¡Fortalecida(o) en la fe!
Por Riqui Ricón*
Y él esperó siete días,
conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el
pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas
de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el
holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para
saludarle. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió:
Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo
señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije:
Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el
favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto (1 S 13.8-12).
Vemos aquí a Saúl, un hombre
llamado y ungido por Dios para ser rey de Israel, quién, ante una circunstancia
al parecer muy difícil y peligrosa, desconfiando de la Palabra de Dios, dio
lugar al temor haciendo lo que él no debía hacer: ofrecer el holocausto. Por
causa de lo difícil de su situación tuvo miedo y se olvidó de Dios para actuar,
según él, sabiamente.
¿Has visto hombre sabio en su
propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él (Pro
26.12).
Es importante que notes que fue
Saúl quien tocó la trompeta y convocó al pueblo a la batalla parado firmemente
en una posición de confianza y victoria en la Palabra de Dios, Quien declaró el
miedo lo que desplazó a de
Entonces Samuel dijo a Saúl:
Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te
había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para
siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado
un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea
príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó (1 S
13.13-14).
Un hombre (mujer) conforme al
corazón de Dios es aquel (aquella) que, sin dudar de la Palabra de Dios, confía
plenamente en Él. Aprende la lección de Saúl y no pongas tus ojos y atención a
lo difícil o peligroso de tus circunstancias, pues eso te producirá temor y
duda. Pon tu mente, alma y corazón en la Palabra de Dios y esto te dará fe para
alcanzar la victoria sobre cualquier problema, angustia o enfermedad.
Porque no por la ley fue dada
a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe (Ro 4.13).
Fe es creerle a Dios, es creerle
a Su Palabra. Es, además, la única forma de alcanzar la victoria delante de Él
pues sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así se cumplió
la Escritura que dice: "Creyó
Abraham a Dios, y ello se le tomó en
cuenta como justicia",* y fue llamado amigo de Dios (Sgo 2.23 NVI).
Abraham creyó lo
que Dios le había dicho. Abraham creyó la Palabra de Dios. Sólo esto fue
necesario para que fuera considerado justo por parte de Dios y, ¡ser llamado Su
amigo!
Por tanto, es por fe, para que
sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no
solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de
Abraham, el cual es padre de todos nosotros (Ro 4.16).
La fe activa la gracia y desata
las promesas, pues si es un don (regalo) de la gracia, necesariamente lo
recibes por fe. Esto quiere decir, que todas las promesas que Dios te ha hecho
en la Biblia se reciben manteniéndote firme, sin fluctuar, la profesión (declaración) de tu esperanza, porque fiel
es el que prometió (He 10.23).
El creyó en esperanza contra
esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le
había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al
considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que
era también poderoso para hacer todo lo
que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia (Ro
4.18-22).
Puedo
imaginar a Abraham fortaleciéndose en la fe, fortaleciéndose en lo que ya había
creído. Cada vez que una duda lo asaltaba al mirar su cuerpo o el de su esposa
o alguna otra circunstancia, él clamaba en voz alta: ¡Soy padre de multitudes!
¡Tengo un hijo de Sara mi mujer! ¡Dios lo dijo y Él lo va hacer! ¡Dios lo habló
y Él lo va a ejecutar! ¡Dios no miente!
De la misma
forma, cualquiera que sea tu situación el día de hoy, puedes saber y creer que,
¡Tú eres
un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! ¡El glorioso y poderoso Espíritu de
Dios vive en ti y contigo! ¡No te debilites en la fe al considerar tus
circunstancias! ¡No dudes, por incredulidad, de las promesas de Dios!
¡Fortalécete en la fe dando gloria a Dios! ¡Llama las cosas que aún no son,
como si ya fueran! ¡Convéncete que Dios es poderoso y fiel para hacer todo lo
que te ha prometido!
Porque todo lo que es nacido
de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe (1 Jn 5.4).
Y esa(e), mi amada(o), no es otra
persona si no tú.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día
quiero agradecerte el haberme amado tanto que hayas entregado a tu propio Hijo
para no perderme a mí. ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Muchas gracias! Hoy recibo por
la fe que es en Ti todo lo que adquiriste para mí al morir en esa cruz y vencer
a la muerte al resucitar por mí. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)!
¡Soy feliz! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En todas las cosas soy
más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús! Cualquiera
que sea mi situación el día de hoy, sé y creo que, ¡Yo soy un(a) Hija(o) de Dios
Nacida(o) de Nuevo! ¡El glorioso y poderoso Espíritu de Dios vive en mí y
conmigo! ¡No me debilites en la fe al considerar mis circunstancias! ¡No dudo,
por incredulidad, de las promesas de Dios! ¡Me fortalezco en la fe dando gloria
a Dios! ¡Llamo las cosas que aún no son, como si ya fueran! ¡Estoy
convencida(o) que Tú, oh Dios, eres poderoso y fiel para hacer todo lo que me
has prometido! ¡Lo recibo! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y
Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de
Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del
pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora
es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas
recomendaciones:
1.
Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate
un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él.
Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2.
Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La
Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla.
¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el
programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas
correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A
Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo
como un cuadernillo.
3.
En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una
iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las
Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
29 Ro 4 / 1 Sam
13 / Sal 58
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
29 Ro 4 / 1 Sam
13 / Sal 58
Romanos
4
El ejemplo de Abraham
4
1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según
la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene
de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la
Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.a
4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como
deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al
impío, su fe le es contada por justicia. 6Como también David habla
de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
7diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos.
8 Bienaventurado
el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.b
9¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la
circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a
Abraham le fue contada la fe por justicia. 10¿Cómo, pues, le fue
contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión,
sino en la incircuncisión. 11Y recibió la circuncisiónc
como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún
incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a
fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12y
padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión,
sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham
antes de ser circuncidado.
La promesa realizada mediante la fe
13Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,d sino por
la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son los
herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.e 15Pues
la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de
que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es
de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de
todos nosotrosf 17(como está escrito: Te he
puesto por padre de muchas gentesg) delante de Dios, a quien
creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si
fuesen. 18El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a
ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu
descendencia.h 19Y no se debilitó en la fe al
considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien añosi),
o la esterilidad de la matriz de Sara. 20Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria
a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para
hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le
fue contada por justicia. 23Y no solamente con respecto a él se
escribió que le fue contada, 24sino también con respecto a
nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que
levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25el cual fue
entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
[1]
1
Samuel 13
Guerra contra los filisteos
13
1Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos
años sobre Israel, 2escogió luego a tres mil hombres de Israel, de
los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil
estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno
a sus tiendas. 3Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos
que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta
por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos. 4Y todo Israel oyó
que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que
Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos
de Saúl en Gilgal.
5Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra
Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso
como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas,
al oriente de Bet-avén. 6Cuando los hombres de Israel vieron que
estaban en estrecho(porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en
cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7Y algunos
de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl
permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
8Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había
dicho;a
pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. 9Entonces
dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.
10Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que
venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. 11Entonces Samuel
dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me
desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos
estaban reunidos en Micmas, 12me dije: Ahora descenderán los
filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me
esforcé, pues, y ofrecí holocausto. 13Entonces Samuel dijo a Saúl:
Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te
había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para
siempre. 14Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha
buscado un varón conforme a su corazón,b al cual
Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó. 15Y levantándose Samuel, subió de
Gilgal a Gabaa de Benjamín.
Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.
16Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba,
se quedaron en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían acampado en
Micmas. 17Y salieron merodeadores del campamento de los filisteos
en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la
tierra de Sual, 18otro escuadrón marchaba hacia Bet-horón, y el
tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de Zeboim, hacia el
desierto.
19Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero;
porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o
lanza. 20Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a
los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o
su hoz. 21Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los
azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer
las aguijadas. 22Así aconteció que en el día de la batalla no se
halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con
Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían. 23Y la
guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas. [2]
Salmos 58
Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David.
1 Oh
congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de
los hombres?
2 Antes en el
corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de
vuestras manos en la tierra.
3 Se
apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando
mentira desde que nacieron.
4 Veneno
tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que
cierra su oído,
5 Que no oye
la voz de los que encantan,
Por más hábil que el
encantador sea.
6 Oh Dios,
quiebra sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas
de los leoncillos.
7 Sean
disipados como aguas que corren;
Cuando disparen sus saetas,
sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos
como el caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto, no
vean el sol.
9 Antes que
vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados, los
arrebatará él con tempestad.
10 Se alegrará
el justo cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la sangre
del impío.
11 Entonces
dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga
en la tierra. [3]
a a 4.3: Gn. 15.6; Gá. 3.6.
b b 4.7–8: Sal. 32.1–2.
c c 4.11: Gn. 17.10.
d d 4.13: Gá. 3.29.
e e 4.14: Gá. 3.18.
f f 4.16: Gá. 3.7.
g g 4.17: Gn 17.5.
h h 4.18: Gn. 15.5.
i i 4.19: Gn. 17.17.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 3.31-4.25). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 13.8: 1 S. 10.8.
b b 13.14: Hch. 13.22.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 12.25-13.23). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 57.11-58.11). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo
29 Ro 4 / 1 Sam
13 / Sal 58
Romanos
4
El ejemplo de Abraham
4
1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según
la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene
de qué gloriarse, pero no para con Dios. 3Porque ¿qué dice la
Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.a
4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como
deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al
impío, su fe le es contada por justicia. 6Como también David habla
de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras,
7diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos.
8 Bienaventurado
el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.b
9¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la
circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a
Abraham le fue contada la fe por justicia. 10¿Cómo, pues, le fue
contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión,
sino en la incircuncisión. 11Y recibió la circuncisiónc
como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún
incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a
fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12y
padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión,
sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham
antes de ser circuncidado.
La promesa realizada mediante la fe
13Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo,d sino por
la justicia de la fe. 14Porque si los que son de la ley son los
herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.e 15Pues
la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de
que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es
de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de
todos nosotrosf 17(como está escrito: Te he
puesto por padre de muchas gentesg) delante de Dios, a quien
creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si
fuesen. 18El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a
ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu
descendencia.h 19Y no se debilitó en la fe al
considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien añosi),
o la esterilidad de la matriz de Sara. 20Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria
a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para
hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le
fue contada por justicia. 23Y no solamente con respecto a él se
escribió que le fue contada, 24sino también con respecto a
nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que
levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25el cual fue
entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
[1]
1
Samuel 13
Guerra contra los filisteos
13
1Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos
años sobre Israel, 2escogió luego a tres mil hombres de Israel, de
los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil
estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno
a sus tiendas. 3Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos
que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta
por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos. 4Y todo Israel oyó
que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que
Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos
de Saúl en Gilgal.
5Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra
Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso
como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas,
al oriente de Bet-avén. 6Cuando los hombres de Israel vieron que
estaban en estrecho(porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en
cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7Y algunos
de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl
permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
8Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había
dicho;a
pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. 9Entonces
dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto.
10Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que
venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. 11Entonces Samuel
dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me
desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos
estaban reunidos en Micmas, 12me dije: Ahora descenderán los
filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me
esforcé, pues, y ofrecí holocausto. 13Entonces Samuel dijo a Saúl:
Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te
había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para
siempre. 14Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha
buscado un varón conforme a su corazón,b al cual
Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó. 15Y levantándose Samuel, subió de
Gilgal a Gabaa de Benjamín.
Y Saúl contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.
16Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba,
se quedaron en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían acampado en
Micmas. 17Y salieron merodeadores del campamento de los filisteos
en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la
tierra de Sual, 18otro escuadrón marchaba hacia Bet-horón, y el
tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de Zeboim, hacia el
desierto.
19Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero;
porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o
lanza. 20Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a
los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o
su hoz. 21Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los
azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer
las aguijadas. 22Así aconteció que en el día de la batalla no se
halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con
Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían. 23Y la
guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas. [2]
Salmos 58
Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David.
1 Oh
congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de
los hombres?
2 Antes en el
corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de
vuestras manos en la tierra.
3 Se
apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando
mentira desde que nacieron.
4 Veneno
tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que
cierra su oído,
5 Que no oye
la voz de los que encantan,
Por más hábil que el
encantador sea.
6 Oh Dios,
quiebra sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas
de los leoncillos.
7 Sean
disipados como aguas que corren;
Cuando disparen sus saetas,
sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos
como el caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto, no
vean el sol.
9 Antes que
vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados, los
arrebatará él con tempestad.
10 Se alegrará
el justo cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la sangre
del impío.
11 Entonces
dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga
en la tierra. [3]
a a 4.3: Gn. 15.6; Gá. 3.6.
b b 4.7–8: Sal. 32.1–2.
c c 4.11: Gn. 17.10.
d d 4.13: Gá. 3.29.
e e 4.14: Gá. 3.18.
f f 4.16: Gá. 3.7.
g g 4.17: Gn 17.5.
h h 4.18: Gn. 15.5.
i i 4.19: Gn. 17.17.
[1]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 3.31-4.25). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
a a 13.8: 1 S. 10.8.
b b 13.14: Hch. 13.22.
[2]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 12.25-13.23). Miami: Sociedades
Bı́blicas Unidas.
[3]Reina
Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 57.11-58.11). Miami: Sociedades Bı́blicas
Unidas.
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