púrpura y carmesí; y lo harás con querubines de obra primorosa. 2La
longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina
de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida. 3Cinco
cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una
con la otra. 4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última
cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la cortina de la
segunda unión. 5Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y
cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda
unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. 6Harás
también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la
una con la otra, y se formará un tabernáculo. 7Harás asimismo
cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas
harás. 8La longitud de cada cortina será de treinta codos, y la
anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tendrán las once
cortinas. 9Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas
aparte; y doblarás la sexta cortina en el frente del tabernáculo. 10Y
harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al borde en la unión, y
cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión.
11Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales
meterás por las lazadas; y enlazarás las uniones para que se haga una sola
cubierta. 12Y la parte que sobra en las cortinas de la tienda, la
mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. 13Y
un codo de un lado, y otro codo del otro lado, que sobra a lo largo de las
cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al
otro, para cubrirlo. 14Harás también a la tienda una cubierta de
pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima.
15Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia,
que estén derechas. 16La longitud de cada tabla será de diez codos,
y de codo y medio la anchura. 17Dos espigas tendrá cada tabla, para
unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo. 18Harás,
pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al sur. 19Y
harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de
una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos
espigas. 20Y al otro lado del tabernáculo, al lado del norte, veinte
tablas; 21y sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una
tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 22Y para el lado posterior
del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23Harás además dos
tablas para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; 24las
cuales se unirán desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne;
así será con las otras dos; serán para las dos esquinas. 25De suerte
que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas
debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 26Harás
también cinco barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del
tabernáculo, 27y cinco barras para las tablas del otro lado del
tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo,
al occidente. 28Y la barra de en medio pasará por en medio de las
tablas, de un extremo al otro. 29Y cubrirás de oro las tablas, y
harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras; también cubrirás de
oro las barras. 30Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te
fue mostrado en el monte.
31También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino
torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; 32y lo
pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus
capiteles de oro, sobre basas de plata. 33Y pondrás el velo debajo
de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y
aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo. 34Pondrás
el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo. 35Y
pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur
del tabernáculo; y pondrás la mesa al lado del norte.
36Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul,
púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador. 37Y harás para
la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con
sus capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas.
El altar de bronce
(Ex. 38.1–7)
27
1Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos
de longitud, y de cinco codos de anchura; será cuadrado el altar, y su altura
de tres codos. 2Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los
cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce. 3Harás
también sus calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus
garfios y sus braseros; harás todos sus utensilios de bronce. 4Y le
harás un enrejado de bronce de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro
anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5Y la pondrás dentro del
cerco del altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. 6Harás
también varas para el altar, varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de
bronce. 7Y las varas se meterán por los anillos, y estarán aquellas
varas a ambos lados del altar cuando sea llevado. 8Lo harás hueco,
de tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás.
El atrio del tabernáculo
(Ex. 38.9–20)
9Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado
meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de
longitud para un lado. 10Sus veinte columnas y sus veinte basas
serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 11De
la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de
longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles
de sus columnas y sus molduras, de plata. 12El ancho del atrio, del
lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus
diez basas. 13Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este,
habrá cincuenta codos. 14Las cortinas a un lado de la entrada serán
de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. 15Y al otro
lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. 16Y
para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y
carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus
cuatro basas. 17Todas las columnas alrededor del atrio estarán
ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. 18La
longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y
cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino
torcido, y sus basas de bronce. 19Todos los utensilios del
tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del
atrio, serán de bronce.
Aceite para las lámparas
(Lv. 24.1–4)
20Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite
puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente
las lámparas. 21En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que
está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que
ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo
de los hijos de Israel por sus generaciones.
Proverbios 12
12
1 El que ama la instrucción ama la sabiduría;
Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
2 El bueno alcanzará favor de Jehová;
Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.
3 El hombre no se afirmará por medio de
la impiedad;
Mas la raíz de los justos no será removida.
4 La mujer virtuosa es corona de su
marido;
Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
5 Los pensamientos de los justos son
rectitud;
Mas los consejos de los impíos, engaño.
6 Las palabras de los impíos son
asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos los librará.
7 Dios trastornará a los impíos, y no
serán más;
Pero la casa de los justos permanecerá firme.
8 Según su sabiduría es alabado el
hombre;
Mas el perverso de corazón será menospreciado.
9 Más vale el despreciado que tiene
servidores,
Que el que se jacta, y carece de pan.
10 El justo cuida de la vida de su
bestia;
Mas el corazón de los impíos es cruel.
11 El que labra su tierra se saciará de
pan;
Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.
12 Codicia el impío la red de los
malvados;
Mas la raíz de los justos dará fruto.
13 El impío es enredado en la
prevaricación de sus labios;
Mas el justo saldrá de la tribulación.
14 El hombre será saciado de bien del
fruto de su boca;
Y le será pagado según la obra de sus manos.
15 El camino del necio es derecho en su
opinión;
Mas el que obedece al consejo es sabio.
16 El necio al punto da a conocer su
ira;
Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.
17 El que habla verdad declara justicia;
Mas el testigo mentiroso, engaño.
18 Hay hombres cuyas palabras son como
golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.
19 El labio veraz permanecerá para
siempre;
Mas la lengua mentirosa sólo por un momento.
20 Engaño hay en el corazón de los que
piensan el mal;
Pero alegría en el de los que piensan el bien.
21 Ninguna adversidad acontecerá al
justo;
Mas los impíos serán colmados de males.
22 Los labios mentirosos son abominación
a Jehová;
Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
23 El hombre cuerdo encubre su saber;
Mas el corazón de los necios publica la necedad.
24 La mano de los diligentes señoreará;
Mas la negligencia será tributaria.
25 La congoja en el corazón del hombre
lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.
26 El justo sirve de guía a su prójimo;
Mas el camino de los impíos les hace errar.
27 El indolente ni aun asará lo que ha
cazado;
Pero haber precioso del hombre es la diligencia.
28 En el camino de la justicia está la
vida;
Y en sus caminos no hay muerte.
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