¡Cómo cumplir tu propósito en la Vida!
¡Trastornando al mundo!
Por Riqui Ricón*
Pero no hallándolos,
trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad,
gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá (Hch 17. 6).
En este mundo hay muy pocas cosas que sean más
interesantes que la vida cristiana. ¡Somos los que trastornamos al mundo
entero! Así es, lo trastornamos con el Amor de Dios, el cual, ya ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5.5)
y a muchos les cuesta trabajo creerlo, pues somos testigos del Amor de Dios,
quien prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar los pecados de toda la
humanidad, antes que perder a un solo ser humano.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Los primeros creyentes trastornaron al mundo entero
de la misma forma que debe ser trastornado hoy en día por nosotros, los Hijos
de Dios Nacidos de Nuevo. El mensaje del Evangelio, las Buenas Noticias de
Jesucristo, no ha cambiado:
No predicamos juicio, ni castigo, ni condenación,
los cuales, ciertamente, podríamos esperar de un Dios Justo y Soberano, sino
que hablamos la mismísima Palabra de este Dios Justo y Soberano, que se revela
dispuesto a amarnos de tal forma que nos redime en justicia por medio de la
Sangre de Su Hijo Jesús.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn
3.1).
Dios, no solo te ha justificado y perdonado todas
tus faltas, sino que te justificó y perdonó con el propósito expreso de
adoptarte como Hijo(a) Suyo(a) según el puro afecto de Su Voluntad (Efe 1.5). ¡Todo
por Amor a ti!
¡Es este mensaje de Amor lo que trastorna al mundo!
¡Es este mensaje de Amor lo que el mundo no puede comprender! Por esto el mundo
no te conoce, porque no han conocido esa clase de Amor.
Porque la palabra de la
cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a
nosotros, es poder de Dios… pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles
locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo
poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es
más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres (1 Co 1.
18, 23-25).
Tú, que has recibido a Jesús como Rey, Señor y
Salvador de tu vida, has Nacido de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios y ahora
tienes la misión de ser un(a) testigo de esta Verdad. Es por este Amor que eres
transformado(a) y habilitado(a) para establecer el Reino de Dios sobre la
tierra.
para que andéis como es
digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo
en el conocimiento de Dios; fortalecidos
con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda
paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para
participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha
librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado
Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados (Col 1. 10-14).
Así que, si quitas tus ojos y atención de cualquier
problema o adversidad que estés encarando el día de hoy y pones tu atención y
confianza en la Palabra de Dios (la Biblia), entonces podrás reconocer que has
sido fortalecido(a) con todo poder y hecho(a) apto(a) por tu Dios y Padre, pues,
de acuerdo a la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, tú eres linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
anunciar las virtudes de Aquel que te llamó de las tinieblas a Su Luz Admirable (1 P
2.9).
Cuando tienes tus sentidos y emociones enfocados en
tus problemas y adversidades entonces dejas de mirar a Jesús y dejas de poner
atención a Su Palabra; así comienzas a sucumbir ante lo que ves y percibes, exactamente
igual a Pedro cuando ya estaba caminando sobre el agua. Recuerda que él pudo
caminar sobre el agua porque había creído la Palabra de Jesús cuando éste le
dijo: ven.
Entonces
le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las
aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba
sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento,
tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de
poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.28-31).
Como puedes ver, todo iba
maravillosamente bien hasta que Pedro dudó. Pero, ¿por qué dudó si ya había
creído? Porque puso su vista en el fuerte viento y comenzó a sentir miedo. Esta
es precisamente la estrategia que Satanás utiliza, una y otra vez, para tratar
de derrotarte; él desea que tú mires lo difícil y terrible de tus problemas,
enfermedades o circunstancias para que comiences a dudar de la Palabra de Dios:
“bueno, es cierto que aquella vez me sanó
PERO era tan solo un resfriado, o un
dolor de cabeza, ahora esto es más serio, el doctor y los análisis claramente
DICEN que… Bueno, es cierto que hasta hoy nada me ha faltado y muchas veces
Dios me ha ayudado, PERO ahora es
diferente, es muchísimo dinero y los abogados ya me HABLARON y la demanda… Ciertamente
Dios siempre nos había cuidado, PERO
ahora no sé que pasa, mi hijo(a) se ha descarriado y mi esposo(a)…”.
Si dejas de mirar a Jesús, si
dejas de prestar atención a Su Palabra, automáticamente entrará el miedo a tu
vida para intentar anular tu fe.
Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31b-32).
Es esta Verdad la que te da la victoria sobre todo
problema, circunstancia o enfermedad. Sólo creyéndole a Dios, creyendo la
Palabra de Verdad, puedes levantarte de la condición de esclavo(a) temeroso(a) hacia
la libertad gloriosa de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
La estrategia de tu adversario el diablo es mantenerte
constantemente ocupado(a) escuchando su chillona voz de fracaso y derrota para
hacerte creer, ¡sí! Leíste bien, hacerte creer que no sirves, que no vales, que
no eres digno(a) y mereces todo lo malo que te sucede. Que Dios no está seguro
de tu conversión y por lo tanto te está probando con el fuego de la aflicción,
y que bla, bla, bla. ¡Puras patrañas! ¡Puras mentiras!
El
ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque
no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso,
y padre de mentira (Jn 8.44b).
Satanás pretende, con todos
los recursos disponibles a su mano, que no creas que tú eres la persona que
Dios dice en Su Palabra que ahora tú eres. Pretende, con sus mentiras, mantenerte
revolcándote en el lodo de la depresión, autocompasión, tristeza, soledad,
enfermedad, pobreza, rencor, temor e incredulidad. ¡Esto es lo que el mundo
conoce! ¡Esto es lo que el mundo reconoce!
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Amado,
yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así
como prospera tu alma (3 Jn 2).
¡Qué diferente es lo que tu
Padre desea para ti!
La Escritura es muy clara
acerca de la Voluntad y del Amor de Dios para contigo. ¡Esto es lo que
trastorna al mundo! Que a pesar de tu pasado y de cualquier circunstancia, Dios
te ama tanto que te ha fortalecido con todo poder y te ha hecho apto(a) para
vivir una vida plena y abundante.
¡Tu Padre anhela que tú seas dichosa(o)!
Ahora bien, ya sabes lo que Dios quiere para ti,
pero ¿cómo se consigue esto?
Jehová
de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
¡Sencillo! Créele a Dios. Cree en verdad que la
Biblia es lo que siempre has dicho que es: la Eterna e Infalible Palabra de
Dios. ¡Dios no miente! Todo lo que Él ha hablado lo va hacer, todo lo que Él ha
dicho lo va a ejecutar. ¡Esta es la Verdad! Y…
¡La Verdad te hace libre!
Por esto, estás destinado(a) a trastornar al mundo.
Porque sin la aprobación del mundo, sólo confiando y creyendo en Su Palabra
de Amor, estás habilitado(a) por Dios
para levantarte del lodo cenagoso, como el (la) Hijo(a) de Dios que ahora eres,
y ejercer poder, autoridad y dominio a favor de tus hermanas y hermanos y de aquellos
que aún no le conocen.
Es tu fe, creerle a Dios creyendo Su Palabra, el
Poder trastornador que el sistema del mundo y Satanás no pueden soportar.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día quiero decirte que
te amo con todo mi corazón. Quiero que sepas cuanto me asombras con tu Gran
Amor, pues estando yo destinado(a) a la perdición eterna, no sólo me rescataste
pagando todos mis pecados con la Vida de Tu propio Hijo Jesús, sino que,
además, me has hecho Tu Hijo(a), me has fortalecido con todo poder y me has
hecho apto(a) para anunciar éste, Tu Gran Amor. Gracias, Señor Jesús, mi
hermano mayor. Por todo lo que hiciste al morir y resucitar por amor a mí, yo
tengo Vida. Por Ti, Jesucristo, puedo hacer de mi vida una vida plena y
abundante. Llena de propósito y sentido. Gracias, glorioso y hermoso Espíritu
Santo que estás en mí y conmigo para ayudarme a lograrlo. Por todo esto, he
decidido ya no temer, ni dudar más. Tú estás conmigo y si Dios es conmigo,
¿quién contra mí? No recibo palabras, ni pensamientos, de condenación, fracaso,
ni derrota. En todas, absolutamente todas las cosas soy más que vencedor(a),
pues todo lo puedo en Ti y contigo. Me declaro sano(a), libre, próspero(a) y
feliz para anunciar las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su
Luz admirable. ¡Voy a trastornar al mundo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
6 Hch 17.
1-15 /
Jue 6 / Job 36
Hechos
17. 1-15
El alboroto en Tesalónica
17
1Pasando por Anfípolis y Apolonia,
llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2Y
Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo* discutió
con ellos, 3declarando y exponiendo por medio de las
Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los
muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. 4Y
algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los
griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. 5Entonces
los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos,
hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa
de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6Pero no hallándolos,
trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad,
gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 7a
los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César,
diciendo que hay otro rey, Jesús. 8Y alborotaron al pueblo y a las
autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 9Pero obtenida
fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
Pablo y Silas en Berea
10Inmediatamente, los hermanos
enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado,
entraron en la sinagoga de los judíos. 11Y éstos eran más nobles
que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así. 12Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de
distinción, y no pocos hombres. 13Cuando los judíos de Tesalónica
supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo,
fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 14Pero
inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y
Timoteo se quedaron allí. 15Y los que se habían encargado de
conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y
Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.[1]
Jueces
6
Llamamiento de Gedeón
6
1Los hijos de Israel hicieron lo
malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete
años. 2Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos
de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y
cavernas, y lugares fortificados. 3Pues sucedía que cuando Israel
había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente
contra ellos; subían y los atacaban. 4Y acampando contra ellos
destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer
en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5Porque subían ellos y
sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos
y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.
6De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y
los hijos de Israel clamaron a Jehová.
7Y cuando los hijos de Israel clamaron
a Jehová, a causa de los madianitas, 8Jehová envió a los hijos de
Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel:
Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. 9Os
libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los
cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; 10y os
dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en
cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.
11Y vino el ángel de Jehová, y se
sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y
su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los
madianitas. 12Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo:
Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. 13Y Gedeón le
respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha
sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres
nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha
desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14Y
mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la
mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15Entonces le respondió:
Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en
Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16Jehová le dijo:
Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo
hombre. 17Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia
delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18Te
ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la
ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
19Y entrando Gedeón, preparó un
cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un
canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de
aquella encina. 20Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne
y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo
hizo así. 21Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía
en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego
de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de
Jehová desapareció de su vista. 22Viendo entonces Gedeón que era
el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová
cara a cara. 23Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no
morirás. 24Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó
Jehová-salom;2 el cual permanece hasta hoy en Ofra de los
abiezeritas.
25Aconteció que la misma noche le
dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años,
y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de
Asera que está junto a él; 26y edifica altar a Jehová tu Dios en la
cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro,
sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás
cortado. 27Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e
hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su
padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28Por la mañana, cuando los de la
ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortada
la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido ofrecido
en holocausto sobre el altar edificado. 29Y se dijeron unos a
otros: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo
de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: 30Saca
a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la
imagen de Asera que estaba junto a él. 31Y Joás respondió a todos
los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su
causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios,
contienda por sí mismo con el que derribó su altar. 32Aquel día
Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto
derribó su altar.
33Pero todos los madianitas y
amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle
de Jezreel. 34Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y
cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. 35Y
envió mensajeros por todo Manasés, y ellos también se juntaron con él; asimismo
envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a
encontrarles.
36Y Gedeón dijo a Dios: Si has de
salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37he aquí que yo
pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón
solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a
Israel por mi mano, como lo has dicho. 38Y aconteció así, pues
cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón
lleno de agua. 39Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira
contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el
vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la
tierra. 40Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó
seco, y en toda la tierra hubo rocío.[2]
Job 36
Eliú exalta la grandeza de Dios
36
1Añadió Eliú y dijo:
2 Espérame un
poco, y te enseñaré;
Porque todavía tengo razones
en defensa de Dios.
3 Tomaré mi
saber desde lejos,
Y atribuiré justicia a mi
Hacedor.
4 Porque de
cierto no son mentira mis palabras;
Contigo está el que es íntegro
en sus conceptos.
5 He aquí que
Dios es grande, pero no desestima a nadie;
Es poderoso en fuerza de
sabiduría.
6 No otorgará
vida al impío,
Pero a los afligidos dará su
derecho.
7 No apartará
de los justos sus ojos;
Antes bien con los reyes los
pondrá en trono para siempre,
Y serán exaltados.
8 Y si
estuvieren prendidos en grillos,
Y aprisionados en las cuerdas
de aflicción,
9 El les dará
a conocer la obra de ellos,
Y que prevalecieron sus
rebeliones.
10 Despierta
además el oído de ellos para la corrección,
Y les dice que se conviertan
de la iniquidad.
11 Si oyeren,
y le sirvieren,
Acabarán sus días en
bienestar,
Y sus años en dicha.
12 Pero si no
oyeren, serán pasados a espada,
Y perecerán sin sabiduría.
13 Mas los
hipócritas de corazón atesoran para sí la ira,
Y no clamarán cuando él los
atare.
14 Fallecerá
el alma de ellos en su juventud,
Y su vida entre los sodomitas.
15 Al pobre
librará de su pobreza,
Y en la aflicción despertará
su oído.
16 Asimismo te
apartará de la boca de la angustia
A lugar espacioso, libre de
todo apuro,
Y te preparará mesa llena de
grosura.
17 Mas tú has
llenado el juicio del impío,
En vez de sustentar el juicio
y la justicia.
18 Por lo cual
teme, no sea que en su ira te quite con golpe,
El cual no puedas apartar de
ti con gran rescate.
19 ¿Hará él
estima de tus riquezas, del oro,
O de todas las fuerzas del
poder?
20 No anheles
la noche,
En que los pueblos desaparecen
de su lugar.
21 Guárdate,
no te vuelvas a la iniquidad;
Pues ésta escogiste más bien
que la aflicción.
22 He aquí que
Dios es excelso en su poder;
¿Qué enseñador semejante a él?
23 ¿Quién le
ha prescrito su camino?
¿Y quién le dirá: Has hecho
mal?
24 Acuérdate
de engrandecer su obra,
La cual contemplan los
hombres.
25 Los hombres
todos la ven;
La mira el hombre de lejos.
26 He aquí,
Dios es grande, y nosotros no le conocemos,
Ni se puede seguir la huella
de sus años.
27 El atrae
las gotas de las aguas,
Al transformarse el vapor en
lluvia,
28 La cual
destilan las nubes,
Goteando en abundancia sobre
los hombres.
29 ¿Quién
podrá comprender la extensión de las nubes,
Y el sonido estrepitoso de su
morada?
30 He aquí que
sobre él extiende su luz,
Y cobija con ella las
profundidades del mar.
31 Bien que
por esos medios castiga a los pueblos,
A la multitud él da sustento.
32 Con las
nubes encubre la luz,
Y le manda no brillar,
interponiendo aquéllas.
33 El trueno
declara su indignación,
Y la tempestad proclama su ira
contra la iniquidad.[3]
* Aquí equivale a sábado.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 16.40-17.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
2 Esto es, Jehová es paz.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 5.31-6.40). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 35.16-36.33). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
6 Hch 17.
1-15 /
Jue 6 / Job 36
Hechos
17. 1-15
El alboroto en Tesalónica
17
1Pasando por Anfípolis y Apolonia,
llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2Y
Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo* discutió
con ellos, 3declarando y exponiendo por medio de las
Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los
muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. 4Y
algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los
griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. 5Entonces
los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos,
hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa
de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. 6Pero no hallándolos,
trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad,
gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; 7a
los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César,
diciendo que hay otro rey, Jesús. 8Y alborotaron al pueblo y a las
autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. 9Pero obtenida
fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
Pablo y Silas en Berea
10Inmediatamente, los hermanos
enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado,
entraron en la sinagoga de los judíos. 11Y éstos eran más nobles
que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así. 12Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de
distinción, y no pocos hombres. 13Cuando los judíos de Tesalónica
supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo,
fueron allá, y también alborotaron a las multitudes. 14Pero
inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y
Timoteo se quedaron allí. 15Y los que se habían encargado de
conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y
Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.[1]
Jueces
6
Llamamiento de Gedeón
6
1Los hijos de Israel hicieron lo
malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete
años. 2Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos
de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y
cavernas, y lugares fortificados. 3Pues sucedía que cuando Israel
había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente
contra ellos; subían y los atacaban. 4Y acampando contra ellos
destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer
en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5Porque subían ellos y
sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos
y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.
6De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y
los hijos de Israel clamaron a Jehová.
7Y cuando los hijos de Israel clamaron
a Jehová, a causa de los madianitas, 8Jehová envió a los hijos de
Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel:
Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. 9Os
libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los
cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; 10y os
dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en
cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.
11Y vino el ángel de Jehová, y se
sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y
su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los
madianitas. 12Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo:
Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. 13Y Gedeón le
respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha
sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres
nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha
desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14Y
mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la
mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15Entonces le respondió:
Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en
Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16Jehová le dijo:
Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo
hombre. 17Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia
delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18Te
ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la
ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
19Y entrando Gedeón, preparó un
cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un
canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de
aquella encina. 20Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne
y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo
hizo así. 21Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía
en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego
de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de
Jehová desapareció de su vista. 22Viendo entonces Gedeón que era
el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová
cara a cara. 23Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no
morirás. 24Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó
Jehová-salom;2 el cual permanece hasta hoy en Ofra de los
abiezeritas.
25Aconteció que la misma noche le
dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años,
y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de
Asera que está junto a él; 26y edifica altar a Jehová tu Dios en la
cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro,
sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás
cortado. 27Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e
hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su
padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28Por la mañana, cuando los de la
ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortada
la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido ofrecido
en holocausto sobre el altar edificado. 29Y se dijeron unos a
otros: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo
de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: 30Saca
a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la
imagen de Asera que estaba junto a él. 31Y Joás respondió a todos
los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su
causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios,
contienda por sí mismo con el que derribó su altar. 32Aquel día
Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto
derribó su altar.
33Pero todos los madianitas y
amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle
de Jezreel. 34Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y
cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. 35Y
envió mensajeros por todo Manasés, y ellos también se juntaron con él; asimismo
envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a
encontrarles.
36Y Gedeón dijo a Dios: Si has de
salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37he aquí que yo
pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón
solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a
Israel por mi mano, como lo has dicho. 38Y aconteció así, pues
cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón
lleno de agua. 39Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira
contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el
vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la
tierra. 40Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó
seco, y en toda la tierra hubo rocío.[2]
Job 36
Eliú exalta la grandeza de Dios
36
1Añadió Eliú y dijo:
2 Espérame un
poco, y te enseñaré;
Porque todavía tengo razones
en defensa de Dios.
3 Tomaré mi
saber desde lejos,
Y atribuiré justicia a mi
Hacedor.
4 Porque de
cierto no son mentira mis palabras;
Contigo está el que es íntegro
en sus conceptos.
5 He aquí que
Dios es grande, pero no desestima a nadie;
Es poderoso en fuerza de
sabiduría.
6 No otorgará
vida al impío,
Pero a los afligidos dará su
derecho.
7 No apartará
de los justos sus ojos;
Antes bien con los reyes los
pondrá en trono para siempre,
Y serán exaltados.
8 Y si
estuvieren prendidos en grillos,
Y aprisionados en las cuerdas
de aflicción,
9 El les dará
a conocer la obra de ellos,
Y que prevalecieron sus
rebeliones.
10 Despierta
además el oído de ellos para la corrección,
Y les dice que se conviertan
de la iniquidad.
11 Si oyeren,
y le sirvieren,
Acabarán sus días en
bienestar,
Y sus años en dicha.
12 Pero si no
oyeren, serán pasados a espada,
Y perecerán sin sabiduría.
13 Mas los
hipócritas de corazón atesoran para sí la ira,
Y no clamarán cuando él los
atare.
14 Fallecerá
el alma de ellos en su juventud,
Y su vida entre los sodomitas.
15 Al pobre
librará de su pobreza,
Y en la aflicción despertará
su oído.
16 Asimismo te
apartará de la boca de la angustia
A lugar espacioso, libre de
todo apuro,
Y te preparará mesa llena de
grosura.
17 Mas tú has
llenado el juicio del impío,
En vez de sustentar el juicio
y la justicia.
18 Por lo cual
teme, no sea que en su ira te quite con golpe,
El cual no puedas apartar de
ti con gran rescate.
19 ¿Hará él
estima de tus riquezas, del oro,
O de todas las fuerzas del
poder?
20 No anheles
la noche,
En que los pueblos desaparecen
de su lugar.
21 Guárdate,
no te vuelvas a la iniquidad;
Pues ésta escogiste más bien
que la aflicción.
22 He aquí que
Dios es excelso en su poder;
¿Qué enseñador semejante a él?
23 ¿Quién le
ha prescrito su camino?
¿Y quién le dirá: Has hecho
mal?
24 Acuérdate
de engrandecer su obra,
La cual contemplan los
hombres.
25 Los hombres
todos la ven;
La mira el hombre de lejos.
26 He aquí,
Dios es grande, y nosotros no le conocemos,
Ni se puede seguir la huella
de sus años.
27 El atrae
las gotas de las aguas,
Al transformarse el vapor en
lluvia,
28 La cual
destilan las nubes,
Goteando en abundancia sobre
los hombres.
29 ¿Quién
podrá comprender la extensión de las nubes,
Y el sonido estrepitoso de su
morada?
30 He aquí que
sobre él extiende su luz,
Y cobija con ella las
profundidades del mar.
31 Bien que
por esos medios castiga a los pueblos,
A la multitud él da sustento.
32 Con las
nubes encubre la luz,
Y le manda no brillar,
interponiendo aquéllas.
33 El trueno
declara su indignación,
Y la tempestad proclama su ira
contra la iniquidad.[3]
* Aquí equivale a sábado.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 16.40-17.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
2 Esto es, Jehová es paz.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 5.31-6.40). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 35.16-36.33). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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