¿Qué es el Evangelio?
¡El Evangelio es Poder de Dios!
Por Riqui Ricón*
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.16-17).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te
enseña claramente que jamás serás avergonzado(a) de haber creído a Su Palabra.
Evangelio significa buenas noticias y son precisamente estas buenas noticias
las que manifiestan el poder de Dios para tu salvación, esto es, para que
realices una vida llena de paz y plenitud.
¿Cómo es posible esto? Es muy sencillo, puesto que
el Evangelio son las Buenas Noticias que Dios te da (esto significa que son
Palabra de Dios, Palabra de Honor), entonces se van a cumplir todas, sin faltar
alguna de ellas.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio
Hijo antes que perderte a ti. Por Su gran Amor con que te amó, has sido
justificado(a), perdonado(a) y hecho(a) nueva creatura, para que así puedas vivir
una vida totalmente nueva, una Vida llena de propósito y significado.
Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por
quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).
Ahora, en Cristo Jesús, por lo que Él hizo en la
cruz por amor a ti, has sido justificado(a). ¡Eres justo(a)! ¡Tienes paz para
con Dios! ¡Nada te falta! ¡Nada te duele! Todo lo recibes hoy por medio de la
fe. Esto es, creyendo que ya es tuyo sólo porque Dios dice en Su Palabra, la
Biblia, que así es. ¡Esto es la fe! ¡Creerle a Dios! ¡Creerle a Su Palabra!
Mira el significado que esto tiene:
Porque
no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo
aquel que [le cree a Dios];
al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio
la justicia de Dios se revela por [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] y para [creerle
a Dios, creyendo Su Palabra],
como está escrito: Mas el justo por [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] vivirá (Ro 1.16-17 paráfrasis del autor).
El que te justificó fue Jesús al pagar, con su
propia sangre y vida, todos tus pecados; el que te perdona es Dios por su Amor,
Gracia y Misericordia, y el que te dio Vida Nueva fue el Espíritu Santo con el
Poder de Su Palabra, que es la Palabra de Dios.
De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo te aman tanto
que NO te ofrecen una nueva oportunidad para ser mejor, sino que te dan una Vida
TOTALMENTE Nueva. Una vida donde tu pasado, tus pecados y fracasos, ya no
existen; así que ya no te condenan, ni los tienes que llevar a cuestas como una
pesada carga de culpabilidad.
Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte (Ro 8.1-2)
Si logras comprender y creer (porque la Biblia lo
dice así) que ya no eres más un(a) pecador(a) perdonado(a), sino un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo, entonces, sin importar las circunstancias o
problemas que estés enfrentando, el inicio de tu victoria en esta Nueva Vida ya
comenzó.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Al ser un(a) Hijo(a) de Dios compartes
la misma naturaleza de tu Padre celestial:
siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de
Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Tu Nueva Naturaleza es incorruptible y ahora has
sido hecho(a) justicia de Dios en Él (1 Co 5.21).
Sin lugar a dudas, tú eres ese(a) justo(a) que vive
por fe (que vive creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra), y hoy puedes declarar
con toda confianza que:
En cuanto
a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y
clamaré, Y él oirá mi voz. El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque
contra mí haya muchos (Sal 55.16-18).
Jesucristo dijo que el ladrón sólo viene a hurtar,
matar y destruir pero Él, tu Señor, ha venido a ti para darte Vida y una Vida
abundante (Jn 10.10). No permitas que el ladrón te engañe. Sólo si crees sus
mentiras de enfermedad, pobreza, fracaso y pecado, él tendrá el poder para
hurtarte, matarte y destruirte; pero si no le crees sus mentiras y crees la
Verdad de la Palabra de Dios, entonces nada puede contra ti y tendrá que huir
de ti.
Someteos,
pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Stg 4.7).
Así que, sométete a Dios, sométete a Su Palabra.
Usa la Palabra de Verdad contra tu enemigo, el diablo, y resiste todo problema,
toda enfermedad, toda pobreza, toda depresión, etc.
Confronta tus circunstancias con el Poder del
Evangelio pues éste es
poder de Dios para salvación a todo aquel que le cree a
Dios, y te aseguro, ¡No hay forma que puedas perder!
Oremos en voz audible:
¡Oh, hermoso Dios! Qué reconfortante es saber que
Tu Palabra, el Evangelio de mi Salvación, es Poder para vivir esa vida plena y
abundante que siempre, Tú, Señor, has deseado para mí. Gracias, muchas gracias.
Lo creo y lo recibo. Yo, ______________ (tu nombre aquí), soy Tu Hijo(a) Nacido(a)
de Nuevo para estar en Tu Presencia y manifestar esa Paz y ese gran Amor a
todos mis semejantes. Gracias porque TODO
lo puedo en Cristo Jesús, que me fortalece pues mayor eres Tú, Señor,
que estás en mí, que el que está en el mundo. Entiendo en Verdad que no hay
forma, no existe la más mínima posibilidad, en que pueda perder en esta tierra.
Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad, mi libertad y prosperidad en
todas las áreas de mi vida. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo
como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
26 Ro 1.16-32 / 1 Sam
9.1-10.16 / Sal 55
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
26 Ro 1.16-32 / 1 Sam
9.1-10.16 / Sal 55
Romanos
1.16-32
El poder del evangelio
16Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego. 17Porque en el evangelio
la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo
por la fe vivirá.b
La culpabilidad del hombre
18Porque la ira de Dios se revela
desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen
con injusticia la verdad; 19porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20Porque las cosas
invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde
la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo
que no tienen excusa. 21Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22Profesando
ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles.
24Por lo cual también Dios los
entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que
deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25ya que cambiaron la
verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que
al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26Por esto Dios los entregó a
pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que
es contra naturaleza, 27y de igual modo también los hombres,
dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con
otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío.
28Y como ellos no aprobaron tener
en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que
no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación,
perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas,
engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores
de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a
los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables,
sin misericordia; 32quienes habiendo entendido el juicio de Dios,
que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino
que también se complacen con los que las practican.[1]
1
Samuel 9.1-10.16
Saúl es elegido rey
9
1Había un varón de Benjamín, hombre
valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de
Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita. 2Y tenía él un hijo
que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro
más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.
3Y se habían perdido las asnas de
Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo
alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas. 4Y él
pasó el monte de Efraín, y de allí a la tierra de Salisa, y no las hallaron.
Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra
de Benjamín, y no las encontraron.
5Cuando vinieron a la tierra de
Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi
padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por
nosotros. 6El le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un
varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta.
Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual
emprendimos nuestro camino. 7Respondió Saúl a su criado: Vamos
ahora; pero ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha
acabado, y no tenemos qué ofrecerle al varón de Dios. ¿Qué tenemos? 8Entonces
volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la
cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos
declare nuestro camino. 9(Antiguamente en Israel cualquiera que
iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy
se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) 10Dijo entonces
Saúl a su criado: Dices bien; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el
varón de Dios.
11Y cuando subían por la cuesta de
la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron:
¿Está en este lugar el vidente? 12Ellas, respondiéndoles, dijeron:
Sí; helo allí delante de ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad
en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto. 13Cuando
entréis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al lugar alto a
comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él es el
que bendice el sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues,
ahora, porque ahora le hallaréis. 14Ellos entonces subieron a la
ciudad; y cuando estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel venía hacía ellos
para subir al lugar alto. 15Y un día antes que Saúl viniese,
Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:
16Mañana a esta misma hora yo
enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe
sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque
yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí. 17Y
luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual
te hablé; éste gobernará a mi pueblo. 18Acercándose, pues, Saúl a
Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la
casa del vidente. 19Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el
vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana
te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. 20Y
de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas,
porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en
Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre? 21Saúl
respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus
de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu
de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?
22Entonces Samuel tomó a Saúl y a
su criado, los introdujo a la sala, y les dio lugar a la cabecera de los
convidados, que eran unos treinta hombres. 23Y dijo Samuel al
cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte.
24Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre
ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba
reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó,
cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.
25Y cuando hubieron descendido del
lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado. 26Al otro
día madrugaron; y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el
terrado, y dijo: Levántate, para que te despida. Luego se levantó Saúl, y
salieron ambos, él y Samuel.
27Y descendiendo ellos al extremo
de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó
el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.
10
1Tomando entonces Samuel una redoma
de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido
Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? 2Hoy, después que te
hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el
territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido
a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y
está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? 3Y
luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te
saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres
cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino; 4los
cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de
mano de ellos. 5Después de esto llegarás al collado de Dios donde
está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad
encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante
de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. 6Entonces
el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y
serás mudado en otro hombre. 7Y cuando te hayan sucedido estas
señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. 8Luego
bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer
holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga
a ti y te enseñe lo que has de hacer.
9Aconteció luego, que al volver él
la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas
señales acontecieron en aquel día. 10Y cuando llegaron allá al
collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y
el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. 11Y
aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con
los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de
Cis? ¿Saúl también entre los profetas? 12Y alguno de allí
respondió diciendo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se hizo
proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?a 13Y
cesó de profetizar, y llegó al lugar alto.
14Un tío de Saúl dijo a él y a su
criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como vimos que
no parecían, fuimos a Samuel. 15Dijo el tío de Saúl: Yo te ruego
me declares qué os dijo Samuel. 16Y Saúl respondió a su tío: Nos
declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del
reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.[2]
Salmos 55
Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros
Al músico principal; en Neginot. Masquil de David.
1 Escucha, oh
Dios, mi oración,
Y no te escondas de mi
súplica.
2 Está
atento, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me conmuevo,
3 A causa de
la voz del enemigo,
Por la opresión del impío;
Porque sobre mí echaron
iniquidad,
Y con furor me persiguen.
4 Mi corazón
está dolorido dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre mí
han caído.
5 Temor y temblor
vinieron sobre mí,
Y terror me ha cubierto.
6 Y dije:
¡Quién me diese alas como de paloma!
Volaría yo, y descansaría.
7 Ciertamente
huiría lejos;
Moraría en el desierto.
Selah
8 Me
apresuraría a escapar
Del viento borrascoso, de la
tempestad.
9 Destrúyelos,
oh Señor; confunde la lengua de ellos;
Porque he visto violencia y
rencilla en la ciudad.
10 Día y noche
la rodean sobre sus muros,
E iniquidad y trabajo hay en
medio de ella.
11 Maldad hay
en medio de ella,
Y el fraude y el engaño no se
apartan de sus plazas.
12 Porque no
me afrentó un enemigo,
Lo cual habría soportado;
Ni se alzó contra mí el que me
aborrecía,
Porque me hubiera ocultado de
él;
13 Sino tú,
hombre, al parecer íntimo mío,
Mi guía, y mi familiar;
14 Que juntos
comunicábamos dulcemente los secretos,
Y andábamos en amistad en la
casa de Dios.
15 Que la
muerte les sorprenda;
Desciendan vivos al Seol,
Porque hay maldades en sus
moradas, en medio de ellos.
16 En cuanto a
mí, a Dios clamaré;
Y Jehová me salvará.
17 Tarde y
mañana y a mediodía oraré y clamaré,
Y él oirá mi voz.
18 El redimirá
en paz mi alma de la guerra contra mí,
Aunque contra mí haya muchos.
19 Dios oirá,
y los quebrantará luego,
El que permanece desde la
antigüedad;
Por cuanto no cambian,
Ni temen a Dios.
Selah
20 Extendió el
inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él;
Violó su pacto.
21 Los dichos
de su boca son más blandos que mantequilla,
Pero guerra hay en su corazón;
Suaviza sus palabras más que
el aceite,
Mas ellas son espadas
desnudas.
22 Echa sobre
Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído
al justo.
23 Mas tú, oh
Dios, harás descender aquéllos al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y
engañadores no llegarán a la mitad de sus días;
Pero yo en ti confiaré.[3]
b b 1.17: Hab. 2.4.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 1.15-32). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 10.12: 1 S. 19.23–24.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 8.22-10.16). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 54.7-55.23). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
26 Ro 1.16-32 / 1 Sam
9.1-10.16 / Sal 55
Romanos
1.16-32
El poder del evangelio
16Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego. 17Porque en el evangelio
la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo
por la fe vivirá.b
La culpabilidad del hombre
18Porque la ira de Dios se revela
desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen
con injusticia la verdad; 19porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20Porque las cosas
invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde
la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo
que no tienen excusa. 21Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22Profesando
ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles.
24Por lo cual también Dios los
entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que
deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25ya que cambiaron la
verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que
al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26Por esto Dios los entregó a
pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que
es contra naturaleza, 27y de igual modo también los hombres,
dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con
otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío.
28Y como ellos no aprobaron tener
en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que
no convienen; 29estando atestados de toda injusticia, fornicación,
perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas,
engaños y malignidades; 30murmuradores, detractores, aborrecedores
de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a
los padres, 31necios, desleales, sin afecto natural, implacables,
sin misericordia; 32quienes habiendo entendido el juicio de Dios,
que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino
que también se complacen con los que las practican.[1]
1
Samuel 9.1-10.16
Saúl es elegido rey
9
1Había un varón de Benjamín, hombre
valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de
Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita. 2Y tenía él un hijo
que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro
más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.
3Y se habían perdido las asnas de
Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo
alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas. 4Y él
pasó el monte de Efraín, y de allí a la tierra de Salisa, y no las hallaron.
Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra
de Benjamín, y no las encontraron.
5Cuando vinieron a la tierra de
Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi
padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por
nosotros. 6El le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un
varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta.
Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual
emprendimos nuestro camino. 7Respondió Saúl a su criado: Vamos
ahora; pero ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha
acabado, y no tenemos qué ofrecerle al varón de Dios. ¿Qué tenemos? 8Entonces
volvió el criado a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la
cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos
declare nuestro camino. 9(Antiguamente en Israel cualquiera que
iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy
se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) 10Dijo entonces
Saúl a su criado: Dices bien; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el
varón de Dios.
11Y cuando subían por la cuesta de
la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron:
¿Está en este lugar el vidente? 12Ellas, respondiéndoles, dijeron:
Sí; helo allí delante de ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad
en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto. 13Cuando
entréis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al lugar alto a
comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él es el
que bendice el sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues,
ahora, porque ahora le hallaréis. 14Ellos entonces subieron a la
ciudad; y cuando estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel venía hacía ellos
para subir al lugar alto. 15Y un día antes que Saúl viniese,
Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:
16Mañana a esta misma hora yo
enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe
sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque
yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí. 17Y
luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual
te hablé; éste gobernará a mi pueblo. 18Acercándose, pues, Saúl a
Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la
casa del vidente. 19Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el
vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana
te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. 20Y
de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas,
porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en
Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre? 21Saúl
respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus
de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu
de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?
22Entonces Samuel tomó a Saúl y a
su criado, los introdujo a la sala, y les dio lugar a la cabecera de los
convidados, que eran unos treinta hombres. 23Y dijo Samuel al
cocinero: Trae acá la porción que te di, la cual te dije que guardases aparte.
24Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre
ella, y la puso delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba
reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardó,
cuando dije: Yo he convidado al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel.
25Y cuando hubieron descendido del
lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado. 26Al otro
día madrugaron; y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el
terrado, y dijo: Levántate, para que te despida. Luego se levantó Saúl, y
salieron ambos, él y Samuel.
27Y descendiendo ellos al extremo
de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó
el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.
10
1Tomando entonces Samuel una redoma
de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido
Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? 2Hoy, después que te
hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el
territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido
a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y
está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? 3Y
luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te
saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres
cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino; 4los
cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de
mano de ellos. 5Después de esto llegarás al collado de Dios donde
está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad
encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante
de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. 6Entonces
el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y
serás mudado en otro hombre. 7Y cuando te hayan sucedido estas
señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. 8Luego
bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer
holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga
a ti y te enseñe lo que has de hacer.
9Aconteció luego, que al volver él
la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas
señales acontecieron en aquel día. 10Y cuando llegaron allá al
collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y
el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. 11Y
aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con
los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de
Cis? ¿Saúl también entre los profetas? 12Y alguno de allí
respondió diciendo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se hizo
proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?a 13Y
cesó de profetizar, y llegó al lugar alto.
14Un tío de Saúl dijo a él y a su
criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como vimos que
no parecían, fuimos a Samuel. 15Dijo el tío de Saúl: Yo te ruego
me declares qué os dijo Samuel. 16Y Saúl respondió a su tío: Nos
declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del
reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.[2]
Salmos 55
Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros
Al músico principal; en Neginot. Masquil de David.
1 Escucha, oh
Dios, mi oración,
Y no te escondas de mi
súplica.
2 Está
atento, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me conmuevo,
3 A causa de
la voz del enemigo,
Por la opresión del impío;
Porque sobre mí echaron
iniquidad,
Y con furor me persiguen.
4 Mi corazón
está dolorido dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre mí
han caído.
5 Temor y temblor
vinieron sobre mí,
Y terror me ha cubierto.
6 Y dije:
¡Quién me diese alas como de paloma!
Volaría yo, y descansaría.
7 Ciertamente
huiría lejos;
Moraría en el desierto.
Selah
8 Me
apresuraría a escapar
Del viento borrascoso, de la
tempestad.
9 Destrúyelos,
oh Señor; confunde la lengua de ellos;
Porque he visto violencia y
rencilla en la ciudad.
10 Día y noche
la rodean sobre sus muros,
E iniquidad y trabajo hay en
medio de ella.
11 Maldad hay
en medio de ella,
Y el fraude y el engaño no se
apartan de sus plazas.
12 Porque no
me afrentó un enemigo,
Lo cual habría soportado;
Ni se alzó contra mí el que me
aborrecía,
Porque me hubiera ocultado de
él;
13 Sino tú,
hombre, al parecer íntimo mío,
Mi guía, y mi familiar;
14 Que juntos
comunicábamos dulcemente los secretos,
Y andábamos en amistad en la
casa de Dios.
15 Que la
muerte les sorprenda;
Desciendan vivos al Seol,
Porque hay maldades en sus
moradas, en medio de ellos.
16 En cuanto a
mí, a Dios clamaré;
Y Jehová me salvará.
17 Tarde y
mañana y a mediodía oraré y clamaré,
Y él oirá mi voz.
18 El redimirá
en paz mi alma de la guerra contra mí,
Aunque contra mí haya muchos.
19 Dios oirá,
y los quebrantará luego,
El que permanece desde la
antigüedad;
Por cuanto no cambian,
Ni temen a Dios.
Selah
20 Extendió el
inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él;
Violó su pacto.
21 Los dichos
de su boca son más blandos que mantequilla,
Pero guerra hay en su corazón;
Suaviza sus palabras más que
el aceite,
Mas ellas son espadas
desnudas.
22 Echa sobre
Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído
al justo.
23 Mas tú, oh
Dios, harás descender aquéllos al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y
engañadores no llegarán a la mitad de sus días;
Pero yo en ti confiaré.[3]
b b 1.17: Hab. 2.4.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 1.15-32). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 10.12: 1 S. 19.23–24.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 8.22-10.16). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 54.7-55.23). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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