¡Por Tu Palabra, Señor!
Riqui Ricón*
Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo
debe ser la
manera
de vivir del niño, y qué debemos hacer con él? (Jue 13. 12).
¡Cómo
me gusta encontrar en la Biblia la enseñanza y revelación que lo único que
tienes que hacer para vivir una buena Vida es creer que la Palabra de Dios es
la Verdad!
Manoa,
el padre de Sansón, no le cabía la más mínima duda que lo que Dios le había
dicho a su esposa por medio del ángel se cumpliría, por eso pudo afirmar, Cuando tus palabras se cumplan…
Por
este mismo conocimiento y revelación fue que Jesús te enseña,
No se
turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí (Jn 14. 1).
Amado(a),
este día es tiempo de poner mucha atención, pues creer en Dios o creer en
Jesús, NO SIGNIFICA creer que ellos existen. Tampoco se trata de tener la
certeza de que Jesús caminó por este mundo enseñando, predicando y sanando.
Creer en Dios no es estar convencido que Dios fue el creador del universo. Lo
que realmente significa creer en Dios es creerle a Dios; es creerle a Su
Palabra.
Jehová
de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Lo
realmente significativo para tu vida comenzará en el momento que comiences a
creer que la Biblia REALMENTE es la Palabra de Honor del único Dios verdadero.
Tu vida comenzará a tener verdadero significado en el momento que veas la
Biblia como las Palabras que han salido de la boca de Dios y que, por lo tanto,
se van a cumplir todas, sin faltar alguna de ellas.
El cielo
y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mar 13.31).
Sin
importar cuales sean los problemas, las enfermedades o los retos que estés
enfrentando el día de hoy, de todos ellos podrás salir más que vencedor(a) si
comienzas a creer la Palabra de Dios.
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y
no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da
semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi
boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada
en aquello para que la envié (Isa 55.10-11).
La
Biblia no es un libro de fábulas o de consejos religiosos. La Biblia es la
Eterna, Inmutable e Infalible Palabra de Dios. Es más seguro confiar en la
Biblia que confiar en el mismísimo piso que estás pisando.
Dios no es un hombre, por lo tanto no
miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez
habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden
de bendecir; ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo! (Num 23.19-20 Nueva
Traducción Viviente NTV).
Puesto
que Dios no puede mentir, poner toda tu confianza en la Palabra de Honor del
Todopoderoso Dios es lo más seguro y certero que puedas hacer tú, con tu vida.
y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana,
rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido
del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Entonces
descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues
está vivo. Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente
hasta el alba; y así salió. Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente
consolados (Hch 20. 9-12).
¿Cómo puede alguien utilizar su fe para resucitar un
muerto, sanar un enfermo, restaurar un matrimonio, salir de la pobreza o sanar
su corazón? Si lo piensas bien, esto realmente es sencillo. Sólo tienes que
encontrar dónde en la Biblia Dios dice que lo puedes hacer, pues si Dios lo
dice, entonces, es la Verdad e inevitablemente tiene que suceder. ¡Es Palabra
de Dios!
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras
que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14. 12).
El Padre de Jesús es Dios y resulta que, por la muerte y
resurrección de Jesús, y tu Nuevo Nacimiento, Dios también es tu Padre. Así
que, las condiciones están listas para que comiences hacer las mismas cosas que
Él hizo y aún mayores. Digo, si le puedes creer a Dios, pues para el (la) que
le cree a Dios, TODAS las cosas le son posibles.
Miren con cuánto amor nos ama nuestro
Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este
mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1
Jn 3.1 NTV).
Es el Amor que Dios siente por ti, expresado en la muerte y
resurrección de Jesucristo, lo que hace de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo. Es este gran Amor lo que te levanta el día de hoy de cualquier
condición de pobreza, enfermedad, angustia o soledad, para establecerte en la
posición de victoria que ahora te pertenece.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los
habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo (1 Jn 4.4).
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es
por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que
no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas
las cosas? (Ro 8.31-32).
¡La Biblia es la Palabra de Honor de Dios! ¡Ten ánimo! Sin
importar cuál sea la condición en la que hoy te encuentras, tu Padre, el
Todopoderoso, jamás dejará de cumplir todo lo que ha dicho acerca de ti. ¡El
cielo y la tierra pasarán, mas su Palabra nunca faltará!
Oremos en voz
audible.
Amado Padre celestial, que hermoso es saberse Tu Hijo(a).
Que por medio del precio que Jesús pagó por mí, ahora soy Tu heredero(a) y
coheredero(a) junto con Jesús. Gracias, Señor, porque tengo fe. La fe que me has dado, de la cual Tú,
Jesucristo, eres autor y consumador. Gracias por Tu Palabra, la Biblia. Es Tu
Palabra de Honor y alumbra mi vida y mi camino pues vivo confiado siempre y
asegurado pues sé, que sé, que todo lo que has dicho se va a cumplir y que no
faltaras a ninguna de todas Tus palabras. Gracias porque Tu Palabra es la
certeza de todo lo que estoy esperando, de todo lo que aún no veo. Sin importar
mi circunstancias o situación, hoy puedo afirmar que, ¿Quién me acusará si soy
escogido(a) de Dios? Dios, Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me
condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también resucitó, el
que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por mí. ¿Quién
me separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución,
o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a)
como oveja de matadero. Antes, en todas estas
cosas, yo, (tu nombre aquí), soy más que
vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que
ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Ti, Cristo Jesús, mi Señor,
Rey y Salvador. Por lo cual, me declaro arriba y no más abajo; adelante y ya no detrás; ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre!
¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz que sólo yo, un(a)
Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en la Plenitud de Dios,
mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la Biblia, la Palabra de
Dios, que no miente, dice acerca de mí. ¡Te amo mi Señor, Dios y Padre! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota
Importante:
¿Cómo me hago Hijo
de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la
siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que
le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he
pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios.
Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus
cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a
tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios.
La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a
leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea
hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las
lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está
arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre,
busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra
de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Mayo 11 Hch 20. 1-16 / Jue
13 / Job 41
RV60
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Mayo 11 Hch 20. 1-16 / Jue
13 / Job 41
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Mayo 11 Hch 20. 1-16 / Jue
13 / Job 41
Hechos 20. 1-16
Viaje de Pablo a
Macedonia y Grecia
20
1Después
que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y
abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. 2Y después de
recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó
a Grecia. 3Después de haber estado allí tres meses, y siéndole
puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la
decisión de volver por Macedonia. 4Y le acompañaron hasta Asia,
Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo;
y de Asia, Tíquico y Trófimo. 5Estos, habiéndose adelantado, nos
esperaron en Troas. 6Y nosotros, pasados los días de los panes sin
levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en
Troas, donde nos quedamos siete días.
20
1Después
que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y
abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. 2Y después de
recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó
a Grecia. 3Después de haber estado allí tres meses, y siéndole
puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la
decisión de volver por Macedonia. 4Y le acompañaron hasta Asia,
Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo;
y de Asia, Tíquico y Trófimo. 5Estos, habiéndose adelantado, nos
esperaron en Troas. 6Y nosotros, pasados los días de los panes sin
levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en
Troas, donde nos quedamos siete días.
Visita de
despedida de Pablo en Troas
7El
primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día
siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. 8Y había muchas
lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; 9y un joven
llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo,
por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso
abajo, y fue levantado muerto. 10Entonces descendió Pablo
y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. 11Después
de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y
así salió. 12Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.
7El
primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día
siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. 8Y había muchas
lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; 9y un joven
llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo,
por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso
abajo, y fue levantado muerto. 10Entonces descendió Pablo
y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. 11Después
de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y
así salió. 12Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.
Viaje de Troas a Mileto
13Nosotros,
adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya
que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. 14Cuando
se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene. 15Navegando
de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos
puerto en Samos; y habiendo hecho escala
en
Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 16Porque Pablo se
había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba
por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.1
13Nosotros,
adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya
que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. 14Cuando
se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene. 15Navegando
de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos
puerto en Samos; y habiendo hecho escala
en
Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. 16Porque Pablo se
había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba
por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.1
Jueces 13
Nacimiento de Sansón
13
1Los
hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los
entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. 2Y había un
hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era
estéril, y nunca había tenido hijos. 3A esta mujer apareció el ángel
de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos;
pero concebirás y darás a luz un hijo. 4Ahora, pues, no bebas vino
ni sidra, ni comas cosa inmunda. 5Pues he aquí que concebirás y
darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será
nazareoa a Dios desde su
nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. 6Y
la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí,
cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y
no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. 7Y
me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no
bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a
Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.
8Entonces oró Manoa a Jehová, y
dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva
ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer
con
el niño que ha de nacer. 9Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de
Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa
no estaba con ella. 10Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su
marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el
otro día. 11Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón
y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy. 12Entonces
Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir
del niño, y qué debemos hacer con él? 13Y el ángel de Jehová
respondió a Manoa: La mujer se
guardará de todas las cosas que yo le
dije. 14No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni
sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.
15Entonces Manoa dijo al ángel de
Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. 16Y el ángel de Jehová respondió
a Manoa: Aunque me detengas,
no
comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no
sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová. 17Entonces dijo Manoa
al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te
honremos? 18Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por
mi nombre, que es admirable? 19Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante
1Reina Valera Revisada (1960) -
a a 13.5:
Nm. 6.1–5.
los
ojos de Manoa y de su mujer. 20Porque aconteció que cuando la llama
subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar
ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.
21Y el ángel de Jehová no volvió a
aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de
Jehová. 22Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a
Dios hemos visto. 23Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera
matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos
hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto. 24Y
la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y
Jehová lo bendijo. 25Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse
en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.2
13
1Los
hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los
entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. 2Y había un
hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era
estéril, y nunca había tenido hijos. 3A esta mujer apareció el ángel
de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos;
pero concebirás y darás a luz un hijo. 4Ahora, pues, no bebas vino
ni sidra, ni comas cosa inmunda. 5Pues he aquí que concebirás y
darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será
nazareoa a Dios desde su
nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. 6Y
la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí,
cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y
no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. 7Y
me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no
bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a
Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.
8Entonces oró Manoa a Jehová, y
dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva
ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer
con
el niño que ha de nacer. 9Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de
Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa
no estaba con ella. 10Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su
marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el
otro día. 11Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón
y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy. 12Entonces
Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir
del niño, y qué debemos hacer con él? 13Y el ángel de Jehová
respondió a Manoa: La mujer se
guardará de todas las cosas que yo le
dije. 14No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni
sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.
15Entonces Manoa dijo al ángel de
Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. 16Y el ángel de Jehová respondió
a Manoa: Aunque me detengas,
no
comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no
sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová. 17Entonces dijo Manoa
al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te
honremos? 18Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por
mi nombre, que es admirable? 19Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante
1Reina Valera Revisada (1960) -
a a 13.5:
Nm. 6.1–5.
los
ojos de Manoa y de su mujer. 20Porque aconteció que cuando la llama
subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar
ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.
21Y el ángel de Jehová no volvió a
aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de
Jehová. 22Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a
Dios hemos visto. 23Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera
matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos
hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto. 24Y
la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y
Jehová lo bendijo. 25Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse
en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.2
Job 41
41
1 ¿Sacarás tú al leviatána
con anzuelo, O con cuerda que le eches en su lengua?
2 ¿Pondrás tú soga en sus narices, Y
horadarás con garfio su quijada?
3 ¿Multiplicará
él ruegos para contigo?
¿Te hablará él lisonjas?
4 ¿Hará pacto contigo
Para que lo tomes por siervo perpetuo?
5 ¿Jugarás con él como con pájaro, O
lo atarás para tus niñas?
6 ¿Harán de él
banquete los compañeros?
¿Lo repartirán entre los mercaderes?
7 ¿Cortarás tú con cuchillo su piel, O con arpón de pescadores su cabeza?
8 Pon
tu mano sobre él;
Te acordarás de la batalla, y nunca más volverás.
9 He aquí que la esperanza acerca de él será burlada, Porque aun a su sola vista se desmayarán.
10 Nadie
hay tan osado que lo despierte;
¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya?b Todo
lo que hay debajo del cielo es mío.
12 No guardaré silencio sobre sus miembros,
2Reina Valera Revisada (1960) -
a a 41.1: Sal. 74.14; 104.26; Is. 27.1.
b b 41.11: Ro. 11.35.
Ni sobre sus
fuerzas y la gracia de su disposición.
13 ¿Quién descubrirá la delantera de su
vestidura?
¿Quién se acercará a él con su freno doble?
14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro?
Las hileras de sus dientes espantan.
15 La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente.
16 El uno se junta con el otro, Que viento no entra entre ellos.
17 Pegado está el uno
con el otro;
Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.
18 Con sus estornudos enciende lumbre, Y sus ojos son como los párpados
del alba.
19 De su boca salen hachones de fuego; Centellas
de fuego proceden.
20 De sus narices sale humo, Como de una olla o caldero que hierve.
21 Su aliento enciende los carbones, Y
de su boca sale llama.
22 En
su cerviz está la fuerza,
Y delante de él se esparce el desaliento.
23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas; Están en él firmes, y no se mueven.
24 Su corazón es firme como una piedra,
Y fuerte como la muela de abajo.
25 De
su grandeza tienen temor los fuertes,
Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
26 Cuando alguno lo alcanzare,
Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
27 Estima como paja el hierro, Y el bronce como leño podrido.
28 Saeta
no le hace huir;
Las piedras de honda le son como paja.
29 Tiene toda arma por hojarasca, Y del blandir de la jabalina se burla.
30 Por debajo tiene agudas conchas; Imprime
su agudez en el suelo.
31 Hace hervir como una olla el mar profundo,
Y lo vuelve como una olla de ungüento.
32 En pos de sí hace resplandecer la senda,
Que parece que el abismo es cano.
33 No hay sobre la tierra quien se le parezca;
Animal hecho exento de temor.
34 Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los soberbios.3
3Reina Valera Revisada (1960) -
41
1 ¿Sacarás tú al leviatána
con anzuelo, O con cuerda que le eches en su lengua?
2 ¿Pondrás tú soga en sus narices, Y
horadarás con garfio su quijada?
3 ¿Multiplicará
él ruegos para contigo?
¿Te hablará él lisonjas?
4 ¿Hará pacto contigo
Para que lo tomes por siervo perpetuo?
5 ¿Jugarás con él como con pájaro, O
lo atarás para tus niñas?
6 ¿Harán de él
banquete los compañeros?
¿Lo repartirán entre los mercaderes?
7 ¿Cortarás tú con cuchillo su piel, O con arpón de pescadores su cabeza?
8 Pon
tu mano sobre él;
Te acordarás de la batalla, y nunca más volverás.
9 He aquí que la esperanza acerca de él será burlada, Porque aun a su sola vista se desmayarán.
10 Nadie
hay tan osado que lo despierte;
¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya?b Todo
lo que hay debajo del cielo es mío.
12 No guardaré silencio sobre sus miembros,
2Reina Valera Revisada (1960) -
a a 41.1: Sal. 74.14; 104.26; Is. 27.1.
b b 41.11: Ro. 11.35.
Ni sobre sus
fuerzas y la gracia de su disposición.
13 ¿Quién descubrirá la delantera de su
vestidura?
¿Quién se acercará a él con su freno doble?
14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro?
Las hileras de sus dientes espantan.
15 La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente.
16 El uno se junta con el otro, Que viento no entra entre ellos.
17 Pegado está el uno
con el otro;
Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.
18 Con sus estornudos enciende lumbre, Y sus ojos son como los párpados
del alba.
19 De su boca salen hachones de fuego; Centellas
de fuego proceden.
20 De sus narices sale humo, Como de una olla o caldero que hierve.
21 Su aliento enciende los carbones, Y
de su boca sale llama.
22 En
su cerviz está la fuerza,
Y delante de él se esparce el desaliento.
23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas; Están en él firmes, y no se mueven.
24 Su corazón es firme como una piedra,
Y fuerte como la muela de abajo.
25 De
su grandeza tienen temor los fuertes,
Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
26 Cuando alguno lo alcanzare,
Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
27 Estima como paja el hierro, Y el bronce como leño podrido.
28 Saeta
no le hace huir;
Las piedras de honda le son como paja.
29 Tiene toda arma por hojarasca, Y del blandir de la jabalina se burla.
30 Por debajo tiene agudas conchas; Imprime
su agudez en el suelo.
31 Hace hervir como una olla el mar profundo,
Y lo vuelve como una olla de ungüento.
32 En pos de sí hace resplandecer la senda,
Que parece que el abismo es cano.
33 No hay sobre la tierra quien se le parezca;
Animal hecho exento de temor.
34 Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los soberbios.3
3Reina Valera Revisada (1960) -
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