¿Por qué escucharía Dios a alguien como tú?
¡Por tu elocuente Mediador!
Por Riqui Ricón*
Si tuviese cerca de él
Algún elocuente mediador muy escogido, Que anuncie al hombre su deber; Que le
diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro,
Que halló redención; Su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los
días de su juventud. Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo;
Y restaurará al hombre su justicia. El mira sobre los hombres; y al que
dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado, Dios redimirá su
alma para que no pase al sepulcro, Y su vida se verá en luz. He aquí, todas
estas cosas hace Dios Dos y tres veces con el hombre, Para apartar su alma del
sepulcro, Y para iluminarlo con la luz de los vivientes (Job 33.
23-30).
Que hermoso y reconfortante es saber que tú cuentas
con ese escogido y elocuente mediador: Cristo Jesús.
Por Él, puedes estar seguro(a) que el Amor y la
misericordia de Dios son abundantes para contigo y has hallado redención.
¡Jesús te ha librado de descender al sepulcro! ¡Ha pagado todos tus pecados!
Porque la paga del pecado es
muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Has sido justificado(a), perdonado(a) y creado(a)
de Nuevo (mas ahora como un(a) Hijo(a) de Dios), para poder estar delante de Su
Presencia limpio(a) y sin mancha, como lavado(a) en la preciosa Sangre de tu
Señor, Rey y Salvador.
Justificados,
pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta
gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria
de Dios (Ro 5. 1-2).
Ahora
puedes, con toda confianza, acercarte a tu Dios y Padre para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro (He 4.16).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente,
te asegura que cuando tú oras a Dios, Él te escucha; y no solamente te escucha
sino que, mientras tú oras, tu mediador, Jesucristo, presenta tu oración
delante del Padre para hablar a tu favor.
Pacientemente
esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó
mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán
esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová (Sal 40.1-3).
Así que, no permitas que nada, ni nadie, ni
enfermedad, ni circunstancias difíciles y ni aún el pecado, te desanimen para
cada día buscar la comunión con Dios en la oración y a través de la lectura y la
meditación de Su Palabra.
Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Dios, en Su infinito Amor por
ti, te enseña en Su Palabra la manera en que tú puedes hacer prosperar tu
camino y que todo te salga bien: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia
la norma máxima de tu vida! ¡Medita en Ella de día y de noche!
Así
que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10.17).
La fe ES cuando lees y meditas la
Biblia.
Porque la fe viene cuando se escucha con atención el
mensaje que predicamos acerca de Jesucristo (Ro 10.17 CST).
Por tu fe, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra,
puedes vivir confiadamente por siempre.
Así que vivimos confiados
siempre… (porque por fe andamos, no por vista) (2 Co 5.6a,
7).
Tú necesitas fe para vivir en
victoria siempre y la fe viene por escuchar continuamente y con atención el
mensaje de la Palabra de Dios.
Jehová
de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Y recuerda, si has
cometido pecado no huyas de Dios, corre hacia Él porque,
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Él no te ha dejado, ni te dejará. Su propósito para
contigo es que tengas una vida llena de luz y plenitud.
Así es, puedes gritarlo si quieres: ¡Vivo en la
Luz!
¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como
está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como
ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8. 33-39).
¡Jesús es un elocuente
mediador muy escogido que intercede por ti a la diestra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ¿qué puedo decir a todo
esto? Solamente que te amo, que conocerte a Ti, conocer Tu Palabra y Tu Amor
para conmigo, es lo mejor que me ha sucedido. Creo y recibo Tu Amor. Gracias
por ese elocuente y escogido mediador que me has dado. ¡Gracias Jesús! Hoy
puedo enfrentar cualquier problema o circunstancia sabiendo quién soy yo y quién
está conmigo. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no Nací de Nuevo de
una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra que
vive y permanece para siempre. Creo y declaro firmemente que yo, __________ (tu
nombre aquí), tengo la Vida Eterna que Tú, Jesucristo, compraste para mí. Creo
y declaro firmemente que Dios, el
Espíritu Santo, está en mí y conmigo; y si Tú, oh Dios, estás conmigo ¿quién
contra mí? ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En toda angustia, problema
o enfermedad soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo
Jesús! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Gracias
Padre! ¡Muchas Gracias! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
3 Hch 15.
22-41 /
Jue 1 / Job 33
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
3 Hch 15.
22-41 /
Jue 1 / Job 33
Hechos
15. 22-41
22Entonces
pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de
entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que
tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los
hermanos; 23y escribir
por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los
hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia,
salud. 24Por cuanto
hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden,
os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando
circuncidaros y guardar la ley, 25nos ha
parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a
vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26hombres que
han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27Así que
enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo
mismo. 28Porque ha
parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más
que estas cosas necesarias: 29que os
abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación;
de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
30Así, pues, los que fueron
enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la
carta; 31habiendo leído la cual, se regocijaron por la
consolación. 32Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas,
consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. 33Y
pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para
volver a aquellos que los habían enviado. 34Mas a Silas le pareció
bien el quedarse allí. 35Y Pablo y Bernabé continuaron en
Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros
muchos.
Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero
36Después de algunos días, Pablo
dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que
hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. 37Y Bernabé
quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
38pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había
apartado de ellos desde Panfilia,i y no había ido con ellos a la
obra. 39Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno
del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, 40y Pablo,
escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,
41y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.[1]
Jueces
1
Judá y Simeón capturan a Adoni-bezec
1
1Aconteció después de la muerte de
Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de
nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos? 2Y Jehová
respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos.
3Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me
ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo.
Y Simeón fue con él. 4Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos
al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres.
5Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron
al cananeo y al ferezeo. 6Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron y
le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. 7Entonces
dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus
pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado
Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.
Judá conquista Jerusalén y Hebrón
8Y combatieron los hijos de Judá a
Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron
fuego a la ciudad. 9Después los hijos de Judá descendieron para
pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev, y en los
llanos. 10Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón,
la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.
Otoniel conquista Debir y recibe a Acsa
(Jos. 15.15–19)
11De allí fue a los que habitaban
en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. 12Y dijo Caleb: El
que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por mujer.
13Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio
Acsa su hija por mujer. 14Y cuando ella se iba con él, la
persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó del asno, y Caleb le
dijo: ¿Qué tienes? 15Ella entonces le respondió: Concédeme un don;
puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas.
Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
Extensión de las conquistas de Judá y de Benjamín
16Y los hijos del ceneo, suegro de
Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto
de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el
pueblo. 17Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al
cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad,
Horma. 18Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con
su territorio y Ecrón con su territorio. 19Y Jehová estaba con
Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que
habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados. 20Y
dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres
hijos de Anac.a 21Mas al jebuseo que habitaba en
Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los
hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy.b
José conquista Bet-el
22También la casa de José subió
contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos. 23Y la casa de José puso
espías en Bet-el, ciudad que antes se llamaba Luz. 24Y los que
espiaban vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos
ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia. 25Y
él les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; pero
dejaron ir a aquel hombre con toda su familia. 26Y se fue el
hombre a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad a la cual llamó Luz; y
este es su nombre hasta hoy.
Extensión de las conquistas de Manasés y de Efraín
27Tampoco Manasés arrojó a los de
Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de
Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que
habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en
aquella tierra. 28Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al
cananeo tributario, mas no lo arrojó.c
29Tampoco Efraín arrojó al cananeo
que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer.d
Extensión de las conquistas de las demás tribus
30Tampoco Zabulón arrojó a los que
habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo
habitó en medio de él, y le fue tributario.
31Tampoco Aser arrojó a los que
habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en
Helba, en Afec y en Rehob. 32Y moró Aser entre los cananeos que
habitaban en la tierra; pues no los arrojó.
33Tampoco Neftalí arrojó a los que
habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre
los cananeos que habitaban en la tierra; mas le fueron tributarios los
moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat.
34Los amorreos acosaron a los hijos
de Dan hasta el monte, y no los dejaron descender a los llanos. 35Y
el amorreo persistió en habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbim;
pero cuando la casa de José cobró fuerzas, lo hizo tributario. 36Y
el límite del amorreo fue desde la subida de Acrabim, desde Sela hacia arriba.[2]
Job 33
Eliú censura a Job
33
1 Por tanto,
Job, oye ahora mis razones,
Y escucha todas mis palabras.
2 He aquí yo
abriré ahora mi boca,
Y mi lengua hablará en mi
garganta.
3 Mis razones
declararán la rectitud de mi corazón,
Y lo que saben mis labios, lo
hablarán con sinceridad.
4 El espíritu
de Dios me hizo,
Y el soplo del Omnipotente me
dio vida.
5 Respóndeme
si puedes;
Ordena tus palabras, ponte en
pie.
6 Heme aquí a
mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho;
De barro fui yo también
formado.
7 He aquí, mi
terror no te espantará,
Ni mi mano se agravará sobre
ti.
8 De cierto
tú dijiste a oídos míos,
Y yo oí la voz de tus palabras
que decían:
9 Yo soy
limpio y sin defecto;
Soy inocente, y no hay maldad
en mí.
10 He aquí que
él buscó reproches contra mí,
Y me tiene por su enemigo;
11 Puso mis
pies en el cepo,
Y vigiló todas mis sendas.
12 He aquí, en
esto no has hablado justamente;
Yo te responderé que mayor es
Dios que el hombre.
13 ¿Por qué
contiendes contra él?
Porque él no da cuenta de
ninguna de sus razones.
14 Sin
embargo, en una o en dos maneras habla Dios;
Pero el hombre no entiende.
15 Por sueño,
en visión nocturna,
Cuando el sueño cae sobre los
hombres,
Cuando se adormecen sobre el
lecho,
16 Entonces
revela al oído de los hombres,
Y les señala su consejo,
17 Para quitar
al hombre de su obra,
Y apartar del varón la
soberbia.
18 Detendrá su
alma del sepulcro,
Y su vida de que perezca a
espada.
19 También
sobre su cama es castigado
Con dolor fuerte en todos sus
huesos,
20 Que le hace
que su vida aborrezca el pan,
Y su alma la comida suave.
21 Su carne
desfallece, de manera que no se ve,
Y sus huesos, que antes no se
veían, aparecen.
22 Su alma se
acerca al sepulcro,
Y su vida a los que causan la
muerte.
23 Si tuviese
cerca de él
Algún elocuente mediador muy
escogido,
Que anuncie al hombre su
deber;
24 Que le diga
que Dios tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender al
sepulcro,
Que halló redención;
25 Su carne
será más tierna que la del niño,
Volverá a los días de su
juventud.
26 Orará a
Dios, y éste le amará,
Y verá su faz con júbilo;
Y restaurará al hombre su
justicia.
27 El mira
sobre los hombres; y al que dijere:
Pequé, y pervertí lo recto,
Y no me ha aprovechado,
28 Dios
redimirá su alma para que no pase al sepulcro,
Y su vida se verá en luz.
29 He aquí,
todas estas cosas hace Dios
Dos y tres veces con el
hombre,
30 Para
apartar su alma del sepulcro,
Y para iluminarlo con la luz
de los vivientes.
31 Escucha,
Job, y óyeme;
Calla, y yo hablaré.
32 Si tienes
razones, respóndeme;
Habla, porque yo te quiero justificar.
33 Y si no,
óyeme tú a mí;
Calla, y te enseñaré
sabiduría.[3]
i i 15.38: Hch. 13.13.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 15.22-41). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 1.20: Jos. 15.13–14.
b b 1.21: Jos. 15.63; 2 S. 5.6; 1 Cr. 11.4.
c c 1.27–28: Jos. 17.11–13.
d d 1.29: Jos. 16.10.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jos 24.33-Jue 1.36). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 32.22-33.33). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
3 Hch 15.
22-41 /
Jue 1 / Job 33
Hechos
15. 22-41
22Entonces
pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de
entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que
tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los
hermanos; 23y escribir
por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los
hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia,
salud. 24Por cuanto
hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden,
os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando
circuncidaros y guardar la ley, 25nos ha
parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a
vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26hombres que
han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27Así que
enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo
mismo. 28Porque ha
parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más
que estas cosas necesarias: 29que os
abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación;
de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
30Así, pues, los que fueron
enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la
carta; 31habiendo leído la cual, se regocijaron por la
consolación. 32Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas,
consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. 33Y
pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para
volver a aquellos que los habían enviado. 34Mas a Silas le pareció
bien el quedarse allí. 35Y Pablo y Bernabé continuaron en
Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros
muchos.
Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero
36Después de algunos días, Pablo
dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que
hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. 37Y Bernabé
quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
38pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había
apartado de ellos desde Panfilia,i y no había ido con ellos a la
obra. 39Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno
del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, 40y Pablo,
escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,
41y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.[1]
Jueces
1
Judá y Simeón capturan a Adoni-bezec
1
1Aconteció después de la muerte de
Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de
nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos? 2Y Jehová
respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos.
3Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me
ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo.
Y Simeón fue con él. 4Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos
al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres.
5Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron
al cananeo y al ferezeo. 6Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron y
le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. 7Entonces
dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus
pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado
Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.
Judá conquista Jerusalén y Hebrón
8Y combatieron los hijos de Judá a
Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron
fuego a la ciudad. 9Después los hijos de Judá descendieron para
pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev, y en los
llanos. 10Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón,
la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.
Otoniel conquista Debir y recibe a Acsa
(Jos. 15.15–19)
11De allí fue a los que habitaban
en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. 12Y dijo Caleb: El
que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por mujer.
13Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio
Acsa su hija por mujer. 14Y cuando ella se iba con él, la
persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó del asno, y Caleb le
dijo: ¿Qué tienes? 15Ella entonces le respondió: Concédeme un don;
puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas.
Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
Extensión de las conquistas de Judá y de Benjamín
16Y los hijos del ceneo, suegro de
Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto
de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el
pueblo. 17Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al
cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad,
Horma. 18Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con
su territorio y Ecrón con su territorio. 19Y Jehová estaba con
Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que
habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados. 20Y
dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres
hijos de Anac.a 21Mas al jebuseo que habitaba en
Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los
hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy.b
José conquista Bet-el
22También la casa de José subió
contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos. 23Y la casa de José puso
espías en Bet-el, ciudad que antes se llamaba Luz. 24Y los que
espiaban vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos
ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia. 25Y
él les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; pero
dejaron ir a aquel hombre con toda su familia. 26Y se fue el
hombre a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad a la cual llamó Luz; y
este es su nombre hasta hoy.
Extensión de las conquistas de Manasés y de Efraín
27Tampoco Manasés arrojó a los de
Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de
Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que
habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en
aquella tierra. 28Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al
cananeo tributario, mas no lo arrojó.c
29Tampoco Efraín arrojó al cananeo
que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer.d
Extensión de las conquistas de las demás tribus
30Tampoco Zabulón arrojó a los que
habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo
habitó en medio de él, y le fue tributario.
31Tampoco Aser arrojó a los que
habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en
Helba, en Afec y en Rehob. 32Y moró Aser entre los cananeos que
habitaban en la tierra; pues no los arrojó.
33Tampoco Neftalí arrojó a los que
habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre
los cananeos que habitaban en la tierra; mas le fueron tributarios los
moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat.
34Los amorreos acosaron a los hijos
de Dan hasta el monte, y no los dejaron descender a los llanos. 35Y
el amorreo persistió en habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbim;
pero cuando la casa de José cobró fuerzas, lo hizo tributario. 36Y
el límite del amorreo fue desde la subida de Acrabim, desde Sela hacia arriba.[2]
Job 33
Eliú censura a Job
33
1 Por tanto,
Job, oye ahora mis razones,
Y escucha todas mis palabras.
2 He aquí yo
abriré ahora mi boca,
Y mi lengua hablará en mi
garganta.
3 Mis razones
declararán la rectitud de mi corazón,
Y lo que saben mis labios, lo
hablarán con sinceridad.
4 El espíritu
de Dios me hizo,
Y el soplo del Omnipotente me
dio vida.
5 Respóndeme
si puedes;
Ordena tus palabras, ponte en
pie.
6 Heme aquí a
mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho;
De barro fui yo también
formado.
7 He aquí, mi
terror no te espantará,
Ni mi mano se agravará sobre
ti.
8 De cierto
tú dijiste a oídos míos,
Y yo oí la voz de tus palabras
que decían:
9 Yo soy
limpio y sin defecto;
Soy inocente, y no hay maldad
en mí.
10 He aquí que
él buscó reproches contra mí,
Y me tiene por su enemigo;
11 Puso mis
pies en el cepo,
Y vigiló todas mis sendas.
12 He aquí, en
esto no has hablado justamente;
Yo te responderé que mayor es
Dios que el hombre.
13 ¿Por qué
contiendes contra él?
Porque él no da cuenta de
ninguna de sus razones.
14 Sin
embargo, en una o en dos maneras habla Dios;
Pero el hombre no entiende.
15 Por sueño,
en visión nocturna,
Cuando el sueño cae sobre los
hombres,
Cuando se adormecen sobre el
lecho,
16 Entonces
revela al oído de los hombres,
Y les señala su consejo,
17 Para quitar
al hombre de su obra,
Y apartar del varón la
soberbia.
18 Detendrá su
alma del sepulcro,
Y su vida de que perezca a
espada.
19 También
sobre su cama es castigado
Con dolor fuerte en todos sus
huesos,
20 Que le hace
que su vida aborrezca el pan,
Y su alma la comida suave.
21 Su carne
desfallece, de manera que no se ve,
Y sus huesos, que antes no se
veían, aparecen.
22 Su alma se
acerca al sepulcro,
Y su vida a los que causan la
muerte.
23 Si tuviese
cerca de él
Algún elocuente mediador muy
escogido,
Que anuncie al hombre su
deber;
24 Que le diga
que Dios tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender al
sepulcro,
Que halló redención;
25 Su carne
será más tierna que la del niño,
Volverá a los días de su
juventud.
26 Orará a
Dios, y éste le amará,
Y verá su faz con júbilo;
Y restaurará al hombre su
justicia.
27 El mira
sobre los hombres; y al que dijere:
Pequé, y pervertí lo recto,
Y no me ha aprovechado,
28 Dios
redimirá su alma para que no pase al sepulcro,
Y su vida se verá en luz.
29 He aquí,
todas estas cosas hace Dios
Dos y tres veces con el
hombre,
30 Para
apartar su alma del sepulcro,
Y para iluminarlo con la luz
de los vivientes.
31 Escucha,
Job, y óyeme;
Calla, y yo hablaré.
32 Si tienes
razones, respóndeme;
Habla, porque yo te quiero justificar.
33 Y si no,
óyeme tú a mí;
Calla, y te enseñaré
sabiduría.[3]
i i 15.38: Hch. 13.13.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 15.22-41). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 1.20: Jos. 15.13–14.
b b 1.21: Jos. 15.63; 2 S. 5.6; 1 Cr. 11.4.
c c 1.27–28: Jos. 17.11–13.
d d 1.29: Jos. 16.10.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jos 24.33-Jue 1.36). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 32.22-33.33). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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