¡Cómo ser perfecto(a) delante de Dios!
¡Primero creer para después ser!
Por Riqui Ricón*
porque
no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley
serán justificados (Ro 2.13).
Hoy comencemos notando que en cuanto a la justicia
Eterna, está determinado que no se justificará delante de Dios hombre alguno.
Y
no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti
ningún ser humano (Sal 143.2).
Esto es y será así porque la naturaleza humana está
corrompida por el pecado, que es la incredulidad a la Palabra de Dios, y esta
es la razón por la cual, por más que te esfuerces en cumplir la ley, siempre caerás.
Pero,…
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo realmente hermoso y asombroso del mensaje del
Evangelio es que Dios rompe este círculo de fracasos y derrotas al justificarte
Él, pagando el justo precio de todos tus pecados con la Vida de Su propio Hijo,
Cristo Jesús. ¡Y todo por Amor a ti!
Pero ahora, aparte de la
ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en
este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al
que es de la fe de Jesús (Ro
3.21-26).
Ser justificado(a) significa que Cristo Jesús YA
PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS tus pecados al morir en esa cruz
derramando hasta la última gota de Su Sangre, solo por Amor a ti.
Porque
también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos,
para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu (1 P 3.18).
Así que, ahora tú vives como un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo, sabiendo y creyendo que eres justificado(a) no por tus
obras sino por tu fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es muerta en
sí misma, tú, sabiendo y creyendo que Naciste de Nuevo no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), AHORA piensas, hablas y actúas como Hijo(a) del Rey,
cumpliendo así la ley de Cristo.
En
cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu
de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
¡Este Nuevo hombre (mujer), que
Él YA te hizo, ha sido creado(a), por Dios mismo, en la justicia y santidad de
la verdad! Así que, tú NO tienes que tratar y luchar por ser ese(a) hombre
(mujer). ¡Por la muerte y resurrección de Cristo Jesús que ya lo eres! Sólo
tienes que creerlo. Pero tienes que creerlo de tal manera que comiences a
serlo, que comiences a manifestarte como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo. Entonces tu fe producirá frutos de justicia. ¡Primero
creer para después ser!
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados (He 10.14).
¡Jesucristo,
como ofrenda viva, por amor a ti, YA te hizo justo(a), santo(a) y perfecto(a)
para siempre!
Si lo
meditas bien, te darás cuenta que el Plan de Redención, que Dios ideo para tu
vida, es de una simpleza y belleza absolutas:
Ser un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero,
creer, tener la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra
que AHORA tú eres: incorruptible, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Luego,
actuar, obrar, vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que AHORA eres: un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid
firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en
vuestros hermanos en todo el mundo (1 P
5.8-9).
Satanás es homicida desde el principio, mentiroso y
padre de mentira (Jn 8.44). Él aparenta ser un león, pero no lo es. ¡Él está
vencido! Su única estrategia posible es engañarte para convencerte que no eres
esa persona justa, santa, perfecta y capaz que Dios dice en Su Palabra, la
Biblia, que ahora eres. Recuerda que la mentira solo es poderosa cuando
comienzas a creerla.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
El diablo quiere tenerte luchando e intentando con
todas tus fuerzas por alcanzar algo que ya te hizo creer que no tú tienes y que
nunca lo tendrás: justicia, santidad y perfección.
Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
Puesto que la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad,
sólo creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, puedes vencer las mentiras del
diablo y así, con tu fe, comenzar a manifestar la libertad gloriosa de los
Hijos de Dios (Ro 8.21).
En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?... Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto
sé, que Dios está por mí. En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. En Dios he confiado; no
temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal 56.3-4, 9-11).
Es la Eterna e Infalible Palabra de Dios la que te
garantiza que todo esto es así. AHORA, puedes
vivir confiado(a) pues sabes quién eres: un(a) Hijo(a) del Rey; una princesa o
un príncipe del Dios vivo y verdadero; un(a) escogido(a) y amado(a) del
Todopoderoso.
Y si esto es así, ¡y lo es! Entonces, ¿Qué puede
hacerte el hombre o demonio o pobreza o enfermedad?
¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Así que, no lo olvides, ¡tú
eres justicia de Dios en Cristo Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, muchas gracias, porque en verdad ahora sé, y creo, que he sido
justificado(a) en Tu Amor, que es para mí, Cristo Jesús. Yo soy ese(a) Hijo(a)
Tuyo(a) incorruptible, santo(a), justo(a) y perfecto(a), pues así lo has
establecido mediante Tu Palabra, la Biblia. ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú
estás por mí y conmigo, ¿quién contra de mí? ¿Quién me podrá hacer daño?
¿Quién podrá atemorizarme? Si Tú no escatimaste ni a Tu propio
Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con él
todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Tú eres el que
me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús, Tú eres el que
murió; más aún, Tú eres el que también resucitó, el que además estás a la
diestra de Dios. ¡Jesús, Tú eres el que intercede por mí! ¿Quién me separará de
Tu Amor? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o
peligro, o espada? Como está escrito en Tu Palabra, la Biblia: Por
causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja que va al
matadero. Gracias Padre, porque, ¡antes, en todas estas cosas soy más que
vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Cristo Jesús! Por lo cual estoy
seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor, oh Dios, que
es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Por lo tanto, ante todo problema,
enfermedad, aflicción, tristeza o depresión, me declaro en victoria. ¡Soy Sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén. (Ro
8.31-39).
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo
como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 27 Ro
2.1-3.8 / 1 Sam 10.17-11.15 / Sal 56
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 27 Ro
2.1-3.8 / 1 Sam 10.17-11.15 / Sal 56
Romanos
2.1-3.8
El justo juicio de Dios
2
1Por lo cual eres inexcusable, oh
hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te
condenas a ti mismo;a porque tú que juzgas haces lo
mismo. 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican
tales cosas es según verdad. 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que
juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
4¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5Pero
por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para
el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el
cual pagará a cada uno conforme a sus obras:b 7vida
eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no
obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación
y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y
también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace
lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11porque no
hay acepción de personas para con Dios.c
12Porque todos los que sin ley han
pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por
la ley serán juzgados; 13porque no son los oidores de la ley los
justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14Porque
cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la
ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15mostrando
la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y
acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que
Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi
evangelio.
Los judíos y la ley
17He aquí, tú tienes el sobrenombre
de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, 18y conoces
su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19y confías
en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 20instructor
de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia
y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a
ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú
que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos,
¿cometes sacrilegio? 23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción
de la ley deshonras a Dios? 24Porque como está escrito, el nombre
de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.d
25Pues en verdad la circuncisión
aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu
circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el
incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su
incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es
incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la
letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28Pues
no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace
exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la
alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
3
1¿Qué ventaja tiene, pues, el
judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas
maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.
3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad
habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes
bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado.a
5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de
Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)
6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7Pero
si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy
juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia,
y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos):
Hagamos males para que vengan bienes?[1]
1
Samuel 10.17-11.15
17Después
Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, 18y dijo a los
hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de
Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que
os afligieron. 19Pero
vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras
aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros.
Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros
millares.
20Y haciendo Samuel que se
acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín. 21E
hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de
Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue
hallado. 22Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había
venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido
entre el bagaje. 23Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y
puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el
pueblo. 24Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha
elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo
clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!
25Samuel recitó luego al pueblo las
leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová.
26Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se
fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos corazones
Dios había tocado. 27Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha
de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él
disimuló.
Saúl derrota a los amonitas
11
1Después subió Nahas amonita, y acampó
contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con
nosotros, y te serviremos. 2Y Nahas amonita les respondió: Con
esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros
saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel. 3Entonces
los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos
mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos
defienda, saldremos a ti. 4Llegando los mensajeros a Gabaa de
Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz
y lloró.
5Y he aquí Saúl que venía del
campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le
contaron las palabras de los hombres de Jabes. 6Al oír Saúl estas
palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira
en gran manera. 7Y tomando un par de bueyes, los cortó en trozos y
los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo:
Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de
Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo
hombre. 8Y los contó en Bezec; y fueron los hijos de Israel
trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá. 9Y
respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de
Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y
lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron. 10Y los de
Jabes dijeron a los enemigos: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con
nosotros todo lo que bien os pareciere. 11Aconteció que al día
siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del
campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el
día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron
dos de ellos juntos.
12El pueblo entonces dijo a Samuel:
¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros? Dadnos esos
hombres, y los mataremos. 13Y Saúl dijo: No morirá hoy ninguno,
porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel. 14Mas Samuel dijo
al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino. 15Y
fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de
Jehová en Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y se
alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.[2]
Salmos 56
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante.
Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.a
1 Ten
misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada
día.
2 Todo el día
mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que
pelean contra mí con soberbia.
3 En el día
que temo,
Yo en ti confío.
4 En Dios
alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no
temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
5 Todos los
días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus
pensamientos para mal.
6 Se reúnen,
se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi
alma.
7 Pésalos
según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los
pueblos.
8 Mis huidas
tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
9 Serán luego
vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
10 En Dios
alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
11 En Dios he
confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
12 Sobre mí,
oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
13 Porque has
librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.[3]
a a 2.1: Mt. 7.1; Lc. 6.37.
b b 2.6: Sal. 62.12.
c c 2.11: Dt. 10.17.
d d 2.24: Is. 52.5.
a a 3.4: Sal. 51.4.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 1.32-3.8). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 10.17-11.15). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
a a 56 tít.: 1 S. 21.13–15.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 55.23-56.13). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 27 Ro
2.1-3.8 / 1 Sam 10.17-11.15 / Sal 56
Romanos
2.1-3.8
El justo juicio de Dios
2
1Por lo cual eres inexcusable, oh
hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te
condenas a ti mismo;a porque tú que juzgas haces lo
mismo. 2Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican
tales cosas es según verdad. 3¿Y piensas esto, oh hombre, tú que
juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
4¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5Pero
por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para
el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6el
cual pagará a cada uno conforme a sus obras:b 7vida
eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no
obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación
y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y
también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace
lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11porque no
hay acepción de personas para con Dios.c
12Porque todos los que sin ley han
pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por
la ley serán juzgados; 13porque no son los oidores de la ley los
justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14Porque
cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la
ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15mostrando
la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y
acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16en el día en que
Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi
evangelio.
Los judíos y la ley
17He aquí, tú tienes el sobrenombre
de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, 18y conoces
su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, 19y confías
en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 20instructor
de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia
y de la verdad. 21Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a
ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? 22Tú
que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos,
¿cometes sacrilegio? 23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción
de la ley deshonras a Dios? 24Porque como está escrito, el nombre
de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.d
25Pues en verdad la circuncisión
aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu
circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el
incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su
incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es
incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la
letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28Pues
no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace
exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo
interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la
alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
3
1¿Qué ventaja tiene, pues, el
judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2Mucho, en todas
maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.
3¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad
habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4De ninguna manera; antes
bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito:
Para que seas justificado en tus palabras,
Y venzas cuando fueres juzgado.a
5Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de
Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre.)
6En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7Pero
si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy
juzgado como pecador? 8¿Y por qué no decir (como se nos calumnia,
y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos):
Hagamos males para que vengan bienes?[1]
1
Samuel 10.17-11.15
17Después
Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, 18y dijo a los
hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de
Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que
os afligieron. 19Pero
vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras
aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros.
Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros
millares.
20Y haciendo Samuel que se
acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín. 21E
hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de
Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue
hallado. 22Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había
venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido
entre el bagaje. 23Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y
puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el
pueblo. 24Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha
elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo
clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!
25Samuel recitó luego al pueblo las
leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová.
26Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se
fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos corazones
Dios había tocado. 27Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha
de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él
disimuló.
Saúl derrota a los amonitas
11
1Después subió Nahas amonita, y acampó
contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con
nosotros, y te serviremos. 2Y Nahas amonita les respondió: Con
esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros
saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel. 3Entonces
los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos
mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos
defienda, saldremos a ti. 4Llegando los mensajeros a Gabaa de
Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz
y lloró.
5Y he aquí Saúl que venía del
campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le
contaron las palabras de los hombres de Jabes. 6Al oír Saúl estas
palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira
en gran manera. 7Y tomando un par de bueyes, los cortó en trozos y
los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo:
Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de
Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo
hombre. 8Y los contó en Bezec; y fueron los hijos de Israel
trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá. 9Y
respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de
Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y
lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron. 10Y los de
Jabes dijeron a los enemigos: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con
nosotros todo lo que bien os pareciere. 11Aconteció que al día
siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del
campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el
día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron
dos de ellos juntos.
12El pueblo entonces dijo a Samuel:
¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros? Dadnos esos
hombres, y los mataremos. 13Y Saúl dijo: No morirá hoy ninguno,
porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel. 14Mas Samuel dijo
al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino. 15Y
fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de
Jehová en Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y se
alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.[2]
Salmos 56
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante.
Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.a
1 Ten
misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada
día.
2 Todo el día
mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que
pelean contra mí con soberbia.
3 En el día
que temo,
Yo en ti confío.
4 En Dios
alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no
temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
5 Todos los
días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus
pensamientos para mal.
6 Se reúnen,
se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi
alma.
7 Pésalos
según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los
pueblos.
8 Mis huidas
tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
9 Serán luego
vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
10 En Dios
alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
11 En Dios he
confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
12 Sobre mí,
oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
13 Porque has
librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.[3]
a a 2.1: Mt. 7.1; Lc. 6.37.
b b 2.6: Sal. 62.12.
c c 2.11: Dt. 10.17.
d d 2.24: Is. 52.5.
a a 3.4: Sal. 51.4.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 1.32-3.8). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 10.17-11.15). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
a a 56 tít.: 1 S. 21.13–15.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 55.23-56.13). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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