¿Querrá Dios bendecirte hoy?
¡La Bendición es tu derecho!
Por Riqui Ricón*
Por dondequiera que salían, la
mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y
tuvieron gran aflicción (Jue 2. 15).
Es muy importante no perder de vista que tanto la
bendición como la maldición, ambas, son Palabra de Dios y, por lo tanto,
inevitablemente se han de cumplir, según sea el caso.
Mira, yo he puesto delante de
ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando
hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus
mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado,
y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión
de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares
extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os
protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la
tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A
los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he
puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú
y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a
su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus
días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres,
Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar (Deu 15.
20-30).
Ahora bien, si bien es cierto que las personas se
colocan bajo maldición como consecuencia de sus pecados, tienes que notar que
la Voluntad de Dios para tu vida siempre ha sido que vivas bajo Su Bendición.
Él no es ningún juez sádico que está pendiente de tus delitos y transgresiones
para aplicarte Su justicia inflexible. ¡No! ¡Nada de eso! Él es tu Padre
amoroso que te guía y corrige indicándote el camino correcto.
¿Quiero
yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus
caminos? (Ez 18. 23).
La Verdad
es que Dios desea que nadie perezca sino que todos se salven.
El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento (2 P 3. 9).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te
enseña claramente, una y otra vez, la buena voluntad de Dios para con los
hombres.
Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es por Amor que Dios prefirió entregar a Su propio
Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Es por Amor
que ahora Él te ha hecho Su Hijo(a) amado(a) y no te condena, ni te maldice.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que
se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn
3.1 NVI).
Por el Gran Amor que Dios siente por ti, has sido
predestinado(a) a buenas obras y a tener una vida plena y abundante.
Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo
nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
Toda Maldición sobre tu vida ha sido anulada a
través de la redención que Jesucristo efectuó en la cruz del calvario, por Amor
a ti.
Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque
está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para
que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de
que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).
Así que, si te encuentras afligido(a) o angustiado(a)
por alguna situación y piensas que eso te lo envió Dios por alguna razón,
detente, deja de pensar de esa forma. Si hay pecado en tu vida arrepiéntete,
corre hacia tu Padre, en vez de huir de Él; pídele perdón confesando tu pecado
pues fiel y justo es Él para perdonarte y limpiarte de toda maldad.
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Si no hay pecado, entonces, sométete a la Palabra
de Dios, cree lo que en ella está escrito acerca de ti; resiste al diablo y
éste tendrá que huir de ti.
Someteos,
pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a
Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los
de doble ánimo, purificad vuestros corazones (Stgo 4.7-8).
¡No te dejes engañar! No escuches la voz de tu
adversario, él ha sido homicida desde
el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él.
Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira (Jn 8.44).
En cambio, tú eres un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo
renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra
de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Tú eres Hijo(a) de la Verdad y estás destinado(a) a
vivir bajo la Bendición de Dios, ¡nunca bajo maldición! ¡La Bendición es tu
derecho! ¡Cristo Jesús pagó por el!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo sé que soy Tuyo(a), sé
que soy un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino
de la incorruptible semilla que es Tu Palabra. Por lo tanto, el maligno no me
toca pues yo no practico el pecado. Te pido perdón por todos mis pecados que he
cometido en este último día, te pido que mires la sinceridad de mi corazón y
apliques, una vez más, la Sangre preciosa y poderosa de Tu Hijo Jesús sobre mi
vida y corazón. Gracias Señor porque me has hecho Nueva Creación, justo(a) y
santo(a). Espíritu Santo, Tú estás conmigo como mi amigo y ayudador; así que,
te pido me ayudes a creer que soy quien Tú dices que soy para dejar atrás esas
actitudes, pensamientos, palabras y acciones pecaminosas. Yo soy quien dice la
Biblia que soy: un(a) Hijo(a) de Dios, Nacido(a) de la Verdad. Soy totalmente
libre de la ley del pecado y de la muerte. Así que, recibo mi perdón y mi
herencia: Que son salud, prosperidad, paz y gozo. Declaro que, sin importar
cuál sea mi problema, angustia o enfermedad, yo, _______________ (tu nombre
aquí), soy más que vencedor por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús.
¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que
estás en mí, que el que está en el mundo! Yo, _______________ (tu nombre aquí),
ya he sido justificado(a) en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu Santo.
¡Así lo dice la Palabra de Dios! ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni
los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los
que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios. Y esto erais
algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios (1 Co 6. 9-11). ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy bendecido(a)! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el
programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
4 Hch 16.
1-15 /
Jue 2-3 / Job 34
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
4 Hch 16.
1-15 /
Jue 2-3 / Job 34
Hechos
16. 1-15
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
16
1Después llegó a Derbe y a Listra;
y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía
creyente, pero de padre griego; 2y daban buen testimonio de él los
hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3Quiso Pablo que éste
fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos
lugares; porque todos sabían que su padre era griego. 4Y al pasar
por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los
apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.
5Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número
cada día.
La visión del varón macedonio
6Y atravesando Frigia y la
provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra
en Asia; 7y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero
el Espíritu no se lo permitió. 8Y pasando junto a Misia,
descendieron a Troas. 9Y se le mostró a Pablo una visión de noche:
un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y
ayúdanos. 10Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir
para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos
el evangelio.
Encarcelados en Filipos
11Zarpando, pues, de Troas, vinimos
con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 12y
de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una
colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13Y un día de
reposo*
salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y
sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14Entonces
una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que
adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15Y cuando fue bautizada, y
su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor,
entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.[1]
Jueces
2-3
El ángel de Jehová en Boquim
2
1El ángel de Jehová subió de Gilgal
a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual
había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con
vosotros, 2con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores
de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar;a mas
vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3Por
tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán
azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. 4Cuando
el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo
alzó su voz y lloró. 5Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim,1
y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.
Muerte de Josué
(Jos. 24.29–31)
6Porque ya Josué había despedido al
pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para
poseerla. 7Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de
Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales
habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel.
8Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez
años. 9Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera,b
en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10Y toda
aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de
ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho
por Israel.
Apostasía de Israel, y la obra de los jueces
11Después los hijos de Israel
hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. 12Dejaron
a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y
se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus
alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. 13Y
dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. 14Y se encendió
contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que
los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no
pudieron ya hacer frente a sus enemigos. 15Por dondequiera que
salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había
dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción.
16Y Jehová levantó jueces que los
librasen de mano de los que les despojaban; 17pero tampoco oyeron
a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se
apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los
mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así. 18Y cuando Jehová
les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los
enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia
por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. 19Mas
acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que
sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de
ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino. 20Y
la ira de Jehová se encendió contra Israel, y dijo: Por cuanto este pueblo
traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz, 21tampoco
yo volveré más a arrojar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó
Josué cuando murió; 22para probar con ellas a Israel, si
procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron
sus padres. 23Por esto dejó Jehová a aquellas naciones, sin
arrojarlas de una vez, y no las entregó en mano de Josué.
Naciones que fueron dejadas para probar a Israel
3
1Estas, pues, son las naciones que
dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían
conocido todas las guerras de Canaán; 2solamente para que el
linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los
que antes no la habían conocido: 3los cinco príncipes de los filisteos,
todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte
Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. 4Y
fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los
mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés.
5Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos,
ferezeos, heveos y jebuseos. 6Y tomaron de sus hijas por mujeres,
y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
Otoniel liberta a Israel de Cusan-risataim
7Hicieron, pues, los hijos de
Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y
sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8Y la ira de
Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey
de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
9Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un
libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz,
hermano menor de Caleb. 10Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y
juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim
rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. 11Y
reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz.
Aod liberta a Israel de Moab
12Volvieron los hijos de Israel a
hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab
contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová.
13Este juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y vino e hirió a
Israel, y tomó la ciudad de las palmeras. 14Y sirvieron los hijos
de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años.
15Y clamaron los hijos de Israel a
Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el
cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey
de Moab. 16Y Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un codo
de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado derecho. 17Y
entregó el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón hombre muy grueso.
18Y luego que hubo entregado el presente, despidió a la gente que lo
había traído. 19Mas él se volvió desde los ídolos que están en
Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. El entonces dijo:
Calla. Y salieron de delante de él todos los que con él estaban. 20Y
se le acercó Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo:
Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se levantó de la silla. 21Entonces
alargó Aod su mano izquierda, y tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió
por el vientre, 22de tal manera que la empuñadura entró también
tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su
vientre; y salió el estiércol. 23Y salió Aod al corredor, y cerró
tras sí las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo.
24Cuando él hubo salido, vinieron
los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas,
dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano. 25Y
habiendo esperado hasta estar confusos, porque él no abría las puertas de la
sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.
26Mas entre tanto que ellos se
detuvieron, Aod escapó, y pasando los ídolos, se puso a salvo en Seirat.
27Y cuando había entrado, tocó el cuerno en el monte de Efraín, y los
hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante de ellos.
28Entonces él les dijo: Seguidme, porque Jehová ha entregado a vuestros
enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron
los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a ninguno. 29Y en
aquel tiempo mataron de los moabitas como diez mil hombres, todos valientes y
todos hombres de guerra; no escapó ninguno. 30Así fue subyugado
Moab aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años.
Samgar liberta a Israel de los filisteos
31Después de él fue Samgar hijo de
Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de
bueyes; y él también salvó a Israel.[2]
Job 34
Eliú justifica a Dios
34
1Además Eliú dijo:
2 Oíd,
sabios, mis palabras;
Y vosotros, doctos, estadme
atentos.
3 Porque el
oído prueba las palabras,
Como el paladar gusta lo que
uno come.
4 Escojamos
para nosotros el juicio,
Conozcamos entre nosotros cuál
sea lo bueno.
5 Porque Job
ha dicho: Yo soy justo,
Y Dios me ha quitado mi
derecho.
6 ¿He de
mentir yo contra mi razón?
Dolorosa es mi herida sin
haber hecho yo transgresión.
7 ¿Qué hombre
hay como Job,
Que bebe el escarnio como
agua,
8 Y va en
compañía con los que hacen iniquidad,
Y anda con los hombres malos?
9 Porque ha
dicho: De nada servirá al hombre
El conformar su voluntad a
Dios.
10 Por tanto,
varones de inteligencia, oídme:
Lejos esté de Dios la
impiedad,
Y del Omnipotente la
iniquidad.
11 Porque él
pagará al hombre según su obra,a
Y le retribuirá conforme a su
camino.
12 Sí, por
cierto, Dios no hará injusticia,
Y el Omnipotente no pervertirá
el derecho.
13 ¿Quién
visitó por él la tierra?
¿Y quién puso en orden todo el
mundo?
14 Si él
pusiese sobre el hombre su corazón,
Y recogiese así su espíritu y
su aliento,
15 Toda carne
perecería juntamente,
Y el hombre volvería al polvo.
16 Si, pues,
hay en ti entendimiento, oye esto;
Escucha la voz de mis
palabras.
17 ¿Gobernará
el que aborrece juicio?
¿Y condenarás tú al que es tan
justo?
18 ¿Se dirá al
rey: Perverso;
Y a los príncipes: Impíos?
19 ¿Cuánto
menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes.
Ni respeta más al rico que al
pobre,
Porque todos son obra de sus
manos?
20 En un momento
morirán,
Y a medianoche se alborotarán
los pueblos, y pasarán,
Y sin mano será quitado el
poderoso.
21 Porque sus
ojos están sobre los caminos del hombre,
Y ve todos sus pasos.
22 No hay
tinieblas ni sombra de muerte
Donde se escondan los que
hacen maldad.
23 No carga,
pues, él al hombre más de lo justo,
Para que vaya con Dios a
juicio.
24 El
quebrantará a los fuertes sin indagación,
Y hará estar a otros en su
lugar.
25 Por tanto,
él hará notorias las obras de ellos,
Cuando los trastorne en la
noche, y sean quebrantados.
26 Como a
malos los herirá
En lugar donde sean vistos;
27 Por cuanto
así se apartaron de él,
Y no consideraron ninguno de
sus caminos,
28 Haciendo
venir delante de él el clamor del pobre,
Y que oiga el clamor de los
necesitados.
29 Si él diere
reposo, ¿quién inquietará?
Si escondiere el rostro,
¿quién lo mirará?
Esto sobre una nación, y lo
mismo sobre un hombre;
30 Haciendo
que no reine el hombre impío
Para vejaciones del pueblo.
31 De seguro
conviene que se diga a Dios:
He llevado ya castigo, no
ofenderé ya más;
32 Enséñame tú
lo que yo no veo;
Si hice mal, no lo haré más.
33 ¿Ha de ser
eso según tu parecer?
El te retribuirá, ora rehúses,
ora aceptes, y no yo;
Di, si no, lo que tú sabes.
34 Los hombres
inteligentes dirán conmigo,
Y el hombre sabio que me oiga:
35 Que Job no
habla con sabiduría,
Y que sus palabras no son con
entendimiento.
36 Deseo yo
que Job sea probado ampliamente,
A causa de sus respuestas
semejantes a las de los hombres inicuos.
37 Porque a su
pecado añadió rebeldía;
Bate palmas contra nosotros,
Y contra Dios multiplica sus
palabras.[3]
* Aquí equivale a sábado.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 15.41-16.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 2.2: Ex. 34.12–13; Dt. 7.2–5.
1 Esto es, los que lloran.
b b 2.9: Jos. 19.49–50.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 1.36-3.31). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 34.11: Sal. 62.12.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 33.33-34.37). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
4 Hch 16.
1-15 /
Jue 2-3 / Job 34
Hechos
16. 1-15
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
16
1Después llegó a Derbe y a Listra;
y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía
creyente, pero de padre griego; 2y daban buen testimonio de él los
hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3Quiso Pablo que éste
fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos
lugares; porque todos sabían que su padre era griego. 4Y al pasar
por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los
apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.
5Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número
cada día.
La visión del varón macedonio
6Y atravesando Frigia y la
provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra
en Asia; 7y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero
el Espíritu no se lo permitió. 8Y pasando junto a Misia,
descendieron a Troas. 9Y se le mostró a Pablo una visión de noche:
un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y
ayúdanos. 10Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir
para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos
el evangelio.
Encarcelados en Filipos
11Zarpando, pues, de Troas, vinimos
con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 12y
de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una
colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13Y un día de
reposo*
salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y
sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14Entonces
una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que
adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que
estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15Y cuando fue bautizada, y
su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor,
entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.[1]
Jueces
2-3
El ángel de Jehová en Boquim
2
1El ángel de Jehová subió de Gilgal
a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual
había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con
vosotros, 2con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores
de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar;a mas
vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3Por
tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán
azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. 4Cuando
el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo
alzó su voz y lloró. 5Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim,1
y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.
Muerte de Josué
(Jos. 24.29–31)
6Porque ya Josué había despedido al
pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para
poseerla. 7Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de
Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales
habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel.
8Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez
años. 9Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera,b
en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10Y toda
aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de
ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho
por Israel.
Apostasía de Israel, y la obra de los jueces
11Después los hijos de Israel
hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. 12Dejaron
a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y
se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus
alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. 13Y
dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. 14Y se encendió
contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que
los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no
pudieron ya hacer frente a sus enemigos. 15Por dondequiera que
salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había
dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción.
16Y Jehová levantó jueces que los
librasen de mano de los que les despojaban; 17pero tampoco oyeron
a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se
apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los
mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así. 18Y cuando Jehová
les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los
enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia
por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. 19Mas
acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que
sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de
ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino. 20Y
la ira de Jehová se encendió contra Israel, y dijo: Por cuanto este pueblo
traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz, 21tampoco
yo volveré más a arrojar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó
Josué cuando murió; 22para probar con ellas a Israel, si
procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron
sus padres. 23Por esto dejó Jehová a aquellas naciones, sin
arrojarlas de una vez, y no las entregó en mano de Josué.
Naciones que fueron dejadas para probar a Israel
3
1Estas, pues, son las naciones que
dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían
conocido todas las guerras de Canaán; 2solamente para que el
linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los
que antes no la habían conocido: 3los cinco príncipes de los filisteos,
todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte
Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. 4Y
fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los
mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés.
5Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos,
ferezeos, heveos y jebuseos. 6Y tomaron de sus hijas por mujeres,
y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
Otoniel liberta a Israel de Cusan-risataim
7Hicieron, pues, los hijos de
Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y
sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8Y la ira de
Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey
de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
9Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un
libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz,
hermano menor de Caleb. 10Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y
juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim
rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. 11Y
reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz.
Aod liberta a Israel de Moab
12Volvieron los hijos de Israel a
hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab
contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová.
13Este juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y vino e hirió a
Israel, y tomó la ciudad de las palmeras. 14Y sirvieron los hijos
de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años.
15Y clamaron los hijos de Israel a
Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el
cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey
de Moab. 16Y Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un codo
de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado derecho. 17Y
entregó el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón hombre muy grueso.
18Y luego que hubo entregado el presente, despidió a la gente que lo
había traído. 19Mas él se volvió desde los ídolos que están en
Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. El entonces dijo:
Calla. Y salieron de delante de él todos los que con él estaban. 20Y
se le acercó Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo:
Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se levantó de la silla. 21Entonces
alargó Aod su mano izquierda, y tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió
por el vientre, 22de tal manera que la empuñadura entró también
tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su
vientre; y salió el estiércol. 23Y salió Aod al corredor, y cerró
tras sí las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo.
24Cuando él hubo salido, vinieron
los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas,
dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano. 25Y
habiendo esperado hasta estar confusos, porque él no abría las puertas de la
sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.
26Mas entre tanto que ellos se
detuvieron, Aod escapó, y pasando los ídolos, se puso a salvo en Seirat.
27Y cuando había entrado, tocó el cuerno en el monte de Efraín, y los
hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante de ellos.
28Entonces él les dijo: Seguidme, porque Jehová ha entregado a vuestros
enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron
los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a ninguno. 29Y en
aquel tiempo mataron de los moabitas como diez mil hombres, todos valientes y
todos hombres de guerra; no escapó ninguno. 30Así fue subyugado
Moab aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años.
Samgar liberta a Israel de los filisteos
31Después de él fue Samgar hijo de
Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de
bueyes; y él también salvó a Israel.[2]
Job 34
Eliú justifica a Dios
34
1Además Eliú dijo:
2 Oíd,
sabios, mis palabras;
Y vosotros, doctos, estadme
atentos.
3 Porque el
oído prueba las palabras,
Como el paladar gusta lo que
uno come.
4 Escojamos
para nosotros el juicio,
Conozcamos entre nosotros cuál
sea lo bueno.
5 Porque Job
ha dicho: Yo soy justo,
Y Dios me ha quitado mi
derecho.
6 ¿He de
mentir yo contra mi razón?
Dolorosa es mi herida sin
haber hecho yo transgresión.
7 ¿Qué hombre
hay como Job,
Que bebe el escarnio como
agua,
8 Y va en
compañía con los que hacen iniquidad,
Y anda con los hombres malos?
9 Porque ha
dicho: De nada servirá al hombre
El conformar su voluntad a
Dios.
10 Por tanto,
varones de inteligencia, oídme:
Lejos esté de Dios la
impiedad,
Y del Omnipotente la
iniquidad.
11 Porque él
pagará al hombre según su obra,a
Y le retribuirá conforme a su
camino.
12 Sí, por
cierto, Dios no hará injusticia,
Y el Omnipotente no pervertirá
el derecho.
13 ¿Quién
visitó por él la tierra?
¿Y quién puso en orden todo el
mundo?
14 Si él
pusiese sobre el hombre su corazón,
Y recogiese así su espíritu y
su aliento,
15 Toda carne
perecería juntamente,
Y el hombre volvería al polvo.
16 Si, pues,
hay en ti entendimiento, oye esto;
Escucha la voz de mis
palabras.
17 ¿Gobernará
el que aborrece juicio?
¿Y condenarás tú al que es tan
justo?
18 ¿Se dirá al
rey: Perverso;
Y a los príncipes: Impíos?
19 ¿Cuánto
menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes.
Ni respeta más al rico que al
pobre,
Porque todos son obra de sus
manos?
20 En un momento
morirán,
Y a medianoche se alborotarán
los pueblos, y pasarán,
Y sin mano será quitado el
poderoso.
21 Porque sus
ojos están sobre los caminos del hombre,
Y ve todos sus pasos.
22 No hay
tinieblas ni sombra de muerte
Donde se escondan los que
hacen maldad.
23 No carga,
pues, él al hombre más de lo justo,
Para que vaya con Dios a
juicio.
24 El
quebrantará a los fuertes sin indagación,
Y hará estar a otros en su
lugar.
25 Por tanto,
él hará notorias las obras de ellos,
Cuando los trastorne en la
noche, y sean quebrantados.
26 Como a
malos los herirá
En lugar donde sean vistos;
27 Por cuanto
así se apartaron de él,
Y no consideraron ninguno de
sus caminos,
28 Haciendo
venir delante de él el clamor del pobre,
Y que oiga el clamor de los
necesitados.
29 Si él diere
reposo, ¿quién inquietará?
Si escondiere el rostro,
¿quién lo mirará?
Esto sobre una nación, y lo
mismo sobre un hombre;
30 Haciendo
que no reine el hombre impío
Para vejaciones del pueblo.
31 De seguro
conviene que se diga a Dios:
He llevado ya castigo, no
ofenderé ya más;
32 Enséñame tú
lo que yo no veo;
Si hice mal, no lo haré más.
33 ¿Ha de ser
eso según tu parecer?
El te retribuirá, ora rehúses,
ora aceptes, y no yo;
Di, si no, lo que tú sabes.
34 Los hombres
inteligentes dirán conmigo,
Y el hombre sabio que me oiga:
35 Que Job no
habla con sabiduría,
Y que sus palabras no son con
entendimiento.
36 Deseo yo
que Job sea probado ampliamente,
A causa de sus respuestas
semejantes a las de los hombres inicuos.
37 Porque a su
pecado añadió rebeldía;
Bate palmas contra nosotros,
Y contra Dios multiplica sus
palabras.[3]
* Aquí equivale a sábado.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 15.41-16.15). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 2.2: Ex. 34.12–13; Dt. 7.2–5.
1 Esto es, los que lloran.
b b 2.9: Jos. 19.49–50.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 1.36-3.31). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 34.11: Sal. 62.12.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Job 33.33-34.37). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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