¡Todo por Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
¿Dónde, pues, está la
jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la
ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por
fe sin las obras de la ley (Ro 3.27-28).
¿Puedes, entonces,
sentirte orgulloso(a) de haber hecho algo para que Dios te acepte, para que Él
te salve? ¡Absolutamente de nada! ¿Por qué? Porque el fundamento de tu
salvación no está en tus buenas obras, ni en la obediencia a la ley, sino en la
obra de Cristo Jesús y en tu fe en Él. Entonces, tu libertad de culpa y cargo
se basa en creerle a Dios, creyendo Su Palabra, y no en algo que tú puedas o
debas hacer. De tal manera es esto así, que eres declarado(a) justo(a) a los ojos
de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.
Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).
Es claro
entonces que eres declarado(a) justo(a) por Dios solamente por haber creído Su
Palabra.
Y se cumplió la Escritura que
dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo
de Dios (Sgo 2.23).
Ahora bien, la mayoría de los
creyentes saben que la fe la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1). Pero, ¿qué
significa esto? ¿Cómo puedes estar seguro(a) de cosas que aún no puedes ver?
¿Cómo puedes estar convencido(a) de que vas a recibir lo que estás esperando?
Esta definición de fe no tendría
lógica si no fuera porque la única forma de obtener esa certeza y esa
convicción es teniendo una promesa de Dios al respecto. Es decir, tú puedes
estar totalmente convencido(a) de tu sanidad a pesar del diagnóstico médico; de
tu prosperidad a pesar de la situación económica; de la restauración de tu
familia a pesar de los conflictos, si tienes la Palabra de Honor de que Dios lo
va hacer, pues si Él lo dijo, entonces, seguro que Él lo va a cumplir; si Dios
lo habló, entonces, seguro que Él lo va a ejecutar.
¡Fe es creerle a Dios, creyendo
Su Palabra!
Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado
está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús
le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente
di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy
hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y
va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al
oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que
ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).
Este viejo centurión sabía más
acerca de la fe que los judíos que acompañaban a Jesús. Así es, en efecto, lo
único que tú necesitas el día de hoy para salir adelante es la Palabra de Dios,
pues puedes estar seguro(a), totalmente convencido(a), que Él cumplirá Su
Palabra y eso que aún no ves, pero que esperas con seguridad, sin duda
sucederá.
Entonces, si Dios dice que todo
lo puedes en Cristo que te fortalece (Fil 4.13), esa es la Verdad, pues es la Palabra de Dios,
y es tú decisión si vas a CREERLE a Dios en lugar de a tus circunstancias,
cualquiera que estas sean.
Luego vino a él palabra de
Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te
heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y
cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu
descendencia. Y creyó a Jehová, y le
fue contado por justicia (Gen 15.4-6).
La ley de la fe fue establecida
con Abraham cuando éste le creyó a Dios, y eso, su fe, creerle a la Palabra que
Dios le dio, le fue contado por justicia.
¡Fue justificado sólo por creerle
a Dios!
Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo
por la fe vivirá (Ro 1.16-17).
El
Evangelio, las Buenas Noticias de lo que Jesús hizo por Amor a ti, es el Poder
de Dios para que tú realices una Vida Plena creyéndole a Dios, creyendo Su
Palabra. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [creerle a
Dios, creyendo Su Palabra] y para fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra],
como está escrito: Mas el justo por la fe [por creerle a Dios, creyendo Su
Palabra] vivirá.
Ahora, tú has creído el
Evangelio, has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador y has sido
justificado(a) por tu fe, por creer la Palabra de Dios. Por tu fe, por creerle
a Dios, creyendo Su Palabra, has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo y puedes, y debes, seguir viviendo por esa misma fe, creyéndole a
Dios, creyendo Su Palabra.
La base y fundamento de tu fe lo
establece la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, cuando dice:
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, para que pagara todos tus pecados, antes que
perderte a ti. Y el propósito por lo cual hizo esto, es para que creas en Su
Amor, que creas en Jesús, que creas en Su Palabra, y así obtengas la VIDA
ETERNA que es el tipo de Vida que sólo un(a) Hijo(a) de Dios puede tener.
¡Es Palabra de Dios!
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Jesús no viene a tu vida para
condenarte a una vida de fracasos, ni enfermedad, ni pobreza, ni esclavitud, ni
ningún tipo de derrota. ¡No mi amado(a)! Él está en tu vida para salvación y
esto significa muchísimo más que solamente irse al cielo; significa tener la Palabra
de Honor de Dios, tu Padre, para vivir una Vida Plena y Abundante sobre la
tierra.
¡Es Palabra de Dios!
Estas cosas os he hablado para
que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo (Jn 16.33).
Todo esto no significa que no vas
a tener problemas como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Los vas a tener y
muchos, pero de todos ellos vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel
que te ama, Cristo Jesús. Vas a comprobar con tu fe, en tu propia vida, la
libertad gloriosa de los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
¡Es Palabra de Dios!
Por eso es que no hay jactancia
en nuestro estilo de vida, pues sabemos y CREEMOS que si eres santo(a) es por
Él que eres santo(a); si eres justo(a), es por Él que eres justo(a); si eres poderoso(a),
es por Él que eres poderoso(a); si eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, es por Él, por Jesucristo, que lo eres.
¡Es Palabra de Dios!
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se
acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y
viviente palabra de Dios (1 P 1.23 NTV).
¡Todo por Amor a ti! ¡Todo por Su
Palabra!
Oremos en voz audible:
Precioso Señor Jesús, gracias
porque por Tu Palabra me hiciste Nacer de Nuevo como Hijo(a) de Dios, mi Padre.
Me diste Tu fe y puedo creer. Hoy sé que en todas las cosas soy más que
vencedor(a). No hay enfermedad, pobreza o circunstancia que me infundan temor
para dejar de creer que soy Hijo(a) del Rey. Todo lo puedo en Ti, Jesús, que me
fortaleces. Estoy plenamente convencido(a) que, con Tu muerte en la cruz,
pagaste todos mis pecados y he sido justificado(a), perdonado(a) y adoptado(a)
en Tu familia, Señor. Me propongo hoy, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a recibir
y creer Tu Amor, a recibir y creer esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo y a vivir conforme a Tu Palabra. Por lo
tanto, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues
mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el
mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto
a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene
que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la
pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo
como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
28 Ro 3.9-31 / 1 Sam
12 / Sal 57
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
28 Ro 3.9-31 / 1 Sam
12 / Sal 57
Romanos
3.9-31
No hay justo
9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna
manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo
pecado. 10Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
11 No hay
quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12 Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.b
13 Sepulcro
abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.c
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;d
14 Su boca
está llena de maldición y de amargura.e
15 Sus pies se
apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y
desventura hay en sus caminos;
17 Y no
conocieron camino de paz.f
18 No hay
temor de Dios delante de sus ojos.g
19Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los
que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo
el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser
humano será justificado delante de él;h porque por
medio de la ley es el conocimiento del pecado.
La justicia es por medio de la fe
21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la
justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,i para
todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de
la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por
alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26con la mira de
manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que
justifica al que es de la fe de Jesús.
27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por
cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos,
pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. 29¿Es
Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles?
Ciertamente, también de los gentiles. 30Porque Dios es uno, y él
justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de
la incircuncisión. 31¿Luego por la fe invalidamos la ley? En
ninguna manera, sino que confirmamos la ley.[1]
1
Samuel 12
Discurso de Samuel al pueblo
12
1Dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz
en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey. 2Ahora, pues,
he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de canas;
pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi
juventud hasta este día. 3Aquí estoy; atestiguad contra mí delante
de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado
el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si
de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.
4Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado
algo de mano de ningún hombre. 5Y él les dijo: Jehová es testigo
contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis
hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.
6Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová que designó a
Moisés y a Aarón,a y sacó a vuestros padres de
la tierra de Egipto, es testigo. 7Ahora, pues, aguardad, y
contenderé con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de
salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres. 8Cuando
Jacob hubo entrado en Egipto, y vuestros padres clamaron a Jehová,b
Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de
Egipto, y los hicieron habitar en este lugar. 9Y olvidaron a
Jehová su Dios, y él los vendió en mano de Sísarac jefe
del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos,d y en
mano del rey de Moab,e los cuales les hicieron
guerra. 10Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Hemos pecado,
porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot;
líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.f
11Entonces Jehová envió a Jerobaal,g a Barac,h
a Jeftéi y a Samuel,j y os libró de
mano de vuestros enemigos en derredor, y habitasteis seguros. 12Y
habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra vosotros, me
dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey;k
siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey. 13Ahora, pues,
he aquí el rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová ha
puesto rey sobre vosotros. 14Si temiereis a Jehová y le
sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y
si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro
Dios, haréis bien. 15Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si
fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra
vosotros como estuvo contra vuestros padres. 16Esperad aún ahora,
y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos. 17¿No
es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias,
para que conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante
los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros rey. 18Y Samuel clamó a
Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran
temor de Jehová y de Samuel.
19Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus
siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados
hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros. 20Y Samuel
respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con
todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón.
21No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque
son vanidades. 22Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su
grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 23Así
que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros;
antes os instruiré en el camino bueno y recto. 24Solamente temed a
Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán
grandes cosas ha hecho por vosotros. 25Mas si perseverareis en hacer
mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.[2]
Salmos 57
Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores
(Sal. 108.1–5)
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de
delante de Saúl a la cueva.a
1 Ten
misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi
alma,
Y en la sombra de tus alas me
ampararé
Hasta que pasen los
quebrantos.
2 Clamaré al
Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.
3 El enviará
desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me
acosa;
Selah
Dios enviará su misericordia y
su verdad.
4 Mi vida
está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres
que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y
saetas,
Y su lengua espada aguda.
5 Exaltado
seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu
gloria.
6 Red han
armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos
mismos.
Selah
7 Pronto está
mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta,
alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
9 Te alabaré
entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las
naciones.
10 Porque
grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado
seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu
gloria.[3]
b b 3.10–12: Sal. 14.1–3; 53.1–3.
c c 3.13: Sal. 5.9.
d d 3.13: Sal. 140.3.
e e 3.14: Sal. 10.7.
f f 3.15–17: Is. 59.7–8.
g g 3.18: Sal. 36.1.
h h 3.20: Sal. 143.2; Gá. 2.16.
i i 3.22: Gá. 2.16.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 3.8-31). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 12.6: Ex. 6.26.
b b 12.8: Ex. 2.23.
c c 12.9: Jue. 4.2.
d d 12.9: Jue. 13.1.
e e 12.9: Jue. 3.12.
f f 12.10: Jue. 10.10–15.
g g 12.11: Jue. 7.1.
h
h 12.11: Jue. 4.6.
i
i 12.11: Jue. 11.29.
j j 12.11: 1 S. 3.20.
k k 12.12: 1 S. 8.19.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 11.15-12.25). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
a a 57 tít.: 1 S. 22.1; 24.3.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 56.13-57.11). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
28 Ro 3.9-31 / 1 Sam
12 / Sal 57
Romanos
3.9-31
No hay justo
9¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna
manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo
pecado. 10Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
11 No hay
quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12 Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.b
13 Sepulcro
abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.c
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;d
14 Su boca
está llena de maldición y de amargura.e
15 Sus pies se
apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y
desventura hay en sus caminos;
17 Y no
conocieron camino de paz.f
18 No hay
temor de Dios delante de sus ojos.g
19Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los
que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo
el juicio de Dios; 20ya que por las obras de la ley ningún ser
humano será justificado delante de él;h porque por
medio de la ley es el conocimiento del pecado.
La justicia es por medio de la fe
21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la
justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,i para
todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, 25a quien Dios puso como propiciación por medio de
la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por
alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26con la mira de
manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que
justifica al que es de la fe de Jesús.
27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por
cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos,
pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. 29¿Es
Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles?
Ciertamente, también de los gentiles. 30Porque Dios es uno, y él
justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de
la incircuncisión. 31¿Luego por la fe invalidamos la ley? En
ninguna manera, sino que confirmamos la ley.[1]
1
Samuel 12
Discurso de Samuel al pueblo
12
1Dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz
en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey. 2Ahora, pues,
he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de canas;
pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi
juventud hasta este día. 3Aquí estoy; atestiguad contra mí delante
de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado
el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si
de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.
4Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado
algo de mano de ningún hombre. 5Y él les dijo: Jehová es testigo
contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis
hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.
6Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová que designó a
Moisés y a Aarón,a y sacó a vuestros padres de
la tierra de Egipto, es testigo. 7Ahora, pues, aguardad, y
contenderé con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de
salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres. 8Cuando
Jacob hubo entrado en Egipto, y vuestros padres clamaron a Jehová,b
Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de
Egipto, y los hicieron habitar en este lugar. 9Y olvidaron a
Jehová su Dios, y él los vendió en mano de Sísarac jefe
del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos,d y en
mano del rey de Moab,e los cuales les hicieron
guerra. 10Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Hemos pecado,
porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot;
líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.f
11Entonces Jehová envió a Jerobaal,g a Barac,h
a Jeftéi y a Samuel,j y os libró de
mano de vuestros enemigos en derredor, y habitasteis seguros. 12Y
habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra vosotros, me
dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey;k
siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey. 13Ahora, pues,
he aquí el rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová ha
puesto rey sobre vosotros. 14Si temiereis a Jehová y le
sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y
si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro
Dios, haréis bien. 15Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si
fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra
vosotros como estuvo contra vuestros padres. 16Esperad aún ahora,
y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos. 17¿No
es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias,
para que conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante
los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros rey. 18Y Samuel clamó a
Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran
temor de Jehová y de Samuel.
19Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus
siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados
hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros. 20Y Samuel
respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con
todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón.
21No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque
son vanidades. 22Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su
grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 23Así
que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros;
antes os instruiré en el camino bueno y recto. 24Solamente temed a
Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán
grandes cosas ha hecho por vosotros. 25Mas si perseverareis en hacer
mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.[2]
Salmos 57
Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores
(Sal. 108.1–5)
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de
delante de Saúl a la cueva.a
1 Ten
misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi
alma,
Y en la sombra de tus alas me
ampararé
Hasta que pasen los
quebrantos.
2 Clamaré al
Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.
3 El enviará
desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me
acosa;
Selah
Dios enviará su misericordia y
su verdad.
4 Mi vida
está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres
que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y
saetas,
Y su lengua espada aguda.
5 Exaltado
seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu
gloria.
6 Red han
armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos
mismos.
Selah
7 Pronto está
mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta,
alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
9 Te alabaré
entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las
naciones.
10 Porque
grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado
seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu
gloria.[3]
b b 3.10–12: Sal. 14.1–3; 53.1–3.
c c 3.13: Sal. 5.9.
d d 3.13: Sal. 140.3.
e e 3.14: Sal. 10.7.
f f 3.15–17: Is. 59.7–8.
g g 3.18: Sal. 36.1.
h h 3.20: Sal. 143.2; Gá. 2.16.
i i 3.22: Gá. 2.16.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 3.8-31). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 12.6: Ex. 6.26.
b b 12.8: Ex. 2.23.
c c 12.9: Jue. 4.2.
d d 12.9: Jue. 13.1.
e e 12.9: Jue. 3.12.
f f 12.10: Jue. 10.10–15.
g g 12.11: Jue. 7.1.
h
h 12.11: Jue. 4.6.
i
i 12.11: Jue. 11.29.
j j 12.11: 1 S. 3.20.
k k 12.12: 1 S. 8.19.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 11.15-12.25). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
a a 57 tít.: 1 S. 22.1; 24.3.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 56.13-57.11). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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